Webvampiro

Lennart asintió a las palabras de su Ductus. Miró la hora y su mente se puso en marcha. Se arrascó el mentón, allí donde antes, en su anterior existencia, le crecían los primeros vellos faciales al terminar la tarde. Con un gesto con la cabeza, alejó esos pensamientos. No estaba el horno para lo que fuese.

- Bien, me acercaré al Palazzo a ver que se cuece, intentaré organizar una cita con el Arzobispo o quien quiera que se sienta responsable dentro de los Divina y me interesaré por cualquier tipo de Rito que se tenga pensado organizar con motivo de lo sucedido, quizás pueda charlar con Pani Rupei. Así no sera una visita extraña aunque Fabrizio haya estado aquí.

Calculó algo brevemente, antes de proseguir

- Intentaré también econtrarme con el Sacerdote de la Spirale. U acordar una cita; quizás mi hermano de clan pueda darme alguna de las respuestas, o si no, algo... en fin - un inservible suspiro - pediré un taxi porque si no, no llego a ningún sitio.

El guardián recogió su chaqueta, dispuesto a abandonar la sala, cuando se dirigió a Marcelo. Tenía algo rondándole por la cabeza, desde la noche anterior, y no podía dejarlo ir.

- Y bueno, también me apunto en mi lista de tareas buscar información sobre la tal Madame Courier... sí, la del collar de los gatos. Buscaré en páginas amarillas, dentro de ambientes esotéricos, o videntes, o algo así. Y ya saben, estoy disponible para ustedes siempre con el puto ladrillo, cofrades...

Y con un quiño y una media sonrisa, abandonó la sala donde se encontraban, mientras marcaba el teléfono de Tele-Taxi.

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PS.- No he encontrado ninguna referencia a como se llama a Raluca Rupei dentro del Sabbat, creo que por su descripción, la correspondería algún tipo de nombre respetuoso, especial.. así que símplemente he traducido "Señora" en eslovaco y la palabra que me da, realmente cuadra

Marcelo dedicó una sonrisa cómplice y de satisfacción hacia su ductus al tiempo que se apartaba de la pared y se acercaba a Ojo Puto. Poco a poco su esfuerzo daba sus frutos y, aunque fuera solo con sus hermanos, se sentía parte de aquella pequeña familia, un engranaje más que servía para mantener en movimiento a la manada.

-Gracias hermano. -contestó el Brujah. Haré todo lo que esté en mi mano para averiguar lo que pueda de Lupus. No obstante, y si no regreso, sabed que haré por reunirme con ella en los Jardines Bonolino. Voy a mandar a alguien a ponerla sobre aviso, no quisiera presentarme en el territorio de caza de una depredadora como ella sin pedir permiso

El florentino se despidió, con un leve gesto, de sus hermanos y, tras dar las instrucciones oportunas, se dirigió hacia el punto de encuentro. Aquella noche no había hecho más que empezar y, una vez más, su vida volvería a estar en juego...