
YRTALIEN, EL PRÍNCIPE RENEGADO (CASA AILIL)
Hasta que la Ruptura le obligó a marcharse del Mundo del Otoño con los demás Sidhe, Yrtalien ap Ailili, sólo era el hijo disoluto de una Casa Oscura. Es verdad que descendía del propio Rey Ailil, a través de una de las muchas hermanas del fundador de la Casa, pero su sangre no lo elevaba por encima de los otros parientes de su linaje. Sin embargo, en Arcadia, Yrtalien, pronto se encontró como líder de un grupo de jóvenes señores y damas Sidhe, hijos e hijas de sangre real, que se aburrían con el estancamiento y la pesadez cortesana que los rodeaba. Como el hijo mayor de la reina gobernante de la Casa Ailil, Yrtalien se convirtió en el portavoz natural de una faccion creciente de los nobles de Arcadia. Al principio, discutió con los gobernantes, tratanto de convencerlos, de que Arcadia no podía permanecer aislada de lo que ocurría en el Mundo del Otoño. Cuando sus palabras fueron recibidas con desprecio, él y sus seguidores provocaron una serie de accidentes, tratando de sacar a los nobles más ancianos de su complacencia. Cuando eso también falló, Yrtalien renunció a su lealtad a sus mayores y declaró la guerra a los gobernantes de Arcadia.
Aunque sus ejércitos, formados por algunos de los guerreros más poderosos y atrevidos, lucharon valientemente, no pudieron vencer a las fuerzas unidas de las Casas gobernantes. Muchos de los compañeros de Yrtalien se rindieron o fueron capturados. Al final, Yrtalien y un puñado de leales camaradas resistieron de forma gloriosa. Como último recurso, el príncipe de la Casa Ailil, intentó abrir un portal al Mundo del Otoño, intentando desatar una oleada de Banalidad en Arcadia, y así los nobles Sidhe se verían obligados a contactar de nuevo con los mortales para recuperar el Gamour perdido.
Sin embargo, fue capturado antes de que pudiera llevar a cabo su plan, y llevado ante los gobernantes de Arcadia para ser juzgados y castigado. Los demás rebeldes también fueron juzgados y sentenciados al exilio en el Mundo del Otoño. Sin embargo, el castigo de Yrtalien, debido a la enormidad de su crimen, fue único. Fue declarado "renegado", y condenado a una prisión perpetua en un reino construido de Glamour, y situado entre el Ensueño y el Mundo del Otoño. Desde su prisión solitaria, apenas podía percibir lo que ocurría en ambos mundos, pero no podía interactuar con ninguno.
Pasó el tiempo. Cuánto, nunca lo ha sabido, porque el tiempo no significaba nada en un reino sin tiempo. Descubrió que podía cosechar Glamour de su propio sufrimiento y angustia, consiguiendo poder de su miseria. Poco a poco su poder creció hasta que fue capaz de contactar con Glynnis, una hechicera de la Casa Eiluned, en el Reino de Pacífica. Finalmente fue capaz de escapar de su prisión y entrar en el Mundo del Otoño, donde pudo comenzar de nuevo su plan de unir por la fuerza Arcadia y el Mundo del Otoño. Por desgracia, su aislamiento lo había llevado al borde la locura, transformándolo de un Rebelde elocuente e ingenioso e un tirano maníaco azotado por la Confusión. En cualquier caso, estaba decidido a llevar a cabo su venganza. Su revolución en Arcadia era una pequeñez en comparación con lo que pensaba hacer ahora. Ha aprendido de sus errores, y está decidido a no volver a repetirlos.
Ha comenzado a reunir un ejército de revolucionarios Oscuros, y pretende devolver el Mundo del Otoño a lo que considera que es su estado "natural": un campo de juegos para las hdas. Habla y camina al mismo tiempo, dando ejemplo a sus seguidores. En sus Feudos utiliza mortales Encantados para que le sirvan a él y sus seguidores, utilizando su Glamour para crear Quimeras, como si su suministro fuera infinito. Saquea a artistas y artesanos, arrancándoles su ilusión para alimentar sus caprichos. Frío, calculador, y extremadamente listo, Yrtalien juzga a todo el mundo en función de su utilidad para sus planes. Hará lo que sea necesario para hacer realidad su visión.
Yrtalien tiene cierta ventaja sobre los demás Sidhe de Concordia. Su llegada inusual al Mundo del Otoño le permite recordar mucho más que los demás Sidhe. No ha crecido entre los mortales, uniéndose a ellos y compartiendo sus vidas, lo que le ha permitido almacenar mucho Glamour sin años de Banalidad que lo erosionaran.