Re: [Edad Romana] Dacia
Publicado: 13 Nov 2023, 01:28
OTROS HABITANTES DE LA OSCURIDAD
LUPERCOS
La Dacia ha sido el escenario de batallas ancestrales entre los hombres lobo y los no muertos. Hubo un tiempo en que los hombres lobo derrotaron al dios Kupala y encerraron su corazón en los montes Cárpatos, hasta que llegó el dios conocido como el Dragón, y lo liberó, corrompiendo la tierra con su venenosa influencia. Desde entonces, las batallas entre los hombres lobo y los descendientes del Dragón se han sucedido durante milenios.
Cuando llegaron los romanos, los hombres lobo se encontraban en una situación de desventaja, desterrados a la periferia de la Dacia. Aunque lucharon contra los invasores, los líderes de los hombres lobo aprovecharon para caer sobre sus enemigos ancestrales, lo que contribuyó a su derrota ante Roma. Después de la conquista, algunos hombres lobo se mezclaron con los romanos, buscando fortalecer su sangre y sacar partido del nuevo orden, aunque su influencia siempre ha sido reducida en comparación con los vampiros.
La facción más numerosa y poderosa de los hombres lobo de la Dacia está formada por la tribu de los Señores de la Sombra, un grupo despiadado y curtido en la guerra contra los no muertos, que adoran al dios del trueno bajo diferentes nombres y que a menudo van acompañados de espíritus de cuervos y aves carroñeras. Marginados y a menudo despreciados, miembros de la tribu Roehuesos han acudido a las ciudades romanas tratando de sobrevivir, aunque procuran pasar desapercibidos. Entre la población de lobos salvajes de la Dacia también se encuentran numerosos Garras Rojas.
Con los invasores romanos y griegos han llegado otros grupos de hombres lobo. Entre los conquistadores se encuentra un linaje familiar que pertenece a la tribu de los Colmillos Plateados, mientras que Furias Negras, Hijos de Gaia y Protectores del Hombre han acudido siguiendo las rutas comerciales.
En general, los hombres lobo prefieren evitar las ciudades romanas siempre que pueden, la mayoría custodian sus santuarios en la naturaleza celosamente, y cuando su paz se ve enturbiada suelen responder con incursiones salvajes y rápidas, que a menudo son atribuidas a los bárbaros.
LUPERCOS
La Dacia ha sido el escenario de batallas ancestrales entre los hombres lobo y los no muertos. Hubo un tiempo en que los hombres lobo derrotaron al dios Kupala y encerraron su corazón en los montes Cárpatos, hasta que llegó el dios conocido como el Dragón, y lo liberó, corrompiendo la tierra con su venenosa influencia. Desde entonces, las batallas entre los hombres lobo y los descendientes del Dragón se han sucedido durante milenios.
Cuando llegaron los romanos, los hombres lobo se encontraban en una situación de desventaja, desterrados a la periferia de la Dacia. Aunque lucharon contra los invasores, los líderes de los hombres lobo aprovecharon para caer sobre sus enemigos ancestrales, lo que contribuyó a su derrota ante Roma. Después de la conquista, algunos hombres lobo se mezclaron con los romanos, buscando fortalecer su sangre y sacar partido del nuevo orden, aunque su influencia siempre ha sido reducida en comparación con los vampiros.
La facción más numerosa y poderosa de los hombres lobo de la Dacia está formada por la tribu de los Señores de la Sombra, un grupo despiadado y curtido en la guerra contra los no muertos, que adoran al dios del trueno bajo diferentes nombres y que a menudo van acompañados de espíritus de cuervos y aves carroñeras. Marginados y a menudo despreciados, miembros de la tribu Roehuesos han acudido a las ciudades romanas tratando de sobrevivir, aunque procuran pasar desapercibidos. Entre la población de lobos salvajes de la Dacia también se encuentran numerosos Garras Rojas.
Con los invasores romanos y griegos han llegado otros grupos de hombres lobo. Entre los conquistadores se encuentra un linaje familiar que pertenece a la tribu de los Colmillos Plateados, mientras que Furias Negras, Hijos de Gaia y Protectores del Hombre han acudido siguiendo las rutas comerciales.
En general, los hombres lobo prefieren evitar las ciudades romanas siempre que pueden, la mayoría custodian sus santuarios en la naturaleza celosamente, y cuando su paz se ve enturbiada suelen responder con incursiones salvajes y rápidas, que a menudo son atribuidas a los bárbaros.