Re: "Countdown" 6
Publicado: 23 Jul 2025, 19:04
-Nyx gasta 1 FV para controlar el Frenesí durante el siguiente turno
Nyx notó el sabor metálico de la sangre salpicarle los labios, la adrenalina vampírica latiendo en cada rincón de su cuerpo muerto. El zumbido en sus oídos era como una orquesta de furia ancestral, un eco del linaje Brujah que reclamaba sangre, justicia o venganza. Lo que viniera antes.
Pero algo: una chispa, una memoria, una promesa muda a sí mismo, le hizo detener el siguiente golpe. La visión roja se tambaleó, se quebró apenas un instante. Y entonces la rabia no se fue, pero se replegó. Se replegó como un animal herido que aún mostraba los colmillos pero había dejado de morder.
La figura del líder de los Sons se desdibujaba entre el rugido de las motos y el humo del asfalto quemado. Nyx lo siguió con la mirada, medio girado, los dedos aún curvados como garras listas para desgarrar. Notó cómo el aire le azotaba el rostro y se dio cuenta de que había empezado a correr tras ellos sin pensarlo. Un paso más y habría echado el cuerpo entero contra la fuga. Pero no lo dio.
Con un esfuerzo descomunal, casi doloroso, clavó las botas contra el suelo y se detuvo, jadeando como si sus pulmones necesitaran el oxígeno que ya no consumía. El peso de la cordura volvía a caer sobre sus hombros. El precio de no haber perdido el control del todo.
Se giró a medias y cruzó una mirada fugaz con Montecristo. No dijo nada. Luego buscó con la vista a Pagliacci. Las sirenas reales ya se escuchaban en la distancia. Había que moverse.
La furia aún vivía dentro. Pero Nyx la había encadenado. Por ahora.
Nyx notó el sabor metálico de la sangre salpicarle los labios, la adrenalina vampírica latiendo en cada rincón de su cuerpo muerto. El zumbido en sus oídos era como una orquesta de furia ancestral, un eco del linaje Brujah que reclamaba sangre, justicia o venganza. Lo que viniera antes.
Pero algo: una chispa, una memoria, una promesa muda a sí mismo, le hizo detener el siguiente golpe. La visión roja se tambaleó, se quebró apenas un instante. Y entonces la rabia no se fue, pero se replegó. Se replegó como un animal herido que aún mostraba los colmillos pero había dejado de morder.
La figura del líder de los Sons se desdibujaba entre el rugido de las motos y el humo del asfalto quemado. Nyx lo siguió con la mirada, medio girado, los dedos aún curvados como garras listas para desgarrar. Notó cómo el aire le azotaba el rostro y se dio cuenta de que había empezado a correr tras ellos sin pensarlo. Un paso más y habría echado el cuerpo entero contra la fuga. Pero no lo dio.
Con un esfuerzo descomunal, casi doloroso, clavó las botas contra el suelo y se detuvo, jadeando como si sus pulmones necesitaran el oxígeno que ya no consumía. El peso de la cordura volvía a caer sobre sus hombros. El precio de no haber perdido el control del todo.
Se giró a medias y cruzó una mirada fugaz con Montecristo. No dijo nada. Luego buscó con la vista a Pagliacci. Las sirenas reales ya se escuchaban en la distancia. Había que moverse.
La furia aún vivía dentro. Pero Nyx la había encadenado. Por ahora.