Interdicta plena: Morte'nte caligine

Desde la pureza del alma hacia la consagración inquisitorial

Moderador: Baudelaire

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Re: Interdicta plena: Morte'nte caligine

#31

Mensaje por Baudelaire » 21 Abr 2020, 03:25


El duque y la duquesa sonríen nerviosamente mientras les hablas. Apenas tratan de quitarte la palabra, se dan cuenta que tu discurso y la voz potente que utilizas, es incontenible. Sin bajar sus alabardas, te escuchan atentamente levantando las cejas y ponderando la situación.

Al poco rato, parecen estar escuchando atentamente tu cuento de hadas. Es lo que se dicen el uno al otro murmurando para evitar interrumpirte. Luego ponen atención a tu pedido y vuelven a soltar una carcajada.

El primero te arrebata el medallón y lo guarda en su bolsa, el segundo simplemente te empuja sin preocuparse de la bebé.

Museo reacciona ante el movimiento brusco y, apoyándote en tus hombros, salta sobre el primero para morderle una oreja. El segundo intenta quitarle la alimaña a su compañero, repitiendo la palabra acompañada de insultos muchas veces.

Recuperas la compostura en medio del griterío y usando tu cuerpo para amortiguar la caída de Melpómene. Su llanto se hace más intenso y varias góndolas con grandes farolas de aceite se acercan desde ambos costados del canal. Probablemente debe ser que has llamado la atención del resto de la guardia.

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Leohan
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Re: Interdicta plena: Morte'nte caligine

#32

Mensaje por Leohan » 21 Abr 2020, 05:40

Ignorando mi propia seguridad caigo en mi espalda, haciendo todo mi esfuerzo para que la niña no sienta el golpe.

Non! Grito mientras Museo se abalanza, cual bestia salvaje, hacia el guardia, y toda esperanza de resolver ésto con palabras se desvanece.

¿Era realmente posible? ¿Acaso yo no reaccionaría igual, si el instinto de proteger a Melpómene no fuera más fuerte? ¿Perdería la oportunidad de arrancar con mis dedos los ojos del hombre que tomó el medallón? Probablemente no. En vez de éso veo con impotencia la reacción del furioso Museo, y tres sentimientos inundan mi mente.

Miedo. No por mí. En la peor de las circunstancias podría ser detenida por un momento. Una noche, como mucho. Luego alguien confirmaría mi identidad y los guardias sufrirían las merecidas consecuencias de su insolencia. No. Miedo por Museo, atacando hombres armados con sus puños y dientes. Arriesgando su vida para defendernos. Miedo por la bebé, enferma y llorando con debida desesperación. Conmigo como su única esperanza.

Humillación. En mi terreno, entre mis pares, puedo intimidar a los mejores. Hacer tratos que me beneficien y competir con cualquier hombre ¿Pero cuanto de éso es mi propio mérito? Ahora mismo, sin que me reconozcan, incluso un par de guardias de baja monta puede burlarse de mí. Y así como estoy, sucia, desaliñada y cansada ¿Qué clase de Medici soy? Si hasta he perdido el medallón de Orfeo, el símbolo de pertenencia a la familia.

Pero especialmente furia. Furia hacia los guardias que me atacaron. Furia hacia aquellos capaces de ver niños enfermos y negarles la mínima cortesía de dejarlos entrar a un hospital. Furia hacia mí misma, por actuar sin pensar, y la desastrosa cadena de decisiones que me ha llevado aquí ¿No podría haberlo anticipado? ¿No hubiera convenido llevarlos a mi casa, donde podría tratarlos hasta que mi padre terminara y luego traerlos aquí? ¿O por lo menos sobornarlos en vez de amenazarlos?


Observo a los guardias, con la sensación de que toda la maldad, la injusticia del universo se juntara en esos hombres. La clase de gente que va a la iglesia a la mañana para sentirse bien acerca de sí mismas, pero por la tarde se siente libre de ignorar lo que han escuchado, y tratar a otras personas como basura. La clase de gente que hace favores solamente a quienes menos lo necesitan, y siempre esperando obtener algo a cambio. La clase de gente capaz de ver a una persona sufrir y no solo ignorar el sufrimiento, sino patearla mientras está en el suelo.

Mientras sostengo a Melpómene en mi brazo izquierdo, siento algo en la mano derecha.

La espada. Aquella espada que el querubín del cementerio me había entregado. Necesitarás ambas, me dijo, cuando me la dio junto a la balanza.

Castigar la injusticia.
Miro dentro de mi morral. Todavía tengo la daga conmigo, que usé para abrir la tumba de Orfeo, y para hacer las vendas de Caliope. Si esos hombres estaban dispuestos a dejar que bebés sufran o incluso mueran sin motivos ¿Hay razones verdaderas por las cuales no merezcan ser castigados?

Museo lo está distrayendo, y ha forzado a ambos a dejar sus armas. Incluso con un brazo ocupado con la beba, sería fácil atacarlos. No se lo esperarían... Pero no ¿De qué ayudaría? Sería lo justo, cierto, pero empeoraría las cosas.


Y sin embargo, ver a Museo peleando provoca algo en mí. Como si no pudiera permitirme hacer nada.

Sosteniendo firmemente a Melpóneme, saco mi daga y me abalanzo hacia el "duque", haciendo un gran tajo a su bolsa, éso debería distraerlo.

Basta, Museo! Gia è suficente! digo alejándome un poco. Y sin embargo, no puedo evitar ver las posesiones del guardia que caen. Buscando mi medallón entre ellas por el confort de siquiera verlo. Melpómene aún llora.

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Re: Interdicta plena: Morte'nte caligine

#33

Mensaje por Baudelaire » 21 Abr 2020, 11:37

Atrapada por sentimientos que se contraponen y superponen, consigues centrarte y reaccionar de manera astuta. Algunas monedas y útiles de manutención de armas caen al piso tintineando, el medallón de Orfeo rueda hacia el pie del segundo guardia. Pones tu mano sobre la reliquia, justo cuando un piquete de guardias les rodea. El trayecto desde el canal hasta aquí es escaso.

Un muro de alabardas se forma y el pie de la duquesa se apoya sobre tu mano. La pesada bota metálica de su armadura aplasta tus dedos. El dolor inunda tus huesos y, cuándo sientes que están por romperse…. surgen un grito desde un balcón.

La voz de tu padre lo impide, porque ha salido a verificar la causa del escándalo: tú. Por supuesto, tarda un momento en reconocerte, pero baja rápidamente ataviado con su grueso delantal de cirugía.

Museo deja al primer guardia en el momento en que se lo habías indicado, pero alcanza a recibir una patada en su rostro. La bota metálica del duque hace resonar su nariz y, ésta si se rompe. La hemorragia llega como una cascada y el dúo de llantos ahora es ensordecedor.

Para cuándo aprietas el medallón contra tu pecho, sientes la mano de tu padre sobre tu hombro. Te ayuda a levantarte y la guardia retrocede. A la indicación de levantar a Museo y llevarlo al interior, la duquesa y un tercer guardia responden. El duque se toma la oreja sangrante y entra también, seguido del resto del piquete para completar 12 hombres armados.

Si todo resulta bien, las familias Perugi y Médici unirán profundamente sus lazos. Todo se convertirá en un triste recuerdo y tu padre se convertirá en un héroe. Siempre lo ha sido para ti, de todos modos.

Por el contrario, si todo resulta mal… terminará todo el linaje desterrado de la república. Las rentas confiscadas por el gobierno, las familias terminarán cuidando cerdos en el Véneto.

Por ahora, es solamente un destello de escenarios posibles del óptimo al pésimo que va y viene de tu mente. Tu padre se encarga de guiarte a la sala de operaciones y cuatro guardias cargan la camilla en que está Caliope para ponerla en una habitación a descansar.

El duque, la duquesa, Museo, Melpómene y tú entran. Tomas rápidamente un cubo con agua y jabón, guardando el medallón de nuevo en tu morral, para limpiar profusamente el piso con un grueso paño de muselina.

Otros 6 guardias entran con 3 camastros, mientras un séptimo y un octavo retiran aquél en que debe haber yacido la mujer durante la operación. Sabes que tu padre le ha salvado la vida.

La vorágine llega al punto clave, porque con una mirada de tu padre sabes que deberás asistirlo. Eres la única que tiene algo de conocimiento para coser una oreja, encajar una nariz y atender dos casos de escarlatina que son evidentes.

Lampione, Anaís!

Se va a necesitar mucha luz para las operaciones.

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Re: Interdicta plena: Morte'nte caligine

#34

Mensaje por Leohan » 21 Abr 2020, 18:14

Mientras limpio mis manos las fuerzo a dejar de temblar. Necesitaré que estén firmes.

Está bien. Para mi padre ésto es fácil. Lo ve todo el tiempo. Sólo necesito asistirlo.

Miro mi mano derecha. A pesar de haberla apretado con el medallón más temprano, y del pisotón con la bota de metal, duele bastante menos de lo esperable.

Las peores ideas circulan por mi mente, de lo que podría pasar después de ésto. Lo que el incidente podría significar para mi familia, si fuesen malinterpretados.

¿Las peores ideas? Ese punto ya está sobrellevado ¿Que podría haber sucedido si mi padre no hubiese intervenido? ¿Yo, detenida por "atacar" a un guardia con una daga? ¿Museo molido a golpes? ¿La pobre Melpómene abandonada a su suerte? Pero no. Aquéllo era afuera. Estamos en el hospital ahora. Nuestro territorio. Todo estará bien.

Obedeciendo a mi padre, tomo la vela sobre la mesa y la utilizo para prender tres otras velas altas, que deberían ser iluminación suficiente. El guardia es quién está sobre la mesa, la parte superior de su oreja casi desprendida, y un trapo ensangrentado cubriéndola.

Me disgusta la idea de tener que ayudar al hombre que intentó robarse mi propiedad más preciada; pero por respeto a mi padre, y a su profesión, estoy dispuesta a hacerlo. Aún así creo que Museo, que sangra más profusamente, debería tener prioridad por sobre él, pero debemos salvar rostro después del escándalo público ocurrido afuera.

Observo el rostro de mi padre con admiración.

No es simplemente porque toda la prole está supuesta a admirar a sus padres. No solamente por su posición, y sus conocimientos. Tampoco es sólo por su religiosa adhesión al Juramento Hipocrático, ya que imagino que tampoco aprecia la idea de tener que coser la oreja del hombre que asaltó a su hija.

No es sólo éso. Él es el único, desde que empezó todo ésto, que no ha visto a Museo y a Melpómene con disgusto. Éso es lo que lo convierte en una persona extraordinaria.

Orfeo tambien lo era... No. Lo es.


Espero instrucciones. Por el momento debería limitarme a hacer lo que se me pida.
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Anaís debería saber que el guardia tiene prioridad porque se le está desprendiendo cartílago, solo que está pensando la situación desde una posición de enojo.

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Re: Interdicta plena: Morte'nte caligine

#35

Mensaje por Baudelaire » 21 Abr 2020, 18:58

Espugna, savon et sutura… velocemente.

Tu padre te lanza un delantal y te apunta al lavatorio, para que te asees bien. Tras hacerlo, tomas lo que te ha pedido. Hay un recipiente que contiene la aguja y el hilo quirúrgico. Se lo acercas, lavas profusamente la oreja sin preocuparte del dolor del duque.

Con el rabillo del ojo, observas a la duquesa que carga tu daga. En tu preocupación por recoger el medallón la dejaste caer.

Tu padre te da una mirada brutal que te obliga ser más cuidadosa con el paciente. Después de todo, nunca querrías ponerte al nivel del guardia. Tú eres mejor, una devota cristiana que por pura convicción y desinterés irrefutable… ha decidido salvar a personas de la calle.

Terminas la limpieza con menos presión, mientras la aguja comienza a unir el trozo de oreja a medio desgarrar. Tu mano derecha cruje un poco mientras cambias la mezcla jabonosa. La rabia ha eclipsado cualquier sensación de malestar… hasta ahora.

Tu padre te pasa un rollo de gasa para que vendes la zona recién cocida, luego de rociarle un poco de alcohol. El chillido del duque es acompañado de la duquesa apretando la empuñadura de tu daga.

Concentrada como estás, apenas notas que un chasquido y un grito ahogado resuena a tu lado. La nariz de Museo ya debe estar en su lugar, así que tan pronto has terminado con el emplasto, procedes a un tercer cambio de mezcla jabonosa para limpiar su cara.

Tu padre humedece un grueso paño y lo pone en su frente, sin interrumpirte. Hace lo mismo con Melpómene, que por algún milagro ha dejado de llorar y adquiere una mirada de divina dulzura.

È ora di avvolgerti.

Apunta a un gran ropero que debería contener frazadas. El frío de la noche ya comienza a notarse.

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Re: Interdicta plena: Morte'nte caligine

#36

Mensaje por Leohan » 21 Abr 2020, 20:19

Hago todo para ayudar a mi padre, aunque más que nada me limito a limpiar y desinfectar las heridas, mientras él con precisión y velocidad trata a todos los pacientes ¡Incluso logra calmar el llanto de Melpémone!

Ver a la "duquesa" jugueteando con la daga me causa cierto nerviosismo, aunque no logro identificar el motivo. Elijo ignorarlo en favor a mis labores.

Cuando todo hubo terminado, mi padre me hace tomar las mantas para que los pacientes descansen.

Le tiendo una al duque, guardando mi disgusto para mí y ayudándolo a cubrir la cama. Museo duerme, luego del largo día. Reviso su paño antes de cubrirlo. Aún está frío, lo cambiaré luego. Finalmente, con el niño cubierto, me dirijo a Melpémone, que ahora sonríe, y la tomo en brazos para envolverla cuidadosamente en una frazada más pequeña, acurrucándola y pensando en todo con lo que estos niños tuvieron que lidiar éste día.

¿Éste día, o toda su vida?

Con la nena aún en brazos me dirijo a mi padre.

Sono Perugi, le digo, hablando bajo. Non è per quello che i ho portati, ma loro sono figli dal zio Apolo. Mi lo ha detto la signora. Hago una pausa. Mi dispiache. Lui è morto.

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Re: Interdicta plena: Morte'nte caligine

#37

Mensaje por Baudelaire » 21 Abr 2020, 21:41

Tu padre le quita tu daga a la duquesa antes que hagas el anuncio del parentesco, te la entrega y te toma de la mano para llevarte a la otra sala. En ella observas a Caliope con la pierna elevada atada a un aparejo de poleas. Está medio retumbada sobre varios almohadones y su codo dañado, está vendado. Su mirada perdida denota que le han dado algún narcótico y, tal como su descendencia, tiene un paño húmedo en la frente.

Sí, también tiene escarlatina. Tu observación y el guiño cómplice de tu padre te lo confirman.

¿Y ahora qué? Quizás Museo y Melpómene, con pésima alimentación, podrán sobrevivir. Sin embargo, su madre… lo intuyes, morirá pronto. A menos, claro que surja otro milagro como el de Orfeo que te ha guiado a la viuda de tu tío Apolo.

Tu madre se aprece en tus recuerdos, cada vez que osabas preguntar te volteaba la cara de una cachetada. Tu padre solamente sonreía, apoyándola.

Ahora, en cambio, ella está en casa. Probablemente ya se ha enterado, al menos del bochorno de la fallida cena con el tío Antonio. Pronto va a enterarse del incidente, porque ningún secreto existe entre tus progenitores. Ninguno.

Tu padre parece complacido que le indiques que Caliope, la mujer que yace en la litera, es la viuda de Apolo el descarriado. Sin que haya pronunciado una palabra, se le nota tan relajado que tus dudas sobre su tranquilidad son evidentes.

Completas el embrollo, revelando que ella es una Polo.

Tu madre si que se indignará. Ya suficiente había sido tener a un idiota en la familia, para además tener que lidiar con un sobrino y una sobrina del linaje rival. Polo contra Médici, por siglos. Florencia contra Venecia, siempre en guerra. Ya sea en el campo de batalla o en la ruta de la seda.

¿Entonces cuál será el destino de Museo y Melpómene? Un orfanato… sabes que nadie que sea pariente del tal Marco tendrá cabida en tu familia. Nadie, a menos que Orfeo se digne a levantarse lleno de vida para aceptarles.

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Re: Interdicta plena: Morte'nte caligine

#38

Mensaje por Leohan » 22 Abr 2020, 04:35

Quanti miracoli possiamo fare in un giorno, Orfeo? digo en voz baja, observando a la anciana y tanteando nuevamente el medallón, en mi morral. Debería conseguir una nueva cadena. Una bien fuerte, para asegurarme de nunca más perderlo.

Mamma sarà furiosa con me, comento, ahora en voz alta. Ho rovinato la cena. Tan insignificante. Tan pequeño. Una comida informal a cambio de dos, quizás tres vidas. Y sin embargo ¿Por qué estoy tan segura de que ésa va a ser su versión de lo ocurrido?

Vuelvo para dejar a la beba sobre la cama, observando a ambos, sin poder sacarme de la cabeza la probable muerte de Caliope ¿Qué se podría hacer en ése caso?

Lo ideal sería poder presentarles a la familia que no conocían. Que fueran recibidos con brazos abiertos ¿Verdad? Y sin embargo, son hijos del hermano descarriado. Del fracaso. No sólo éso, sino que su madre es de aquella familia los Polo.

Famègia ¿Qué significa éso? Sangre de tu sangre. Son quienes se está supuesto a defender, a cuidar. Pero si sólo se tratase de éso ¿Qué haría de Museo o Melpémone menos familia que Diana?

Es ése otro significado. Legado. Linaje. No la sangre, sino el apellido. Polo debe enfrentarse con Medici porque desde hace quien sabe cuanto tiempo por quién sabe qué motivo se declararon enemigas ¿Y a quién le importa? Ciertamente a mí no, y de no ser por mi matrimonio ninguno de ellos tendría relación alguna con ése apellido, para empezar.

Un orfanato no sería ideal. Allí no suelen tener los recursos para criar apropiadamente a tantos niños. La mayoría no logra encontrar familia, e incluso si Museo y Melpémone lo lograran, sería de seguro en familias separadas. De ninguna manera.

Si tan sólo tuviera el apoyo de Orfeo en ésto, sería posible solucionarlo.


Miro por la ventana, preguntándome si estará allí afuera. Las aguas de los canales también me hacen recordar a Euridice y preguntarme qué fue de la gaviota.

Desvío inmediatamente la vista, recordando que no estoy supuesta a mirar atrás.
Última edición por Leohan el 22 Abr 2020, 23:07, editado 2 veces en total.

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Re: Interdicta plena: Morte'nte caligine

#39

Mensaje por Baudelaire » 22 Abr 2020, 16:50

Tu padre, con su agudo oído, debe haber escuchado claramente tu mención de Orfeo. Por supuesto, lo recuerdas un poco tarde, pero para tu sorpresa simplemente viene a abrazarte. Es evidente que se ha dado cuenta que ayer se cumplía el segundo muertaño.

Los milagros continúan, Alessandro Perugi te abraza. Esperas que se abra el cielo con las trompetas del juicio final y confirmas que ha sido ayer, porque al momento de comenzar a murmurar las campanas anunciaban la medianoche.

Nadie sabe más de la pureza del alma y del cuerpo que tú. Si eres un ejemplo de beatitud, nadie podría discutirlo. Especialmente ahora que sabes que tu error ha quedado atrás y todo se va resolver… ¡así será!

Tu madre, por supuesto se enfadará por el asunto de la cena. Lo que tu estomago recuerda y un gruñido surge, levemente ocultado por el repicar. Sin embargo, su mayor malestar debería ser por haber ido al hospital. Se enterará del escándalo que has hecho, de todos modos.

Apenas alcanzas a quitar la mirada, cuándo la tropa de guardias entra de improviso y coloca sendos grilletes a tu padre. Hacen lo propio contigo y con las astas de las alabardas ven empujándoles directo a una góndola. A punta de golpes enganchan las cadenas a gruesos anillos de la embarcación, sus gritos son ahogados por el repicar que recién termina.

Tras otro destello en el tiempo, ya están en prisión. Lejos de ser un calabozo del palacio ducal, que correspondería para gente de clase como ustedes, les lanzan a una celda de la guarnición más cercana. De pronto se hallan en el centro de un círculo de gente del submundo. Malhechores de poca monta que quizás han robado algo en el mercado forman un círculo. La guardia les asegura a nuevos anillos en el muro.

Se van sin prestarles mayor atención y el círculo de forajidos se acerca. Otro milagro sobreviene, les ayudan a levantarse y les aplauden. Para sus ojos cansados, es evidente que sus delantales están cubiertos de sangre y trozos de carne humana. Pequeños, venidos de la oreja del duque y el rostro de Museo, pero ominosos de cualquier modo. La marca de haber cometido un asesinato.

Un hombrón de contextura gruesa, pero que luce como un niño de su edad, parece ser el líder del grupo. Se eleva a más de 6 pies de altura y sus brazos fornidos tienen marcas en su sorprendente musculatura. Hasta su pecho luce más abultado que el tuyo.

Tu madre estará furiosa, definitivamente va a enterarse de este horrible bochorno. Si es que sobreviven, por cierto. Aunque definitivamente le espera una madrugada llena de angustia.

Así que se enfrentaron a una tropa completa y siguen con vida. Definitivamente son personas importantes en el submundo.

El malentendido es el nuevo milagro, que necesita llegar a buen puerto.

Tu padre está empuñando sus manos dispuesto a pelearse. Si lo hace, todo va a ser todavía más compilado. Podría morir, un meñique del robusto querubín bastaría para aplastarle la cara. Una uña, te convertiría en un masa informe.

Entonces es cuándo piensas que deberías haber puesto atención a las lecciones artísticas de tu madre. La importancia de la postura, los gestos y el acento para la buena interpretación de su personaje. Igual que con las lecciones científicas de tu padre, definitivamente estabas muy distraída.

Cállense pelmazos, que es inusual que padre e hija se dediquen al giro del cogoteo.

Pasa un dedo sobre su garganta haciendo un gesto de corte; suficiente para que el resto, sumido en un coro de murmullos, se calle de inmediato. Mientras… intentas recordar, debes recordar lo que decía tu madre. Sino, definitivamente tu padre jamás llegará al alba.

La voz de Orfeo, con su perfecto florentino en el dialecto del Santo Spirito resuena en tus oídos. Lo que te extraña es que en realidad lo estás escuchando del enorme querubín que les felicita. En tu mente el eco de los versos de amor, que tu esposo siempre te recitaba, surgen de improviso.

Tocas suavemente el puño de tu padre y te preparas para tu actuación.

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Re: Interdicta plena: Morte'nte caligine

#40

Mensaje por Leohan » 23 Abr 2020, 00:26

¡Estúpida! ¡Estúpida! ¿Por qué me confié tanto? Simplemente asumí que por estar en el hospital todo saldría bien. Que desharía lo sucedido en la entrada. Ahora entiendo lo que estaba haciendo la duquesa con la daga. Analizando cualquier cosa con la que poder incriminarme. Mi padre se dio cuenta y se la arrebató ¿Qué usó en vez de éso?

No importa. Ahora tienen mi morral, con la daga aún adentro.

...Y llamaba alimaña a Museo. Rata inmunda.

Y lo que es peor, ahora mi padre, la persona con quien más puedo contar, también está involucrada en éste desastre. Que ésto suceda inmediatamente luego de su abrazo, de su aprobación, hace todo más doloroso.


Mi dispiace, murmuro mientras nos llevan. Él reclama, grita e intenta dar explicaciones en el camino. Yo no. Muchos guardias habían visto lo sucedido, habían ayudado en el hospital, incluso.

Ésto no es una simple acusación de un guardia resentido. Es una conspiración. Cuál es la trama, es lo que no me cierra ¿Pasaremos en prisión cuánto tiempo? ¿Una noche? ¿Un día entero, como mucho, antes de que las preguntas acerca de Anaís Medici y Alessandro Perugi empiecen a sonar demasiado fuerte, y sean imposibles de ignorar? Parte de mi mente piensa que los niños y Calíope estarán bien. A pesar del odio que puede haber provocado la embestida de Museo, una familia, incluyendo una infante, atacada en el hospital sería demasiado difícil de cubrir o justificar, incluso para una institución tan corrupta.

O quizás sólo me estoy diciendo ésto para poder tener el lujo de preocuparme por nosotros. Por lo que quizás pueda llegar a controlar, incluso aunque ya parece que todo se ha ido totalmente fuera de control.

Nos colocan anillos y arrojan a la celda junto a un número de criminales de mala monta. Al verlos acercarse, entiendo finalmente "la trama".

Probablemente empiece con un asesinato. Búsqueda de sospechosos. Después de estar en el hospital, nosotros salimos sin preocuparnos por cambiar los delantales, y ver la sangre los llevó a detenernos. No pudimos confirmar nuestra identidad y, al revisar mi bolsa, vieron que había una daga... Las herramientas para deshacer cerraduras probablemente tampoco ayuden.

Nos detuvimos pacíficamente, después de todo, todo había sido un malentendido. Pero igualmente tuvieron que llevarnos a la prisión más cercana.

A la mañana siguiente habrían preguntas, cierto, y la gente buscaría a Medici o Perugi perdidos. Pero para cuando todos se habrían dado cuenta del error, a Anaís y Alessandro les habría pasado lo que les sucede a todos los ricos que por algún u otro motivo terminan en prisiones de pobres.

Estamos supuestos a morir aquí. Esta noche. Fin de la trama.


Uno toma a mi padre por el brazo, haciéndolo levantar; para luego derribarlo nuevamente de un puñetazo, calculo. Otro me... ¿Tiende la mano?

Está sonriendo.

Mientras dejo que me ayude a levantar, escucho los aplausos, e inmediatamente me doy cuenta de lo que está sucediendo: Lo mismo que me condenó más temprano en la entrada del hospital. No parecemos ricos. Estamos sudados, cansados, nuestras ropas son mundanas y cubiertas de sangre. Aquí, ahora como estamos, no somos la élite. Somos los nuevos vecinos, y al parecer ya hemos logrado dar una buena impresión. Irónicamente, ahora agradezco no tener el medallón a siquiera 50 pies de distancia.

De no ser porque hoy he tenido la peor suerte en toda Venecia, definitivamente tendría la mejor suerte en toda Venecia.


Sólo necesitamos mantener la ilusión suficiente tiempo. Sin embargo, papá levanta los brazos, ofendido, cuando un hombretón alega que nosotros seríamos asesinos; a pesar de que se nos esté felicitando por haber lidiado con una tropa entera de guardias y vivir para contarlo.

Lo tomo de uno de los puños, instándolo a calmarse. Está bien. Está enojado. El enojo sirve. Miedo sería el problema.

De momento, parece que nos hemos topado con quién da las órdenes. Buen comienzo. Me doy cuenta de que si logro hacer que le agrademos, probablemente tendremos algo de protección no sólo de los otros prisioneros sino también, lo que es mucho más peligroso, los guardias. Solo necesito actuar.

La última vez quise mostrarme como poderosa ante gente que me veía como una pobre desgraciada. Eso no funcionó, probablemente por ser los guardias demasiado idiotas para cambiar su parecer; pero, en fin, no funcionó. Ahora aplica lo contrario: a quien se equivocó debo reafirmar su error, y esperar que no sea suficientemente inteligente o intuitivo para darse cuenta de lo que sucede.

Postura ligeramente encorvada. Movimientos no demasiado descuidados. Mirar siempre al rostro y, sobre todo, aparentar confianza. Ésto es normal. Nuestro ámbito. No es la primera vez que acabamos en prisión y sabemos que no será la última. Ése es el papel.

Non eramo soli, digo al gigante, hablando con acento Florentino. Manca Museo, mi cugino. Las mejores mentiras siempre tienen elementos de verdad, para atar cabos si es necesario improvisar. Lui è riaggiunto a sfuggire alla guardia. Un misterioso primo Museo debería dar un poco más de validez a la historia en que una chica de quizás quince, quizás dieciseis años, y un hombre prácticamente anciano sin un físico exactamente impresionante, pudieron haber tenido un enfrentamiento con la tropa y salir con vida. Abro y cierro mi mano un par de veces, inspeccionándola pero con el verdadero objetivo de sutilmente mostrarla. Está roja por las heridas sufridas y tiene bultos, lo que daría la impresión o de que me han dado con un garrote, o me la he roto yo misma golpeando la cara de alguien. Cualquiera de las dos ayuda a la historia.

Decido de momento no referirme al comentario de ser "importante en el submundo," principalmente por el hecho de que no conozco a nadie en el submundo y no quiero ser interrogada al respecto.

Mi chiamo Anais, digo y sonrío a medias. Polo. Il suo nome è Alessandro, añado, indicando a mi padre.
Última edición por Leohan el 23 Abr 2020, 02:15, editado 1 vez en total.

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