(C) La extraña muerte de Esteban Espinosa

[Livia]

No suspiró porque no podía pero apagó de inmediato el móvil. Decidió decirle que la ignorara y caminó sigilosamente y lo más rápido que pudo hasta esconderse tras una enorme lápida desde dónde esperaba que el vigilante la dejase en paz de una vez. Menudo bodrio. ¿Qué carajo hacían los vigilantes por la noche sin wifi? ¿Con qué se entretenían? Por que no... No había segurata que estuviera haciendo rondas incesantemente.

[Variable]

El guardia de seguridad caminó hacia el edificio. Entonces, enfocó al perro con la linterna y se sorprendió al ver que estaba quieto. De hecho, estaba en el mismo sitio en el que Eva lo había dejado.

Escuchó como el guarda le decía algo, aunque para entonces ya se había escondido.

Escuchó entonces un grito de dolor procedente del guardia.

Las cosas se complicaban.

[Livia]

Al escuchar los gritos del guardia, Eva se alarmó muchísimo. Vale, podía ser un vástago ahora pero no estaba acostumbrada a esas cosas. Con prudencia, asomó la cabecilla por encima de la lápida para ver qué podía observar. ¡Joder, seguía siendo tan "mortal" en el fondo que hasta estaba a punto de llamar a la policía! Intentó ver si alguien salía del edificio.

[Variable]

El perro se estaba comiendo al guardia. A bocados.

[Livia]

Eva abrió muchísimo la boca y terminó cubriéndosela con las manos, horrorizada. Bueno, y un poquillo de gusa le entraba también con eso del olorcillo a sangre pero... Sí, era una sensación repugnante entre hambre y asco y horror y ... ¿Qué puta mierda? ¿Qué carajos estaba pasando? ¿Qué puta mierda de educación le había dado su Sire que no le había puesto delante el libro titulado "Sabuesos infernales de cementerio volúmen 1" o algo así.

Y ahora qué hacía... ¿Por dónde iba a salir? ¿Cómo coño iba a entrar para que estuviera dentro el dueño del sabueso infernal? ¿Y cómo iba a hacer ruido para profanar la tumba de su padre? Se quedó quieta, e inmóvil, oculta en las sombras y deseando ser invisible más tiempo. Pero... ¿por qué tener miedo a un perro? Pues porque era un puto sabueso infernal o algo así... ¡Joder! Putas movidas de mierda.

[Variable]

Escuchó gruñidos y gritos, cada vez más dolorosos y escasos. Entonces, volvió a mirar y lo que vio fue algo que la sorprendió enormemente. Era una enorme criatura peluda, de un tamaño superior al de un hombre grande, que arrancaba trozos de la carne del guarda.

Era... ¿Un hombre lobo?

[Livia]

Vale. Acababa de descubrir -también porque no había preguntado que debía haberlo hecho junto a qué otras criaturas del folcklore popular existían- que existían los hombres lobo. Así que decidió que lo más prudente que podía hacer era largarse de allí, ¡ya! Así que decidió irse sigilosa, muy sigilosa hasta algún extremo del cementerio lo más alejado posible de esa cosa.

La madre que parió a Panete... y ella que creía que el Lancea era su peor problema...

Mientras se iba deslizando con todo el sigilo del que era capaz comenzó a pensar, ¿qué coño quería un hombre lobo de un cementerio? Es que, como que , no sé... Muy raro todo. Fuera como fuese, no estaba segura de que quisiera quedarse a comprobar nada. Así que ya era hora de irse mientras el bicho comía. ¡Joder, puta movida!

[Variable]

Cuando Eva estaba a punto de salirse con la suya, de abandonar el cementerio, se encontró con un tipo extraño.

Olía raro, a una mezcla de rancio con madreselva, estaba apoyado en la verja de salida y vestía una chaqueta de pana con roturas en varios lados. Tenía el pelo rubio y una barba densa.

- ¿Ya te vas? -dijo-. Hemos tenido que matar al guardia para hablar contigo. ¿No prefieres que hablemos?

[Livia]

La verdad es que había jurado que iba a tirar en dirección contraria al bicho, con la loca idea de aumentar un poco su fuerza para encaramarse a los nichos y usarlos para saltar al otro lado de la tapia del cementerio. Pero, no sabía cómo, se había confundido para acabar de nuevo en la verja. Desde luego, tenía la noche muy tonta y últimamente le pasaba mucho. En ese momento, intentó concentrarse en sus sentidos aumentados para escuchar si respiraba o le latía el corazón.

- ¿De qué? - dijo, cruzándose de brazos porque tenía la impresión que no se iba a quitar.

Menuda gentuza. ¡Qué puta mierda de vida y qué puta mierda de jipi zarrapastroso perroflauta psicópata perdido! ¡Joder! ¡Coño!

[Variable]

Ese hombre, desde luego, no era el "bicho". El hombre lobo seguía alimentándose tras ellos.

- De la vida, de la muerte -dijo-. De aquellos, de los otros, etc etc. Podemos oler tu sangre joven.

Se incorporó y comenzó a caminar, lentamente, alrededor de ella, como un tiburón acechando.

- Dime, chupoptero -dijo-. ¿Cuál es vuestro cubil? ¿Dónde os reunís?