DÍA 19: SACIADO
-Satorarepotenetoperarotas, satorarepotenetoperarotas...
Iulius pronunciaba una y otra vez el mismo ensalmo, procurando mantener la entonación precisa, las pausas precias, y el ritmo de entonación para completar el hechizo de llamada. Sabía que la concentración y la voluntad era necesaria, el credo de un mago "Que mi voluntad así se haga" y que los hechizos eran vestiduras que canalizaban esa voluntad, la hacían más pulida y poderosa frente a las burdas invocaciones de otros brujos y hechiceros.
-Satorarepotenetoperarotas, satorarepotenetoperarotas...
Finalmente, el Umbrole se manifestó, adoptando una forma humanoide. La criatura avanzó, decidida, pero se encontró con las protecciones que el mago había erigido en torno a sí mismo.
-Satorarepotenetoperarotas, satorarepotenetoperarotas...
-¿Por qué me has llamado, mortal? -Su voz resonaba retumbante en la habitación, aunque sólo Iulius podía escucharla.
Era el momento del sacrificio. Con habilidad, utilizó el cuchillo de sacrificio debidamente preparado, y el pequeño cordero negro emitió un único y suave balido antes de que su sangre roja se derramara hacia el Umbrole. La criatura asintió, y comenzó a beber.
-¿Por qué me has llamado, mortal?
-Te he convocado, Sator, porque quiero conocer tu sabiduría.
-Sea.
-Dime el nombre que abre las puertas del santuario de la orgullosa Doissetep, de la que antaño fuiste guardián, antes de su caída.
-सखि.
La criatura volvió a beber la sangre roja.
-Dime dónde se encuentra el Tomo de la Luz Dorada.
-En el tabernáculo menor de Daeron Mustai.
La criatura volvió a beber la sangre.
-Dime su nombre verdadero.
La criatura alzó su rostro.
-No. Estoy saciado y no responderé más.
Iulius sabía que no podía obligar a Sator a responder. Cuando la criatura se declaraba saciada, el hechizo se completaba y no podía reclamarle más. Cerró el gesto de despedida, y el Umbrole comenzó a difuminarse. Iulius sabía que todavía le quedaban piezas para completar el rompecabezas antes de emprender la peligrosa búsqueda que le llevaría a las ruinas de Doissetep.