Re: Cuarentena
Publicado: 07 Ago 2020, 16:34
Más allá de la broma, [mention]Sal normal de mesa[/mention]
En Chile, hasta el presidente afirma ser de clase media. De mi parte, tengo claro que no lo soy, estoy al filo de la linea de la pobreza.
Aún con dos títulos universitarios (ingeniero forestal y profesor de liceo) y un diploma extra en educación (enseñanza de la química verde), mi pasar nada tiene de tranquilo. El hecho de haber crecido en un entorno brutal (la dictadura de Pinochet) dentro de una familia numerosa (que resultó no ser la mía) dónde las necesidades básicas estaban lejos de satisfacerse, me ha permitido aprender a vivir con lo que venga y disfrutarlo. Son los ahorros que tengo los que me hacen estar tranquilo ahora, porque no soy de los que si ganan más gastan más… porque no necesito ni quiero más.
No voy a cambiar mi bicicleta por un auto, ni cambiar mi teléfono móvil con cada oferta (de hecho NO tengo ni tendré) ni quiero salir de vacaciones todos los años a un lugar diferente. Claro, tengo sueños de ir a Rapa Nui para perderme en la inmensidad del océano o a Europa para hacer un doctorado. Sin embargo, a cada oportunidad que he ahorrado lo suficiente (durante largos años), ha ocurrido alguna crisis que la paga la gente pobre porque el estado de Chile salva a la gente rica.
Ahora, en la pandemia es igual. Las ayudas del gobierno tienen un montón de requisitos y dejan a mucha gente fuera o con sistemas informáticos absolutamente inestables que se caen con 10 conexiones. Más, lo peor, que por errores en los formularios NO atribuibles a quién los usa… el ministro de hacienda afirma que si no devuelven el dinero quienes lo han recibido por dicho "error", se les cobrará en marzo (con la devolución de impuestos) incluída la multa. Y que, si siguen sin pagar… ¡habrá cárcel!
Al mismo tiempo el gobierno inventa, a mediados de abril, la "protección al trabajador y a la trabajadora". Lo cuál no es otra cosa que despedir nominalmente a las personas con el "compromiso" de recontratarlos luego de terminada la contingencia sanitaria, a cargo de su seguro de cesantía. Dicho seguro es mayormente ahorro del propio trabajor o trabajadora, la subvención estatal es casi inexistente. Al mismo tiempo que dichos fondos, igual que los de pensiones, se juegan en la bolsa mediante un sistema de capitalización individual. NO existe seguridad social en Chile, solamente un sálvate si puedes ahorrar lo suficiente con períodos de cesantía en que nada llega a dicha cuenta de ahorro de la administradora… que, por cierto, tiene utilidades estratosféricas y paga pensiones miserables: en algún momento un hombre contaba que recibía $200 (200 pesos chilenos) y mostraba el cheque correspondiente. El sueldo mínimo en Chile es un poco más de $300.000, que queda en $280.000 con los descuentos legales (poco menos de €300).
Luego, como he comentado aquí, se dan los confinamientos "dinámicos". Las comunas con la gente rica se cierran para protegerles, mientras las personas que viven en los barrios pobres siguen teniendo que viajar a sus trabajos para contagiarse. Solamente a finales de mayo se acerca el confinamiento total de la región Metropolitana, cuándo se queda la gente rica sin servidumbre, mientras dicha servidumbre habita recluída (y sin dinero) en espacios mínimos e insalubres. Ahora, resulta que es a la inversa, el desconfinamiento comienza en las comunas ricas que ya se han preparado para el rebrote y que tienen la salud privada que sirve.
El resto de la población, tiene que lidiar con la buena voluntad del sistema público que en ningún momento ha dejado de estar al limite. La proporción de personas fallecidas en los barrios pobres es altísima, la gente rica en sus clínicas privadas sobrevive de lo más bien. La trazabilidad es una utopía fuera de las comunas donde dicha gente rica vive. Los informes diarios aseguran que "en todo Chile" la trazabilidad es altísima, los casos están "controlados" y hay muchos respiradores "disponibles".
En resumen, el sesgo es evidente. Y, más encima, lo que comentaba antes: intensas protestas en la región de la Araucanía, porque el gobierno se niega a reconocer que existen presos políticos del pueblo mapuche. Ignorando, en el proceso, que hay tratados internacionales que lo obligarían a reconocer los sistemas judiciales de tal pueblo originario. Tratados que se firman con una mano y se borran con el codo.
Quedan algo más de dos meses para el plebiscito por una nueva constitución. Y, con o sin pandemia, las personas saben que es una oportunidad única. Cualquier modificación en fecha o condiciones ya ha pasado el punto límite. De no realizarse, otra vez Chile hará portada por la explosión social. El gobierno se ha especializado en echar combustible a los conflictos, asegurando que es "lo mejor" sin un ápice de reconocer algún error. En esta ocasión parece que el combustible es de nave espacial.
En Chile, hasta el presidente afirma ser de clase media. De mi parte, tengo claro que no lo soy, estoy al filo de la linea de la pobreza.
Aún con dos títulos universitarios (ingeniero forestal y profesor de liceo) y un diploma extra en educación (enseñanza de la química verde), mi pasar nada tiene de tranquilo. El hecho de haber crecido en un entorno brutal (la dictadura de Pinochet) dentro de una familia numerosa (que resultó no ser la mía) dónde las necesidades básicas estaban lejos de satisfacerse, me ha permitido aprender a vivir con lo que venga y disfrutarlo. Son los ahorros que tengo los que me hacen estar tranquilo ahora, porque no soy de los que si ganan más gastan más… porque no necesito ni quiero más.
No voy a cambiar mi bicicleta por un auto, ni cambiar mi teléfono móvil con cada oferta (de hecho NO tengo ni tendré) ni quiero salir de vacaciones todos los años a un lugar diferente. Claro, tengo sueños de ir a Rapa Nui para perderme en la inmensidad del océano o a Europa para hacer un doctorado. Sin embargo, a cada oportunidad que he ahorrado lo suficiente (durante largos años), ha ocurrido alguna crisis que la paga la gente pobre porque el estado de Chile salva a la gente rica.
Ahora, en la pandemia es igual. Las ayudas del gobierno tienen un montón de requisitos y dejan a mucha gente fuera o con sistemas informáticos absolutamente inestables que se caen con 10 conexiones. Más, lo peor, que por errores en los formularios NO atribuibles a quién los usa… el ministro de hacienda afirma que si no devuelven el dinero quienes lo han recibido por dicho "error", se les cobrará en marzo (con la devolución de impuestos) incluída la multa. Y que, si siguen sin pagar… ¡habrá cárcel!
Al mismo tiempo el gobierno inventa, a mediados de abril, la "protección al trabajador y a la trabajadora". Lo cuál no es otra cosa que despedir nominalmente a las personas con el "compromiso" de recontratarlos luego de terminada la contingencia sanitaria, a cargo de su seguro de cesantía. Dicho seguro es mayormente ahorro del propio trabajor o trabajadora, la subvención estatal es casi inexistente. Al mismo tiempo que dichos fondos, igual que los de pensiones, se juegan en la bolsa mediante un sistema de capitalización individual. NO existe seguridad social en Chile, solamente un sálvate si puedes ahorrar lo suficiente con períodos de cesantía en que nada llega a dicha cuenta de ahorro de la administradora… que, por cierto, tiene utilidades estratosféricas y paga pensiones miserables: en algún momento un hombre contaba que recibía $200 (200 pesos chilenos) y mostraba el cheque correspondiente. El sueldo mínimo en Chile es un poco más de $300.000, que queda en $280.000 con los descuentos legales (poco menos de €300).
Luego, como he comentado aquí, se dan los confinamientos "dinámicos". Las comunas con la gente rica se cierran para protegerles, mientras las personas que viven en los barrios pobres siguen teniendo que viajar a sus trabajos para contagiarse. Solamente a finales de mayo se acerca el confinamiento total de la región Metropolitana, cuándo se queda la gente rica sin servidumbre, mientras dicha servidumbre habita recluída (y sin dinero) en espacios mínimos e insalubres. Ahora, resulta que es a la inversa, el desconfinamiento comienza en las comunas ricas que ya se han preparado para el rebrote y que tienen la salud privada que sirve.
El resto de la población, tiene que lidiar con la buena voluntad del sistema público que en ningún momento ha dejado de estar al limite. La proporción de personas fallecidas en los barrios pobres es altísima, la gente rica en sus clínicas privadas sobrevive de lo más bien. La trazabilidad es una utopía fuera de las comunas donde dicha gente rica vive. Los informes diarios aseguran que "en todo Chile" la trazabilidad es altísima, los casos están "controlados" y hay muchos respiradores "disponibles".
En resumen, el sesgo es evidente. Y, más encima, lo que comentaba antes: intensas protestas en la región de la Araucanía, porque el gobierno se niega a reconocer que existen presos políticos del pueblo mapuche. Ignorando, en el proceso, que hay tratados internacionales que lo obligarían a reconocer los sistemas judiciales de tal pueblo originario. Tratados que se firman con una mano y se borran con el codo.
Quedan algo más de dos meses para el plebiscito por una nueva constitución. Y, con o sin pandemia, las personas saben que es una oportunidad única. Cualquier modificación en fecha o condiciones ya ha pasado el punto límite. De no realizarse, otra vez Chile hará portada por la explosión social. El gobierno se ha especializado en echar combustible a los conflictos, asegurando que es "lo mejor" sin un ápice de reconocer algún error. En esta ocasión parece que el combustible es de nave espacial.