Terminado "Kult: Divinidad Perdida".
En la práctica es la cuarta edición del juego. Yo venía de la segunda edición que siempre tuve en mi memoria como mi segundo juego favorito detrás de los de Mundo de Tinieblas. En cambio, esta lectura no ha logrado provocarme esas mismas sensaciones de antaño.
En cuanto al trasfondo, Kult evoluciona en un sentido que me recuerda bastante a Vampiro Quinta Edición. El Demiurgo ha desaparecido y la ambientación hace mucho hincapié en los propios personajes y en las relaciones entre ellos. La narración es muy fluida, prima en ella el sentido común y la reexploración de un terreno que para los jugadores veteranos de Kult es conocido. Me llama la atención que el director de juego realmente no realiza tiradas, sino que actúa cuando la propia narración le deja intervenir y desencadenar movimientos, que son la base del motor del juego. Al mismo tiempo, tiene libertad y manga ancha para crear movimientos.
En ese sentido, Kult se moderniza y mantiene lo que llama el contrato del terror. Lo sutil, lo desagradable y lo abiertamente cruel, violento e incluso sádico siguen entrelazados, por lo que no hay una ruptura con la esencia original del juego. El ambiente es perturbador y la lectura en ocasiones se hace no aconsejable para gente sensible.
Con todo, hay elementos del libro que no me han gustado. En primer lugar, su estructura. Hasta el capítulo 12 no llegas al trasfondo. Toda la lectura anterior son reglas y elementos del juego con referencias y términos específicos que si llegas de nuevas a Kult no se entienden. Dicho esto, el trasfondo casi filosófico del juego es espectacular, su descripción de la realidad que nos encarcela, de cómo el personaje va sintiendo que algo falla a su alrededor. Nuestros entretenimientos de la vida cotidiana, así como nuestro trabajo y nuestros propios límites personales y sociales son en realidad la cárcel que nos mantiene prisioneros en una realidad ilusoria cuyos carceleros sobrenaturales sostienen para que nunca Despertemos a nuestra divinidad perdida.
El libro está muy bien traducido y el arte (en toda su extensión, desde las imágenes a la maquetación y la dirección artística que se intuye por debajo) es impresionante.
En conclusión, una gran edición, me recuerda en cierto modo a la mítica cuadrada de La Llamada de Cthulhu, casi un objeto de colección, pero que no logra, al menos no a mí, rememorar buenas sensaciones del pasado. El uso del PbTA es un tanto arriesgado porque es un sistema con muchos detractores y la creación de personajes mediante arquetipos muy cerrados también resta imaginación al inicio de las partidas.