
SANTIAGO DE COMPOSTELA
El 25 de julio del año 813 un ermitaño llamado Paio informó al obispo Teodomiro de Iria Flavia de la presencia de luces y cánticos en el bosque de Libredón. Una vez allí, el obispo y sus seguidores descubrieron la tumba del apóstol Santiago el Mayor, hijo de Zebedeo, y de dos de sus discípulos, Atanasio y Teodoro. El obispo ordenó avisar del hallazgo al rey de Asturias, Alfonso II el Casto, que mandó levantar una sencilla basílica alrededor de la tumba. El Papa León III se apresuró a certificar la autenticidad del prodigio ante todo el mundo cristiano, afirmando que era una señal de Dios para que los cristianos se alzaran en armas y combatieran a los infieles musulmanes que amenazaban a la cristiandad.
El propio apóstol “predicando con el ejemplo” realizó una aparición milagrosa en el año 844, en la batalla de Clavijo, donde espada en mano y montado sobre un caballo blanco, se dedicó a descabezar enemigos, ganándose el apelativo de “Santiago matamoros”, convirtiéndose en el patrón de los reinos cristianos de España.
El obispo Adulfo II (855-877) convirtió Compostela en sede episcopal primaria, exenta y sometida directamente a la autoridad del Papa. En torno al sepulcro de Santiago comenzó a formarse un movimiento espontáneo de espiritualidad jacobea, y atraídos por las santas reliquias acudieron a Galicia los fieles gallegos y asturianos, pero pronto la onda de devoción se extendió por todo el mundo cristiano occidental. De esta manera, Santiago adquirió renombre universal, junto a Roma y Jerusalén.
Muy pronto los codiciosos ojos de los Cainitas se posaron sobre la nueva ciudad, aunque la presencia de los hombres lobo aún evitó su llegada durante algún tiempo. El primer vampiro del que se tiene noticia en Santiago fue Ramiro Velázquez, del clan Lasombra, que se instaló en la ciudad en algún momento del siglo X, donde comenzó a crear progenie. Sin embargo, breve fue su dominio, ya que el 10 de agosto del año 997, durante el reinado del rey Vermudo II de León, el caudillo Almanzor y los ejércitos musulmanes del califato de Córdoba entraron en Compostela y saquearon la ciudad, abandonada por sus habitantes, destruyendo la basílica jacobea, aunque respetaron el sepulcro del apóstol y su guardián, quizás por superstición… o tal vez por la presencia de algo más. Ramiro Velázquez intentó huir, protegido por una cuadrilla de sus fieles criados, pero fue descubierto por los musulmanes y destruido bajo los rayos del sol. Unos años más tarde su chiquillo Juan Antonio Ramírez se instalaría en la ciudad con su progenie Isabel de Aragón. La destrucción de Santiago reportó pocos beneficios a Almanzor y la mayoría de los historiadores la atribuyen a una mera obsesión del caudillo musulmán.
Tras la destrucción de la ciudad, el obispo Pedro de Mezonzo se apresuró a reconstruirla, aunque serían sus sucesores, el obispo Diego Peláez y sobre todo Diego Gelmírez, quienes llevarían el verdadero peso de la reconstrucción durante los siglos XI y XII.
A finales del siglo X se produjo un enfrentamiento entre distintos linajes Lasombra de la península ibérica, reflejado en la separación de Castilla (970). Los vampiros de Castilla y León se enfrentaron sucesivamente en constantes maniobras políticas y Juan Antonio Ramírez de Santiago trató de beneficiarse utilizando sus peones para convertir Galicia en un reino separado de León bajo el reinado de García, hijo del monarca leonés (1065-1071). Sin embargo, el arriesgado movimiento de Juan Antonio fue respondido con contundencia por los Lasombra de Castilla, que tras vencer a los leoneses, enviaron a varios caballeros cristianos a destruir a Juan Antonio. En el ámbito mortal el rey Don García fue expulsado del trono y encarcelado por su hermano Alfonso VI, rey de Castilla y León.
Las luchas intestinas dentro del clan Lasombra debilitaron su dominio sobre el reino de León, y ante el peligro de ser derrotados por una alianza de los Brujah, los Magistri reclutaron el apoyo de otros Cainitas europeos. Los Toreador de Francia acudieron con gran número de cruzados franceses e italianos que participaron en la Reconquista, y que ayudaron a los Lasombra de León a mantenerse en el poder. A cambio de la ayuda prestada, los Toreador recibieron dominios en Galicia y el norte de Portugal, con la condición de que debían someterse al vasallaje del Príncipe de León.
Los Toreador no quedaron muy conformes con este acuerdo y comenzaron a realizar alianzas entre ellos y con los derrotados Brujah para liberar sus dominios de la influencia leonesa de los Lasombra. Enrique de Borgoña, del clan Toreador, se convirtió en el nuevo señor de la ciudad de Santiago, mientras que su hermano de sangre Carlos de Tolosa hacía lo propio en Oporto.
Enrique demostró ser un hábil manipulador y un intrigante a la altura de los Lasombra, y mediante su peón, el obispo Diego Gelmírez, obtuvo un gran poder para su dominio, aunque su control sobre el prelado compostelano nunca fue seguro. En una hábil jugada Diego Gelmírez robó las reliquias de los santos portugueses de Braga y las trasladó a Santiago, evitando de este modo que la diócesis de Braga compitiera con la compostelana. A continuación Enrique empujó a Gelmírez a introducirse en la escena política castellana para conseguir mayores privilegios para su dominio, utilizando las enormes riquezas de su señorío. En el año 1116 Gelmírez apoyó a la reina Urraca de Castilla en su enfrentamiento con su hijo Alfonso Raimúndez (futuro Alfonso VII), pero los vampiros Brujah, resentidos por el gobierno de Enrique y de los Toreador, soliviantaron al pueblo compostelano y depusieron a Gelmírez. Esta situación provocó un acercamiento entre Enrique de Borgoña y los Lasombra de Castilla, que no deseaban que los Brujah tomaran el control de Galicia. Gracias a los acuerdos entre el Príncipe Enrique y los Lasombra, Gelmírez fue restaurado como señor de Santiago con las tropas de la reina Urraca. La sublevación no se hizo esperar, y en esta ocasión los Brujah no necesitaron llamar al pueblo a las armas. Los compostelanos cercaron a la reina Urraca y a Gelmírez en la torre del palacio episcopal, dejaron marchar a la reina castellana tras haberla ultrajado y apaleado y prendieron fuego a la torre del palacio con la esperanza de quemar a Gelmírez. El astuto obispo consiguió huir disfrazado mediante la ayuda de los criados del Príncipe Enrique. El incendio provocado por la multitud llegó a afectar a la catedral y se extendió por los alrededores.
Las llamas del incendio consumieron a varios Cainitas, entre ellos Toreador de la progenie de Enrique y también, de forma irónica, a algunos Brujah. Reinaldo Rubio, un Lasombra Abrazado en tiempos de Almanzor, se convirtió en el nuevo príncipe, con el beneplácito de su clan, aunque mantuvo a Enrique de Borgoña como consejero tras asegurarse su fidelidad mediante un Juramento de Sangre. El príncipe Reinaldo ejerció una durísima represión y ordenó la ejecución de Diego de Pontes, el líder Brujah. En el ámbito mortal Gelmírez fue restaurado como señor de Santiago en el año 1117 y llevó a cabo su propia represión. La política del nuevo príncipe Lasombra estaría orientada hacia la Reconquista, apoyando a grupos de vampiros fanáticos que realizaban incursiones en tierras musulmanas.
Mayor suerte tuvieron en sus pretensiones de poder los Cainitas de Portugal. El Príncipe Carlos de Oporto y los Toreador llegaron a una inestable alianza con los Brujah, muchos de los cuales habían huido de la venganza del Príncipe Enrique de Santiago. Aprovecharon la Reconquista para añadir nuevos territorios a sus dominios y unieron sus fuerzas para convertir Portugal en un reino separado, hecho consumado en 1143, año en que Alfonso Enríquez se convirtió en rey de Portugal. El Príncipe Carlos fue asesinado misteriosamente poco después y los Brujah se hicieron con el poder en Portugal. Tras la independencia del reino los Lasombra de Castilla tratarían en varias ocasiones de reincorporarlo a sus dominios, pero sus intentos serían vanos durante mucho tiempo.
A pesar de sus continuas conspiraciones para aumentar su poder, los Toreador de Galicia y Portugal también se dedicaron a fomentar y proteger el ejercicio de las artes. Entre los peregrinos que llegaban por la ruta jacobea se encontraban muchos artesanos Toreador, que ayudaron a los mortales a realizar hermosas construcciones, esculturas y pinturas en el estilo románico. El misterioso Maestro Mateo, que construyó el Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago (terminado en 1188) y del que tan pocos datos se tienen sobre su identidad y antecedentes, pudo haber sido o no un Cainita según las distintas especulaciones. Asimismo, en 1188 apareció por primera vez el Peregrino, un extraño vampiro del clan Malkavian que siempre llegaba a la ciudad anunciando la inminencia de un gran acontecimiento, generalmente una catástrofe.
Hacia el año 1245 Santiago de Compostela atraviesa un período de prosperidad, con una creciente afluencia de peregrinos, que también coincide con la expansión de los Cainitas y la llegada de nuevos vampiros europeos. Actualmente el clan Lasombra es el más poderoso, representado por la figura del Príncipe Reinaldo Rubio, que es uno de los principales partidarios de la Reconquista de la Sombra, dispuesto a expulsar a los musulmanes y a los vampiros que viven entre ellos de la península ibérica. En su proyecto es apoyado por una facción conocida como los Leones de Rodrigo, y por varios Cainitas jóvenes que pretenden ganar el favor del Príncipe.
POLÍTICA Y RELIGIÓN
En el siglo XIII Santiago de Compostela es una ciudad notable, que desde el siglo XI ya dispone de un recinto amurallado, y de una importante presencia extranjera que llega a través del Camino de Santiago. Ciudad santa, centro de poder y centro de administración eclesiástica, transforma radicalmente su aspecto durante la Edad Media. La construcción de la catedral, la muralla, el palacio del Arzobispo, monasterios, iglesias y conventos crean núcleos de actividad y dinamizan la vida urbana, animada por artesanos y comerciantes, produciendo viviendas, talleres, tiendas, en esencia produciendo vida, que los Cainitas contemplan ansiosos.
El templo actual (reconstruido sobre los restos de la antigua basílica destruida por Almanzor en el año 997) es un edificio de planta de cruz latina y de estilo románico tardío. La nave más larga de la catedral mide unos 100 metros. El transepto (el brazo pequeño de la cruz) mide unos 70. Sus nueve capillas están dedicadas a San Nicolás, Santa Cruz, Santa Fe, San Juan Evangelista, el Salvador, San Pedro, San Andrés, San Martín y San Juan Bautista.
El camino de Santiago termina en el Pórtico del Paraíso (actualmente la Azabachería). Al sur se encuentra la plaza de Platerías, al este la Puerta de San Pedro y al oeste el Pórtico de la Gloria (terminado en 1188) (en el siglo XVII con las sucesivas reformas se construirá la fachada del Obradoiro y la Puerta Santa).
Bajo el altar mayor de la catedral se encuentra la cripta donde se guarda el sarcófago de plata que contiene los restos del Apóstol. Sobre el altar se encuentra una figura del santo que lo preside. Aparte de los restos del apóstol también se guardan en la catedral el hacha con la que le cortaron la cabeza; el báculo que llevaba en sus viajes revestido de plomo; la cabeza de Santiago el Menor, apellidado Alfeo; una espina de la corona de Cristo; un pedazo de madera de la Santa Cruz y otras muchas reliquias de santos que sólo se exponen en días señalados o el año de jubileo.
El arzobispo actual es Xoán Arias, quien ha encargado la construcción del castillo de Rochaforte, a donde planea trasladar su residencia y su cabildo. También ha trasladado el monasterio de Antealtares y construido el principal cementerio de la ciudad, al mismo tiempo que para aumentar la grandeza de la catedral planea introducir una reforma de estilo gótico.
SOCIEDAD CAINITA
A pesar de su importancia religiosa y política, la ciudad de Santiago de Compostela es relativamente pequeña y no puede alojar a un número excesivo de Cainitas, aunque el número de peregrinos y comerciantes que llegan constantemente a la ciudad hacen que alimentarse sea relativamente fácil. Sin embargo, tanto el Príncipe de Compostela como varios de los Cainitas que siguen la Via Caeli dedican sus esfuerzos a la protección de los peregrinos, y podrían ofenderse ante los Cainitas que molesten a quienes consideran bajo la protección del santo.
El Príncipe de Compostela es Reinaldo Rubio, el principal poder en Santiago, con un considerable prestigio entre los Lasombra de la península ibérica. Su poder se centra en torno al Arzobispado, que influencia con la ayuda de su consejero Enrique de Borgoña. Los demás Cainitas que residen habitualmente en Compostela son leales al Príncipe, y se caracterizan por ser partidarios de la Reconquista de la Sombra y su intransigencia hacia los vampiros musulmanes.
La oposición al Príncipe en Santiago de Compostela es escasa, pero fuera de la ciudad otros vampiros observan acechantes cualquier signo de debilidad que puedan aprovechar para derrocarlo de su trono. Los Toreador de Galicia se resienten, ante lo que con propiedad se puede considerar la situación de rehén del antiguo Enrique, quien de todas maneras parece conforme con haber dejado el gobierno de la ciudad para poder dedicarse al cultivo de las artes. No obstante, su chiquillo Martín das Pontes, desde el puerto de A Coruña, está planeando liberar a su sire y derrocar al “usurpador” Lasombra.
La conquista de Córdoba atrajo a la mayoría de los Leones de Rodrigo lejos de Galicia, para lanzarse como fieras sobre Al-Ándalus siguiendo a los ejércitos castellanos. Aunque ha perdido su fuerza, el Príncipe se encuentra secretamente satisfecho de haberse librado de un grupo inestable que a largo plazo podía perjudicar su autoridad. De los leones crea Demesio, un caballero del clan Brujah, cuyo principal objetivo es vigilar los caminos que llevan a Santiago y proteger a los peregrinos.
Otro de los residentes habituales de Santiago es Rudesindo, un joven estudiante Tremere que fue dejado a cargo de la capilla de su clan, fruto de las negociaciones entre el Príncipe Reinaldo con los Usurpadores. Rudesindo procura mantener un perfil bajo, fingiendo cierta torpeza e ingenuidad, para al mismo tiempo mantener el favor del Príncipe y poder dedicarse a sus investigaciones en los archivos episcopales, tratando de determinar qué se oculta en torno a la identidad del “apóstol.”
Con los peregrinos que llegan a Compostela también llegan Cainitas de otros lugares. Entre ellos llegó hace tiempo llegó Guillaume, un monje benedictino de Tours, Abrazado por los Ventrue, que ha convertido la villa de su Pontevedra en su dominio, aunque reconociendo la autoridad del Príncipe de Compostela. Guillaume llegó huyendo de Francia, atormentado por su nueva naturaleza y tras haber traicionado a sus compañeros de la Herejía Cainita, tratando de encontrar algo de paz.
EL CAMINO DE SANTIAGO
El Camino de Santiago atrae a peregrinos de toda Europa y más allá. Estos píos viajeros acuden a Compostela siguiendo varias rutas, algunas de las cuales poseen sus propios rasgos y obstáculos únicos. En la primera mitad del siglo XIII las rutas principales son:
El Camino del Norte: Esta ruta es uno de los trayectos originales por los que los primeros peregrinos viajaban hasta Santiago. Fue muy popular en los siglos XI y XII, antes de que los reyes cristianos impulsaran el Camino Francés como un medio para atraer a más peregrinos en compostela. En general los peregrinots utilizan esta ruta viajan siguiendo la costa cantábrica desde Francia o llegan por mar desde el norte. Después de visitar el santuario de San Salvador en Oviedo, continúan su viaje hasta Galicia y Compostela.
El Camino Francés: El Camino Francés sustituyó al Camino del Norte como ruta de peregrinación favorita en el siglo XII. Los reyes de Aragón, Castilla y Navarra fueron sus impulsores. De hecho, el camino consiste en cuatro rutas diferentes que llegan de Francia para unirse en el trayecto hacia Compostela. Tres de ellas se unen en los Pirineos en Roncesvalles, mientras la cuarta atraviesa el puerto de montaña de Somport y continúa hasta Jaca. Debido a que estas rutas también conectan con caminos comerciales en Francia son más frecuentadas y populares.
El Camino de la Plata: Esta ruta deriva su nombre de un camino romano conocido como el Camino de la Plata, que unía las ciudades de Mérida y Astorga, cruzando el oeste de la península de sur a norte y atravesando los ríos Tajoy Duero, atravesando tierras muy diferentes. Esta ruta fue seguida parcialmente por Almanzor cuando atacó compostela en el año 997. Es una ruta especialmente popular para los peregrinos del sur de la península que quieren llegar a Compostela.
El Camino Portugués: Esta ruta más breve atraviesa la distancia desde la ciudad de Tui, en Galicia, hasta Compostela. Como su nombre sugiere, es utilizada sobre todo por los peregrinos de Portugal, muchos de los cuales tienen al apóstol Santiago en alta estima por sus batallas contra los moros.
Existen otras rutas, pero suelen ser más breves y no tan importantes. Los peregrinos que llegan de Inglaterra, suelen desembarcar en el puerto de A Coruña antes de continuar el camino a pie hacia el sur, en lo que se conoce como el Camino Inglés. Conforme la fama de Compostela se extiende, también lo hace la diversidad de sus peregrinos.
ALMARIC PYCAUD
Almaric Pycaud es el autor del “Liber Peregrinationis”, quinta parte del Códice Calixtino (escrito en el siglo XII). Según parece Almaric hizo el viaje junto a su compañera Gilberta Flandrensis, anotando tanto la mejor ruta a seguir del Camino de Santiago como sus impresiones morales. Es una mezcla de relato de viaje, libro de consejos morales y guía del peregrino jacobeo en 22 folios.
Almaric recomienda visitar diferentes reliquias que jalonan el Camino. Las de la zona peninsular son: la tumba de Santo Domingo, constructor del tramo de camino comprendido entre Nájera y Redecilla del camino en la ciudad que lleva su nombre: Santo Domingo de la Calzada. Las reliquias de los mártires Facundo y Primitivo, en Sahagún, cuya basílica se dice que fue construida por el mismísimo Carlomagno. Por último en León hay que postrarse ante los restos de San Isidoro.
Almaric propone hacer el viaje, desde los Pirineos a Santiago, en 13 etapas:
-De la villa de Saint Michel, situada en los Pirineos franceses en Gascuña, hasta Viscarret
-De Viscarret a Pamplona
-De Pamplona hasta Estella
-De Estella a Nájera
-De Nájera a Burgos
-De Burgos a Frómista
-De Frómista a Sahagún
-De Sahagún a León
-De León a Rabanal
-De Rabanal a Villafranca, en la embocadura del valle del río Valcarce, pasado el puerto del monte Irago.
-De Villafranca a Triacastela, pasado el puerto del monte Cebreiro
-De Triacastela a Palas de Rei
-De Palas de Rei hasta finalmente, Santiago
Sin embargo, varias de estas etapas (de Estella a Nájera) superan los 60 km y la etapa de Nájera a Burgos es de 85 km, algo muy duro para hacer el Camino a pie, o incluso a caballo. Más racional es el recorrido de Nopar de Caumont, que realizó el viaje a caballo, en 30 etapas de algo más de 20 km cada una.
EMBLEMAS DE PEREGRINOS
Durante la Edad Media se desarrolla una extensa red de hospitales, hospicios y santuarios de peregrinos por toda Europa. Estos santuarios se dedican a uno o más santos cuyas reliquias o hechos están asociados con ese lugar. En el siglo XIII comienzan a venderse emblemas de peregrinos y viales de agua bendita como recuerdos de la peregrinación. De hecho, la venta de estos recuerdos se convierte en una industria importante en muchos santuarios, obligando a la Iglesia a investigar y regular este negocio.
Los emblemas suelen coserse en los sombreros o en la ropa como prueba del difícil viaje físico y espiritual. Cada santuario tiene un emblema distintivo: una palma o una cruz para Jerusalén, unas llaves para Roma y otros emblemas en otros santuarios. El santuario de Compostela tiene como emblema la concha de vieira, supuestamente debido a un milagro ocurrido durante la traslación del cuerpo de Santiago.
Cuando los discípulos del apóstol llegaron a Galicia en barco se estaba celebrando una boda en la orilla. El novio fue arrastrado por su caballo al mar, reapareciendo al lado del barco, y cuando regresó a la orilla, su manto estaba recubierto de vieiras, por lo que lo interpretó como un milagro y se convirtió al cristianismo.
Actualmente las vieiras se venden en los mercados de Santiago, y la venta está regulada por el gremio de concheiros. Se ofrecen muchas variedades, desde las conchas de vieira recogidas en el mar hasta joyas elaboradas en plata y azabache, dependiendo de la riqueza del peregrino. La vieira compostela se ha convertido en el emblema por excelencia de los peregrinos jacobeos, y un homenaje al poder y prestigio de Compostela.
Aunque muchos peregrinos conservan sus vieiras como recuerdos de su peregrinación e incluso se hacen enterrar con ellas, otros no. En Inglaterra y Francia, por ejemplo, es habitual arrojar la vieira al mar o a un río al volver a casa, como agradecimiento a Dios por un regreso seguro. En otros lugares se considera adecuado regalar las vieiras a un amigo o pariente. En todo caso, son una parte integral de la piedad cristiana.
INTRIGAS GALLEGAS
El Camino de Santiago: Un Cainita decide hacer el Camino de Santiago, pero necesitará protección y contrata a los personajes para que lo protejan. Recorrer el camino puede dar lugar a una serie de escenarios y obstáculos sucesivos, especialmente si el Cainita quiere redimirse por un pecado y alguien esté dispuesto a hacerle pagar por él. A su llegada los personajes descubrirán que su patrón quiere ofrendar una reliquia en la tumba del apóstol, a pesar del aura de fe que rodea el lugar.
¡Abajo la mitra!: Los personajes se encuentran en una ciudad donde las relaciones entre el obispo y los vecinos son especialmente tensas y terminan envueltos en un estallido de violencia. Pueden decidir si apoyar al obispo o los habitantes de su dominio, tratando de pescar en río revuelto o pueden ganarse enemigos y afrontar las consecuencias de tomar partido. Incluso pueden descubrir que los Furores se encuentran detrás de los disturbios.
Liberar al rey: El antiguo Enrique de León es a todos los efectos, prisionero del Príncipe Reinaldo Rubio, un valioso rehén que le permite mantener a los Toreador gallegos bajo su autoridad. Martín das Pontes contacta con los personajes para que le ayuden a liberar a su sire y sacarlo de Compostela. Sin embargo, si finalmente consiguen contactar con el antiguo, éste les dirá que no desea ser “liberado” y que aquel es su lugar “correcto.”
Los viejos creyentes: En un lugar apartado de Galicia, los personajes se encuentran con una aldea en la que se practican extraños rituales. Se trata de un culto Lhiannan, un linaje Cainita que muchos creían desaparecido. Los Druidas tratan de llegar a un acuerdo con los personajes para que mantengan la discreción e incluso les ofrecen favores a cambio de su ayuda. Sin embargo, los personajes no son los únicos atraídos por las extrañas costumbres de los habitantes del lugar. Pronto los agentes de la Inquisición en la Sombra comienzan a investigar, y los personajes tendrán que intervenir para ayudar a sus “aliados” o incluso ser acusados de atraer a los inquisidores.