(C) [Madrid ciudad] La noche después (Eva Espinosa)

Prólogo de la partida, comprenda el año anterior a la celebración de "La Promesa".

Moderador: Variable

Avatar de Usuario
Livia
Mensajes: 349
Registrado: 24 May 2020, 16:48

Re: (C) [Madrid ciudad] La noche después (Eva Espinosa)

#61

Mensaje por Livia »

Después de encontrar el móvil se alegró muchísimo. Incluso se permitió sonreír de oreja a oreja. Claro que cuando recordó que no tenía su portátil, el cual había inmolado junto al resto de posesiones informáticas temerosa de algún tipo de infección por la proximidad al hombre de la pantalla (¡oye, si podía hacer eso lo mismo podía hacer lo otro!), la cosa cambió. Iba a tardar una auténtica eternidad mientras lo hackeaba. Menuda putada.

La verdad es que tenía varias opciones.

La primera. Volver sobre sus pasos para recoger todo el material hasta el piso del nerd granudo y su compañero el cuarentón durmiente. Allí ya había visto un ordenador y, después de lo de la madre y la hija, estaba pensando en beber un poquitito de él, quizás lo suficiente para hacer que profundizara en el sueño y dejarla trabajar. O quizás su compañero tenía un portátil. Pros: recogía todo el equipo de escalada y estaba relativamente cerca. Contras: ¿sería capaz de subir por la cuerda solo con la ayuda del arnés? ¿O sería mejor ir hasta el tejado, recoger la cuerda y luego bajar para subir al bloque vecino? También tenía dudas (y bastantes escrúpulos sobre esa forma de alimentación). ¿Si bebía del durmiente lo suficiente para que no fuese una molestia tendría que llamar al Samur? ¿Le haría daño? ¿Y si no aguantaba el tiempo que tenía que trabajar o lo mismo no se despertaba? ¿Cuánto tiempo tardaría en recoger todo y llegar de nuevo al piso para ponerse manos a la obra?

La segunda. Probar suerte con los vecinos de abajo, los de las fiestecitas techno del segundo. Seguro que esos retrasados mentales tenían un portátil decente, lo más seguro para hacer el mónguer en el Fortnite o el LoL. ¿Por qué los llamaba retrasados mentales? Pues porque le caían muy bien. Representaban el ideal de vecinos majísimos que les encanta compartir sus gustos musicales contigo hasta altas horas de la madrugada. Todavía tenía el pampampam pam metido en los tímpanos y recordaba perfectamente como temblaba hasta el sofá en el que se quedó dormida, con el dulce arrullo de un terremoto apocalíptico. De no haber estado tan agotada, física y mentalmente, no creía que hubiera podido conciliar el sueño. Ahora que se ponía a recordar, parecía que había pasado un siglo de aquello, de cuando se había refugiado atemorizada en el piso de Raúl hasta que llegara de Burgos. Pros: El piso estaba en la planta de abajo. Solo tenía que abrir la puerta y entrar. Quizás fuera un trabajo sencillo o quizás estuvieran Colarse en el piso de abajo llevaba menos tiempo que subir a recoger todo. Esperaba encontrar un buen portátil con el nivel de retrasado de un niñato techno. Contras: No tenía ni idea de qué se iba a encontrar, ni qué impedimentos tendría. No tenía la menor garantía de nada. Salvo que sus ocupantes eran unos vecinos incívicos que les gustaba el techno, el resto eran conjeturas.

La tercera opción era sencilla. Buscar su antiguo portátil, el que usaba en la tienda y que había sido su gran compañero de diabluras cibernéticas de antaño. Antes de tener que llenarlo de Excels, programas de contabilidad y toda esa basura ofimática. Pero estaba allí, en el mostrador de la tienda, donde lo había dejado cerrado el día en que Daniel fue a llevarle el libro y a invitarla a cenar. Se le dibujó una sonrisilla bobalicona al pensar en ese momento. Pros: Tenía un portátil. Su portátil. Contras¿No sería peor el remedio que la enfermedad? ¿Tendría lo necesario o sería una pérdida de tiempo en desplazamientos y demás? Y, la pregunta más grande que se hacía, ¿sería capaz de pasar a la tienda o entrar? Porque estaba segura que los muy cabrones estaban echándole el ojo a la librería. ¿Cuánto tiempo extra sería ese?

Mientras meditaba sobre la opción más optima entre tiempo gastado y porcentajes de éxito, fue a buscar el dinero del libro. Seguro que su tío lo tendría por allí. No quería que lo robasen. Con ese acto, lo que intentaba era, ni más ni menos que tener fe, esperanza de que iba a conseguir dárselo a su tío en persona. Sí, iba a hacerlo. Le iba a rescatar y también al pizzero.

Avatar de Usuario
Variable
Narrador de Vampiro El Réquiem
Narrador de Vampiro El Réquiem
Mensajes: 490
Registrado: 11 May 2020, 20:07

Re: (C) [Madrid ciudad] La noche después (Eva Espinosa)

#62

Mensaje por Variable »

Conocía la casa bastante bien: era pequeña, vieja y tenía multitud de muebles y lugares donde esconder el dinero.

Raúl pertenecía a una generación de gente que todavía quería poseer su propio dinero, que no confiaba en que los bancos tuvieran sus ahorros y que prefería manejarse con dinero en efectivo que tener que estar visitando al banco con la cartilla cada vez que necesitaba algo (era duro aguantar al banquero intentar venderle cosas...).

Eva recordaba, de pequeña, escuchar a Raúl decir que los mejores escondites son los lugares que obviamente nadie consideraría un escondrijo. Rebuscó en un par de sitios, hasta dar con un altillo de un armario donde había varias mochilas deportivas. Para su satisfacción, una de ellas (la más pequeña) tenía el dinero que buscaba... Y un poquito más. Los ahorros de toda una vida: algo más de 15.000 €.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.

Avatar de Usuario
Livia
Mensajes: 349
Registrado: 24 May 2020, 16:48

Re: (C) [Madrid ciudad] La noche después (Eva Espinosa)

#63

Mensaje por Livia »

Eva tomó el dinero y la documentación de su tío que pudiera hacerle falta para salir del país -o emprender una nueva vida en otro lugar. Lo apretujó en su propia mochila además de incrustar también el álbum de fotos y algún recuerdo más que pudiera considerar importante para ambos. El resto.... ¡Qué más daba! A partir de aquella noche la vida de Raúl iba a cambiar. Jamás podría volver a esa casa. En el fondo de su corazón esperaba poder integrarlo a su nueva familia pero su mente le decía que eso no iba a poder ser, no debía saber la verdad. En cuanto lo sacara de dónde estuviera, iba a meterlo en el primer vuelo que saliera de Madrid. Con esos ahorros y lo que ella le enviase podría disfrutar de sus últimos años de vida donde desease.

Salió corriendo del apartamento. En otro momento, se hubiera detenido a mirar atrás como una silenciosa despedida, a observar el lugar donde se habían generado tantos y tantos recuerdos, donde se había sentido segura, amada y protegida. Podría ser que incluso susurrara un adiós pero no tenía tiempo. Era curioso como antes de morir, cuando su tiempo sobre la tierra tenía fecha de caducidad, le sobraba a montones y ahora que tenía todo el del mundo le faltaba, se le escapaba entre las manos como si fuera arena. Cada minuto contaba, cada segundo era importante. Se aferraba a la esperanza de poder obtener un milagro, algo que la ayudase a rescatar a su tío. No podía soportar la posibilidad de la pérdida de otro padre.

Como ya no tenía un cuerpo que se cansara bajó las escaleras a la máxima velocidad que le dieron sus piernas. Por supuesto, hizo que cualquiera ignorase su presencia. Su intención era regresar al bloque de al lado, volver a entrar -ya fuera porque llamar al porterillo y no decir nada o decir "pizza" funcionase o por abrir la cerradura con sus artes- y regresar al sexto izquierda. Escuchando antes de abrir para ver si podía recoger el material de escalada y buscar un portátil en la habitación del compañero granudo de piso del durmiente.

Avatar de Usuario
Variable
Narrador de Vampiro El Réquiem
Narrador de Vampiro El Réquiem
Mensajes: 490
Registrado: 11 May 2020, 20:07

Re: (C) [Madrid ciudad] La noche después (Eva Espinosa)

#64

Mensaje por Variable »

Exactamente siete minutos más tarde, Eva estaba entrando en la habitación del tipo de los granos del sexto izquierda, con la bolsa deportiva colgada de su hombro. El sonido del ronquido del hombre todavía estaba presente.

En dicha habitación lo que había era un Mac, un ordenador integrado en una gran pantalla de 27 pulgadas. No, no le servía. No había nadie en dicha habitación, exceptuando los ronquidos de la habitación contigua.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.

Avatar de Usuario
Livia
Mensajes: 349
Registrado: 24 May 2020, 16:48

Re: (C) [Madrid ciudad] La noche después (Eva Espinosa)

#65

Mensaje por Livia »

Fantástico. Un fan de las manzanitas.

Durante unos segundos intentó dilucidar el motivo por el que el aspecto del chico le había llevado a pensar que era el dueño de un portátil. La única razón fue que su propia necesidad hizo que su mente lo dibujara así. Un portátil significaba que podía moverse, acechar los lugares que había visto el día anterior. Al fin y al cabo, ¿qué es lo que necesitaba para plataformarlo antes de hackear el móvil del otro? De su atención constante ¿veinte minutos? ¿media hora? Puede que incluso cuarenta. Durante ese tiempo, tendría que estar allí, al teclado luego podía dejarlo trabajando solo.

Se dirigió hacia el ventanal. Se quitó el casco, dejó el abrigo del uniforme de la pizzería en el suelo y luego, hizo lo que no quiso hacer para no entretenerse en el apartamento de su tío. Incrustar la mochila de Raúl dentro de la suya. ¿Se la había puesto debajo del abrigo? Claro. Prefería que, si la conseguían ver, pensaran que era un repartidor barrigón.No podía entretenerse. Se movió lo más deprisa que pudo enrollando la cuerda a la vez que la subía y recogía el garfio, dejando de nuevo cerrado el ventanal. Se desprendió al fin del arnés, y lo guardó con el resto del equipo de escalada en la mochila.

Entonces, debía haberse puesto su camuflaje de repartidor y haberse largado del piso como alma que llevaba el diablo, porque el tiempo corría. En su lugar, se quedó mirando en dirección a la puerta de la que provenían los ronquidos. Era el momento de ser sincera al fin consigo misma. No era solo por el portátil. No, tampoco era por el equipo de escalada. Era el hombre que dormía. Por su sangre caliente, su corazón palpitante. Debía alimentarse quisiera o no. Era algo que tenía que aceptar.

Avanzó hasta la puerta. Aquello hacía que se removiera algo dentro de ella, anticipándose a lo que iba a hacer. Intentó tranquilizar su conciencia diciéndose que era necesario, que no le haría daño. Pero su orgullo y su dignidad no estaban muy de acuerdo en tener que rebajarse a... ¡Joder! No podía reducirlo a comida y, precisamente, no es que fuera su tipo o... ¡Joder! ¿Cómo se afrontaba esto? ¿Como una necesaria barrita energética comprada deprisa en una gasolinera? ¿Como un robo? Como... ¿Qué?

Abrió la puerta. Avanzó hasta la cama. Hasta el brazo que quedaba extendido al vacío. Se arrodilló. El sonido de los latidos del corazón ahogaba todas las preguntas. Todas las dudas. Todos los pensamientos. Clavó los colmillos con delicadeza en la muñeca. La embargó la delicia de la sangre caliente tomada de un ser vivo. De haberse dejado llevar por esa sensación no habría parado pero cuanto más deseaba continuar más se detenía. Bebió a pequeños tragos para controlarse, tal como la habían enseñado hasta que ya era una costumbre. Se detuvo antes de sentirse saciada. Cuando creyó que había tomado lo necesario para estar mejor sin llegar a hacerle daño.

Cerró la herida que había causado. Esperó a comprobar que no lo había despertado y que estaba bien. Luego dejó la puerta abierta, como la había encontrado. Se puso el abrigo y el casco de la pizzería y se largó de allí. Se apresuró para llegar a la moto de la Bella Italia. El Barrio de las Letras estaba en el área de reparto así que le pareció una forma estupenda de ir. Antes de arrancar echó un vistazo a los mensajes y le escribió a Daniel para saber si podía enviar a una chica por su tienda, porque iba a ir para allá, a por su portátil, e iba a intentar coordinarse con la llegada del señuelo. Como siempre, iba a ocultar su presencia, además de agudizar sus sentidos para ver si veía a uno de esos inconfundibles hijos de puta de negro.

Avatar de Usuario
Variable
Narrador de Vampiro El Réquiem
Narrador de Vampiro El Réquiem
Mensajes: 490
Registrado: 11 May 2020, 20:07

Re: (C) [Madrid ciudad] La noche después (Eva Espinosa)

#66

Mensaje por Variable »

El mensaje de Daniel llegó casi de inmediato. Podría enviar a una segunda chica allí, pero se quedaría sin cobertura en el centro de la capital. Cinco minutos después de que el señuelo llegara y de que Dani le comunicara que parecía que la tienda estaba en orden, Eva apareció por las inmediaciones.

La tienda estaba tal y como la había dejado: llena de polvo y abandonada, con un montón de volúmenes llenos de historias, leyendas y magia. El portátil también la esperaba en la tienda en el mismo sitio en el que lo había dejado. Plataformar su viejo portátil le iba a ser mucho más sencillo que en el caso de otros ordenadores: tardaría cosa de hora y media.

Durante todo el trayecto no tuvo indicio alguno de los hombres de negro. Ni de ninguna otra amenaza.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.

Avatar de Usuario
Livia
Mensajes: 349
Registrado: 24 May 2020, 16:48

Re: (C) [Madrid ciudad] La noche después (Eva Espinosa)

#67

Mensaje por Livia »

Durante todo el trayecto no dejó de darle vueltas al asunto, que no era ni más ni menos que haberle robado un poco de vida al hombre dormido. Debería ser más segura de sí misma en lugar de tan tiquismiquis. ¿Acaso la vida moderna de la sociedad capitalista no hacía algo parecido con cada individuo? Sangrarles la vida, robarles el tiempo y el dinero, la posibilidad de ser ellos mismos. Pero por mucho que se justificara, no dejaba de pensar en que si por su culpa estaba más débil lo mismo podía perder el trabajo con alguna metedura de pata. ¿O si enfermaba? No sabía si ese tipo era o no un cabrón pero ¿quién se merecía que le robaran la vida?

Le resultaba extraño verse como algo distinto al hombre dormido. Entendía a la mujer de la niña. Podía ponerse en el lugar de ambos así que, lo mismo, no dejaba de ser una persona que debía acceder a las nuevas necesidades de su nueva vida. Caer para no ceder porque ¿acaso no escribía Wilde, de forma tan acertada, en su retrato de Dorian Grey que la única forma de librarse de la tentación es caer ante ella? Si no el alma enferma con el anhlelo de lo prohibido. Tras dejar que el cuerpo peque una vez solo queda el recuerdo de un placer o la voluptuosidad de un remordimiento.... Caer de forma controlada para no convertirse en un monstruo. Buscar quizás un tipo de objetivo que no la hiciera sentir ruin y culpable por saciar una necesidad natural. ¿Acaso no era una buena noticia que no debía matar para alimentarse? Y eso era algo totalmente factible.

Reflexionando sobre Wilde (o más bien intentando consolarse) aparcó en el portal junto a la chapa de la tienda. Como tenía sus llaves, solo tuvo que abrir, subir y bajar la chapa tras ella, cerrando por dentro y abrir la puerta. Si había algo que supo en aquel momento, es que quería recuperar su tienda. La inundó la nostalgia llenándole la mente de todos los recuerdos de visitas de clientes, de su padre y su tío, días de trabajo interminables. Momentos que, ahora, le parecían felices. Quizás podría buscar un socio. Quizás podría revitalizar la tienda de nuevo aunque ella no la trabajara. No tenía por que abandonar su legado.

Lo primero que iba a hacer, a pesar del ruido que acababa de hacer abriendo y cerrando, fue hacer una inspección por si había visitantes indeseados. Negó su presencia, agudizó sus sentidos y fue recorriendo una a una cada estancia de la librería. La zona de la tienda, luego la trastienda, el pequeño baño y por último, descendió la escalerita hasta el sótano, el que había sido su dormitorio hasta hacía bien poco. Si todo estaba tranquilo, iba a ponerse de inmediato a preparar el portátil.

Avatar de Usuario
Variable
Narrador de Vampiro El Réquiem
Narrador de Vampiro El Réquiem
Mensajes: 490
Registrado: 11 May 2020, 20:07

Re: (C) [Madrid ciudad] La noche después (Eva Espinosa)

#68

Mensaje por Variable »

Lo curioso de morir es que recuerdas siempre la vida de una forma muy luminosa.

Parece que todo lo oscuro se queda a un lado, o que incluso tenía un breve encanto cuando te latía el corazón. Incluso cuando son lugares que rememoran un ser querido al que nunca se podrá ver, e incluso cuando son lugares en los que se han vivido las peores pesadillas.

No, tras quince minutos revisándola a conciencia, en la tienda todo estaba como debía, y Eva podría asegurar que allí no había, ni había habido, nadie ajeno.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.

Avatar de Usuario
Livia
Mensajes: 349
Registrado: 24 May 2020, 16:48

Re: (C) [Madrid ciudad] La noche después (Eva Espinosa)

#69

Mensaje por Livia »

El mundo se ve a través del cristal por el que uno lo mira. La muerte y el renacimiento habían sido un tránsito que solo continuaban mostrando lo último que había en el corazón de Eva, como un insecto atrapado en el ámbar. Esa luminosidad la había traído de sus dos últimos días de vida, de sus horas finales, momentos en los que se sintió comprendida, correspondida, amada, apreciada,protegida, acompañada, completa... y en definitiva eso era lo único que necesitaba para que las heridas su alma curasen, para poder sentirse alegre y ser feliz por primera vez en mucho tiempo. Así que, ¿por qué no recordar las cosas hermosas? ¿Por qué no sentirse agradecido por cada segundo de existencia que le permitía disfrutar de un lugar hermoso y seguro donde cobijarse, de todos los conocimientos por adquirir, de poder compartir y compartirse con alguien? No sabía a qué o a quién, pero cada noche al abrir los ojos daba las gracias por ese tiempo y todo lo que tenía.

Era cierto que su paisaje interior estaba más... tranquilo. Era cierto que vivía en una sociedad pseudo medieval. Era cierto que tenía que alimentarse de... aquella forma. Era cierto que era perseguida y acosada por enemigos que no tenía ni idea que existían. Era cierto que debía huir del sol y que a veces se sentía como un ente ajeno, un monstruo como esa noche con la madre y la criatura, o tener que beber de un hombre indefenso. Pero no podía dejar de mirar la existencia con un prisma mucho más positivo. La memoria es selectiva, sobretodo la del corazón, tanto cuando solo deseamos recordar lo bueno como solo queremos revolcarnos en lo malo.

Ver su tienda desde sus ojos de vampiro le resultaba... ¡igual! Pensaba que vería las cosas distintas pero todo estaba tal y como lo había dejado. Solo que esa vez tenía amor para dar a esa pobre tienda, a la que había maltratado tanto como a sí misma todos esos años de amargura, culpa y soledad.

Enchufó el portátil a la red eléctrica porque había anticipado que podía estar sin batería. Abrió la pantalla sonriéndole, como si fuera un viejo amigo y pulsó con suavidad el botón de encendido. Acarició brevemente las teclas notando los lugares donde estaban más desgastadas. En cuanto el sistema operativo cargó comenzó a trabajar centrando su mente en lo que realmente importante, rescatar a su tío y de camino al pobre diablo que había enviado con una pizza. Mientras comenzaba a mover el cursor pensó que en cuanto llegara la hora de cierre, los de la Bella llamarían a la policía. ¿Un pizzero desaparecido y un pedido pendiente de entrega? ¿Cuanto tardarían en personarse en el apartamento?

Iba a trabajar lo más deprisa que pudiera. Necesitaba acceder cuanto antes al móvil, pero primero debía centrarse en liquidar la parte más trabajosa.

Avatar de Usuario
Variable
Narrador de Vampiro El Réquiem
Narrador de Vampiro El Réquiem
Mensajes: 490
Registrado: 11 May 2020, 20:07

Re: (C) [Madrid ciudad] La noche después (Eva Espinosa)

#70

Mensaje por Variable »

El proceso era sencillo, lo había trabajado mil veces. La forma más segura de hacerlo era cargar una distro de Linux especialmente modificada para la arqueología digital, el problema es que eso no era simplemente instalar un S.O., eso era conectarse a los repositorios para que se realicen todas las actualizaciones.

Con la conexión que tenía allí, más allá de los quince minutos rutinarios de preparar la instalación y las particiones, iban a ser entre 40 y 50 minutos de descargas intensivas. Tras eso, el acceso al móvil iba a ser coser y cantar.

Tenía un rato libre... ¿En qué lo iba a gastar?
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.

Editor completo

Volver a “Prólogo: Una nueva era”