Re: [Escenario] Rabia en Argentina
Publicado: 31 Ago 2025, 14:13

Las ratas cambiantes llegaron al territorio de Argentina con los invasores europeos, acompañando a su parentela de roedores. Mantuvieron un perfil discreto, en parte por miedo a los Garou que también estaban llegando al Nuevo Mundo, pero también debido a los encontronazos que tuvieron con los cambiaformas nativos. Durante la época colonial tuvieron algunos contactos con la tribu de los Roehuesos, y se realizaron algunos pactos de protección y defensa mutua, pero en general ratas y lobos preferían evitarse mutuamente.
La situación cambió en el siglo XIX, cuando los Colmillos Plateados unificaron a los Garou presentes en Argentina. Varios Roehuesos recurrieron a los Ratkin y estrecharon lazos, permitiéndoles acceso a sus Túmulos. Fue en esta época cuando María “Cola Enjoyada” Madina, se proclamó “Reina de Buenos Aires”, con su banda de ratas contrabandistas. A través de su alianza con los Roehuesos locales, María atrajó a varios mercenarios y guerreros europeos. Su poder no era comparable al de los Colmillos Plateados y sus aliados, pero por lo menos disponían de cierta fuerza para protegerse.
Este pacto se mantuvo durante gran parte del siglo siguiente, y la alianza entre Roehuesos y Ratkin prestó su apoyo a los Moradores del Cristal para hacer frente al Rey de La Plata. Desgraciadamente, cuando se desató la Purga de los Perros en 1976 resultó insuficiente. Las ratas y sus aliados lupinos vendieron cara su piel, pero terminaron siendo derrotados, y expulsados de Buenos Aires y otros lugares. El Rey Elías “Sonrisa Dorada” Mondino terminó siendo despedazado por los lobos. Los Colmillos Plateados exigieron a los Roehuesos supervivientes que rompieran su alianza con las ratas, o que se olvidaran de volver a pisar Buenos Aires.
Los Roehuesos aceptaron a regañadientes, pero durante el período de la dictadura hicieron caso omiso de sus promesas y siguieron colaborando de manera estrecha con los Ratkin. Todavía hoy ambas partes reconocen que es muy posible que sin esa ayuda mutua hubieran sufrido más bajas a manos de sus enemigos, o que directamente hubieran sido exterminados.
La reciente caída de los Colmillos Plateados ha llenado a los Ratkin argentinas de regocijos. Y de hecho, ahora muchos se divierten haciendo leña del árbol caído, persiguiendo a los Parientes de la tribu, saqueando sus refugios, y en general poniéndoles las cosas difíciles. Sus aliados Roehuesos no son tan crueles, pero se limitan a encogerse de hombros y mirar hacia otro lado.
Actualmente en Argentina viven habitualmente unos veintinueve Ratkin, divididos en tres bandas situadas en Buenos Aires, Rosario y...la Antártida. También hay varios individuos y exploradores que en solitario o grupos más pequeños se encuentran en otros lugares del país o viajan como nómadas. Las distintas bandas suelen reunirse con frecuencia y también mantienen contacto con sus congéneres que habitan en otros países de Sudamérica. Cuando se reúnen a menudo practican un rito de bienvenida en el beben aguardiente mezclado con varios venenos que provoca un devastador delirium tremens, por lo que los hombres rata sudamericanos a menudo son conocidos como “Borrachones.”
Los exiliados Ratkin de la Antártida
Las ratas se encuentran ausentes en muy pocos lugares del mundo, y salvo incursiones ocasionales en las islas subantárticas, la Antártida es uno de ellos. Sin embargo, una banda de Ratkin que se hacen llamar “Arcadianos”, han reclamado este gélido e inhóspito continente como su lugar.
Howard Phillip Gallomo, un Ratkin Munchmausen con delirios de grandeza y aspirante a Bardo gobierna sobre una ciudad Umbral en el hielo, y su utopía delirante ha atraído a varios peregrinos Ratkin que buscan la leyenda definitiva. Muchos de sus descendientes remontan su linajes hasta los aristocráticos De la Poer, de origen británico.
Ratas en Argentina
Originarias de Asia, la rata negra (Rattus rattus) y la rata de alcantarilla (Rattus norvegicus) se han extendido por todo el mundo a través de las rutas comerciales, probablemente llegando a Argentina durante el período de la colonización europea, a través del transporte marítimo. La presencia de la rata negra está registrada desde época colonial, y la rata de alcantarilla llegaría unos siglos después, desplazando a la rata negra de varios lugares debido a su mayor tamaño y agresividad. Las rutas específicas de expansión en Argentina de ambas especies no están bien documentadas, pero se cree que se extendieron desde los puertos hacia el interior, aprovechando los asentamientos humanos.
Durante el siglo XIX y principios del siglo XX las ratas se asociaron a varios problemas sanitarios en Argentina, con brotes de peste bubónica en ciudades como Tucumán, Córdoba, y Bahía Blanca, debido a que extendían pulgas y piojos portadores de esta enfermedad.
En cualquier caso, a la altura del siglo XX la población de ratas en Argentina era significativa. Aunque las ratas se han extendido ampliamente por el país, llegando incluso al archipiélago de Tierra de Fuego, prefieren las viviendas y construcciones humanas, adaptándose mal a los ambientes naturales, sin estar del todo ausentes y causando problemas en los ecosistemas.
Jerry “Sonrisa-que-Muerde” (Espasmódico): Antes del Primer Cambio la vida de Jerry era muy sencilla: en cuanto salió de su camada de ratas en la ciudad de Buenos Aires comenzó a roer, alimentarse, aparearse, y pelearse. Fue en una pelea con un viejo Ratkin al que no dejaba dormir, que fue infectado con la Fiebre del Nacimiento. Los sueños comenzaron a enloquecerle y a resquebrajar su mundo.
Un depredador sexual vio a un adolescente desnudo, tambaleante, y obviamente bajo la influencia de las drogas en la calle, y se lo llevó a su apartamento. Hubo mucho dolor. Mucho. Y aquel hombre se arrepintió antes de morir mientras las ratas lo mordisqueaban.
Las ratas ayudaron a Jerry a centrarse, por así decirlo. Durante días se dedicaron a disfrutar y destrozar el apartamento. Mientras veía la televisión, emitían dibujos animados de Tom y Jerry, y de ahí tomó su nombre...y cierta inspiración de brutalidad cómica.
Para Jerry los humanos son juguetes con los que divertirse de manera cruel. Juega con ellos hasta que se cansa, y entonces los mata, o los hiere sin preocuparse, y a otra cosa. Y lo mejor de todo es que suelen acudir a su sonrisa. Frecuenta fiestas, aficiones de equipo de fútbol, se acerca como uno más, sonríe, se divierte, y cuando llega el momento...de una manera o de otra la juerga termina en violencia, destrozos, y muertos. Para cuando llega la policía y las cosas se ponen feas, Jerry ya ha desaparecido.
Jerry tiene una banda de seguidores Ratkin en Buenos Aires, “Las Ratas Okupas”, que se dedican a vagar de apartamento en apartamento, destrozando y saqueando, enfrentándose con otras bandas y provocando enfrentamientos con la policía que arrastran al vecindario. En ocasiones son más selectivos, atacando apartamentos y urbanizaciones y sembrando el terror y el caos, especialmente entre servidores de la Tejedora y el Wyrm. Al menos un ejecutivo de Pentex terminó en un psiquiátrico después de una noche de pesadilla en la que un grupo de asaltantes anónimos con máscaras de ratón sonrientes destrozaron su apartamento y lo torturaron física y psicológicamente.
A primera vista, Jerry es un joven que no llega a los veinte años, especialmente atractivo, de cabello despeinado y rizado, con ojos grandes y oscuros, rasgos andróginos y orejas ligeramente grandes, que le dan un aire de inocencia infantil. Cuando sonríe, muestra una sonrisa pícara y traviesa, con un diente partido y afilado. Es delgado, pero sorprendentemente fuerte, y sus manos suaves pueden estrangular con una presa de hierro en un momento. Se muestra juguetón como un niño, disfrutando de la comida, la bebida, y el sexo, sin hacer distinciones, pero poco a poco sus juegos se van volviendo más intensos y brutales, y cuando sus víctimas se dan cuenta de lo que ocurre, ya suele ser demasiado tarde para ellas, y quienes sobreviven a menudo quedan marcadas por el nivel de degradación al que han llegado. Suele vestir sin mucho estilo, a menudo con ropa cara que ha robado en alguna parte. En forma de roedor, es una rata negra de tamaño medio, oscura como la noche, y quienes la observan un tiempo jurarían que se está riendo.