
PAMPLONA
La ciudad de Pamplona ha estado habitada desde hace milenios. Hacia el 1000 a.C. existía un asentamiento vascón llamado Iruña o Bengoda. En el año 74 a.C. el general romano Cneo Pompeyo Magno, en su guerra contra Quinto Sertorio, instaló un campamento militar en la zona a través de un pacto de amistad con los vascones, que pasó a ser la ciudad de Pompaelo, un enclave en las rutas de la Cordillera Cantábrica, Caesaragusta (Zaragoza) y la meseta.
Entre las leyendas de los Cainitas navarros se encuentra la de un antiguo Cainita conocido simplemente como “El Toro”, y del que se dice que acechaba en la noche atrapando viajeros perdidos, desangrándolos y pisoteándolos hasta la muerte, de forma que los aterrorizados habitantes de Pompaelo hablaban de la presencia de un monstruoso toro o bisonte salvaje de los que entonces habitaban la zona. Es posible que este Cainita estuviera relacionado con algún culto pagano relacionado con los toros. De la misma forma, entre los vascones se dice que estaban presentes varios Cainitas, de los clanes Lhiannan y Nosferatu, mientras que parece que los Malkavian llegaron con los romanos.
Tras la decadencia de los romanos, la ciudad de Pamplona experimentó un renacer con la llegada de los visigodos en el siglo V. Sin embargo, las relaciones entre vascones y visigodos no fueron buenas, y los vascones protagonizaron frecuentes revueltas. En el siglo VI el rey Leovigildo fundó la ciudad de Victoriacum para celebrar su victoria sobre los rebeldes de la zona. A principios del siglo VIII, los vascones se habian rebelado de nuevo en apoyo del noble Agila contra el rey Rodrigo, que se encontraba sofocando la rebelión cuando comenzó la invasión musulmana y la nobleza local pactó pronto con los nuevos conquistadores. Pronto gobernaría la zona la familia de los Banu Qasi, un linaje vasco convertido al Islam.
El rey franco Carlomagno intentó apoderarse de la ciudad de Zaragoza en el año 778, pero fracasó, y en el viaje de retorno a su reino destruyó la ciudad de Pamplona y su ejército fue atacado por los vascones en la Batalla de Roncesvalles. Poco después el emir de Córdoba recuperaba el poder en Zaragoza e intentó tomar los territorios vascones, siendo enfrentado por Jimeno el Fuerte.
Las luchas entre francos y musulmanes provocaron la formación del reino de Pamplona en torno a la figura de Íñigo Arista, de la familia de los Banu Qasi, vasallo de los carolingios y del emir de Córdoba, pero mantenía la religión cristiana en su condado como “señor de los vascones.” En el año 824, tras la segunda Batalla de Roncesvalles, Pamplona y los dominios vascones al sur de los Pirineos se separan de la influencia carolingia, a pesar de los intentos de restaurar su dominio.
En el siglo IX apareció en Pamplona el Príncipe Roque, del clan Malkavian. Los Cainitas de la ciudad habían sido destruidos o se habían trasladado a otros dominios. No está claro cuál era su origen, pero pronto recibió el apoyo de otros Locos, que lo trataban como una figura paterna. Al mismo tiempo, Nosferatu y Lhiannan se mantenían entre los vascones, manteniendo sus antiguas costumbres, aunque la expansión del cristianismo y la llegada de peregrinos por el Camino de Santiago estaban debilitando su influencia sobre la población. En principio, el Príncipe de Pamplona respetó los límites de los dominios de las “brujas” de los valles y montañas de los Pirineros.
En el siglo X, el rey Sancho I Gárces rompió rompió sus compromisos con el emir de Córdoba y los musulmanes, extendiendo sus dominios hasta el río Ebro con la ayuda del rey de Oviedo, Ordoño II, aprovechando la decadencia de los Banu Qasi de Zaragoza. Sin embargo, la expansión del reino de Pamplona fue frenada por los ataques de Almanzor y la ciudad fue completamente arrasada en el año 999.
El Príncipe Roque consiguió evitar la destrucción, ocultándose en las montañas durante los ataques musulmanes, fortaleciendo su relación con los Cainitas de otros clanes. No reaparecería en Pamplona hasta comienzos del siglo XII, cuando la reconstrucción de la ciudad estaba avanzada.
Durante el siglo XI comenzó un período de expansión para el reino durante el reinado de Sancho III, que aprovechó el debilitamiento del califato de Córdoba para extender sus dominios. Pero a su muerte, en el año 1035, su reino fue dividido entre sus herederos, y décadas después terminó pasando a la herencia de Alfonso I de Aragón. Sin embargo, a su muerte 1134, los nobles pamploneses eligirían a García Ramírez. Su sucesor Sancho VI se coronó como rey de Navarra. Pamplona fue reconstruida mediante varias cartas de repoblación. El nucleo original de la Navarrería volvió a alcanzar importancia como capital del reino, pero en el siglo XII surgieron otros dos burgos separados: el burgo de San Cernin y el burgo de San Nicolás, unidos por la autoridad del obispo de Pamplona pero en la práctica rivales y enfrentados entre sí.
El Príncipe Roque reapareció en la Navarrería en 1134, pero no estaba sólo Alfonso de Nájera, un Cainita del clan Lasombra, se proclamó Obispo de Pamplona, ejerciendo su autoridad sobre el nuevo barrio de San Cernin. El Príncipe Malkavian se limitó a observar durante varias décadas y hacia 1170 el Obispo Alfonso y su séquito simplemente desaparecieron. En su refugio sólo se encontraron cenizas y huellas de pezuñas de toro.
Tras la desaparición de su rival, el Príncipe Roque proclamó que su autoridad no sólo se limitaba a la Navarrería sino a todos los burgos pasados y futuros de la ciudad de Pamplona. Su corte fue reconocida y pronto comenzó a recibir embajadores de otros dominios, de los reinos cristianos y musulmanes.
Los conflictos de los burgos de Pamplona han continuado durante décadas, a menudo con tensiones que han degeneran de forma sangrienta, La formación del burgo de San Nicolás en 1189 añadió otra facción al conflicto, y en el año 1222 la iglesia de San Nicolás fue quemada por los vecinos de San Cernin.
Mientras tanto, Navarra se enfrentaba a un conflicto sucesorio y a las ambiciones de sus vecinos. Ante la muerte sin herederos del rey Sancho VII en 1234, el monarca quiso dejar el reino a Jaime I de Aragón, pero los navarros eligieron como sucesor a su sobrino Teobaldo, conde de Champaña.
Durante estos últimos años, la influencia de los Cainitas franceses no ha dejado de aumentar en Pamplona. Un ambicioso Toreador, llamado Baldomar, entró en negociaciones con las Cortes del Amor de Francia, con la intención de añadir Navarra a las posesiones francesas...y proclamarse Príncipe de Pamplona. El Príncipe Roque aguardó en silencio, y la noche después de la muerte del rey Sancho VII, Baldomar y sus partidarios simplemente desaparecieron. Desde entonces ningún otro Cainita ha vuelto a discutir su autoridad, ni siquiera los recién llegados de Francia.
POLÍTICA Y RELIGIÓN
La ciudad de Pamplona se extiende sobre las dos orillas del río Arga y por ella también discurren sus afluentes Elorz y Sadar, en un valle fluvial rodeado de altos montes. De forma curiosa, la ciudad realmente en tres ciudades, cada una con sus propios concejos, leyes, jurados (alguaciles) y representantes de la autoridad del rey. Los tres burgos se encuentran separados entre sí por murallas y puertas.
El burgo de la Navarrería, creado formalmente por el rey Sancho VI hacia 1150, está situado sobre la antigua Pompaelo romana, muy castigada por las sucesivas guerras y saqueos, quedando reducida a poco más que una aldea. Sus residentes son vasallos del obispo de Pamplona, y la mayoría son labradores o siervos, aunque se consideran los verdaderos pamploneses frente al resto de habitantes de otros burgos. En el burgo también se encuentra la catedral de Santa María. En la Navarrería también se encuentra la aljama judía, cuyos habitantes pagan un tributo al rey de Navarra a cambio de su protección.
El burgo de San Cernin o de San Saturnino fue construido en 1129 por orden del rey Alfonso I y es un barrio habitado por artesanos, mercaderes y cambistas, muchos de ellos de origen francés o aragonés. Debido a su posición social ven con desprecio a los habitantes de otros burgos. La iglesia más importante del burgo es la de San Cernin, patrono de los orfebres.
El burgo de San Nicolás, se construyó en el año 1189 por orden del rey Sancho VI. En él también viven artesanos, mercaderes y cambistas, pero de origen navarro, que son excluidos por los habitantes de San Cernin y no quieren mezclarse con los de la Navarrería. De hecho San Saturnino y San Nicolás suelen hacer frente común, aunque en el año 1222 los habitantes de San Saturnino quemaron la iglesia de San Nicolás, que fue reconstruida recientemente.
Fuera del burgo se encuentra la Pobla Nova, un arrabal de jornaleros, campesinos sin tierra y desheredados.
La catedral de Santa María es muy antigua, remontándose a los tiempos de los visigodos, aunque ha sido sucesivamente destruida durante los saqueos de la ciudad. El templo actual es de estilo románico y fue construido a principios del siglo XII durante el reinado de Alfonso I.
El obispo actual de Pamplona es Pedro Jiménez de Gazólaz, hijo de un noble navarro. Es un hombre enérgico, indomable y autoritario, que a menudo se enfrenta al rey por interferir en los asuntos de la Iglesia e incluso ha amenazado con excomulgarlo. El carácter del obispo también se debe a su pertenencia a la Inquisición en la Sombra, lo que le ha llevado a ver las manipulaciones de los servidores del diablo en las acciones de quienes se oponen a la acción de la Iglesia.
SOCIEDAD CAINITA
De la misma forma que la ciudad que gobierna, la corte del Príncipe Roque de Pamplona es un lugar extraño y conflictivo. El Príncipe Malkavian tiene una personalidad fluctuante, aunque la mayor parte del tiempo suele mostrarse cortés y atento, guardando silencio incluso ante las provocaciones. Sin embargo, quienes le rodean saben que es mejor no atraer su ira, que llega de manera implacable y silenciosa, más allá de la fachada imperturbable de Roque. Muchos de los Cainitas de su corte son Malkavian, bien descendientes suyos u otros Locos que buscan su consejo, pues el Príncipe suele mostrarse generoso con su linaje.
Más allá de la corte del Príncipe en la Navarrería, el burgo de San Cernin ha sido tradicionalmente la sede de su principal oposición, aunque la reciente desaparición de Baldomar, el clan Toreador, parece haber tranquilizado los ánimos. Unos pocos Toreador todavía residen en el burgo, la mayoría habiendo llegado en los últimos años, entre ellos Fortún, un chiquillo de Baldomar y un trovador de talento que en vida formó parte de la corte del rey Sancho VI. Aunque algunos Toreador le han animado a asumir el legado de su sire, Fortún se encuentra aterrado ante la posibilidad de enfrentarse al Príncipe Roque, y procura medir sus pasos.
Otros Toreador, atraídos por la corte del rey Teobaldo I, disfrutan del ambiente cortesano que ha creado a su alrededor, aunque la mayoría prefieren acompañarlo en sus tierras de Champaña. Entre estos Toreador se encuentra el joven Rafael de Corazón, un diplomático del Clan de la Rosa que ha viajado por las Cortes del Amor de Francia y ambiciona crear la suya propia en Navarra. Sin embargo, sabe que debe tener cuidado con el Príncipe de Pamplona, por lo que de momento actúa con cuidado, fomentando el panorama de las artes y sin mostrar ambiciones políticas.
El burgo de San Nicolás recientemente fue cedido como dominio a Pedro de Ezquerra, del clan Nosferatu, un gesto del Príncipe para calmar el rechazo del Cainita a los vampiros extranjeros, y como forma de conseguir apoyo frente a los Toreador franceses. Pedro es un chiquillo de Lope de Ezquerra, Señor de Vizcaya, y al mismo tiempo también actúa como agente de “las brujas”, entre las que se encuentra una venerable antigua de su clan, que reside en el valle de Baztán, y la llamada “Reina Ciega”, una vampira del linaje Lhiannan, que ha pactado con los Nosferatu para conseguir sobrevivir frente a sus enemigos, principalmente los Gangrel de los Pirineos. Estas dos vampiras son la principal autoridad de los Cainitas paganos que todavía sobreviven en las montañas de Navarra y que añoran tiempos mejores.
LA LEYENDA DE LOS AGOTES
En Navarra existe un grupo social marginado, conocido como los agotes (también conocidos como gafos, goys o cagots en Francia). Su origen no está muy claro, aunque los vascones afirman que son los descendientes de los visigodos que se instalaron en sus tierras, y que se comportaban con arrogancia y crueldad por lo que el Cielo los castigó con la lepra por no haber querido auxiliar a un peregrino perdido. Otros dicen que la lepra es el precio por los poderes que les ha dado el diablo. En cualquier caso, las comunidades de los agotes se han formado en los valles y montañas del este de los Pirineos: en Vizcaya, Navarra y Aragón.
Leyenda o no, ningún navarro ni vizcaíno con dignidad se relaciona con los agotes. Tienen sus propios pueblos y barrios e incluso en las iglesias deben entrar por una puerta aparte. Sólo pueden contraer matrimonio entre ellos, ni usar tierras comunales, servir en el ejército o la Iglesia, e incluso se les niega el entierro en tierra sagrada, siendo acusados a menudo de brujería. En las ciudades deben llevar una prenda roja para indicar su presencia.
Los Cainitas conocen mejor el origen de la leyenda. Varios Nosferatu afirman que son descendientes de los esclavos paganos tomados en tiempos del cristianismo, que mantuvieron su origen infamante. Para los Nosferatu, y especialmente la Bruja de Baztán, que fue Abrazada entre ellos, los agotes son sus protegidos, y a menudo toman servidores entre ellos, protegiéndolos de la interferencia de otras criaturas sobrenaturales. Además, bajo la influencia de sus amos, algunos agotes han conseguido mantener muchas prácticas paganas, ofreciendo una devoción superficial al cristianismo para mantener las apariencias.
Por supuesto, no todos los agotes reciben estas atenciones sobrenaturales. La mayoría de ellos sufren suficientes estigmas sociales dedicándose a sobrevivir lo mejor que pueden.