Re: Iberia Nocturno XXI aniversario
Publicado: 28 Abr 2020, 22:02

Braga, surgió a partir de un asentamiento prerromano del siglo V a.C. construido en lo alto de una colina en el territorio de los brácaros, un pueblo de origen céltico. Las primeras expediciones romanas, dirigidas por Décimo Junio Bruto llegaron en el año 136 a.C., entablando una batalla en las inmediaciones de la capital de los brácaros. De todas formas el territorio no sería ocupado de manera efectiva hasta después de las Guerras Cántabras y la ciudad romana de Bracara Augusta sería fundada hacia el 15 a.C., expandiéndose durante sus primeras décadas, un crecimiento que no se detendría hasta el siglo III.
Sin embargo, pocos Cainitas romanos acudieron al noroeste de la península ibérica, temiendo la presencia de los vampiros prerromanos, especialmente Brujah y Lhiannan. En verdad, la ciudad de Braga constituyó un refugio para la anciana Yzebel, del clan Brujah, que aguardaba su momento antes de lanzar una ofensiva contra los vampiros romanos. La elección del lugar por parte de Yzebel, se debía a la presencia de un manantial místico que proporcionaba visiones a quienes bebían de sus aguas.
Durante el reinado del emperador Diocleciano en el siglo III fue creada la provincia de Gallaecia en el noroeste de la península ibérica, y Braga se convirtió en su capital, y con la oficialización del cristianismo en el siglo IV se convertiría en una archidiócesis para las iglesias de la zona. La importancia de la ciudad fue reconocida por los invasores suevos en el siglo V, que convirtieron Braga en la capital de su reino.
La llegada de los suevos fue el momento que Yzebel aguardaba. Convocó a sus chiquillos y descendientes, y de esta manera bandas de vampiros Brujah se extendieron por el oeste de la península ibérica, atacando los dominios de los vampiros romanos. El furor de los Brujah y los suevos llevó a los hispanorromanos a pedir ayuda al emperador, que a su vez confió en sus aliados visigodos la pacificación de Hispania. A mediados del siglo V los suevos habían sido derrotados y confinados en el noroeste de la península.
Yzebel continuó luchando contra los Cainitas romanos, especialmente contra los Lasombra y Ventrue, destruyendo a varios de sus antiguos, y tratando de debilitar el creciente dominio visigodo introduciendo a sus servidores entre la nobleza y fomentando los conflictos sucesorios y rebeliones. Sin embargo, los Ventrue no se encontraban tan divididos. En el año 585, aprovechando la invasión del rey Leovigildo del reino suevo, un grupo de antiguos Ventrue de toda la península atacaron Braga, donde se habían reunido Yzebel y varios de sus chiquillos. Fue una batalla encarnizada, y aunque sufrieron graves pérdidas, incluyendo antiguos realmente poderosos que habían combatido en las Guerras Púnicas, los Ventrue consiguieron su propósito y destruyeron a Yzebel, cayendo sobre ella y despedazándola. Varios de sus chiquillos fueron destruidos o huyeron.
Aunque habían obtenido la victoria, los Ventrue no ocuparon Braga, sino que se retiraron de regreso a sus dominios. Quedaban muy pocos y su poder en el reino visigodo quedó debilitado, lo que permitió el ascenso y predominio de los Lasombra.
Tras la caída de Yzebel en el año 585 la situación vampírica al norte del río Duero era muy confusa, pero finalmente un antiguo del clan Malkavian tomó el poder en la ciudad de Braga y la convirtió en su dominio en algún momento del siglo VII. Este vampiro tomó el nombre de Filomeno Riveiro, aunque se cree que era mucho más antiguo, y que su sire era un Matusalén que se encontraba entre los druidas galos en el momento de la conquista romana.
Con la invasión musulmana en el siglo VIII, Braga fue conquistada y destruida en el año 715, debido a su importancia religiosa, recibiendo el nombre de Saquiate. La sede de la archidiócesis fue trasladada a Lugo. La presencia musulmana se mantendría hasta el año 868, cuando el rey Alfonso III de Oviedo consiguió conquistar Braga y el territorio al norte del Duero. El Príncipe Filomeno sobrevivió al saqueo de Braga, e impidió que los Ashirra se instalaran allí, acechándolos desde las sombras o enloqueciéndolos para que lucharan entre ellos. Asumió una identidad nueva como sultán, que abandonaría tras el regreso de los cristianos, procurando siempre mantenerse como el verdadero poder.
Braga volvió a ser destruida en el año 985 por el general Almanzor, que devastó varias ciudades de los reinos cristianos para tratar de invertir el avance de la reconquista cristiana. Sin embargo, el desmoronamiento del califato de Córdoba tras su muerte permitió que los reinos cristianos reconstruyesen sus fuerzas. Poco después Braga fue reorganizada y amurallada, al mismo tiempo que se construía la catedral y la ciudad se extendió alrededor de ella. La archidiócesis fue restaurda en el año 1070.
En el año 1096 el rey Alfonso VI de Castilla y León, como agradecimiento de la ayuda de varios nobles franceses, dio el condado de Galicia a Raimundo de Borgoña, casado con su hija Urraca, y el condado de Portugal a su hermano Enrique de Borgoña, casado con su hija Teresa, dividiendo de esta manera el antiguo reino de Galicia. La diócesis restaurada de Braga fue elevada a archidiócesis, lo que provocó los recelos del arzobispo de Santiago, Diego Gelmírez, que robó las reliquias de los santos de Braga para reducir la importancia de la ciudad.
Durante este períodos varios Cainitas cristianos, especialmente Brujah y Toreador, acudieron a Braga. El Príncipe Filomeno los recibió con cortesía, pero en el año 1098 y tras recibir varios desprecios e incluso la proclamación de un nuevo Príncipe, el antiguo Malkavian realizó una purga, dejando bien claro quién era el verdadero señor de la ciudad. Durante varias décadas sólo el Príncipe y un pequeño grupo formado por sus descendientes, fueron admitidos en el dominio de Braga.
A la muerte del conde Enrique en el año 1114 su esposa y su hijo Alfonso Enríquez heredaron el condado de Portugal. Cuando Alfonso VII de Castilla y León y se proclamó emperador en el año 1139, su primo se proclamó rey de Portugal, estableciendo su capital en la ciudad fortificada de Guimaraes, no lejos del arzobispado de Braga. Posteriormente, con la ayuda de caballeros franceses e ingleses que partían a la Segunda Cruzada, conquistó la ciudad de Lisboa tras un terrible saqueo y trasladó a Coímbra la capital de su reino. Alfonso VII reconoció el título real de su primo, aunque manteniendo las obligaciones propias de un vasallo, por lo que librarse de la dependencia leonesa se convertiría en el principal objetivo de los reyes de Portugal, por lo que Alfonso I sometió su reino a la autoridad del Papa Lucio II, comprometiéndose a pagarle un tributo. Tras la muerte de Alfonso VII, el rey de Portugal consideró terminado su vasallaje.
Braga se convirtió en la capital eclesiástica del nuevo reino. Varios Lasombra intentaron congraciarse con el Príncipe Filomeno, pero éste los rechazó, de la misma forma que había hecho con Brujah y Toreador. En gran parte aislado, durante un tiempo dejó los asuntos del dominio en manos de uno de sus chiquillos, antes de reaparecer hacia 1230.
De la misma forma que los primeros reyes de Portugal trataron de aproximarse a la Iglesia, los últimos monarcas trataron de recuperar los privilegios que le habían otorgado, provocando su excomunión. Los arzobispos de Braga se convirtieron en los portavoces de la oposición eclesiástica a la autoridad real. Estevao Soares da Silva se enfrentó a los reyes Alfonso II y Sancho II, llegando a ser expulsado de su archidiócesis por los caballeros del rey, lo que provocó la excomunión del monarca.
POLÍTICA Y RELIGIÓN
La ciudad de Braga se encuentra situada en un territorio de sierras, bosques y valles, con campos de labranza. El recinto de la ciudad se encuentra rodeado por una doble muralla, construida en el siglo XI. Siendo la principal archidiócesis de Portugal, está llena de iglesias y edificios eclesiásticos, algunos remontándose hasta el siglo VI, aunque inevitablemente han sufrido daños durante los saqueos de la ciudad y han tenido que ser reconstruidos. Las órdenes militares, como los Templarios, tienen propiedades en Braga.
La catedral (Sé) fue construida sobre los cimientos del antiguo mercado romano y sobre el templo de Isis, y comenzó a ser construida en 1128, aunque resultó parcialmente destuido en un terremoto, y las obras de reconstrucción no han terminado. Se trata de un templo románico, con influencia de los benedictinos de Cluny.
El actual arzobispo es Joao II Egas, que fue elegido recientemente, tras la deposición del rey Sancho II, que había tratado de influir sobre sus predecesores. El actual arzobispo es partidario del rey Alfonso III, hermano del rey.
SOCIEDAD CAINITA
El Príncipe Filomeno Ribeiro, del clan Malkavian, que despertó recientemente de su letargo, es el Príncipe de Braga desde la época del reino visigodo, cuando acudió aliado con los Ventrue, al santuario de la Matusalén Yzebel, conocida por sus dones de profecía que le permitía anticiparse a los movimientos de sus enemigos. Sin embargo, su don no le permitió evitar la Muerte Definitiva cuando sus enemigos cayeron sobre ella.
Filomeno había descubierto que el poder de Yzebel procedía de una cabeza de granito, que le proporcionaba el don de la profecía a su poseedor a cambio del sacrificio de inocentes, así que lo robó de su santuario y la Matusalén fue sorprendida por los Ventrue.
Tras la batalla el antiguo Malkavian se instaló en la ciudad de Braga y la convirtió en su refugio, ocultando el ídolo en un pozo oculto bajo la catedral de Braga, y lo ha utilizado periódicamente, arrojando sangre inocente a sus aguas, especialmente de niños, que conceden el don de la profecía a quien bebe de ellas.
En el año 1211 la antigua Ayzebel, una chiquilla de Yzebel, atacó la ciudad de Braga, tratando de recuperar el legado de su sire, pero Filomeno y su progenie la estaban aguardando y la destruyeron, aunque el Príncipe cayó en letargo debido a la dura batalla.
Desde su despertar, Filomeno parece más sereno y tranquilo, y tras la destrucción de varios de sus chiquillos, se ha mostrado dispuesto a abrir su ciudad a otros vampiros. Los Príncipes de dominios cercanos de Galicia, León, y Portugal se han mostrado sorprendidos por la llegada de sus embajadores. Teresa Sanches, una comerciante Ventrue procedente de León, ha acudido a Braga dispuesta a hacer negocios con Braga en nombre de Juan Miguel Ramírez, Príncipe de Valladolid, aunque duda de las intenciones de Filomeno.
LA LEYENDA DEL PÍO LATROCINIO
Corrían los últimos meses del año 1102. Poco después de su elección como obispo de Compostela, Diego Gelmírez viajó a Portugal, con el objetivo aparente de visitar las propiedades del obispado compostelano en el lugar. Fue recibido con todos los honores por el arzobispo Giraldo de Braga, cediéndole sus propios aposentos en su palacio.
Sin embargo, el obispo Gelmírez tenía otros motivos, y excusándose en que los santos de Braga no recibían el trato debido, despojó varias iglesias bracarenses de las reliquias de varios santos, entre ellos San Víctor, Santa Susana, San Cucufate, San Fructuoso y San Silvestre.
Cuando las gentes de Braga descubrieron el robo, ya el obispo compostelano había emprendido el viaje de regreso por caminos secundarios para evitar ser interceptado, confiando la custodia de las reliquias a uno de sus arcedianos mientras él seguía otra ruta.
Al llegar a Santiago de Compostela, Diego Gelmírez llevó a las reliquias hasta la catedral, acompañado de una multitud, justificándose en que había recuperado el recuerdo de aquellos santos del olvido y la oscuridad.
De esta manera Diego Gelmírez redujo la importancia de la archidiócesis de Braga, mientras al mismo tiempo engrandecía Compostela, que se convertiría en arzobispado en 1120.
Circulan rumores entre los Cainitas de que el Príncipe Filomeno Riveiro, cada vez más molesto por la creciente aura de fe que se extendía por la ciudad de Braga, dificultando sus movimientos, fue uno de los inductores del robo de las reliquias, que le permitió accede a lugares que anteriormente le estaban vedados. El hecho de que ni el Arzobispo Giraldo ni sus sucesores hicieran intentos de reclamar la devolución de las reliquias resulta bastante significativo para quienes defienden esta teoría.