Prólogo (Birgitte): Un vídeo en el móvil
Publicado: 20 Sep 2019, 20:26
- Chss, mira.
Apartas durante un momento la vista de la página de tendencias que mirabas sin tener un interés demasiado real para comprobar quién se acerca a ti. Al otro lado del cristal de la cafetería, especialmente preparada para ser un lugar discreto de encuentro de Vástagos y de sus Ghouls en el Elíseo de Slotsholmen, cada vez llovía con más intensidad. Al interior sólo se podía acceder con la tarjeta digital de Ciudadanía, el particular documento de identidad vampírico de Copenhague. Realmente a todos los que había en el agradable local les importaba igual de poco la lluvia como el sabor del café.
Tu sexto sentido de alerta se "enciende" al comprobar que quien reclama tu atención es Benedict Dubois. A pesar de que pasas bastante tiempo en el Elíseo y en sus locales de moda, realmente no has hecho grandes migas con nadie. Pero sabes lo suficiente de lo que se mueve por la noche en Slotsholmen como para saber que Dubois es uno de esos Vampiros que son siempre tendencia. Lo que dice siempre genera polémica o debate. Lo que no dice hace crecer los rumores. Lo cierto es que su carácter extrovertido y su look post-moderno con sus gafas de cristales amarillos siempre han sido puntos que han despertado tu interés. También tenéis cierta cercanía ideológica que os hace afines.
Dubois se acerca a ti hasta el punto de que puedes percibir el olor de su colonia entremezclado con el del champú que utiliza. Te señala un vídeo en su teléfono de última generación y le da al play delante de tus gafas. Tiene el volumen quitado del teléfono, pero las imágenes se ven con bastante nitidez. Parece una grabación hecha por algún policía o miembro de los servicios de emergencia de una especie de escena de un crimen. El que lo graba puede pasar por la cinta que delimita el escenario. Parece una autopista o una carretera donde ha llovido recientemente. En el vídeo se ve entonces un cadáver tendido en la calzada. Compruebas con una mueca de horror que apenas puedes disimular la imagen de un niño, o un adolescente, que está ceniciento, con los ojos aún entreabiertos y las articulaciones de brazos y piernas en una posición tan antinatural que parece más un muñeco que una persona.
Antes de que casi puedas decir nada, Dubois apaga la pantalla y se guarda el teléfono. Mira a través del cristal por donde las gotas de la lluvia hacen una peculiar competición ayudadas por la gravedad, dejando rastros de infinitas líneas descendentes.
- Por esto se ha marchado Lars con tanta prisa.
Hace poco más de una hora Lars se ha ido del Elíseo a toda velocidad, con cara de preocupación. Admiras mucho a tu mentor, pero te has acostumbrado a que su carácter extravagante le haga a veces desaparecer de los sitios como si de repente una nueva teoría matemática asomara a sus pensamientos y tuviera que apuntarla. No sueles darle más importancia...
Apartas durante un momento la vista de la página de tendencias que mirabas sin tener un interés demasiado real para comprobar quién se acerca a ti. Al otro lado del cristal de la cafetería, especialmente preparada para ser un lugar discreto de encuentro de Vástagos y de sus Ghouls en el Elíseo de Slotsholmen, cada vez llovía con más intensidad. Al interior sólo se podía acceder con la tarjeta digital de Ciudadanía, el particular documento de identidad vampírico de Copenhague. Realmente a todos los que había en el agradable local les importaba igual de poco la lluvia como el sabor del café.
Tu sexto sentido de alerta se "enciende" al comprobar que quien reclama tu atención es Benedict Dubois. A pesar de que pasas bastante tiempo en el Elíseo y en sus locales de moda, realmente no has hecho grandes migas con nadie. Pero sabes lo suficiente de lo que se mueve por la noche en Slotsholmen como para saber que Dubois es uno de esos Vampiros que son siempre tendencia. Lo que dice siempre genera polémica o debate. Lo que no dice hace crecer los rumores. Lo cierto es que su carácter extrovertido y su look post-moderno con sus gafas de cristales amarillos siempre han sido puntos que han despertado tu interés. También tenéis cierta cercanía ideológica que os hace afines.
Dubois se acerca a ti hasta el punto de que puedes percibir el olor de su colonia entremezclado con el del champú que utiliza. Te señala un vídeo en su teléfono de última generación y le da al play delante de tus gafas. Tiene el volumen quitado del teléfono, pero las imágenes se ven con bastante nitidez. Parece una grabación hecha por algún policía o miembro de los servicios de emergencia de una especie de escena de un crimen. El que lo graba puede pasar por la cinta que delimita el escenario. Parece una autopista o una carretera donde ha llovido recientemente. En el vídeo se ve entonces un cadáver tendido en la calzada. Compruebas con una mueca de horror que apenas puedes disimular la imagen de un niño, o un adolescente, que está ceniciento, con los ojos aún entreabiertos y las articulaciones de brazos y piernas en una posición tan antinatural que parece más un muñeco que una persona.
Antes de que casi puedas decir nada, Dubois apaga la pantalla y se guarda el teléfono. Mira a través del cristal por donde las gotas de la lluvia hacen una peculiar competición ayudadas por la gravedad, dejando rastros de infinitas líneas descendentes.
- Por esto se ha marchado Lars con tanta prisa.
Hace poco más de una hora Lars se ha ido del Elíseo a toda velocidad, con cara de preocupación. Admiras mucho a tu mentor, pero te has acostumbrado a que su carácter extravagante le haga a veces desaparecer de los sitios como si de repente una nueva teoría matemática asomara a sus pensamientos y tuviera que apuntarla. No sueles darle más importancia...