Prólogo (Karen): Amundsen Abogados

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Karen Klausen (Corso)
Juez (Tradicionalista)

Re: Prólogo (Karen): Amundsen Abogados

#11

Mensaje por Corso » 12 Oct 2019, 09:48

“Si tuviese un tumor, lo llamaría “humanidad”. - pensó Karen, un poco exasperada tras leer el mensaje holográfico. A veces, durante una fracción de segundo, sentía el impulso pasajero de dejarse ver ante los demás: de mostrarse tal y como era. No es que fuese algo que cobrase tanta fuerza como para no poderlo “ignorar” ( o, para ser más concretos, adormecer) pues dominar sus impulsos, el aprender a estirar y destensar la cuerda de su propia impaciencia hacia la mortalidad con la que tenía que convivir, había sido una lección bien aprendida (y que seguía recordando) desde su abrazo. De eso hacía cada vez más tiempo y, noche tras noche, la sensación de lejanía con ese misma humanidad que alguna vez ella había tenido parecía cobrar una distancia mayor para con la persona (ser) que era ahora. Quizá más de lo que le era deseable.

Manejaba esos impulsos con férreo control, a conveniencia según el momento pero, sin embargo, había situaciones en las que la marca de la vitae que llevaba en sus venas parecía volverse más...densa, más lejana a la sangre humana que alguna vez le había dado la vida y que parecía escribir, como una secuencia más, la patológica necesidad de jugar a las apariencias en el ADN mortal.

¿Por qué el noble lobo tenía que vestirse con piel de cordero si su mera superioridad le procuraba cuanto necesitaba del rebaño? ¿Acaso no era más astuto, fiero y fuerte que la oveja? Lobo indigno que mancillas tu nobleza con el disfraz de la común debilidad.

¿Acaso no era Karen un ser más puro y más noble que las ignorantes ovejas que habitaban Copenhague? No necesitaba de banales artificios: podía tomar y dejar, a voluntad.

Entonces, de súbito, se forzaba a diluir su Sangre Azul un ápice hasta rebajarla para poder lidiar entre cotas mortales y, para no engañarse a sí misma, la Ventrue acababa por reconocer a regañadientes que las retribuciones de jugar a ser algo que no era le beneficiaban más que sacar unos fieros colmillos. Su naturaleza era marcadamente tradicionalista, tampoco quería engañarse en ese punto, hacia la Camarilla y las Tradiciones de la Secta, lo que hacía impensable revelar al monstruo latente de su más profundo ser interior. No solamente por las consecuencias fatales (o definitivas) que eso supondría sino porque, además, seguía teniendo y sintiendo más cercanía de la que le gustaba reconocer hacía la mayoría de aquellos inocentes borregos con los que trataba, le gustasen más o menos. Sin embargo, Karen sentía en su yo más interno como su “código moral” cada vez se volvía más laxo y menos restringente. Algunos lo llamaban “Vía Humanitas” y aunque la Ventrue intentaba conservar sus escrúpulos mortales y rechazar cualquier forma de violencia, crueldad y perversión para no llegar nunca a sucumbir a la Bestia, por tercera vez no se engañaba a sí misma y consentía reconocer que el desanudar el hilo que ocultaba su auténtico rostro era una idea que rechazaba tanto como atraía. Tan frustrante, tan apetecible. Y ella, suspendida en ese punto medio.

Su educación humana y vampírica había viajado a motor sobre su afinidad por los ideales de la extrema derecha, preceptos que Karen abrazaba de manera innegable. Estos, desde hacía un tiempo, parecían estar empezando a virar a orillas mucho más radicales comandados por las voces de algunos nuevos teóricos; y Karen siempre procuraba tener los oídos bien abiertos. Eran temas sobre los que le gustaba hablar con Lars de vez en cuando, y sobre los que quizá podría departir algún día con Annalise.

Aún con todo, la Ventrue, de momento solo se permitía escuchar esas ideas como un suave ronroneo que le provocaba un pequeño cosquilleo en la nuca sin dejar que llegasen a cristalizar más de lo conveniente en su mente. No se permitía ir más allá. Al menos, no, en el sentido de llegarse a acercar al absoluto desdén y rechazo hacia la raza humana de esas alimañas bestiales del Sabbat. Al menos, no de momento.

Cuánto duraría eso no se aventuraba a fecharlo. Era consciente de que si algo tenía la eternidad era una amalgama de posibilidades sobre las que había que tener cuidado a la hora de actuar. En ese instante, tenía una de esas posibilidades de elección justo al otro lado de la línea telefónica. Karen eligió vestir piel de cordero y ponerse la careta de aquel icono que le sonreía guiñándole un ojo; una vez más en post de un bien mayor.


- Señor Simonsen, buenas noches – saludó en el tono más cordial que permitía el asunto del que iban a tratar – Creo que el Señor Amundsen ya me ha presentado. – miró de soslayo a Anker con un fugaz destello de exasperación ante su mensaje. Anker sabía que, de vez en cuando, podía permitirse aquellas pequeñas licencias con Karen, pero también que la ironía no era su punto fuerte; menos aún cuando estaba concentrada en algo. La voz de la cainita poseía la mezcolanza justa entre la afabilidad y la preocupación. Sonaba firme, pero también amistosa – Aunque me temo que no en el mejor momento. Quizá le hayamos distraído de su vida familiar o interrumpido su tiempo de descanso. Le agradecemos que nos haya atendido a estas horas. Sin embargo, yo aún no he tenido el placer ¿Cuál es su papel en la empresa?

Hizo una mínima pausa esperando una respuesta para dar por acabadas las presentaciones formales, lo que le servía para que su interlocutor empezase a acostumbrarse a su voz. Mientras, con la mirada puesta en Anker, buscaba con un gesto interrogante la aprobación (que ni mucho menos necesitaba) por parte de su buen amigo el exfiscal.

¿Y quién soy para ti? - escribió en otro holograma flotante también con ¿ironía? ¿o malicia? El juego de la ironía podía resultar difícil de seguir con alguien como ella. Dejó el mensaje flotando con una expresión felina en su rostro, como gato que juega con un ratón. Por supuesto, Anker sabía que no tenía nada que temer pero aquella sonrisa zalamera seguía poniéndole aún, incluso después de tantos años y a pesar de la estrecha relación que ambos mantenían, un poco... nervioso. Nunca era fácil elegir la respuesta perfecta jugando con aquella mujer. Karen cerró el juego y centró su atención en Simonsen de nuevo.

Bien, estoy convencida de que convendrá con nosotros en la delicada situación en la que nos encontramos. La información confidencial que nos ha hecho llegar hacía esta llamada...inaplazable – otra breve pausa sirvió para enfatizar la urgencia que iba a subyacer en su conversación – Por esto, Señor Simonsen, es imprescindible que mantenga un estado de calma y nos dedique una atención absoluta. Si necesita ir a tomar un poco de agua o a por un paquete de cigarillos o cualquier otra cosa, es un buen momento para hacerlo – dejó que el tipo se tomase un segundo para pensarlo mientras ella misma tomaba asiento en el sillón de cuero del escritorio de Anker.

¿No? - la negativa del hombre volvió a hacer sonar la voz de Karen – Muy bien, entonces empecemos – La voz de la Ventrue parecía flotar en el aire y viajar a través de las ondas telefónicas como si ella y el propio Simonsen no necesitasen verse para confiar el uno en el otro. El encanto de la voz de la vampira era casi hipnótico pues, desde que empezó a despuntar en los debates de la universidad, había trabajado esa cualidad hasta convertila en una firme y cálida caricia si así se lo proponía; como era el caso. De hecho, era un “arma” más de las que disponía como inmortal. Incluso más de un hombre/mujer había llegado a desear a Karen por el solo hecho de tener esa voz susurrándole al oído.

Por lo que nos ha hecho llegar, hace unos días la policía encontró los cadáveres de esos niños en el parking de su sede. Una escena aterradora. No obstante, tenemos que esforzarnos en dejar a un lado la desolación que encoge nuestros corazones... – la pesadumbre en su voz denotaba un pesar y una empatía sinceras, aunque convenientemente calculadas, que duró lo necesario para ir al fondo del asunto – ...para intentar actuar de la forma más rápida y eficaz que sea posible.

No refleja en su email, quién encontró los cuerpos ni quién avisó a la policía. Tampoco la forma en la que se está manejando el tema desde la empresa. Desconocemos cómo es posible que el departamento de policía no haya hecho más “ruido” al respecto. ¿Que otra información tiene su contacto en el cuerpo sobre le caso?

Necesitamos que entienda que cualquier información o mínimo detalle, por pequeño o insignificante que le parezca, nos ayudará sobremanera y nos hará ganar un tiempo que no tenemos. Seguro que ha escuchado alguna vez que las 48 horas posteriores a un incidente como este son cruciales para encontrar un culpable. Pues lo son, Señor Simonsen. Y si esto se filtra la opinión pública pedirá a la prensa que le facilite ese culpable. Y, sin duda, señalará hacia el parking y sus propietarios. Ya sabe, se abrirá una investigación pública, habrá titulares en los medios, inhabilitaciones hasta resolver el caso, difamación de los accionistas e inversores de C&N, bloqueo de ventas, investigación de cuentas y vidas privadas…Lo sé, lo sé – hizo un ademán con la mano que aunque Simonsen no veía enfatizaba un largo “etc”– No voy a seguir contándole evidencias. – Hizo una nueva pausa bien estudiada antes de seguir.

– Así que, ayúdenos a ayudarles – lo que serviría para remarcar la necesidad de una abierta colaboración del hombre – Ayúdenos a entender cómo es posible que estemos metidos de lleno en este enorme problema y que hayamos tardado tanto en enterarnos de él si esas fotografías y ese vídeo fechan de hace un par de días.

La mejor ayuda y protección legal posible y que podemos darles empieza por el conocimiento y la verdad sobre todos los hechos. Una verdad que intentaremos moldear para que podamos salir de este problema con el menor número de daños y perjuicios. Le agradeceríamos que no escatimase en palabras y nos contase todo lo que esté en su conocimiento o en el de cualquier otra persona. Desde el principio y hasta esta llamada.


Sus palabras, premeditadamente, siempre habían incluído a Anker en la conversación. Sería más fácil para Simonsen saber que no estaba tratando con una completa desconocida, sino que el fundador de Amundsen Abogados también hablaba por la boca de Karen. Además, la Ventrue sabía que en algún momento ella tendría que abandonar el despacho y tendría que dejar ciertos asuntos en manos del exfiscal (hecho que a este agradaría y que serviría para mantener y reforzar su vínculo, amistad y confianza mutua). Ese era el verdadero juego del lobo, aumentar y mantener cerca al rebaño para utilizarlo a conveniencia; y Karen, tan acostumbrada a jugarlo desde que fuese juez en su vida mortal, parecía hacerlo casi con maestría.

Le escuchamos – la “Sangre Azul” guardó silencio, esperando la respuesta del hombre con todos sus sentidos a pleno rendimiento. Esperaba que en un par de horas Lars y ella tuviesen la suficiente información como para poder paliar los daños de aquella bomba.

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Re: Prólogo (Karen): Amundsen Abogados

#12

Mensaje por Voivoda » 16 Oct 2019, 16:01

Puedes notar la duda en los pensamientos de Anker. Es apenas una percepción inconsciente, fruto del mucho tiempo que habéis compartido juntos y de la evidente relación de desequilibrio que mantenéis, en la que él debe asumir (a pesar de su notable influencia durante el día) el papel de sumiso y obediente aliado hacia ti. Algo en su interior tiende a rebelarse en ocasiones, pero el miedo, el deseo y, por qué negarlo, la influencia directa de tus capacidades especiales propias de la Sangre, situaban siempre esas ideas de rebeldía donde debían estar. Enterradas. Aún así, disfrutabas de la mezcla provocada por ese ímpetu por mantener cierto territorio (nunca te han gustado los simples lacayos) junto al temor que seguía provocando el hecho de que simplemente dejaras una pregunta irónica en el aire (nunca te han gustado los que pretenden ser constantemente más que lacayos).

Él toma parte en la conversación con el señor Simonsen, que es básicamente el encargado de la seguridad y de los trapos sucios en C&N, aunque técnicamente tiene el rimbombante cargo de Jefe de Protocolo Interno. Anker no introduce ningún elemento distinto a los que tú has comentado, y compruebas con deleite que subraya las mismas urgencias que has subrayado tú, pero el hecho de que él hable también configura en la mente de Simonsen la idea de que habla con el bufete que puede protegerle... y no con un ser muerto tiempo atrás con la capacidad de manipularle prácticamente sin pestañear.

De sus respuestas se deduce que los cuerpos fueron encontrados por uno de los ejecutivos de la empresa, un tal Ralf Boldrup, al que dibuja como poco más que un arribista. El típico mando intermedio adulador con los de arriba y sabandija con los de abajo. Aparcó allí su BMW último modelo y la recomendación de la cúpula de que guardara silencio fue suficiente para que mantuviera la boca cerrada. Fue el propio Consejo de Administración quien se puso en contacto con la policía... y quien ha logrado que de momento se mantenga todo en silencio. Simonsen es consciente de todas las evidencias que le muestras, y te recuerda con un tono más autoritario del que te gustaría escuchar que precisamente por tales evidencias se ha puesto en contacto con vosotros para que preparéis la ayuda legal necesaria. Ningún medio ha hecho preguntas, pero Simonsen recuerda que hay varios periodistas vinculados con lo que llama directamente "la extrema izquierda terrorista" que vigilan casi por deporte cuanto tiene que ver con C&N, por lo que tarde o temprano podrían llegar a tener algún tipo de rumor peligroso.

Con todo, lo que más te llama la atención es que ninguna cámara ha detectado nada extraño. Simonsen reconoce que hubo una especie de apagón electrónico de apenas décimas de segundo. Un apagón imperceptible, que ni siquiera provoca que los equipos de respaldo se pongan en marcha, pero que es el justo para que los equipos informáticos se reinicien. El apagón coincidió con el momento en el que se produjo "el incidente", que es como Simonsen llama a lo que sea que le ocurriera a los cuerpos, aunque reconoce que es un tiempo demasiado corto como para que realmente "el incidente" tuviera lugar en el párking.
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Karen Klausen (Corso)
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Re: Prólogo (Karen): Amundsen Abogados

#13

Mensaje por Corso » 26 Oct 2019, 09:49

Karen sonrió complacida al escuchar como Anker se hacía con el peso de la conversación, ahora que era él quien intentaba refrescar la memoria (y la lengua) de Simonsen. La Ventrue había moldeado de una manera tan parsimoniosa y delicada a su aliado diurno que cada minuto que le había dedicado desde que se conocieron la parecía una pequeña inversión de la que enorgullecerse.

Le observó gesticular e impostar la voz emitiendo la misma confianza y seguridad que le habían llevado a ser el referente que era entre el rebaño. Su bagaje era intachable: la historia de un hombre hecho así mismo, que había luchado contra el sistema que había jurado defender, el mismo sistema que había intentado injustamente destruirlo; causas que le permitieron formar parte del top de la lista de personajes mejor valorados por la opinión pública. Si algo le gustaba a la gente eran esas historias de coraje y superación personal. Del buen hombre que se ve injustamente acusado pero que a fuerza de coraje, compromiso con los valores de la justicia y el buen hacer de su trabajo renace de sus propias cenizas para volar a lo más alto.

Sin duda, era un hombre al que poder confiar los problemas. A cuyos oídos habían ido a esconderse los secretos y miserias de un buen número de “peces gordos” de la ciudad en un espectro que abarcaba desde absorciones de grandes compañías o blindajes de acuerdos comerciales, hasta delitos de fraude fiscal, acusaciones de abusos a menores y un variado catálogo de “desencuentros” con la ley. Sabía perfectamente cuando había que redactar un documento y cuando había que destruirlo sin dejar rastro. Un hombre que, por consiguiente, había aprendido a cubrir las espaldas ajenas tan bien como la propia.

El que Karen hubiese tenido gran parte de responsabilidad en todo eso, en lo que el exfiscal “era” desde que la conoció, nadie tenía por qué saberlo. Ni siquiera el propio Anker.

Mientras su propio teléfono móvil iba grabando cada dato y detalle que escapaba por el manos libres del teléfono de Anker se percató, una vez más, que la afinidad que mantenía con él seguía tan intacta como siempre. Era un deleite comprobar cómo uno de los hombres más influyentes y poderosos del espectro judicial de Copenhague, y por extensión uno de los más peligrosos si se lo proponía, seguía debatiéndose en ocasiones entre rebelarse contra ella o caer rendido a sus pies. La de Amundsen era una posición que Karen, aunque complacida por ese quiero pero no puedo, se cuidaba de no llevar al límite, pues aunque sabía que el mortal la deseaba y temía no sería el primer perro que llegase a morder la mano de su amo. Ni ella sería la primera dueña que tuviese que "sacrificar" (muy a su pesar) a su querido y fiel compañero si este osaba ladrar más de la cuenta. Sería un gran pérdida, pero las jerarquías siempre tenían que estar, y quedar, fuera de toda duda entre ellos.

Con todo, la Sangre Azul, pensó que, cuando todo aquel asunto de C&N se lo permitiese, buscaría el tiempo necesario para meditar sobre la posibilidad y conveniencia de convertir a Amundsen en Ghoul en un futuro; como premio y recompensa al buen servicio y vínculo que su viejo amigo siempre le había proporcionado. Sin duda, era una de las posesiones más valiosas e interesantes de mantener en el tiempo de entre las que Karen tenía. Anker era un “activo” que prometía mucho de cara a la larga noche.

Ese curso de pensamiento quedó aparcado cuando Simonsen empezó a relatar los entresijos del incidente. La poca verosimilitud de la parte final del relato desconcertó a la Ventrue casi tanto como la visión del vídeo. Aquel tipo sonaba sincero, dentro del conocimiento que parecía tener sobre el incidente, y sin embargo...

“Eso es...imposible” - pensó con incredulidad y cierto malestar. La ridícula voz de mando que Simonsen había dejado escapar despertó en ella el fugaz deseo de verse cara a cara con él pero, para ser francos, lo que le estaba empezando a irritar no era tanto eso, como el no acabar de entender cómo en un apagón de unos cuantos segundos, casi como por arte de magia, aquella grotesca escena había sido dispuesta en el parking. Escapaba a toda lógica que pudiese formular su mente en esos momentos.

Miró de soslayo a Anker, que parecía tan desconcertado como ella, antes de teclear para que él leyera:

“Sería interesante hablar con Boldrup, quizá el impacto del shock por haber encontrado los cuerpos haya hecho que algún detalle se le pasase por alto”.

El nuevo mensaje holográfico quedo suspendido unos segundos antes de desaparecer, seguido de una aseveración. - “Pero seguro que eso ya lo habías pensado”.

Tras eso dejó el teclado, se levantó y se aproximó a la parte del despacho donde se situaba el singular y exclusivo mueble bar construido de chapas en ébano de makassar y raíz de abedul. Observó levemente sus acabados de madera brillante, lupa abedul y metales en oro anticuario recorriendo sutilmente con la yema de su dedo índice cada una de las piezas hechas a mano en Portugal, con los mejores materiales, por un equipo de artesanos llenos de talento que tenían una enorme pasión por entregar la más alta calidad de los muebles que fabricaban; especialmente para con los clientes que eran capaces de gastar una obscena cantidad de dinero por ellos.

El mueble bar (junto con una réplica del mismo que adornaba el despacho de la junta directiva de C&N) había sido un regalo de Karen a Anker tras conseguir a la constructora como parte importante de la cartera de clientes del bufete, hacía años. Confabular entre ambas juntas directivas para que llegasen a un buen acuerdo y forzar una sólida confianza entre todas las partes había sido un trabajo largo y tedioso; aunque muy fructífero. Así que, aunque su viejo amigo el buen exfiscal se deshizo en gratitud hacia ella por aquel presente, el exquisito mueble servía para recordarles a ambos aquel momento.

La Ventrue tomó la botella de akvavit y, tras la espalda de Amundsen, le sirvió apenas medio dedo de licor antes de tomar voz, de nuevo, en la conversación.

“Le agradecemos la información que nos ha facilitado señor Simonsen. Trabajaremos en ello desde esta misma noche.” – la Ventrue dejaba los segundos necesarios entre frase y frase para intentar sentar las bases del fin de la conversación si eso era todo lo que podía contarles el encargado de la seguridad de la empresa.

“Solamente, permítame recordarle, que nuestro bufete está a su disposición, como siempre, desde hace años. Nos volcaremos en ello por completo para ofrecerles toda la ayuda legal que sea necesaria. Confíe en nosotros. Por supuesto, puede estar tranquilo, yo misma me reuniré con mi querido “Gulpklump Nielsen” tan pronto como sea posible y buscaré la manera de rebajar su más que segura irritación ante la poca verosimilitud de su relato. Ya sabe lo que piensa sobre los modernos métodos de seguridad... ” - acompañó esas últimas palabras con una fingida y empática preocupación hacia su interlocutor.

Aquella mención no era en absoluto baladí. El escuchar el nombre de uno de los fundadores de la constructora por su apelativo más íntimo (y que solo utilizaban sus familiares y amigos más cercanos) en boca de Karen era el latigazo de humildad que Simonsen necesitaba para no volver a salirse del tiesto. Era solo un ínfimo y delicado toque de atención que no pudo evitar, más que por ella misma, por Anker. Nadie iba a recordarles cómo debían hacer su trabajo. Y el exfiscal sabía lo zorra despiadada que podía llegar a ser.

“En cuanto a esos periodistas de los que habla, sería interesante disponer de sus nombres y el de los medios para los que trabajan. Una vez sepamos de quienes se trata, podremos vigilar sus movimientos. Nada que el Jefe de Protocolo Interno de una empresa de la envergadura de C&N no nos pueda facilitar”.

“No sé si les gustaría añadir algo más...”- el dejar ese interrogante en el aire era signo de que si no tenía nada más que aportar, y Anker no tenía nada más que añadir, había llegado el momento de terminar la llamada.

La noche era larga pero, lamentablemente, no infinita; y tanto Amundsen como ella misma aún tenían mucho que hacer. Entre otras cosas, ella tenía que reunirse con el resto de su “familia” tan pronto como saliese del despacho.

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Re: Prólogo (Karen): Amundsen Abogados

#14

Mensaje por Voivoda » 29 Oct 2019, 21:08

- La prensa come de muchas manos.

Anker se ha quedado unos segundos callado después de asentir ante tu mensaje flotante. No hacían falta más palabras para que él se encargara de llegar hasta Boldrup. C&N era un conglomerado de grandes dimensiones y distintas ramificaciones internacionales... pero era vuestro conglomerado. Toda la estructura directiva, jurídica, de seguridad y hasta de recursos humanos estaba bajo la influencia directa o indirecta de alguien si no de tu propio Clan (que era lo más frecuente), de alguien que fuera absolutamente leal a vuestra causa. Fuera en Dinamarca, en Suecia, en Alemania e incluso en las filiales más pequeñas de Estados Unidos, no había empleado al que de una manera o de otra no se pudiera llegar a interrogar. Y Anker ha sido entrenado precisamente para hacer ese tipo de cosas. Las cosas que te llevarían un tiempo que curiosamente crees que no tienes a pesar de ser inmortal. La eternidad es en realidad el camino rápido para dejar de hacer cosas aburridas. Sonríes de modo casi inconsciente al recordar la frase que tu Sire te dijo en tu proceso de formación, después de que una noche de sincera diversión terminara con ambas persiguiendo a un gilipollas hippie vinculado a un yonki pulgoso de Christiania.

Vuelves en ti al escuchar la frase de Anker. Cuando dice algo es porque realmente es relevante. El exfiscal hace un aviso que sabes que tiene más implicaciones incluso de las que él pueda entender. En el fondo esa simple frase pone de manifiesto que el Movimiento, la Hermandad como la llaman vuestros aliados alemanes, no puede controlarlo todo. Al menos no todavía. Y si alguien tenía las zarpas puestas en los medios progresistas y socialistas de Dinamarca... ese alguien seguramente estaría bajo la influencia directa o indirecta de un rival nocturno mucho más peligroso. Habías no-vivido lo suficiente como para no ser tan ingenua de pensar que existía la prensa libre, las empresas éticas y los bancos buenos.

OFF: Si quieres, puedes sumarte a tus compañeros en el inicio oficial de la partida que voy a abrir en un tema nuevo en cuanto postee este.
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Karen Klausen (Corso)
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Re: Prólogo (Karen): Amundsen Abogados

#15

Mensaje por Corso » 03 Nov 2019, 13:21

El recuerdo de los momentos compartidos con Greta siempre le despertaba una sonrisa. Conocía a su madre oscura, o eso creía, lo suficientemente bien como para saber que bajo su más elegante capa de diplomacia se escondía la más visceral y retorcida enemiga de aquellos puercos hippies anarquistas. La noche en la que le dijo aquella cita en cuestión ni siquiera tenían intención de alimentarse de aquel yonqui de mierda. No era su marca de sangre ni de lejos. Fue pura diversión y placer, junto con sus primeros tiempos de adoctrinamiento, lo que les sirvió para poner punto final a una noche de absoluto deleite.

Pensó en Greta, en lo que su presencia le hacia sentir, y no puedo evitar que un pequeño espasmo recorriese su columna de abajo a arriba. Hacía tiempo que no se veía con su Sire y la llamada de la sangre empezaba a hacerse hueco en sus entrañas en una mezcla de hambre y deseo. Un deseo que solo los Condenados eran capaces de entender y que sobrepasaba mil veces a cualquier tipo del deseo tal y como lo entendían los mortales.

Era más intenso, más visceral, una llamada mucho más difícil de ignorar y soportar. Un bocado de un hambre para la que no existía sustitutivo. Los lazos entre la progenie de Caín debían ser atendidos y tanto Karen como Lars sentían en lo más profundo de su ser la necesidad de ver a su Sire cada cierto tiempo. Ella como primogénita de la alemana, y su hermano de sangre por una historia personal muy fuerte y profunda con Greta.

Con la promesa de buscar la compañía de su Sire en las próximas noches aún reverberando en su mente, la voz de Anker volvió a situarla en el despacho del bufete. Karen le sonrió con un ápice de condescendencia y, quizá, lo que parecía un conato de estima hacia él, lo que valía para poner otra capa de barniz a su relación. Se acercó un par de pasos recortando la distancia que les separaba.

“La cuestión, mi querido hombrecito... – dijo suavemente mirando fijamente a sus ojos, en un dulce ronroneo capaz de derretir el hielo de la copa de licor que el exfiscal sujetaba y sin que dejasen de tener una implícita carga de malicia externa sus palabras - “...es poner el alimento adecuado en las nuestras para asegurar que coman de ellas. Es cuestión de tiempo”.

Evidentemente los destinatarios de aquella amenaza (no( tan velada eran los enemigos que todavía no podían controlar. La Ventrue dio media vuelta y se dirigió hacia el sillón para recoger sus pertenencias. Esperaba que aquel sugerente instante bastase para mantener el ánimo de Anker hasta su próximo encuentro.

“Debo marcharme ahora, pero nos veremos muy pronto. Necesito poner algo más de luz a todo este asunto y creo saber donde encontrarla. Nos mantendremos en contacto, como siempre”.

Mientras iba hablando se cubrió con su abrigo y cogió su bolso de mano, tras lo que se enfundó sus caros guantes de cuero rojo.

“Habla con Boldrup y sigue en contacto con Simonsen y C&N, ya sabes cómo empezar a trabajar en este asunto. Yo intentaré que no se pongan aún más de los nervios. Mañana iré a la sede central a hablar con ellos en persona”.

Luego hizo una anotación en el bloc de notas que el exfiscal tenía sobre la mesa.

“Te sugeriría que tomases como referencia el caso de Nicol Jansen, referencia N.º 456234KJN lo puedes encontrar archivado en la Biblioteca de Archivos Central del Juzgado. Te lo dejo apuntado. Si tienes problemas en conseguirlo mándame un mensaje”.

Se volvió de nuevo hacia Amundsen fingiendo un suspiro que hacía mucho no tenía necesidad de tomar.

“Bien, tengo plena confianza en ti, ya lo sabes. No dudes en llamarme con cualquier tipo de novedad” - ambos se despidieron, no había necesidad de que Anker la acompañase a la puerta. La Ventrue se detuvo, no obstante, en el marco de la misma antes de salir.

“Ah, querido, y pide algo de comer. No queremos que el licor nuble ese gran talento tuyo en un caso en el que podemos caer...todos”.

Karen salió del despacho y cogió el ascensor reservado a los directivos para bajar al parking del edificio. Una vez solo Anker dejó la copa de akvavit a un lado, y a partes iguales, medio empalmado y medio temeroso, se puso a trabajar sin descanso como si su propia vida le fuese en ello.



***Fin***


OFF: Ok, si te parece bien dejamos entonces este tema cerrado. De hecho en cuanto cuelgue este post meteré al pj en el post "grupal". Me ha gustado un montón el Prólogo de Karen. Gracias!!

Cerrado

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