BLACK SAND XI: Ex nihilo

Segunda Temporada

Moderador: Pagliacci

Avatar de Usuario
Baluar
Mensajes: 203
Registrado: 15 Jul 2019, 20:31
Ubicación: Donde da la vuelta el aire

BLACK SAND XI: Ex nihilo

#1

Mensaje por Baluar » 25 Sep 2019, 16:58

Las manos del industrial Jacob McMarmigan se llenaron de ceniza al despedir a su amigo. La mirada del alienista se cruzó por un segundo con su mirada y las dos almas se unieron para siempre. Aquel momento en el que ambos se alejaron para siempre. Quizás la última vez que ambos estuvieron juntos. Se levantó y se perdió en la oscuridad. Una ligera sonrisa se esbozó en el rostro del joven Ventrue y sus ojos se tornaron maligos por décimas de segundo mientras se tocaba con el sombrero.

Algunos años después.

Una figura salió de una habitación en un hotel céntrico y comenzó a pasear por el pasillo en dirección al ascensor. Dentro quedaba un joven que dormía plácidamente lo que parecía los exceso del alcohol. Unos minutos antes, sucumbía ante una bestia sedienta de sangre que lo miraba con el intereés de un depredador y la fiereza de una maldad milenaria. De fondo se escuchaba música de Charleston y parejas vestidas con trajes de fiesta deambulaban beodas buscando la habitación donde satisfacer sus más secretas pasiones. Se celebraba el Año Nuevo de 1927.

Un hombre de unos 50 años, acompañado de una mujer de la misma edad, paró a la figura que se encendía una pipa.

-Disculpe, señor, -dijo con cierta cara de alegría- ¿no es usted Jacob McMarmigan? El hijo mayor de los McMarmigan. Aún recuerdo la tragedia de la muerte de sus padres. Conmocionó toda la ciudad. Yo era por entonces un crío. Soy Rober Branner.

-Discúlpeme usted a mí, señor, pero se confunde de persona. -respondió mirándolo fíjamente a los ojos y exhalando sonriente una bocanada de humo gris y picante-. Mi nombre es Charles Artwright. No sé de quién me habla. Seguro que ni nos parecemos tanto.

-Solo quería felicitarle el año nuevo, pero discúlpeme. Ahora que lo dice, es verdad que no se parece usted tanto, pero por un momento me pareció reconocer al joven McMarmigan. Algunas veces vino a mi casa a hacer negociosa con mi padre. Era constructor de barriles. Pero creo que me he equivocado. De hecho, ahora tendría casi 80 años. En fin, discúlpeme de nuevo. Que tenga un feliz año nuevo. Señor.

-No se preocupe -dijo Jacob sonriendo y con un brillo lúteo en sus ojos-, todo es producto del alcohol. Mañana lo habrá olvidado todo. Disfrute de la velada con su señora. Que tengan ustedes un feliz año también.

Las figuras se separaron por el pasillo. El hombre solitario caminaba girando un bastón entre los dedos de su mano derecha. La cabeza palteada de un mastín reflejaba la luz eléctrica de las bombillas.

-Qué te ha pasado, Bobby? Tú nunca olvidas una cara -le dijo la mujer al hombre, acercándose hasta este para hablarle a la oreja. Algo de miedo le recorría por la espalda.

-No lo sé, Karen -respondió este encogiéndose de hombros-. Por un momento me pareció ver un fantasma del pasado. Haremos como que no hemos visto nada. Tanto si es McMarmigan como si no lo es. Ese hombre me dio un poco de miedo...

Horas más tarde. Las calles oscuras de los bajos fondos de Edimburgo. Un hombre de mediana edad corre por las calles. Sus pies pisan charcos y líquides de todos los orígenes salpican su ropa y su cara. En su gesto, constreñido por el miedo, unos colmillos asoman producto de la excitación. Tras el hombre, otros dos con pinta de rateros, con las caras tapadas con pañuelos, le persiguen a una velocidad endiablada. En pocos segundos lo alcanzarán. El hombre mira hacia atrás y cuando vuelve a mirar al frente para en seco. Un hombre totalmente embozado se encuentra en medio del callejón con un crucifijo entre sus manos.

- Ya se ha acabado tu peregrinaje, pecador -sentenció el hombre del crucifijo-. Ahora sufrirás la penitencia...

-Noooooo -grito el vampiro antes de que los hombres que iban trras él y dos más que salieron de la oscuridad se avalanzasen sobre él. A los pocos minutos, el vampiro se convertía en cenizas y cuatro hombres se levantaron con las bocas llenas de sangre y sus ojos inyectados de adrenalina.

-Somos el martillo de los herejes, el maleas maleficarum, hermanos. Pero su sangre es poderosa. Bastente.

Phillip McMarmigan se alejó de sus hombres con cara de satisfacción. En una esquina la cazoleta de una pipa iluminó el rostro de Charles Artwright/Jacob Mcmarmigan. El joven se acercó hasta él.

-Ese ya no dará más problemas, hermano -respondió cuando se acercó hasta él.

-Bien hecho, Lip. Como ocurre con la caza, cuando se abre la veda, es necesario cobrar las piezas necesarias. Nuestra ciudad es pequeña, pero esconde grandes tesoros que no han de conocerse, no han de salir a la luz. Ahora, cámbiate, y diviértete. Eres joven y te mereces un descanso.

-Gracias hermano. Mañana a la noche nos veremos.

-No lo dudes, he de acostar a los hijos de la pequeña...

Ambas figuras se despidieron con un abrazo. Phillip McMarmigan, con su apariencia de eterno joven treintañero se deslizó por las sombras. Jacob con cara de satisfacción, deambuló entre las calles, vigilando que nada se escpaase a su vigilancia...
"Disculpen si les llamo caballeros, pero es que no les conozco muy bien." (Groucho Marx).

Avatar de Usuario
Pagliacci
Narrador de Vampiro y de Mago
Narrador de Vampiro y de Mago
Mensajes: 5816
Registrado: 14 Jul 2019, 07:43
Ubicación: Valencia
Mensajes miarroba: 2.302
Antigüedad: 26 de Septiembre de 2017

Re: BLACK SAND XI: Ex nihilo

#2

Mensaje por Pagliacci » 30 Sep 2019, 10:03

https://www.youtube.com/watch?v=iBt32pawrW4


Desde aquel edificio de acero y cristal podía atisbarse el lago Michigan entre los rascacielos, a sus pies la zona repleta de vias elevadas y pasarelas que los neonatos llamaban la Colmena se extendía varias millas. El viento que daba nombre a la ciudad entraba en abundancia por los amplios ventanales, dispersando los documentos desplegados sobre el escritorio del despacho. Era 1987, hacía un siglo que había sido abrazado, nadie lo sabía, pero aquello le conmovió profundamente mientras lo pensaba.

-Harold Washington ha muerto- dijo Edward con su habitual voz calmada- Se hizo necesario acabar con él, no podíamos permitirnos que el alcalde estuviera bajo la influencia de Maldavis.

Artwright desplazó sus dedos por el mastín metálico que daba forma a su bastón, aquel sabueso de caza de las Lothians se había convertido en el símbolo de su casa. Elegir un nuevo alcalde y alzarlo al poder era un asunto delicado, no sólo debían asegurarse de que ganara la campaña electoral, que amañarían, por supuesto. Además, debían cerciorarse de que este les fuera leal, pero no lo suficientemente estúpido como para ser manipulado por otros. La lealtad, como siempre, era un recurso escaso. Los expedientes sobre los candidatos se mezclaban sobre el escritorio con algunas fotografías de su vida personal, sus hijos, sus amantes, sus secretos.

Jacob alzó la mirada, aquel lago, el Michigan, poco o nada tenía que ver con el Loch al norte de Inverness, donde había perdido a Blackwood, los buques de metal que descansaban en el puerto en aquella noche emetían quejidos correosos. Y aun así, su mente volvía una y otra vez a Escocia un siglo atrás, aquella sería una noche difícil para él.

Editor completo

Volver a “Black Hand”