[AD] Escena: 03 - La morada del cosmonauta

[Jebediah_Gogorah]

{ https://www.youtube.com/watch?v=QkrLmeeCrhY - Serenade from the stars by Steve Miller Band }
“Somewhere, something incredible is waiting to be known.” -Carl Sagan
La Torre Civic Center se erigía imponente en el centro del downtown angelino. Majestuosa, rompía la neblina prematutina con sus neones apuntando al cielo cómo si de una representación holográfica se tratara, intentando magnificar aún más su vertical extensión. Las ventanas encendidas formaban un perfecto collage con las que no lo estaban, y los alrededores de la zona se mostraban muy poco transitados aquellas horas. Apenas algunos coches voladores pululaban en derredor de la torre, o simplemente pasaban de largo. Abajo en el suelo, los gases que expulsaba el alcantarillado, hacían aún más incómodo aquel sopor que desde la salida del club os acompañaba.

En la mano del hermético alemán, la llave de "elefante" y en su cabeza y en la del resto cientos de preguntas... ¿Habían confiado demasiado en una extraña? ¿Podría tratarse, realmente de una trampa?... ¿o por el contrario, la compasión y la desesperación humana... aun en unos tiempos de cada vez mayor transhumanización, estaban por encima de cualquier guerra?.

De nuevo la sempiterna llovizna volvió a caer sobre el bochorno, con gotas caldeadas y débiles, que manchaban más que mojaban... Allí estaban los cinco. A media manzana de la entrada del edificio. ¿Entrarían los cinco Despertados a una torre de edificios fuertemente cubierta por un circuito cerrado de cámaras sin levantar sospecha?... ¿o tal vez tendrían que plantear una entrada?. ¿Y si aquella falta de "decoro", de mantenerse bajo el radar (o lo que sus respectivos mentores denominaban como ausencia de arcano), hubiese sido clave para que Skyler Copeland diese con ellos?...

[Toxizer]

" Que putas prisas, podríamos haber descansado un poco antes de venir a la maldita torre. Estoy seguro de que el tecnócrata ese no estará en su piso esperándonos. Aunque es posible que haya algún tecnocerdo vigilando el piso. A ver lo que se le ocurre a estos zumbados.

- Bueno, ya estamos aquí - dice señalando la enorme torre - jefe, ¿Tienes algún plan? - pregunta a Lang, pero antes de que pueda responder - Se me ha ocurrido usar mis dones para intentar localizar a otros despertados o seres extraños en el interior del edificio; además, creo que podría hacer de enlace telepático para el grupo. Y si alguien osa atacarnos comprobarán la fuerza de mis técnicas secretas. - dice Tetsuo sonriente mientras da un par de golpes en el aire.

[Pagliacci]

No era nada, no era nadie, no había conseguido una mierda en su estúpida e insignificante vida, tan solo se arrastraba de un sitio a otro, suplicando compasión, sin que a nadie llegase a importarle, salvo a él. Un barco, un puto naufragio, un barco a la deriva en un mar de tempestades, las aves carroñeras le sobrevolaban vomitando humo a través de sus tubos de escape, no sabía a donde ir, no había nadie al timón de su vida. La Orden de Hermes era tan solo un nombre, un nombre vacío, un nombre que no significaba nada. Nemo, Nihilus, el maldito síndrome de Cottard. Sentía como se pudría segundo a segundo, como un muerto en vida, como un puto cadáver, su corazón no latía, sus pensamientos espesos se arrastraban por algún sitio, no en su mente.

El rebelde sin causa le habló, fingió escucharle y asintió, hasta le pareció buena idea que el adolescente rastreara mentalmente aquel lugar, aunque dudaba que sirviera para algo, en aquel lugar vivirían miles de personas, decenas de miles, los despertados no brillaban como estrellas, allí todos tenían alma. Pero aquel enlace mental le pareció casi una broma, no pensaba dejar que nadie se adentrara en su mente enferma, en sus ideas negativas, depresivas, casi suicidas. No.

La humedad se transformaba en una película de sudor que se adhería a su piel, sus párpados salados se pegaban, las cucarachas criaban por millones en los callejones alimentadas por el calor y la basura y casi no se podía ver el cielo allá donde las espadas de acero, como la torre Civic Center, herían el horizonte.

-No te conviene ese enlace, Tetsuo. Pero utiliza tus dones para buscar despertados, si quieres.

Lang contempló la posibilidad de hackear el sistema, las cámaras y circuito de seguridad de la Torre, pero no era algo que estuviera a su alcance, ni creía que ninguno de ellos pudiera tampoco. Como mucho podría plantearse la posibilidad de provocar un apagón, de romper el suministro de electricidad y entrar a oscuras al apartamento. Sintió la electricidad recorrer sus músculos y galvanizar su piel. Instintivamente buscó la fuente de alimentación de aquella colmena, quizás estuviera dentro, quizás fueran descubiertos, de todos modos.

-Voy a entrar- dijo, aún apretando la tarjeta entre sus dedos- Creo que tengo un plan.

[PeteryPan]

Zagreo se colocó con cierta desesperación el pañuelo basto que llevaba en la boca para reducir la sensación de contaminación que todo lo impregnaba. Todavía no se acostumbraba a estar rodeado de toda la Cábala y se sentía amenazado, envuelto en un plan que desconocía por completo. Respiró varias veces de forma profunda, para relajarse, para concentrarse y para no contestar a Tetsuo, que a veces lo ponía de los nervios.

La situación que tenían por delante era peliaguda y a Zagreo, desconectado hasta cierto punto del conflicto Concilio-Tecnocracia, lo ponía muy incómodo encontrarse en una acción como esa. Sentía, sin tener siquiera que recurrir a esfuerzos mágicos, que aquella torre escondía algo amenazante. El entorno le era alienador y le costaba pensar un plan en unas circunstancias semejantes. Miró a Lang, dejando sin problemas el liderazgo a otro, y simplemente comentó:


-¿Creéis que es buena idea entrar todos juntos? Vamos a ser una hoguera mágica para quien sepa verlo...

[DarkOsca]

-Bien visto morenito. ¿Pero acaso es mejor opción separarnos?

Rick tuerce el gesto y se cala más el sombrero sobre los ojos. No ve un plan claro, así que prefiere no proponer nada.

-Espero que no sea una trampa. No me apetece nada ver de lo que sois capaces.

Un nuevo cigarrillo, un nuevo paquete, lluvia sobre su sombrero, es tarde, está calado. Le duelen los huesos y está rodeado de unos acompañantes, cuando menos "exóticos". Veremos qué sale de aquí.

[Jebediah_Gogorah]

Cuando la cábala se acercó, comprobó que el mastodóntico edificio se situaba en una encrucijada de caminos. Cómo en aquellos donde se realizaban los pactos con el Diablo. Salvo que en vez de tratarse del cruce de cuatro caminos arcaicos y de tierra en el ya abnegado Bayou, se encontraron con unas anchisimas avenidas de asfalto, con cada vez menos tráfico rodado; casi reservado ya para los servicios de limpieza de la ciudad, que se esmeraban a estas horas en limpiar el polvo radiactivo con cuadriculados furgones grises.

Los neones de la ciudad se reflejaban tanto en los charcos, como en las enormes e interminables filas de cristaleras del piso inferior de la torre, que embocaban cada uno de ellas, en una monumental entrada de doble puerta, también acristalada. Desde esos ventanales podía verse perfectamente el hall del edificio. Un enorme hall donde en sus esquinas se ubicaban sendos coffee shops, sin clientes a estas horas. Un bloque central donde, aparte de ser prácticamente incontables el número de cámaras y demás dispositivos de vigilancia y de seguridad; existían no menos de doce ascensores, para capacidad a su vez, de no menos de veinte personas, que bajaban y subían con cierto ritmo. Insuflaban así, casi de un hálito de vida invisible al edificio, en una impresión de un pulmón de acero y hormigón que inspiraba y exhalaba gentes en los más de noventa pisos del global de la estructura.

En medio de cada media docena de elevadores, y a pesar de no tratarse de un hotel, una especie de recepción ancha de madera de un tono oscuro de cierta calidad. En su interior, dos reconocibles androides hacían la vez de punto de información y probablemente, otras funciones como la de portero o, en caso necesario, de botones. Impasibles, su mirada se clava en el exterior, pérdidas en un horizonte inexistente, con rostro amable y dando clara impresión de sus principales virtudes. No se cansan, no duermen, no generan residuos... siempre atentos y sobre todo, no necesitan de un salario.

Tras ellos, un enorme display a modo de directorio, imprimía digitalmente los nombres de las empresas contribuyentes de tan magnífica obra de ingenieria moderna. En lo más alto de dicho panel digital, ocupando un claro lugar preferente, y en un tamaño superior al resto, el reconocible y ubicuo logo de la Tyrrell Corp.

[Ilitia]

A estas horas el asfalto parecía más bien un imán que atraía pesadamente sus pies. Ishani estaba acostumbrada a trasnochar pero el paso de los años se había hecho de notar. La bochornosa humedad no hacía sino contribuir a este estado de pesadez que probablemente todos sentían. Había noches que estar a la intemperie era realmente insufrible, de ahí el triunfo de las actividades de interior.

La cultista miró a su compañero Zargreo, parecía realmente incómodo. A penas había compartido unas palabras con él pero se acercó y le ofreció un frasquito que contenía aceites esenciales relajantes - Zargueo, sé que en esto eres experto pero te ofrezco mi composición personal de aceites, ¿qué te parecen?- esperó a que el cultista oliese la mezcla mientras observaba su reacción. Quizás podría aprender de sus artes en el futuro.

Sus pasos les dirigieron por fin a la imponente torre, no tenía mucho que decir y se unió a lo que la mayoría había decidido.

[Pagliacci]

-Ten, toma esto- le dijo a Zagreo, a primera vista parecía una larga capa andrajosa plegada sobre sí misma, sobre la cual se adivinaba el símbolo de Maljut, el árbol de la vida, receptor de la luz de todos los sefirot y atributo divino del más bajo orden. Maljut era el pleroma, el recipiente de las virtudes y las fuerzas y, mediante bitul recibe el flujo y la luminosidad de las esferas superiores. Pero, a primera vista, tan sólo era una capa sucia y manchada de tinta- Os ocultará a plena vista.


Mientras se acercaban a la Torre Civic, unas palabras resonaron en su mente, unas palabras que habían pronunciado los labios nerviosos de Circe, mucho tiempo atrás: "Sangre de gallo, sal y tierra. Yo te invoco en el carrefour, allá dónde se cruzan los caminos, allá donde se cruzan los destinos." Lang caminó entre los charcos como una marioneta arrastrada por los hilos, siempre apunto de desplomarse, siempre al borde de danzar. Cuando abrió las puertas de la torre y atisbó a las androides en su interior esbozó una sonrisa, eran cuerpos sin alma, armaduras sin mente, pseudo-humanos en los que había trabajado durante dos décadas antes de despertar. Incluso era posible que alguno de ellos lo hubiera diseñado él mismo, los recuerdos de las largas noches programando su conducta en los laboratorios de la Tyrell le desbordaron, casi sintió una punzada de nostalgia.

Entró despacio, como un peregrino al final de un largo viaje, cansado y taciturno, estudiando a los androides con la mirada. Su piel sintética había pasado con el tiempo de la flagrante silicona a una imitación ferulosa del tejido orgánico. Sus cabellos caían lacios y tranquilos sobre unos hombros perfectamente proporcionados y unos dientes de polímeros pesados mostraban una sonrisa color marfil. Eran los ojos, aquellos ojos imperfectos, su detalle más revelador, un órgano en el que había estado trabajando incluso él, pues no era fácil en absoluto la conexión de las células ganglionares del nervio óptico con el lóbulo occipital de aquellas cuadriculadas CPU. Había algo espiritual en la mirada humana, algo que todavía no se había logrado solventar por completo, al menos en aquellos modelos.

Lang y Tetsuo se acercaron al mostrador tratando de centrar la atención de las máquinas sobre ellos, tenían ya la llave, pero les vendría bien algo de ayuda para encontrar la habitación. Mientras tanto, quizás el resto de los miembros de la cábala pudieran introducirse sin ser vistos. Lang conocía un truco, la llamada Mortaja de Erebus, un manto de oscuridad que envolvía a quien lo vestía volviéndolo invisible, recordaba el orgullo que había sentido al dominarlo tiempo atrás y el modo en el que se decoloraron sus cabellos y su piel después de usarlo. Fundirse con las sombras no era agradable, uno sentía el frío primordial del vacío jamás hollado por la luz, era una sensación que el judío deseaba que sus compañeros sintieran.

-... noches- masculló el cabalista al entrar, dispuesto a poner a prueba la inteligencia artificial de los androides.

[Jebediah_Gogorah]

{ https://www.youtube.com/watch?v=QNGb4xrCDHY - Futurismo by Auntie Flo }

Rememoró el sabor férreo de la sangre en su lengua. Sintió el tacto terroso de la arena en sus dedos. Olió el inconfundible aroma de la sal soltando sus esencias mientrás iba siendo machacada rítmicamente en el mortero. Oyó cantar al gallo, en el último de sus cantares, predicción funesta, pues más que un cantar, parecía un lamento. Y sobre todo, vio. En su mente, el recuerdo vivo de su mentora, con aquella pérfida mirada que invitaba a besar sus labios oscuros, que se acercaba con su andar sibilino a ofrecerle el cáliz con el que iniciar el rito. Todo se volviá turbio, más aún en sus recuerdos, y el pulso se aceleraba; pues ya venían.

Aquellos recuerdos le asaltaron en la apenas quincena de metros que separaban la entrada de la recepción. Una suave y casi inaudible melodía con ciertos tintes asiáticos, llegaba hasta los oídos del hermético y del pandillero akáshico, que permanecía obediente y alerta. El androide, con sus dos cristalinos ojos llenos de artificial vida, pero vacíos de alma y, con un armonioso giro de cuello, dejó de mirar al frente, para atender a los nuevos clientes.

Lang los estudió. La presencia de éste tipo de androides más refinados y no el de los modelos más básicos (y reconocibles), le daban una fiel muestra de la caché del lugar. Al fin y al cabo, la "Empresa de la Pirámide" debía presumir de cualquiera de sus obras, y uno de sus más sonoras contribuciones a la sociedad angelina como era la torre Civic Center, no podía estar recepcionada por los prototipos más básicos de su principal producto.
El alemán reconoció casi cada parte de ellos. Fibra capilar RotterFiber de veinticinco micras de grosor, globulos oculares ProEyeTech modelo 2045P con rotación global, piezas dentales Arasaka model AD23 de fácil extracción, téjido epidérmico Tyrrell Pyramid modulable, capaz de expresar emociones como "erizar el vello" o "piel de gallina". Una auténtica obra de ingeniería moderna (mucho más que aquel enorme complejo de viviendas) de la que él había sido perfecto modelador. Cómo sus místicos antepasados, virtuosos de la alquimia, el ingeniero de la orden, había formado parte de la remota y lejana aspiración humana de crear vida, de ser dioses. No obstante, ahora que el androide le devolvía su abisal mirada, el fracaso de no poder insuflarles de ánima, volvía a quebrantar su propio espíritu. El Dorado particular e inalcanzable, que la megacorporación cuyo logo parpadeaba cómo un hipnotizante metrónomo sobre las cabezas de los robots recepcionistas, se había encargado de arrebatar.

- Buenas noches, señores ¿En que puedo ayudarles? - responde una voz con una dicción perfecta y armoniosa.

[Toxizer]

Tetsuo acompaña a Lang a la entrada de la imponente torre. Al entrar se encuentra más o menos con lo que esperaba, un espacio aséptico, hipertecnificado pero elegante. Su mente cansada divaga momentáneamente, recuerda sus largas sesiones de meditación con Mr. Wong, las reuniones con la señora Natsumi y otros hermanos tradicionalistas, la importancia de los ancestros y de la familia que le han inculcado desde pequeño. Al ver a los maniquís animados piensa que cualquier chico de su barrio alucinaría al ver un androide tan avanzado. Sin embargo, Tetsuo solo ve un montón de polímeros accionados mediante electricidad, una burda copia de la humanidad; una humanidad creada por los dioses, capaz de procesar y usar la energía vital, el chi, para lograr proezas increíbles. Esos perros de la Tecnocracia tendrán su dinero y su ciencia, pero jamás podrán entender los misteriosos caminos del Do. Poco a poco el joven akáshico va envalentonándose y al llegar a la recepción está totalmente dispuesto a reventar el Civic Center con sus puños desnudos, pero deja actuar a Lang. Cuando lleguen a la planta donde está el piso del tecnócrata usará su radar mágico para intentar detectar amenazas y si es necesario, defenderá a sus compañeros de cábala usando el kyokushin.

" Malditos muñecos robóticos, esos bastardos de la Tyrell están perfeccionando demasiado sus oscuras artes. Espero que no nos corten el paso. A ver lo que se le ocurre al señor Lang."