Episodio 1. El párking y la morgue

[Nyxe]

Escucho a Karen y observo el vídeo que nos enseña atentamente. Desde luego las imágenes no eran agradables, pero no eran nada que no me esperase. -"No, no tienen pinta de haber muerto de fiebre"- piensa mi lado mas cínico. Yo no estaba acostumbrada a esta clase de investigaciones, pero de todas formas intento ir encajando las piezas aunque Karen y Lars fuesen mucho más rápido.

-Si no hay nada de sangre puede ser por dos cosas. O porque les mataron en otro lugar, o porque las heridas son post mortem -le comento a Karen. Seguramente el forense ya lo habría comprobado. -O que les dejaron secos -se me ocurre un momento después.

No me preocupaba demasiado que los cadáveres no tuviesen sangre. La mayoría de análisis podía hacerlos sacando muestras de otro tejido (y seguramente el forense ya hubiese hecho unos cuantos).

-Si han conservado los cadáveres en frío o en formol os lo puedo decir en un momento -digo en cuanto Lars lo menciona. El formol olía, y entre otras los ojos se lesionaban bastante cuando el líquido intraocular se congelaba. Pero tanto aquello como vestir a cadáveres con ropa de otra época me parecía complicarse mucho.

-¿Y si los uniformes son extranjeros? -digo, pensando en la Salmonella. -Lindhart me ha mandado este anochecer unas muestras de sangre para que las analizara que tenían fiebre tifoidea -le explico a Karen-, que en Dinamarca está erradicada. Todavía no le he mandado los resultados porque pensaba que tenían que ver con esto, aunque debería hacerlo ya porque le dije que no iba a tardar mucho. Pero aunque no parece que esos niños hayan muerto de fiebres, quizá alguno era portador o simplemente había estado en contacto con la cepa. Y quizá si esos uniformes nos parecen antiguos es porque no son de colegios europeos.

Recordaba alguna foto que Halil me había enseñado de cuando era niño y el uniforme que llevaba me parecía de hacía décadas. O los típicos uniformes de los colegios japoneses, que no habían cambiado casi en un siglo. Quitando tal vez Norteamérica, el resto de continentes iban bastante a la zaga de Europa en todo, y me parecía que eso incluía la moda de los uniformes escolares. Aun así, de dónde hubiesen salido los cadáveres seguramente fuera lo de menos, si alguien pretendía inculpar a la empresa. Suponía que tenía que tratarse de vampiros. Aunque Lars dijera que no era posible hacerlo tan rápido, había visto a algunos Brujah presumiendo en Christania que me hacían dudarlo. Aunque con tantos cadáveres seguramente hubiesen tenido que ser unos cuantos. Pero había demasiadas cosas que no cuadraban. A menos que fuese una trampa verdaderamente elaborada que todavía no era evidente, no veía que sentido tenía dejar una escena tan confusa que podría considerarse una ruptura de la Mascarada. Si la idea era que la policía acusase a alguno de los jefes, ¿no hubiese sido mejor dejar un cadaver en su bañera o algo así? Que todo sucediese en mitad de un apagón tan rápido que segun Karen ni los generadores de emergencia lo notaron...

-¿Estás segura de que fue un apagón? -le pregunto a Karen. -¿O que fué de verdad tan rápido? Quiza... -empiezo a aventurar- ...quizá congelaron la cámara o algo así, y ese instante de apagón fué el momento en el que pasó a grabar otra vez. Puede que simplemente intentasen ocultar otra clase de crimen, y que ha pasado en ese aparcamiento como habría podido pasar en cualquier otro. Porque si estuvieran intentando inculpar a alguien, ¿no tendría que ser mas obvio? Esto es muy raro... y más para la policía de la grey.

Aquella posibilidad me tranquilizaba un poco. Dejando de lado lo turbio que era que alguien se dedicara a descuartizar niños, incluso entre los vampiros, al menos esa persona no iba a por nosotros.

[Corso]

Karen observaba y escuchaba con seriedad asintiendo levemente a ambos. No quería cortar el hilo de sus elucubraciones mientras iban exponiendo sus pensamientos en voz alta. Era obvio que sus mentes trabajaban deprisa y que algunas de las pesquisas que dejaban volar al aire era similares a las que ella misma había tenido durante el último par de horas.

Cada uno, a través de su propia personalidad, intentaba recopilar datos y escarbar bajo la superficie de lo que les parecía un juego macabro en el que el resto de jugadores les eran desconocidos. Aún.

Tecleó un par de veces en su teléfono móvil y acto seguido se escuchó la alerta de mensaje recibido en el teléfono de Lars. Una vez el Ventrue ya tenía la copia de los archivos, les contestó.

Todo sucedió tal y como os he contado, Annalise – aunque empezó mirándola a ella sus palabras iban dirigidas a ambos.

¿Con qué nivel de seguridad? Con toda la que puede darnos el relato del tal Simonsen, que es como decir que con toda y ninguna, pero no tenemos otro punto de partida. Además, no creo que me mintiese, no le veo sentido por el aluvión de serios problemas que eso podría traerle; aunque, quién sabe. La única certeza indiscutible de la que disponemos es el escaso margen de tiempo que tenemos para averiguar quién, cómo y por qué. En esos puntos parece que los tres tenemos la misma perspectiva...que nos deja en punto muerto hasta que veamos los cadáveres y podamos ir desenmarañando la bovina de hilo.

Guardó un minuto de silencio mientras, mentalmente, ponía en conjunto las primeras ideas comunes de la noche. Aún no tenían pruebas firmes de nada, pero coincidían en el primer análisis.

¿Quién? - Karen levantó el dedo índice enfatizando el primer punto- Estoy de acuerdo con vosotros. En principio las dos opciones más lógicas son pensar en, o bien un vampiro con el poder suficiente como para crear una artimaña de este calibre por “métodos” que escapan a nuestro propio dominio de los dones de la vitae.

O bien alguien con menor poder en la sangre, quizá un grupo, tan bien coordinado que ha estado preparando este altercado con el suficiente tiempo, paciencia y organización que nadie ha sido capaz de advertirlo. Y lo que es aún peor, detenerlo.

Cualquiera de las dos opciones les iba a dar trabajo, desde luego. Era obvio que, aunque encontrasen pruebas suficientes, acusar a un antiguo era una ardua tarea y que iban a necesitar para ello el apoyo no solo del Clan sino del resto de vampiros influyentes de la ciudad. Por otro lado, si se trataba de un grupo de Vástagos la cosa se ponía aún más complicada pues el tener que diversificar tiempo y recursos iba a ser un proceso lento y tedioso. Tras una pequeña pausa la Ventrue levantó un segundo dedo.

El “cómo”. Pensad en esto: Por muy rápidos que hayan sido es difícil que no quede ningún tipo de rastro. Físico o “mental”. ¿Cómo llegaron a meter allí los cadáveres? Nadie va por ahí con un niño mutilado colgando del hombro. Se trata del parking de la sede, así que seguramente trasladasen los cuerpos en algún vehículo con bastante volumen. C&N tiene muchos enemigos y los sistemas de seguridad del edificio registran el acceso de quién entra y quién sale. Eso será uno de los primeros aspectos sobre los que indagaremos mañana. Puede que una vez dentro se dieran mucha prisa, pero estoy convencida de que no entraron por la fuerza al edificio. Dicho esto, quizá tuvieran ayuda desde el interior, lo que complica las cosas.

Karen empezó a caminar animando a ambos a seguirla. El espacio que les separaba de la entrada de la morgue era el suficiente para acabar de hablar sobre el asunto antes de entrar. Se situó entre ambos y continuó hablando con serenidad y seriedad.

Y tres, ¿Por qué? No nos engañemos, queridos, la empresa tiene enemigos por doquier. Con solo pensarlo podríamos encontrar más de una docena de razones para que alguien haya decidido hacerle daño a una de las arterias principales de nuestra causa...y no se han andado con minucias. El golpe puede ser tremendo. La criminalidad sigue aumentando exponencialmente y puede que esos terroristas de izquierdas de Christiania hayan querido levantar una cortina de humo tras la que se esconde un fin bastante más complejo que el “simple” asesinato múltiple de un puñado de críos. En la última semana una manifestación de ecologistas en el puerto terminó con enfrentamientos con la policía y la muerte de una de las hippies – miró de reojo a Lars, en el primer mensaje que le había mandado esa noche le preguntaba por ese tema – Quizá ambos sucesos estén relacionados de alguna manera. No deberíamos cometer el error de descartar ninguna hipótesis.

Buscó con la mirada el consenso de ambos. Al fin y al cabo iban a estar juntos en todo aquello y debían tener todo hablado y claro para ir en la misma dirección cuando llegase el momento de separarse; como seguramente hiciesen una vez abandonasen aquel lugar. De hecho, era muy posible que cada uno tuviese que recurrir a sus contactos y propios recursos en las siguientes noches. La Ventrue ya tenía claro a quien recurrir si la situación lo requería y no dudaba que tanto Annalise, como Lars, harían lo propio. Tenían que ser cautelosos y hacer el menor ruido posible, pero si en algún momento aquello requería de acciones más severas no debían vacilar.

Puede que sea una venganza, o un intento de socavar a nuestra facción a través de una de las empresas que colaboran con ella, un acto de terrorismo político...incluso puede que la ropa de esos niños sea un mensaje que todavía no entendemos…

Estoy de acuerdo con todo lo que decís, vuestros razonamientos son lógicos y las variables son muchas. Despejarlas empieza por cruzar esa puerta - Señaló el acceso al edificio forense, en cuyo interior se encendieron las luces del hall de entrada.

En cualquier caso, en este momento solo podemos estar seguros de varias cosas. La primera es que sabemos que el conocimiento del suceso se está expandiendo entre el rebaño. El senador lo sabe. El contacto de Lars lo sabe. La policía lo sabe...y, en esta ciudad, la policía tiene un nombre: el de nuestro querido, atormentado y parco en palabras preferido – el sarcasmo en su voz al referirse al Malkavian era evidente.

Si crees que debes mandarle ya los resultados, adelante. No queremos que se presente en tu laboratorio o que te atosigue – Asintió, sabía que Annalise era lo bastante inteligente y autónoma para saber si podía retener el resultado más tiempo o no. Confiaba en su buen juicio. Se mantuvo en silencio el tiempo que tardó en pensar más a fondo sobre aquello último.

Así que, se ha puesto en contacto contigo ¿Mmm? Pienso lo mismo que tú, querida – sonrió en sintonía y aprobación a que Annalise aún no le hubiese mandado el resultado - Dudo mucho que esa muestra que te ha pedido que analizaras no esté relacionada de un modo u otro con todo esto. Puedo entender que el “Señor Lindhart” esté llevando el asunto con la máxima discreción e imagino que no va a contar con el ánimo suficiente para mostrarse muy hablador con nosotros ni con nadie que no goce de su más íntima confianza porque, queridos, esa carnicería no es que pueda romper la Mascarada...es que la revienta en mil pedazos y la suya es la primera cabeza a la que pedir responsabilidades. Lo lleva adscrito a su puesto y sabemos cómo está la situación política en Copenhague. La capacidad mental de su Sire tiempo ha que está más que cuestionada y los apoyos que tiene en la Natlige se debilitan por semanas. Eso le coloca indirectamente a él en una posición bastante… - buscó un eufemismo claramente sarcástico - incómoda. Así que, según se pongan las cosas, el chiquillo de la Príncipe puede llegar a necesitar mucha más ayuda de la que su autosuficiencia y desprecio hacia nosotros creen.

“Si, de una forma u otra, podemos hacernos con algo interesante y con la información “adecuada” quizá se muestre más proclive a conversar. Y no pienso desaprovechar la ventaja de poder tener un favor (o un voto) que cobrarle en el futuro a esa piara de lunáticos”.

Si estáis preparados...-los escasos veinte metros que quedaban para llegar a la pequeña escalinata de acceso a la entrada del edificio forense eran suficientes para alguna discreta observación más, aunque algo le decía a la Ventrue que los tres estaban preparados. Karen se situó tras Lars, dejando que su "hermano" fuese quien encabezase la comitiva, lo que servía para darles a entender que si no había nada más que añadir era hora de empezar.

[Nyxe]

Asiento al escuchar las palabras de Karen. Teníamos un par de cosas más a las que agarrarnos de las que parecía a simple vista. En el edificio había registros, y si alguno de los empleados había visto algo seguramente pudiéramos sonsacárselo, incluso aunque le hubiesen nublado los recuerdos. Por otro lado, aunque Lindhart no fuese nuestro aliado, en este caso seguramente tuviese el mismo interés en que este caso no saliese a la luz que cualquiera de nosotros.

Me quedo pensando en la posibilidad de que la ropa fuera un mensaje. Mi mente va hacia la opcion mas obvia, y de la que cojo el móvil para enviarle los resultados a Lindhart, busco como eran los uniformes escolares de los niños en la alemania nazi. Si era un mensaje por la supuesta relación con los Verdaderos Daneses... quizá simplemente les estaban llamando nazis. Pero no creía que para hacer esa acusación hubiesen matado a niños. Aunque bueno, mayores contradicciones tenía el comunismo.

-Vamos- le respodo a Karen encaminándome hacia la puerta.

[Voivoda]

Annelise se queda unos segundos parada cuando Lars y Karen hacen ademán de entrar definitivamente en el gris edificio de la morgue. Su Sire y su "tía" la observan con interés. Annelise no dice una palabra, pero enseña la pantalla con los resultados de la búsqueda por imágenes que acaba de realizar. Es fácil distinguir en buena parte de ellas que los uniformes escolares de la Alemania nazi tenían un parecido extraordinario con los de los niños masacrados en el párking. No son exactamente iguales, pero el porcentaje de similitud es lo bastante llamativo para llamar vuestra atención. Os miráis sin decir palabra, comprendiendo que es un dato a tener en cuenta y a guardar entre vosotros.

Camináis hacia el interior del edificio con la seguridad que transmite vuestro movimiento coordinado. Juntos os sentís fuertes, poderosos, auténticamente inmortales. Esa calaña de débiles buenistas con la que os topáis cada noche puede ser molesta, incluso peligrosa, cuando os dedicáis a vuestros asuntos por separado, pero estando los tres juntos esa sensación da paso a la adrenalina del poder que se dispara con la sensación de pertenecer a una manada que sentís indestructible. Lars siente el respaldo de la astuta inteligencia de Karen (de la que no hay que desdeñar su habilidad marcial) y el orgullo de "padre" por el intelecto de Annelise. Karen admira a su hermano y el carisma que irradia y ve en Annelise el futuro prometedor de la rama germana del Clan. Annelise reivindica su independencia y sus capacidades, intentando absorber como una esponja todo cuanto puede de sus mayores.

Minutos después

La morgue tiene un aspecto interior que es imposible de anticipar por sus húmedos muros exteriores. Mientras que por fuera mantiene el aspecto anodino e impersonal de una construcción antigua dedicada a algo que por tradición y costumbre no es nada agradable, por dentro parece una especie de clínica futurista. Paredes, suelo y mobiliario de un blanco impoluto ocupan el hall donde se proyectan imágenes agradables de campos, fiordos y ríos, quizá como metáfora de la supuesta vida que hay más allá de la muerte. Todos sentís la ironía del concepto dada vuestra propia condición. Discretas pantallas transmiten mensajes para los trabajadores, indicándoles a qué sala deben dirigirse. Dado que sólo veis una persona enfrente de vosotros, suponéis que esas pantallas formarán parte de un circuito en red interno y que se verán por distintas salas en las que estén los médicos y otros trabajadores de los departamentos legales.

En el centro hay un amplísimo escritorio con varias pantallas de ordenador, detrás de dos de las cuales hay un secretario vestido como una especie de mayordomo bohemio con toques steampunk. Es un joven que no llegará a los treinta años, pelirrojo, de pelo despeinado y gafas de pasta de grandes dimensiones.

- ¿Puedo ayudarles en algo? -dice con una amplía sonrisa y un gesto amanerado.

[Corso]

Aquellas camisas con grandes bolsillos en el pecho, corbatas y pantalones cortos. El bitono de los uniformes. Todo apuntando a las HJ.

Echando la vista atrás ahora recordaba los tiempos en los que los ideales de la extrema derecha la llamaron por primera vez. Había leído mucho sobre el nacionalsocialismo, documentándose a través de antiguos tratados, imágenes y vídeos en su época universitaria. Incluso, si retrocedía un poco más en el tiempo, a los recuerdos de su niñez, podía rememorar con cierto grado de exactitud cómo en casa de su propio abuelo ya había empezado a familiarizarse con los aspectos estéticos de la Alemania del Fhürer.

Karen esbozó una perlada sonrisa al observar los resultados de la búsqueda que había hecho Annalise. En realidad, era una de las posibilidades que habían estado barajando. Los uniformes, si es que no eran auténticos, conseguían acercarse tanto a los de la época que si se trataba de una réplica había que reconocer que alguien había realizado un trabajo excelente.

El hallazgo de Annalise ponía de manifiesto que el paso del tiempo era un filtro muy caprichoso para la memoria: desechaba y guardaba las vivencias de todos a su antojo y libre albedrío. En ocasiones, pensó la Ventrue, eso facilitaba las cosas y evitaba colapsos mentales. Sin embargo, otras veces, podía ser esquivo y traicionero; como era el caso en ese momento.

Desde que vio las fotos de los niños en el despacho de Anker los uniformes le habían llamado la atención, pero era ahora, a través de una conexión a internet cuando había descubierto el por qué. La paradoja del tiempo en las noches modernas era que se había empezado a medir en unos parámetros distintos a los de antes. El tiempo ya no se medía a través de la precisión de las agujas de un reloj sino de la velocidad de la conexión a la red que cada uno tuviese. El pasado y la memoria, irónicamente, estaban a golpe de “click”.

Aquella información era reveladora y serviría como punto de partida antes de ver los cadáveres y la posibilidad de que se tratase de una venganza, o un mensaje, empezaba a cobrar fuerza. Pensó un momento sobre ello y encontró que algo en todo aquello le desconcertaba: aunque, para su gusto, quien hubiese perpetrado aquella carnicería se había pasado de la ralla...había algo más.

-"Es excesivo. Demasiado obvio" – fue la única valoración que escapó de sus labios, entre una afirmación y un interrogante, hacia Lars y Annalise. Las imágenes les daban un punto de partida, pero tendrían que hablar sobre ello cuando salieran de allí.

Unos minutos después se encontraban frente a quien parecía ser el secretario o recepcionista de la morgue. Karen, tras Lars y junto a Annalise, sonrió a su vez dejando que fuese su “hermano” quien respondiese y llevase el peso de la conversación, fijándose en el amanerado joven y atenta a cualquier cosa que pudiese llamarle la atención.

[Victor_Krugger]

Claro, pensé. Era tan obvio que no me había dado cuenta. Esos uniformes ya los había visto en algún sitio. En fotos de álbumes familiares en la casa de mis padres. Quizá no fuesen originales o que no fuesen exactamente el mismo uniforme, pero sin duda eran muy parecidos. Un oscuro guiño que hacía que ese ataque cobrase otro sentido. Era acaso un mensaje no tan oculto, una metáfora que quería mostrar al nazismo asesinando a niños. Lo niños simbolizan el futuro. Acaso el o los autores, ¿estaban diciendo qué el nacional socialismo había aniquilado al futuro de la nación, o al futuro del mundo en general? ¿O quizá deseaban que los hijos de nazismo estuvieran muertos? De lo que no había duda es que no daban puntadas sin hilo y que sabían perfectamente cómo hacer daño. Un cierto hedor a venganza me venía a la mente.

Me quedé en silencio, pensativo, con mis propias elucubraciones hasta que la voz del recepcionista me sacó de mi ensimismamiento. Le miro a los ojos y le hablo con serenidad y firmeza.

-Buenas noches, soy el Inspector Gustafsonn, las dos mujeres que me acompañan son las asesoras del cuerpo de policía de Copenhague: Karen Klausen y Annelise Niemi. Estamos aquí porque queremos examinar los cuerpos encontrados en el párking de Christiani & Nielsen.

Mi voz suena amable, pero regia, mi intención es qué el sonido de mis palabras sea como un susurro que acaricia suavemente sus tímpanos, pero que a su vez, el recepcionista sienta qué la decisión de mi mensaje es implacable. Cuando termino de presentarme, enseño mi identificación policial. El soporte material es de cartón plastificado como eran antaño; y de ese mismo papel se proyecta un holograma multicolor en el que sobresalen las siglas de la policía danesa, mi nombre y una reconstrucción 3d de mi busto.

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OffRol: Perdón, he tenido que editar porque escribo desde el curro y me he dado cuenta que había cosas que cambiar

[Voivoda]

El recepcionista parece algo confundido. Lars mantiene un gesto serio. Desde los tiempos en que podía respirar era consciente de que su aspecto severo, su mandíbula y rostro de corte rectangular y sus ojos que parecían siempre estar entrecerrados generaban cierta incomodidad en quien estaba enfrente. Ya incluso antes del Abrazo aprovechaba ese efecto producido por su físico, el cual le era de gran ayuda cuando trabajaba como policía. El Abrazo por parte del Clan líder por antonomasia había multiplicado de modo sobrenatural esa capacidad.

No obstante, los tres notáis que la confusión del chico que tenéis delante va más allá de ese efecto. El cíclico bucle musical inspirado en esas composiciones insulsas propias de salas de espera, aviones o llamadas en espera os es crecientemente molesto. El chico comprueba los datos de la identificación holográfica, teclea un par de veces, mira las pantallas y parece que repite todo el proceso un par de veces. Su voz denota un cierto nerviosismo.

- Me temo que eso no va a ser posible... Ya han sido recogidos por la funeraria. - el chico vuelve a teclear- Sí, por la funeraria Konge, con la firma del juez de guardia- El recepcionista recupera la compostura y vuelve a miraros con amabilidad. Ante el gesto más severo de Lars y Karen (por un instante estáis de pie como estatuas, sin parpadear), prefiere centrar su mirada en Annelise. - Lo siento... Si puedo hacer algo más por ustedes...

OFF. Solo como añadido al ambiente del turno, Karen y Lars teneis Naturalezas tradicionalistas. Sin entrar al detalle del nivel de homofobia de vuestros pjs (estamos en un futuro cercano en uno de los paises socialmente más avanzados del mundo, por lo que tampoco seríais reaccionarios medievales) sí que vuestro interlocutor es amanerado, lo que puede que os resulte algo incómodo.

[Nyxe]

Suelto una maldición para mis adentros. Aquel no podía ser el procedimiento habitual, alguien había tenido que intentar deshacerse de los cuerpos lo antes posible. Dado el riesgo que suponían para la Mascarada, no tenía por qué tratarse de nadie intentando obstaculizarnos, pero aún así era un contratiempo serio.

-Oh, no se preocupe. -le respondo, tratando de improvisar-. Entiendo que el forense ya ha examinado los cuerpos. Debería habernos dejado los informes listos para que los recojamos.

Intento mantener una pose de profesionalidad, pero al mismo tiempo de tranquilidad y simpatía. Al chico le intimidaban Lars y Karen, por lo que yo tenía que ser su amiga.

-"Que raro, debe haberlos dejado dentro. ¿Nos permite pasar?" -le diría si el forense no había dejado nada preparado para la policía.

[Corso]

Que aquel muchacho fuese el primer contacto que se encontraban las personas que entraban en la morgue era una pequeña muestra de la situación de la ciudad y de la excesiva “manga ancha” a las libertades morales que dispensdaban las instituciones de Copenhague. Cuánto había perdido la ciudad desde antaño, cuando en un lugar como aquel era inconcebible encontrar a semejante...personaje.

Para empezar, su amanerada bienvenida resultaba un poco...incómoda. La Ventrue observó como las pantallas de los monitores reflejaban su brillo en aquellas gafas excesivas mientras el chico tecleaba y, fijándose en su ausencia de peinado y extravagante vestimenta, sintió el impulso de chasquear la lengua en señal de reprobación. En conjunto, aquel crío era un esperpento y su carácter afeminado podía llegar a resultarle irritante. Sin embargo, contuvo cualquier comentario o mirada inquisitiva y prefirió dejar hacer a Annalise, por el momento. Era obvio que el chico parecía conectar más con ella, quizá por su edad aparente o quizá porque algo le decía que Annalise era menos severa, o más cercana y tolerante.

En cualquier caso pensó durante unos segundos en lo fuera de lugar que estaba que aquel sodomita ambiguo ocupase un asiento allí, en el que por etiqueta, protocolo y buen gusto debía regir la seriedad, la sobriedad y la moderación.

Mientras Annalise departía con él, decidió teclear en el navegador de su móvil las palabras: “Funeraria Konge” esperando por respuesta alguna información sobre dónde estaba situada, sus horarios y demás datos menores. El otro propósito de la búsqueda era intentar encontrar algún dato menos evidente. Quizá pudiese relacionar la funeraria con algo o alguien que le resultase familiar. Mientras esperaba la serie de resultados se le ocurrió recorrer con la mirada las pequeñas pantallas que mostraban la información sobre los nombres, los mensajes y las diversas salas del personal del edificio por si algo en ellas le llamaba la atención. Seguramente, Lars, habituado a desenvolverse en investigaciones, estaría haciendo lo que mejor se le daba hacer, estaba en su terreno, y prestaría atención a cualquier otro pequeño detalle, por mínimo que fuese.

Tras observar las pantallas miró a Lars de soslayo intentando dilucidar el curso de sus pensamientos. El nerviosismo del chico sin duda estaba provocado por ellos, era un efecto natural el despertar fascinación y recelo sobre el rebaño, pero Karen albergaba la duda de si no habría algo más.

Mientras permanecía en silencio volvió a prestarle atención ocultando la pequeña incomodidad que le provocaba y procurando suavizar el gesto de su rostro, atenta a la respuesta que le daría a Annalise.

-”Vamos, danos acceso, mujercita” - pensó despectivamente mientras sonreía al chico con amabilidad. Si conseguían el nombre del forense o el juez de guardia a través de los informes podría mover algunos hilos que le diesen algo más a lo que poder aferrarse. O eso esperaba, antes de que su paciencia empezase a medrar.

[Victor_Krugger]

Miré al invertido, con una mirada neutra esperando su respuesta a Annie. Aceptaba su existencia, de hecho sabía que en los Verdaderos Daneses había gente de su condición sexual. Pero, al menos, estos tenían buenos modales y sabían comportarse en público. A los que no toleraba, era a los amanerados y extravagantes. Esos maricones, estaban mejor escondidos en el armario. Para mí, lo único que hacían era perjudicar y dar mala fama a los que sabían cuál era su sitio. En otra época, le habría abofeteado por el mero hecho de que sus pintas no eran las apropiadas para el puesto que ocupaba. Pero los tiempos cambian y la circunstancia en la que nos encontrábamos requería de métodos diplomáticos.

Al parecer, según los tiempos burocráticos habíamos llegado tarde. Pero había cosas que no me cuadraban. Un informe preliminar de una autopsia está listo, a lo sumo, en 48 horas. Normalmente, los jueces autorizan el enterramiento o incineración con ese documento. Pero hay otro, el informe definitivo de la autopsia, que tarda más. Sólo en algunos casos, se impide a la familia la incineración o el entierro por si fuera necesaria una prueba posterior. Pero esto es sólo posible si se han identificado a todos los cadáveres. Si hay problemas de identificación, el proceso sí se ralentiza porque hay que cotejar las muestras de ADN con la base de datos y dependiendo del caso, puede llevar semanas o incluso meses. Con esa cantidad de cadáveres se me antojaba qué, por algún motivo ajeno, los procesos burocráticos se estaban acelerando.

-Has dicho que la autorización de recogida por parte de la funeraria está firmada por el juez de guardia. Si no es mucho pedir, necesito ver el documento. Teniendo en cuenta que la investigación aún sigue abierta, me parece todo muy precipitado, debe de haber algún error, me gustaría saber quién es el juez qué ha dado la orden de traslado.

Tras mi petición permanezco estático como una estatua y observo al joven humano, diseccionando con la mirada cada detalle de su lenguaje no verbal.