- Lo cierto es que ha cumplido con su palabra.
La voz de Álex rompió el silencio que reinaba entre vosotros. Vuestro escondite común era una especie de santuario. Mientras que solíais conversar largo y tendido en otros lugares que frecuentáis de vez en cuando, os soléis dejar llevar por la tranquilidad de la seguridad de vuestro propio Dominio. Una sensación que cada noche saboreáis más ante la creciente tensión larvada que se puede palpar en la noche de Copenhague. Las últimas redadas en Christiania han venido acompañadas de inusitadas dosis de violencia hasta el punto de que los portavoces de la comunidad nocturna de ese barrio han elevado sus quejas ante el Natlige, donde el chiquillo primogénito de la Principe ejerce de regente ante la prolongada ausencia de su Sire. Hasta donde habéis escuchado, la voz de los Verdaderos Daneses cada vez se oye con más fuerza, lo que está envalentonando a los agentes de policía que sospecháis están a sueldo o bajo la influencia directa de los ultraderechistas vampíricos.
A Malalt le ha llevado algunas noches volver a tener a su red de contactos sana y salva, ya que alguno se ha visto afectado por las redadas. Jasper ha preferido mantenerse en un anonimato casi absoluto durante ese tiempo, dedicado a sus propios vicios y, sobre todo, intentando llamar la atención lo menos posible mientras espera a que pase la tormenta. Es Álex quien ha estado más activa, de ahí que es ella quien confirma vía CyberScan que en los distintos foros frecuentados por los Vástagos se han disipado los comentarios que os apuntaban directamente, dejando en su lugar un reguero de sospechas sobre supuestas células del Sabbat que cruzan el puente de Oresund para desestabilizar el Principado de Copenhague, temores sobre un posible rebrote del AV, peleas entre bandas de adolescentes relacionadas con el grupúsculo violento de extrema izquierda llamado Juventud Roja y algunas teorías más peregrinas que, en todo caso, alejan momentáneamente el foco de vosotros.
Isak parece que ha cumplido con su palabra, lo que es un alivio para todos y refuerza la confianza de Jasper y de Álex, aunque Malalt, consciente de las artimañas mentales usadas por el Setita en vuestro encuentro de hace algunas noches, es consciente de que hay una deuda no escrita que no le gusta tener. En su cabeza da vueltas aún el contenido del último encuentro y sus comentarios sobre drogas que daba por extinguidas. Aunque había mantenido el tipo con Isak, Malalt sabía que ese tipo de sustancias no estaba entre las que movía su gente, pero también había investigado sobre que ese tipo de drogas solían relacionarse con su Clan en ocasiones, por la tendencia de algunos degenerados de la Rosa por experimentar placeres de tiempos pasados. De ahí que sospechara que intentaban tenderle una trampa.
La Brujah vuelve a mirar su pantalla.
- Oh, oh...
Al escuchar su sorpresa, Malalt y Jasper miran con interés hacia el ordenador, por lo que Álex incrementa el tamaño de la pantalla y la convierte en una pantalla flotante que ocupa el espacio intermedio entre los tres. Comprobáis que está navegando por los servidores ocultos de Bloodspot, donde se puede leer una especie de comunicado escrito sobre un peculiar fondo negro y carmesí.
"Por cada chaval envenenado, un peón eliminado.
Por cada gramo de mierda para consumir, un gramo de carne para destruir.
Por cada traidor detectado, sangre en el teclado.
Juventud Roja"
Acompañando al texto, de escasa calidad literaria, observáis un vídeo de corta duración en lo que parece algún tipo de sótano húmedo. En él se puede ver a un tipo de mediana edad atado a una silla, amordazado y con moratones y heridas sangrantes por buena parte de su cuerpo. Su rostro es de puro terror cuando le iluminan directamente con el único foco que parece haber en una estancia que debe estar la mayor parte del tiempo a oscuras.
- Me cago en su...
Álex y Malalt miran a Jasper, que parece salir de su sopor habitual cuando reconoce a Edgar, un antiguo compañero de su empresa que le echa una mano de vez en cuando en sus... trabajos por la Red.
Debajo del texto lírico, Juventud Roja había dado información más prosaica.
Si en 24 horas no se entrega en el Flakfortet de Saltholm el traficante de opio que está matando a los jóvenes de Copenhague y el auténtico traidor que hackeó Bloodspot, convertiremos a este infeliz, también culpable, en comida para los peces. Todo bastardo que nos relacione con esta mierda tendrá también su merecido.
OFF: Álex y Malalt tienen -2 puntos de Sangre y Malalt mantiene el -1 de FV que gastó en el último turno del Interludio. Jasper tiene -1 punto de Sangre.
Episodio 2. Un secuestro
Moderadores: Pagliacci, Jebediah_Gogorah, Ilitia
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Jasper Rohde (Jebediah_Gogorah)
Caitiff Programador
Re: Episodio 2. Saltholm
El sin clan se fue arrastrando hasta la pantalla, saliendo de aquel semiletargo en que la vitae alterada con droga le metía. Se acercaba con el convencimiento de estar viendo algo irreal. Como si dos cosas de dos tiempos o de ambientes distintos estuvieran ahora entrelanzadas. Como ubicar un robot en el medievo o un arcoiris en el infierno. Simplemente no cazaban.
Probablemente era la primera vez que veía sus dos mundos tan profundamente interconectados. Balbuceó todavía sorprendido: - Hostia puta... pero ¿que hace Ed ahí? - se echó las manos a la cabeza queriéndose arrancar sus cabellos dorados - Joder, joder, joder... - Se alejó de la pantalla mirando al techo en claro gesto de desesperación ante la acumulación de problemas. Mirando al cielo como en espera de la misericordia de un dios inexistente. Volvió a señalar a la pantalla, queriendo explicar la situación a sus compañeros, aunque todavía no le hubiésen preguntado. Disimulaba así, que sus pensamientos en altavoz le importaran a alguien. Era un mecanismo de autodefensa que había desarrollado, sabiendose la última mierda de este mundo. De autodefensa, porque si no se hubiese dejado quemar por el sol danés, mucho tiempo atrás. - Es Edgar Olsen... y curraba conmigo en DIS*... a veces me ayuda con algunos códigos... pero... ¿porque cojones lo tienen estos cabrones rojos?... Joder Malalt... ¿no se supone que estos son de los nuestros?... pero... pero...
Jasper parece ahora por fín, salir de su caraja habitual para empezar a enfurecer con un nerviosismo evidente. Su cara y su actitud, claramente busca respuestas que está casi seguro que su coterie no le puede dar.
Probablemente era la primera vez que veía sus dos mundos tan profundamente interconectados. Balbuceó todavía sorprendido: - Hostia puta... pero ¿que hace Ed ahí? - se echó las manos a la cabeza queriéndose arrancar sus cabellos dorados - Joder, joder, joder... - Se alejó de la pantalla mirando al techo en claro gesto de desesperación ante la acumulación de problemas. Mirando al cielo como en espera de la misericordia de un dios inexistente. Volvió a señalar a la pantalla, queriendo explicar la situación a sus compañeros, aunque todavía no le hubiésen preguntado. Disimulaba así, que sus pensamientos en altavoz le importaran a alguien. Era un mecanismo de autodefensa que había desarrollado, sabiendose la última mierda de este mundo. De autodefensa, porque si no se hubiese dejado quemar por el sol danés, mucho tiempo atrás. - Es Edgar Olsen... y curraba conmigo en DIS*... a veces me ayuda con algunos códigos... pero... ¿porque cojones lo tienen estos cabrones rojos?... Joder Malalt... ¿no se supone que estos son de los nuestros?... pero... pero...
Jasper parece ahora por fín, salir de su caraja habitual para empezar a enfurecer con un nerviosismo evidente. Su cara y su actitud, claramente busca respuestas que está casi seguro que su coterie no le puede dar.
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LAURENT MALALT (Pagliacci)
Contrabandista
Re: Episodio 2. Saltholm
Fundir el amarillo era un trabajo extenuante que le mantenía terriblemente concentrado, muchos creen que un maestro de la pintura se muestra en las manos, en la piel y en las arrugas. En los labios rosados y los expresivos ojos de mirada piadosa. Pero aquella noche Malalt admiraba más que nunca a Raffaello por las sombras marrones que lograba fundir suavemente entre los ropajes amarillos y dorados del Santo Padre en su obra maestra, Madonna Sistina. Inmensa belleza la de los pliegues de la casulla de interior bermellón que parecía agitarse ante la calma huracanada de la Virgen. Pues, entorno a la fornarina el aire se agitaba y sus ojos eran oscuramente cautivadores y mediterráneos. Al igual que el maestro, Malalt no podía evitar reflejar el rostro de su amada en todo lo que pintaba y, casi sin quererlo, la Sistina comenzó a mostrar las fieras facciones de Kat Velstrom.
Cansado ya de combatir contra todos los pigmentos y tonos de óleo amarillo, el contrabandista lavó sus manos y se reunió con el resto de su Coterie. Las cosas parecían volver a su cauce, Isak había cumplido su palabra, aquello le tranquilizaba. Sabía que tarde o temprano debería pagar el precio y lo haría, pero el francés disfrutaba de aquellos breves instantes de tranquilidad. Fue poco después cuando vio aquel vídeo y pequeño palacio de cristal volvió a agrietarse una vez más. Los cabrones fundamentalistas de la Juventud Roja volvían a desenterrar mierda, inculpándole falsamente por algo de lo que era inocente. Atacando a su adlátere como un intento de hacerle daño, de joderle. Laurent Malalt contempló el rostro descompuesto de Edgar Olsen y supo al instante que no sobreviviría. Y, aunque no sintió el horror de su muerte como Jasper, fue consciente en aquel momento de cuan lejos iban a llegar aquellos bastardos.
-Tenemos que hablar con Velstrom- expresó calmadamente Laurent- Ella sabrá qué es la Juventud Roja y quiénes la conforman. Y, cuando sepamos donde encontrarlos, se lo haremos pagar.
El Toreador miró con intensidad al Caitiff, su determinación no provenía de la preocupación por su vida, sino de la tensión despertada por un desafío y de la Bestia relamiéndose en el interior de su alma. Malalt pensó en la casulla dorada del Santo Padre ante la aparición celestial de la Santa Virgen, Laurent vestiría el mejor cuero y las cadenas una vez más, pues irían de peregrinación a los palacios de cemento y cristal, ante la Santa Madre de la revolución.
Cansado ya de combatir contra todos los pigmentos y tonos de óleo amarillo, el contrabandista lavó sus manos y se reunió con el resto de su Coterie. Las cosas parecían volver a su cauce, Isak había cumplido su palabra, aquello le tranquilizaba. Sabía que tarde o temprano debería pagar el precio y lo haría, pero el francés disfrutaba de aquellos breves instantes de tranquilidad. Fue poco después cuando vio aquel vídeo y pequeño palacio de cristal volvió a agrietarse una vez más. Los cabrones fundamentalistas de la Juventud Roja volvían a desenterrar mierda, inculpándole falsamente por algo de lo que era inocente. Atacando a su adlátere como un intento de hacerle daño, de joderle. Laurent Malalt contempló el rostro descompuesto de Edgar Olsen y supo al instante que no sobreviviría. Y, aunque no sintió el horror de su muerte como Jasper, fue consciente en aquel momento de cuan lejos iban a llegar aquellos bastardos.
-Tenemos que hablar con Velstrom- expresó calmadamente Laurent- Ella sabrá qué es la Juventud Roja y quiénes la conforman. Y, cuando sepamos donde encontrarlos, se lo haremos pagar.
El Toreador miró con intensidad al Caitiff, su determinación no provenía de la preocupación por su vida, sino de la tensión despertada por un desafío y de la Bestia relamiéndose en el interior de su alma. Malalt pensó en la casulla dorada del Santo Padre ante la aparición celestial de la Santa Virgen, Laurent vestiría el mejor cuero y las cadenas una vez más, pues irían de peregrinación a los palacios de cemento y cristal, ante la Santa Madre de la revolución.
Re: Episodio 2. Saltholm
Alex registraba la red como si fuese un cajón lleno de trastos, era capaz de manejarse a la perfección entre todas las informaciones que le llegaban. Y, en efecto, los comentarios acerca de la vinculación de su coterie con el láudano se iban disipando. Otras noticias más jugosas parecían ocupar su lugar, parecía que los nuevos eventos de la ciudad ocupaban las conversaciones principales y es que ¿a quién n le gusta hablar de las cosas buenas que se avecinan?
Al menos y, de momento, ese tema no les asfixiaría y se podrían dedicar a sus quehaceres habituales. La pantalla que estaba mirando en ese momento desaparece repentinamente, otra ocupa su lugar dejando a Alex helada. Hizo que sus compañeros fuesen partícipes de aquello. El vídeo descolocó a cada uno de los miembros de la coterie pero especialmente a Jasper. La brujah apoyó su mano en el hombro de su compañero en señal de apoyo pero se dio cuenta de que le estaba apretando cada vez con más fuerza conforme se iban incendiando sus ideas. Todavía no tenía claro qué podían hacer pero si esos cabrones habían sido capaces de mandar ese mensaje eran perfectamente capaces de esconderse.
Al menos y, de momento, ese tema no les asfixiaría y se podrían dedicar a sus quehaceres habituales. La pantalla que estaba mirando en ese momento desaparece repentinamente, otra ocupa su lugar dejando a Alex helada. Hizo que sus compañeros fuesen partícipes de aquello. El vídeo descolocó a cada uno de los miembros de la coterie pero especialmente a Jasper. La brujah apoyó su mano en el hombro de su compañero en señal de apoyo pero se dio cuenta de que le estaba apretando cada vez con más fuerza conforme se iban incendiando sus ideas. Todavía no tenía claro qué podían hacer pero si esos cabrones habían sido capaces de mandar ese mensaje eran perfectamente capaces de esconderse.
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Voivoda
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Re: Episodio 2. Saltholm
Los tres notáis de modo instantáneo el instinto depredador de los demás. Hace apenas unos minutos cualquier observador externo hubiera pensado al veros que formabais un peculiar grupo de amigos, no tan distinto de otras extravagantes amistades que los tiempos actuales generaban en la sociedad moderna. Si ese mismo observador estuviera ahora delante, sentiría un escalofrío recorriendo su médula espinal, no comprendería exactamente por qué, pero sabría que estaba delante de un grupo cuando menos peligroso.
Las palabras de Laurent parecen resonar durante unos segundos, acallando el lloriqueo vampírico de Jasper, quien se siente reconfortado por el gesto de Álex, sensación que no disimula al intentar esbozar una asimétrica sonrisa en respuesta. A Malalt esas demostraciones de cercanía le resultan un poco lejanas, pero es consciente de la importancia que tiene la unidad de todo el grupo. Aunque tiene cierta tendencia a pensar primero en sí mismo, no puede negar que la impotencia y cierta indefensión que muestra su compañero de Coterie hace que se encienda una rabia imperecedera en su interior.
Álex retira pronto su mano, más cálida de lo que suele ser habitual en un Vástago, para seguir rastreando información a través de una cascada de ventanas emergentes cuya velocidad de transformación se hace imposible de seguir para sus dos compañeros de Coterie. Finalmente una serie de líneas de distintos tonos de rojo se superponen en una pantalla principal que Álex maximiza y cuyo fondo es un mapa en negativo de la ciudad de Copenhague. Finalmente, dos de esas líneas se detienen en dos puntos concretos, que se quedan parpadeando.
- El mensaje fue enviado desde aquí -dice Álex señalando un punto en el norte de la ciudad, justo encima de un conocido centro de asilo y acogida de refugiados y migrantes menores de edad. - Y el vídeo de Edgar se ha grabado aquí -añade al señalar la isla de Saltholm, al este de la ciudad, epicentro del inicio de vuestros problemas.
Las palabras de Laurent parecen resonar durante unos segundos, acallando el lloriqueo vampírico de Jasper, quien se siente reconfortado por el gesto de Álex, sensación que no disimula al intentar esbozar una asimétrica sonrisa en respuesta. A Malalt esas demostraciones de cercanía le resultan un poco lejanas, pero es consciente de la importancia que tiene la unidad de todo el grupo. Aunque tiene cierta tendencia a pensar primero en sí mismo, no puede negar que la impotencia y cierta indefensión que muestra su compañero de Coterie hace que se encienda una rabia imperecedera en su interior.
Álex retira pronto su mano, más cálida de lo que suele ser habitual en un Vástago, para seguir rastreando información a través de una cascada de ventanas emergentes cuya velocidad de transformación se hace imposible de seguir para sus dos compañeros de Coterie. Finalmente una serie de líneas de distintos tonos de rojo se superponen en una pantalla principal que Álex maximiza y cuyo fondo es un mapa en negativo de la ciudad de Copenhague. Finalmente, dos de esas líneas se detienen en dos puntos concretos, que se quedan parpadeando.
- El mensaje fue enviado desde aquí -dice Álex señalando un punto en el norte de la ciudad, justo encima de un conocido centro de asilo y acogida de refugiados y migrantes menores de edad. - Y el vídeo de Edgar se ha grabado aquí -añade al señalar la isla de Saltholm, al este de la ciudad, epicentro del inicio de vuestros problemas.
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LAURENT MALALT (Pagliacci)
Contrabandista
Re: Episodio 2. Saltholm
https://www.youtube.com/watch?v=31JINjxIxl0
Toda verdad es solo verdad hasta cierto punto
más allá del cual, a modo de contrapunto,
se convierte en mentira
- Soren Kierkergaard
El francés era ajeno al cariño que unía a sus dos compañeros de coterie, la inmortalidad había apagado la camaradería tras un siglo de guerra y cinismo, apenas era capaz de ver en las ideologías algo más que un instrumento de manipulación y en los vástagos como criaturas profundamente egoístas. Y por motivos egoístas Malalt mantenía a Álex a su lado, su capacidad de localizar el origen del mensaje tecleando digítos en un puñado de segundos le asombraba y era un tipo de magia por la que estaba dispuesto a sufrir su joven carácter de neonata Brujah, de momento. Saber dónde se encontraba el prisionero facilitaba en gran medida su investigación, el Toreador sentía la tentación de filtrarle la información a los Verdaderos Daneses y que los neonazis se encargaran de allanarles el camino. Pero sabía que los fascistas eran como el abrasador fuego y, una vez liberados, serían tan ingobernables como los idiotas de la Juventud Roja. Es por ello que debían averiguar todo lo posible de su enemigo antes de pasear los peones por el tablero, obtener información y enfriar sus nervios. Aquella filosofía le había ganado el territorio que ahora gobernaba, no había llegado tan lejos dejándose arrastrar por los planes, cebos y manipulaciones de otros.
-Excelente trabajo, Álex- le dijo el contrabandista con una amplia sonrisa- Pero antes de lanzarnos a la caza de esos sádicos chantajistas, deberíamos averiguar quiénes son y qué es lo que realmente quieren. Creo que Velstrom podría ayudarnos con tales cuestiones. Salvo que, tengáis una idea mejor.
Malalt sabía que sus compañeros se juntaban con gente muy extraña dentro y fuera de las redes, gente con la que él no querría ser visto, pero estaba dispuesto a aprovecharse de aquellos contactos. En cierto modo, incluso, no podía dejar de preguntarse si alguno de los hackers con los que se codeaban no serían realmente miembros de la Juventud roja, a los que habrían invitado a entrar en sus asuntos más o menos voluntariamente.
Malalt se paseó por la sala en la que se encontraban, los cables de cobre y paladio como venas esclerosadas llevaban su flujo de datos a las pantallas que les rodeaban. El código descendía en cascada por algunas de ellas, blanco sobre negro, una paleta binaria para un mundo igualmente maniqueo. En otras pantallas las luces danzaban mostrando las últimas noticias de Copenhague, los disturbios, la ira hueca de un pueblo sin Fé y la sangre hirviendo, fluyendo entre las calles, inundando las alcantarillas. Se sentía fuera de su tiempo y, aun así, todas las épocas eran iguales.
Toda verdad es solo verdad hasta cierto punto
más allá del cual, a modo de contrapunto,
se convierte en mentira
- Soren Kierkergaard
El francés era ajeno al cariño que unía a sus dos compañeros de coterie, la inmortalidad había apagado la camaradería tras un siglo de guerra y cinismo, apenas era capaz de ver en las ideologías algo más que un instrumento de manipulación y en los vástagos como criaturas profundamente egoístas. Y por motivos egoístas Malalt mantenía a Álex a su lado, su capacidad de localizar el origen del mensaje tecleando digítos en un puñado de segundos le asombraba y era un tipo de magia por la que estaba dispuesto a sufrir su joven carácter de neonata Brujah, de momento. Saber dónde se encontraba el prisionero facilitaba en gran medida su investigación, el Toreador sentía la tentación de filtrarle la información a los Verdaderos Daneses y que los neonazis se encargaran de allanarles el camino. Pero sabía que los fascistas eran como el abrasador fuego y, una vez liberados, serían tan ingobernables como los idiotas de la Juventud Roja. Es por ello que debían averiguar todo lo posible de su enemigo antes de pasear los peones por el tablero, obtener información y enfriar sus nervios. Aquella filosofía le había ganado el territorio que ahora gobernaba, no había llegado tan lejos dejándose arrastrar por los planes, cebos y manipulaciones de otros.
-Excelente trabajo, Álex- le dijo el contrabandista con una amplia sonrisa- Pero antes de lanzarnos a la caza de esos sádicos chantajistas, deberíamos averiguar quiénes son y qué es lo que realmente quieren. Creo que Velstrom podría ayudarnos con tales cuestiones. Salvo que, tengáis una idea mejor.
Malalt sabía que sus compañeros se juntaban con gente muy extraña dentro y fuera de las redes, gente con la que él no querría ser visto, pero estaba dispuesto a aprovecharse de aquellos contactos. En cierto modo, incluso, no podía dejar de preguntarse si alguno de los hackers con los que se codeaban no serían realmente miembros de la Juventud roja, a los que habrían invitado a entrar en sus asuntos más o menos voluntariamente.
Malalt se paseó por la sala en la que se encontraban, los cables de cobre y paladio como venas esclerosadas llevaban su flujo de datos a las pantallas que les rodeaban. El código descendía en cascada por algunas de ellas, blanco sobre negro, una paleta binaria para un mundo igualmente maniqueo. En otras pantallas las luces danzaban mostrando las últimas noticias de Copenhague, los disturbios, la ira hueca de un pueblo sin Fé y la sangre hirviendo, fluyendo entre las calles, inundando las alcantarillas. Se sentía fuera de su tiempo y, aun así, todas las épocas eran iguales.
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Jasper Rohde (Jebediah_Gogorah)
Caitiff Programador
Re: Episodio 2. Saltholm
Instintivamente, un gesto clavado en su genética más humana, olvidado ya en su muerto corazón, hizo llevar su mano sobre la propia mano de Alex sobre su hombro. Era una señal de agradecimiento por su empatía; algo que había quedado tan profundamente falto de uso en su condición de despojo vampírico, que le hizo retirarla con cierta torpeza.
Luego la contempló ubicar el origen del mensaje con muchísima menos fascinación que los ojos de su jefe, que parecía observar los ritos de sangre ante sus propios ojos. Con su acento afrancesado, su porte gallardo y su don de mando, casi pudo contemplarlo con la valona sobre sus hombros y un mosquetón en sus brazos, liderando la revolución de Mayo de París.
Pero la glamourosidad de las calles de París, estaba lejos del frío almacén donde se encontraban, donde en medio, como una isla tecnológica, los tres miembros de la cuadrilla contemplaban las artes de Alex al teclado. Mantuvo su silencio ante la ubicación del mensaje. ¿Por qué un centro de menores migrantes?... ¿Era algún tipo de mensaje?... ¿o es que en realidad la juventud roja la conformaban adolescentes extranjeros jugando a remover conciencias?... En cualquiera de los casos, Jasper no era de exponer ideas, sino de acatar ordenes.
Apretó el puño, mientras sentía la bestia rugir, a la vez que Laurent incitaba al ojo por ojo. Velstrom pondría las dianas sobre sus espaldas.
Luego la contempló ubicar el origen del mensaje con muchísima menos fascinación que los ojos de su jefe, que parecía observar los ritos de sangre ante sus propios ojos. Con su acento afrancesado, su porte gallardo y su don de mando, casi pudo contemplarlo con la valona sobre sus hombros y un mosquetón en sus brazos, liderando la revolución de Mayo de París.
Pero la glamourosidad de las calles de París, estaba lejos del frío almacén donde se encontraban, donde en medio, como una isla tecnológica, los tres miembros de la cuadrilla contemplaban las artes de Alex al teclado. Mantuvo su silencio ante la ubicación del mensaje. ¿Por qué un centro de menores migrantes?... ¿Era algún tipo de mensaje?... ¿o es que en realidad la juventud roja la conformaban adolescentes extranjeros jugando a remover conciencias?... En cualquiera de los casos, Jasper no era de exponer ideas, sino de acatar ordenes.
Apretó el puño, mientras sentía la bestia rugir, a la vez que Laurent incitaba al ojo por ojo. Velstrom pondría las dianas sobre sus espaldas.
Re: Episodio 2. Saltholm
Cada vez se hacía más evidente la necesidad de respuestas y, sin embargo, cada vez que recibían una de ellas, venía acompañada con un puñado más de preguntas. Todo apuntaba a que debían verse con Velstrom. Ya sabían dónde, pero ahora era necesario saber quiénes eran los integrantes de las juventudes rojas y, sobre todo, el por qué de aquella amenaza. El humor de la joven Brujah se desequilibraba con facilidad con el cambio de acontecimientos. Por un instante, olvidó su motivación principal para con la activista fallecida y se vio decidida a evitar la tortura de ese joven. Las nuevas prioridades prendían fuego a la corta mecha de Alex.
- Venga, vámonos, ya no puedo estar aquí con el culo postrado en la silla- dijo con impaciencia - Si crees que lo mejor es consultar con Velstrom, hagámoslo, aunque, si te soy sincera, no creo que los responsables del tráfico de láudano se preocupen lo más mínimo de la vida de ese chaval- le explicó refiriéndose a Ed. Alex imaginaba lo poco que le importaba a Malalt la vida de aquel despojo pero sabía que a Jasper sí y, solo por eso, la Brujah estaba dispuesta a acudir a aquella trampa. No quería que su compañero se sintiese todavía más desgraciado.
- ¿Tú que dices Jasp? Aquí manda el jefe, pero al menos todavía podemos hablarlo- dijo tratando de quitarle hierro al asunto.
- Venga, vámonos, ya no puedo estar aquí con el culo postrado en la silla- dijo con impaciencia - Si crees que lo mejor es consultar con Velstrom, hagámoslo, aunque, si te soy sincera, no creo que los responsables del tráfico de láudano se preocupen lo más mínimo de la vida de ese chaval- le explicó refiriéndose a Ed. Alex imaginaba lo poco que le importaba a Malalt la vida de aquel despojo pero sabía que a Jasper sí y, solo por eso, la Brujah estaba dispuesta a acudir a aquella trampa. No quería que su compañero se sintiese todavía más desgraciado.
- ¿Tú que dices Jasp? Aquí manda el jefe, pero al menos todavía podemos hablarlo- dijo tratando de quitarle hierro al asunto.
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Re: Episodio 2. Saltholm
- Y... ¡canasta!
Kat Velstrom sonríe abiertamente al mirar hacia vosotros cuando os detecta en las cercanías de la pequeña, y empapada, cancha de baloncesto situada en un descampado en los alrededores de Christiania. Por un instante casi da la sensación de que está sudando, de que su cuerpo atlético en el que se distinguen ropas de deporte poco adecuadas para la temperatura ambiente estuviera húmedo por el esfuerzo, de que sus mejillas estuvieran rojizas por un imposible acaloramiento. Casi. Sus intensos ojos azules mantienen un gesto intimidatorio, una mirada que es un reto constante, vitalidad depredadora y salvaje.
La pelota naranja bota con dificultades mientras el agua de la pista hace que cada vez adquiera más peso. Es el único sonido que escucháis hasta que se apaga y sólo os rodea el de la brisa que, con cierta virulencia, golpea las ramas de los árboles. Sospecháis que Kat no estará sola, aunque a ojos de cualquier observador sólo hay una chica que ha superado la treintena lanzando sola unas canastas bajo la luz tenue de cuatro focos. Se basta y se sobra para defenderse, pero Kat es casi un mito en Christiania, por lo que sois precavidos.
Álex, que deja la cháchara que traía con Jasper, siente una especial fascinación por ella. Nunca habéis tenido trato directo, pero has sentido simpatía por cada noticia que has ido escuchando sobre ella, casi siempre relacionada con algún tipo de actividad molesta para el Natlige. Jasper se muestra más inexpresivo, conocedor de que todo Vampiro carismático y con cierta fama de caudillo suele derivar en ser un potencial enemigo, tenga las afiliaciones que tenga. Sin embargo, al Caitiff le resulta gracioso, aunque no lo expresa de ninguna manera, sentir cómo Malalt se pone... nervioso al acercarse a la cancha. Aunque Laurent trata también de no mostrar demasiadas emociones, Jasper puede sentir cómo su compañero parece más alterado de lo habitual, un punto más emocionado. Al final todo el mundo tiene sus puntos débiles, piensa para sí.
Laurent observa a Kat mientras un torbellino de sensaciones comienza a removerse en su cuerpo muerto. Es de los pocos seres que logra sacarle del estado de cierto cinismo existencial en el que en ocasiones se envuelve. Estar cerca de Kat es jugar con fuego... y cualquier Vástago debería alejarse del fuego. Pero parece ser que los mortales no son los únicos seres que tropiezan más de una vez en la misma piedra.
Kat se acerca hacia la valla lateral de la pequeña cancha levantando minúsculas gotas de agua al pisar algunos charcos. Permanece sonriente y con esa mezcla de peculiar aspecto humano y mirada claramente sobrenatural.
- No esperaba una cita tan concurrida, Laurent -dice de un modo directo, pero también jovial. Mira a Álex y a Jasper con camaradería, sin intención de que se sientan incómodos- ¿Cómo os va?
Kat Velstrom sonríe abiertamente al mirar hacia vosotros cuando os detecta en las cercanías de la pequeña, y empapada, cancha de baloncesto situada en un descampado en los alrededores de Christiania. Por un instante casi da la sensación de que está sudando, de que su cuerpo atlético en el que se distinguen ropas de deporte poco adecuadas para la temperatura ambiente estuviera húmedo por el esfuerzo, de que sus mejillas estuvieran rojizas por un imposible acaloramiento. Casi. Sus intensos ojos azules mantienen un gesto intimidatorio, una mirada que es un reto constante, vitalidad depredadora y salvaje.
La pelota naranja bota con dificultades mientras el agua de la pista hace que cada vez adquiera más peso. Es el único sonido que escucháis hasta que se apaga y sólo os rodea el de la brisa que, con cierta virulencia, golpea las ramas de los árboles. Sospecháis que Kat no estará sola, aunque a ojos de cualquier observador sólo hay una chica que ha superado la treintena lanzando sola unas canastas bajo la luz tenue de cuatro focos. Se basta y se sobra para defenderse, pero Kat es casi un mito en Christiania, por lo que sois precavidos.
Álex, que deja la cháchara que traía con Jasper, siente una especial fascinación por ella. Nunca habéis tenido trato directo, pero has sentido simpatía por cada noticia que has ido escuchando sobre ella, casi siempre relacionada con algún tipo de actividad molesta para el Natlige. Jasper se muestra más inexpresivo, conocedor de que todo Vampiro carismático y con cierta fama de caudillo suele derivar en ser un potencial enemigo, tenga las afiliaciones que tenga. Sin embargo, al Caitiff le resulta gracioso, aunque no lo expresa de ninguna manera, sentir cómo Malalt se pone... nervioso al acercarse a la cancha. Aunque Laurent trata también de no mostrar demasiadas emociones, Jasper puede sentir cómo su compañero parece más alterado de lo habitual, un punto más emocionado. Al final todo el mundo tiene sus puntos débiles, piensa para sí.
Laurent observa a Kat mientras un torbellino de sensaciones comienza a removerse en su cuerpo muerto. Es de los pocos seres que logra sacarle del estado de cierto cinismo existencial en el que en ocasiones se envuelve. Estar cerca de Kat es jugar con fuego... y cualquier Vástago debería alejarse del fuego. Pero parece ser que los mortales no son los únicos seres que tropiezan más de una vez en la misma piedra.
Kat se acerca hacia la valla lateral de la pequeña cancha levantando minúsculas gotas de agua al pisar algunos charcos. Permanece sonriente y con esa mezcla de peculiar aspecto humano y mirada claramente sobrenatural.
- No esperaba una cita tan concurrida, Laurent -dice de un modo directo, pero también jovial. Mira a Álex y a Jasper con camaradería, sin intención de que se sientan incómodos- ¿Cómo os va?
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Jasper Rohde (Jebediah_Gogorah)
Caitiff Programador
Re: Episodio 2. Saltholm
Jasper agradecía los enormes esfuerzos de Alex por integrarle en el ficticio círculo de opinión de la coterie, pero ni siquiera en bandeja, era capaz de determinar una opinión concreta. En su vida mundana y ahora en la cainita, sólo estaba acostumbrado a obedecer una y otra vez, en un círculo inacabable en el que las prosperidad es y era una meta inalcanzable. Él era solo un hámster sin posibilidad de salir de la rueda que hacía girar y que por su propia no vida era necesario que no se parara.
Asintió con cierta timidez, para no hacerle un feo ante su proposición, pero no dijo nada. Tan solo recogió su abrigo y salió a la búsqueda de Velstron. -0-
Tal vez la chusma de ojos azules, sea una de las únicas hijas de Caín, ante las que ha visto a su adorado jefe, perder la compostura. A Jasper le cae bien Kat... y su afanada y proclamada lucha por joder a los Verdaderos Daneses. No obstante, hay algo en ella que no le cuadra en exceso, cómo si usará su amado y excéntrico barrio, como su campo de juegos particular. Igualmente, hoy iba a ser una noche como otra cualquiera. Se mantendría un paso por detrás sin opinar sino era preguntando directamente, a no ser que la situación esepcífica de Edgar no fuera sacada a la palestra.
Las manos en los bolsillos, y la capucha gris sobre sus cabellos rubios. El frío de la noche se le filtraba entre la poblada barba, llegando a su cutis como una bofetada helada. Pone la mano sobre su ceja de una manera muy breve a modo de saludo, cuando la Brujah se refiere a ellos abiertamente sin nombrarlos.
Asintió con cierta timidez, para no hacerle un feo ante su proposición, pero no dijo nada. Tan solo recogió su abrigo y salió a la búsqueda de Velstron. -0-
Tal vez la chusma de ojos azules, sea una de las únicas hijas de Caín, ante las que ha visto a su adorado jefe, perder la compostura. A Jasper le cae bien Kat... y su afanada y proclamada lucha por joder a los Verdaderos Daneses. No obstante, hay algo en ella que no le cuadra en exceso, cómo si usará su amado y excéntrico barrio, como su campo de juegos particular. Igualmente, hoy iba a ser una noche como otra cualquiera. Se mantendría un paso por detrás sin opinar sino era preguntando directamente, a no ser que la situación esepcífica de Edgar no fuera sacada a la palestra.
Las manos en los bolsillos, y la capucha gris sobre sus cabellos rubios. El frío de la noche se le filtraba entre la poblada barba, llegando a su cutis como una bofetada helada. Pone la mano sobre su ceja de una manera muy breve a modo de saludo, cuando la Brujah se refiere a ellos abiertamente sin nombrarlos.
