El Puente (Flashback) Lars Y Karen

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Karen Klausen (Corso)
Juez (Tradicionalista)

El Puente (Flashback) Lars Y Karen

#1

Mensaje por Corso » 11 Dic 2019, 19:16

El puente de Øresund parecía interminable esa noche. Los apenas ocho kilómetros de longitud que cubría no eran una distancia en la que a uno le diese tiempo a impacientarse, pero el BMW de segunda mano, aunque nunca le había fallado, parecía no ser capaz de cumplir con la impaciencia de su conductor; como si su cabeza fuese más rápido que el propio vehículo. O quizá fuesen sus nervios los que le daban esa sensación.

Iba camino de Suecia, la vecina Suecia. El viejo tópico "¿Sabes que todo lo que no está prohibido en Suecia es obligatorio?" vino a su mente. Hacía años que ese chiste circulaba en los pasillos de la escena política y policial danesa. Evidentemente todo el mundo sabía que no era cierto, pero en cualquier caso le hacía gracia.

Para el resto del mundo, Suecia y Dinamarca se parecían como dos gotas de agua, tanto en materia de legislación como de vida asociativa o cultural. La realidad era bien distinta. Las bromas sobre futilidades, los sarcasmos sobre las particularidades que se observan en el vecino contribuían en ambos países, como en el resto del mundo, a que surgiera una identidad nacional, con consecuencias positivas y negativas.

Era evidente que esta mofa amigable entre Suecia y Dinamarca había dado paso a verdaderos antagonismos y a veces a un clima francamente áspero en el debate público. "En Dinamarca, podemos ofender a la gente en nombre de la libertad de expresión", se escuchaba en Suecia, mientras que en Dinamarca, al contrario, al sueco se le describía como una persona rígida, prisionera de lo políticamente correcto y "que no se atrevía a llamar las cosas por su nombre" en el debate sobre la inmigración. A lo largo de la historia de la humanidad siempre había sido lo mismo: pueblo contra pueblo. En lo que a él respectaba era el pueblo sueco contra el pueblo danés. Los debates internos de uno y otro dejaban de existir en el país de los estereotipos.

El poco tráfico entre Malmö y Copenhague a esa hora le permitía pisar el pedal del acelerador más de lo que aprobaban las señales de seguridad vial; y aún así tenía la sensación de que no era suficiente. Cambió de marcha, revolucionando el motor para coger más velocidad, cargado con la autoridad que le daba la placa que guardaba en el bolsillo. Estaba más que dispuesto a pasarse por el forro cualquier sanción grabada por las cámaras. No era nada que no pudiese arreglar con una rápida llamada o utilizando un poco de “persuasión” con el soplapollas de tráfico de turno.

¿Y su propia seguridad? Bueno, ya había muerto una vez y dudaba mucho que un accidente fuese a volver a matarle. Casi temía más el expreso de media noche en el que podía convertirse el carácter de Greta como no llegase rápido al lugar al que le había pedido, con más urgencia de la habitual, por cierto, que acudiese.

Al parecer, Karen se había quedado “tirada” en algún punto inconcreto del puente. Su Mercedes había dejado de rodar, según parecía, de repente, mientras regresaba a Copenhague tras una tarea encubierta del clan; o de la rama política del Clan por la que sentían verdadera lealtad, para ser más precisos. Tratándose de Greta y Karen a saber para qué demonios había cruzado el puente hasta Malmö sin escolta; y no es que dudase de las capacidades de su hermana ni de los deseos de su Sire, pero ¡joder!, si tenía algún problema allí, a quién coño iba a acudir y de quién se iba a fiar en un país lleno de putos chupasangres psicópatas. Toc, toc ¿Habéis oído hablar del Señor Sabbat?

“Me cago en la puta”- pensó, consciente del "poco tiempo" que llevaba andando como cadaver en comparación con ellas y algo preocupado por cumplir sin demora con el encargo de Greta - “Espero que lo único que vea esta noche sea un manguito roto, Karen”.

¡Vampiras! A veces parecían estar todas de la puta olla.

Suspiró y pisó a fondo por los carriles despejados con el estruendo del tren pasando por la vía bajo sus pies, en dirección contraria. A veinte centímetros, su copiloto guardaba silencio en el otro asiento; bien engrasado y con la munición completa.

“Vamos, vamos” - se dijo, mirando de reojo su reloj de pulsera: 03:50 am. ¿Llegaba tarde?Lars apretó inconscientemente el volante con más fuerza buscando con una mirada inquieta cualquier rastro del Mercedes, de momento, sin resultado.

Aquella noche iba a ser larga. Todas las que servían para probarle a uno lo eran.

LARS OLSEN (Victor_Krugger)
Policía Neonazi

Re: El Puente (Flashback) Lars Y Karen

#2

Mensaje por Victor_Krugger » 22 Dic 2019, 00:21

El capó levantado del Mercedes Benz dejaba entrever la espesa humareda negra con olor a goma quemada que deprendía del motor. Karen había remangado su ya no tan impoluta camisa blanca mientras trasteaba con los cables y engranajes del motor híbrido del coche. La verdad es que no tenía mucha idea de mecánica, pero eso no la impedía saber que el coche no iba a poder moverse en un tiempo. En su reloj de pulsera marcan las 03:51 horas de la noche. “¿Dónde coño estás Lars? No me gustaría tener que hacer el saludo al Sol.”

Las luces de unos faros golpean su mirada, vienen desde Malmö. Un Volkswagen rojo se acerca hacia ella a una velocidad anormalmente reducida. Cuando está a una distancia de unos 10 metros, se detiene y da una ráfaga de luces. La Ventrue entiende rápidamente lo que ocurre, los ocupantes del coche rojo no son unos amables suecos que van de camino a Copenhague y han parado con ánimo de ofrecer su ayuda. Karen se apresuró en llegar al interior del vehículo, tras acceder por la puerta abierta del piloto, se lanza en los asientos de la parte delantera y estira su cuerpo para alcanzar la guantera. Sus dedos se estiran y prenden el revolver que hay en el interior. Cuando vuelve a la realidad del exterior observa que las cuatro puertas del Volkswagen se abren y unos no muy amables suecos aparecen. Por sus pintas, la magistri no sabría decir si habían salido de una de las tantas versiones de Mad Max o de Blade Runner. Eran tres hombres y una mujer, lo que significaba dos escopetas y dos pistolas automáticas preparadas para escupir plomo sobre Karen.

Marcaban las 3:56 en el reloj de coche. Lars echó una mirada a su copiloto, Jürgen, unos de los ghouls de su sire. El tipo provenía de Alemania y había pasado los últimos diez años lamiéndole las botas a Greta. Aunque estaba claro que lo trajo desde Berlín por más cosas que por su habilidad para limpiar la suciedad de su calzado. Confiaba en él y eso era por algo. Lars volvió la mirada a la carretera y el espectáculo había empezado antes de que ellos llegaran. Uno cuarteto de cabezas de pala habían empezado a tocar el réquiem de Øresund y tenían como estrella invitada a Karen.

-Más te vale que empieces disparar a esos hijos de puta como si no hubiera un mañana, Jürgen.

Piso el acelerador a fondo y puso en su punto de mira a uno de los asaltantes, utilizando el coche como si se trata de un proyectil empotró el morro sobre el costillar de este, enviándolo varios a metros de distancia. Lars, tiró del freno mano haciendo girar su BWM y situándose así detrás de la camada del Sabbat. Estos sorprendidos por la maniobra del ex policía, habían quedado ahora expuestos al tener ahora dos flancos por los que recibían disparos. Lars, desenfundó su pistola reglamentaria preparado para dar la extremaunción a unos desafortunados Sabbat. El sitio equivocado, el momento equivocado y los vástagos a los que joder equivocados.

Karen Klausen (Corso)
Juez (Tradicionalista)

Re: El Puente (Flashback) Lars Y Karen

#3

Mensaje por Corso » 22 Dic 2019, 11:26

Offrol: Veo que has entrado con ganas en la escena, me alegro :lol: . En realidad no tenía pensado llegar al punto que has escrito hasta dentro de unos cuantos posts, para tomárnoslo con calma e ir creando ambiente y tal. Tranqui, no pasa nada. Seguimos adelante. Solo un par de cosas, el copiloto al que me refería era el arma de Lars, no a que fuese nadie con él ("su copiloto guardaba silencio bien engrasado y con la munición completa") era una referencia metafórica al arma. Habrá sido fallo mío, igual no me expliqué bien, pero sacaremos partido del ghoul ;).

Otra cosa, paso de hacer tiradas en esta escena. Perdona, eso debí comentártelo antes de empezar. Prefiero narrarlo todo bien e intentar que las cosas funcionen sin ellas. Evidentemente sin que nada se salga mucho de madre. Simplemente tiraré de coherencia de historia y ficha de Lars y Karen para poner cotas y abrir opciones (esto lo entenderás al final del post, con Karen).

Por último, nunca he narrado. Nunca. Nada. Si ves que no me meto tanto en el papel de Karen como lo hago en la partida es por eso. Para mi va a ser un poco pnj sin llegar a serlo por completo, no sé si me explico. Sí, sí, estás siendo mi conejillo de indias en esto de narrar (a pequeñísima escala y con todo el respeto que me merece hacerlo). Así que, cualquier comentario que quieras hacer, o si no te gusta como narro o lo que sea, me lo dices e intento corregir. En realidad me da hasta un poco de vergüenza hacerlo, pero quiero (y sé que necesito) superar esta fase para poder lanzarme a algo más grande, como una partida.

Así que, gracias :) Espero ser capaz de que lo pases medio bien. Cualquier cosa, offrol o por privado, como prefieras. ;) :P




El tremendo impacto de mil ochocientos kilos de metal a toda velocidad contra un puñado de carne y huesos los convierte en un puñado de carne y huesos hechos puré. Con un vampiro, el resultado no es muy diferente. “El Rata”, así le llamaban sus hermanos de manada, salió despedido por los aires hasta aterrizar una veintena de metros por detrás del Volkswagen. Era un tipo de mediana estatura, delgaducho y con la cara comida de granos. Una cresta multicolor castigada por los químicos de decenas de tintes baratos coronaba su cabeza. Tenía un nariz aguileña, casi demasiado grande para que le encajase en una cara enjuta, pálida como un sudario, de la colgaban un par de piercings con forma de aro. Si Lars hubiese podido mirarlo en detalle habría encontrado todo el sentido a su apelativo.

Ahora, “El Rata” permanecía inmóvil sobre el asfalto con el cuerpo destrozado y las extremidades dobladas en ángulos que escapaban a la lógica. Una pierna le colgaba hecha jirones apenas sujeta al tronco por un amasijo de tendones sanguinolentos. Su torso, una masa informe de carne, estaba del revés, literalmente, y por su espalda sobresalían un par de costillas hechas añicos. Tenía los brazos rotos al menos por tres fracturas diferentes y de su cráneo escapaba lentamente un reguero de sangre oscura que iba tiñendo el asfalto de negro.

Y, aún así, Lars sabía que aquel cabrón no estaba muerto; a juzgar por las convulsiones de su cuerpo. Si escapaba con vida iba a tardar mucho tiempo e iba a necesitar una ingente cantidad de sangre para volver a poder ser algo más que una marioneta rota tirada en el suelo. “El Rata” ya no se movería esa noche.

La brusca aparición y la maniobra con el coche le permitió tomar una posición ventajosa a la espalda de los otros tres; que por un momento se quedaron paralizados y atónitos. Era evidente que no esperaban compañía y que ver a su cofrade volar por los aires no entraba dentro del plan. La mujer gritó de rabia y hubiese salido a correr en dirección a su hermano si la mano de uno de sus compañeros no la hubiese sujetado, impidiendo que quedase expuesta.

Uno de ellos, el más rápido, corrió a parapetarse tras el Volkswagen encarando el flanco por el que Lars podía atacar. Iba ataviado con unas mayas estampadas imitando la piel de un leopardo y un tres cuartos de cuero bajo el que se intuía un cuerpo tan delgado como el del hermano que ahora se convulsionaba lejos de su posición. Su piel era extremadamente pálida y ocultaba sus ojos detrás de unas gafas de sol que le cubrían media cara. Por las órdenes que les dio a los otros dos, parecía el cabecilla.

“Hijos de puta, vais a pagar caro lo que habéis hecho” - su voz era aguda, casi afeminada, pero había algo en ella que invitaba a tomarse en serio sus palabras. Demasiada confianza, quizá. Como si no fuese la primera vez que se veía en una situación jodida. Jodida de verdad. - “Kail, conmigo” - le ordenó al otro tipo. Éste era el más llamativo de los cuatro. No es que su cuerpo tuviese nada remarcable, exceptuando una larga melena rubia que le caía sobre los hombros. Era su atuendo el que rompía el cuadro general. Ataviado con un traje negro de perfecta manufactura tenía más pinta de broker que de chupasangre sabbat. “Cubre a Gina, ya” - El tal Kail obedeció situándose al lado del que daba las órdenes y apoyó sus brazos en el capó del vehículo disparando con la escopeta un fuego de cobertura.

¡Dadle las gracias a estos cabrones de mierda! - Vociferó entre el estruendo de los disparos el vampiro de las gafas - ¡Esta noche os van a convertir en auténticos Sabbats o vais a morir en el intento! ¡Bienvenidos a vuestro rito de creación, hijos de puta!

Él mismo comenzó a disparar sobre el BMW, apuntando al lugar en el que el ghoul estaba sentado. Jürgen era un tipo recio y callado, sumiso y acostumbrado a enfundarse en la piel de sirviente que Greta había dispuesto para él desde hacía años. Como ghoul contaba con ciertas habilidades inherentes a la sangre de su Domitor, por la que sentía una inquebrantable lealtad y devoción. Había acompañado al Ventrue sin rechistar, pero Lars no tardó ni un minuto en ver aparecer en sus ojos las dudas y el miedo. Ambos sabían que por mucho que Lars fuese chiquillo de Greta, el alemán no le debía nada; y el asunto se estaba poniendo feo, muy feo.

“Gina, ve a por esa zorra asquerosa”- gritó el cabecilla a la mujer que iba con ellos. La Sabbat de tez morena y piel de color del ébano sonrió en dirección al Mercedes convirtiendo su rostro de rasgos árabes en la mueca depredadora de un lobo antes de desaparecer de la vista de todos.

Jürgen salió del coche despavorido sin mediar palabra y corrió en dirección contraria intentando ponerse a salvo, lo que provocó que Lars, comido por la rabia, abriese un fuego cruzado a través de la ventanilla del piloto. No era mal tirador y varios proyectiles alcanzaron el Volkswagen haciendo que los Sabbats dejasen de disparar y se pusiesen a cubierto durante unos segundos.

Pero algo sucedió entonces que le hizo caer presa del pánico. El motivo por el que el ghoul había puesto tierra de por medio no fue tanto por la nueva ráfaga de disparos que acabaron por reventar la luna delantera del BMW como por el terror de una bruma oscura y pegajosa que empezó a caer sobre el coche filtrándose por la ventanilla y el cristal destrozado. Un sudario de oscuridad empezó a comerse la luz y parte del sonido a su alrededor, amenazando con empezar a asfixiarle. El expolicia no tardó en quedar completamente a oscuras, ciego, dentro de aquella amorfa masa ondulante de sombra.

Alguno de aquellos cabrones no era un cabeza de pala y, además, sabía manejar las sombras. Quizá les había subestimado. Tal vez, se había precipitado. Lars estaba vendido a su suerte y, para emperorar aún más las cosas, un lúgubre y perentorio pensamiento se clavó en su mente como un cuchillo afilado. Algo en lo que no había caído hasta ese momento: aunque consiguió tras mucho insistir que su hermana llevase en la guantera un arma desde hacía tiempo, nunca habían encontrado el momento de practicar sus clases de tiro.

Karen, era una maestra en muchas habilidades y aspectos,pero...no sabía disparar.



Offrol: Supongo que ya te has dado cuenta, pero uno de los Sabbats es un Lasombra. Estás metido dentro de un Sudario de la Noche. Seguro que sabes de qué va el tema, así que, con las restrcciones que eso te va a dar para el siguiente post, será genial leer las reacciones de Lars. Así pisamos un poco el freno, que si no nos acabamos la escena en cuatro turnos, y además metemos más transfondo de personajes entre tanto disparo y hostia. :D

LARS OLSEN (Victor_Krugger)
Policía Neonazi

Re: El Puente (Flashback) Lars Y Karen

#4

Mensaje por Victor_Krugger » 30 Ene 2020, 13:24

Cuando Lars ve a la mascota de su sire huir siente la irremediable pulsión de querer meterle un balazo entre ceja y ceja. Apunta hacia el humano debatiendo con su conciencia si a lo mejor reventarle la pierna de un tiro en la rodilla sería más oportuno que matarlo. Después imaginó la cara de Greta al enterarse de que él había roto su juguete y desechó ambas opciones. Así que decidió que lo más adecuado era ser pragmático. Señaló con el cañón de su pipa hacia sus nuevos mejores amigos del Sabbat y disparó una ráfaga, obligando a que estos se pensasen mejor asomar el hocico por encima de la carrocería del Volkswagen. Ese tiempo de incertidumbre que había sembrado en sus enemigos, le vino de perlas para ponerse a cubierto. Tras parapetarse, pronto se dio cuenta el por qué la bolsa de sangre de Greta había tomado las de Villadiego.

Todo enrededor, absolutamente todo, quedó cubierto por una oscuridad sobrenatural. Lars no veía ni un pimiento dentro de esa nube obscura, de hecho, lo veía todo más negro que el culo de un mono. Lejos de perder los nervios, se calmó y dejó que la sangre fluyera a través de sus vasos sanguíneos haciendo sus músculos más elásticos y por ende mutando su cuerpo y haciéndolo más grácil. Para su suerte, poseía una memoria eidética colosal que hacía que sus ojos fuesen cómo una cámara de vídeo que grababan todo aquello que captaban y de su cerebro el cine dónde proyectarlas. Por lo que era capaz de recordar dónde estaba cada enemigo con total y absoluta exactitud, o por lo menos, dónde estaban antes de que ese cabronazo Lasombra apagase las luces.

El recuerdo de que Karen no tenía ni idea de disparar hizo presencia en su mente y de dio cuenta de que estaba más jodido de lo que le gustaría admitir.

-Karen, ¡me cago en la puta! ¿Qué mierdas haces?¡Dispara de una puñetera vez! .-Le gritó con insistencia para después mascullar mientras pensaba en voz alta.- A lo mejor con un poco de suerte le das a uno de esos cabeza de pala.

Tras eso, se dio cuenta de que el sonido dentro de aquella nube de brea no se comportaba de la misma manera que de costumbre. Lars apuntó de memoria hacia la zona en la que supuestamente estaba el Lasombra, él sabía que aquel tipo estaba allí hacía unos segundos, pero nadie le garantizaba que siguiera allí. Sin embargo, en esos momentos no le quedaba otra opción así que apretó el gatillo un par de veces por si las moscas. Tras hacer uso de la Fuerza gracias a su memoria, pensó que aquello era inútil, no sabía si había dado o no a nada. La luz no entraba, el sonido no salía, sólo le quedaba comprobar si esa nube también se movía. Ni él ni el coche se habían movido, así que sabía dónde estaba el asiento del conductor y hacia qué dirección debía dirigirse. Encendió el motor y emprendió la marcha, despacio, pero sin pausa, hacia la ¿libertad?

Karen Klausen (Corso)
Juez (Tradicionalista)

Re: El Puente (Flashback) Lars Y Karen

#5

Mensaje por Corso » 26 Feb 2020, 18:35

Despacio, sin pausa…

Lars no sabía si aquella nube de oscuridad se mantendría estática, pero pocas veces hasta ese momento deseó algo con más intensidad. Quizá fue por eso, por la esperanza de salir de aquel negro agujero, o por entender que no podía hacer otra maldita cosa, por lo que siguió pisando levemente el pedal del acelerador. Despacio, sin pausa…

Tampoco sabía a ciencia cierta la extensión de aquella mancha de tinta que amenazaba con anegar sus pulmones y romperle poco a poco por dentro, ya que, aunque permaneciese inmóvil, era imposible saber la superficie que cubría sobre el terreno. Y aún así, el Ventrue seguía adelante en una carrera de caracol insufrible. Despacio, sin pausa…suponiendo que cuando por fin “volviese la luz” todo iba a estar tal cual como estaba antes de que se bajase el telón; que, quizá, era mucho suponer.

Como tampoco sabía si aunque hubiese acertado en el blanco por obra y gracia de su excepcional memoria, aquel impacto habría causado el daño suficiente en el lasombra como para que no fuese capaz de mantener la marea negra y viscosa que había cernido sobre él; ¿Sabía, acaso, hasta qué punto aquellos seres tenían manejo y control sobre la oscuridad? Seguramente solo por los cuentos de viejas de los antiguos de la Camarilla; pero él era un vástago muy cerebral y analítico, así que, no, no podía saberlo. Aún contando con eso él seguía adelante. Despacio, sin pausa…

Y de igual manera, desconocía si, aunque hubiese tenido la suerte de incapacitar a aquel hijo de puta, iba a encontrarse con algo peor: como con su “hermana” estacada y envuelta para regalo, por ejemplo. O con otra furgoneta llena de Sabbats que se descojonarían de él antes de sacarle el pellejo a tiras.

Joder, Lars no sabía una puta mierda. Eso le aturdía y atenazaba más, si cabía, que el sudario de brea del cabecilla de los cabezapalas. Aún con todo, seguía avanzando en un trayecto interminable que amenazaba con llevarle al último de los infiernos.

Y seguía avanzando porque el ex-policía sí que sabía una cosa. Una maldita única cosa; que le hizo apretar la mandíbula hasta sentir una fuerte punzada de dolor alrededor de la boca recordándole quién era -y quién sería- si conseguía escapar de aquella cápsula de oscuridad absoluta. Sería su verdugo. Sería un maremoto de destrucción. Oh, sí, si conseguía salir de allí y volver a respirar aire puro los mataría a todos y cada uno de ellos. Y no iba a ser rápido, ni bonito y, ni mucho menos, limpio. Eso sí que lo sabía; y se encargaría de que fuese lo último que ellos supiesen.

Pero todo iba tan...despacio...una jodida eternidad de tiempo.


***


El Ventrue, después de aquella noche, nunca fue capaz de decir cuánto tiempo había pasado dentro de aquella mortaja oscura, pero cuando menos lo esperaba el sordo rugido de sus pensamientos empezó a acompañar al del motor de su quejambroso BMW, que estaba cosido a balazos. Al principio fue solo un murmullo, pero después de comprobar que el sonido de la noche volvía a filtrarse por sus oídos supo que aquel viaje entre tinieblas podría estar llegando a su fin.

Unos segundos después la luz de la noche se filtró a través de sus párpados como si acabase de despertar de una pesadilla de la que aún no había abierto los ojos, aunque los tenía abiertos como platos. ¡Había hecho diana! - pensó con una media sonrisa, más de esperanza que de victoria, asomando a sus labios. Quizá el “Guardián” no estuviese muerto, pero desde luego estaba jodido si no podía mantener a raya su propia creación oscura.

Y entonces fue cuando los vio. Al cabecilla recargar su escopeta, intacto y con una salvaje mueca dibujada en la cara. El desconcierto se apoderó de Lars y esa sensación de estar perdiéndose algo se convirtió en pánico cuando observó como la zorra de tez morena que le acompañaba permanecía a su lado, maniatando a Karen por la espalda con el filo de un reluciente cuchillo posado en la garganta de la Ventrue. Del otro, del tal Kail, no había ni rastro.

-”Eh, gilipollas, creo que tenemos algo que te pertenece. Si no quieres que Gina le haga una segunda boca a esta zorra ya puedes ir tirando el arma y saliendo del coche. Entonces podremos hablar de hombre a hombre y, quizá, llegar a un acuerdo”.

Lars sabía que no tenía muchas opciones y que, además, tarde o temprano alguien aparecería atraído por el follón que habían montado.

-”Piensa, joder, piensa” - se dijo mentalmente mientras observaba a Karen, más pálida de lo normal, con la blusa medio abierta y cubierta de grasa de motor hasta la cintura. Lars sintió gran rabia e ira, pero también el peso del inmenso vínculo que le unía a su hermana.

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