Episodio 4. Arañas y serpientes

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Re: Episodio 4. Arañas y serpientes

#41

Mensaje por Voivoda » 24 Jun 2020, 21:18

Laurent se echó a un lado para esconderse en la entrada de un portal y evitar ser visto por el grupo de neonazis que avanzaba por las cercanías del puerto con evidentes intenciones de amargarle la noche a alguien. Olían a alcohol a distancia. El Toreador no les temía ni mucho menos, pero cruzarse con esos tipos y las navajas con las que se vacilaban unos a otros sería un gran inconveniente para llegar a tiempo a cumplir con su cometido. En todo caso, el nivel de ruido que metían por una de las zonas que eran epicentro de las protestas sindicales, y donde estaba la sede de algunos de esos mismos sindicatos relacionados con los trabajos del puerto, no auguraba nada bueno. Noche a noche se podía notar un incremento de la tensión y de la violencia en Copenhague. Malalt se preguntó por un momento si alguien en el Natlige tenía la misma sensación, puesto que no parecía haber un gran control de cuanto sucedía en unas calles que, en tiempos que empiezan a ser lejanos, eran un ejemplo de civismo para todo el mundo.

Una vez que los cabezas rapadas pasaron de largo, Laurent se dirigió hacia la zona del recinto de embarcaciones de recreo y deportivas. Era fácil acceder a los muelles, apenas había que saltar una puerta de medio metro de altura. El Toreador sintió una punzada de adrenalina. No vestía cómo habitualmente, no tenía la compañía de cada noche y no iba a hacer algo que formara parte de su rutina cotidiana. De alguna manera, era como volver a sentirse vivo, como dejar a un lado las nubes de tormenta que se iban ciñendo sobre él noche tras noche, hora tras hora. Era ser de nuevo... libre.

Minutos después

El sonido de la lancha sobre la capa oscura del Mar del Norte y el constante impacto de la brisa y del agua salada en su rostro le invitaban casi a gritar. ¿Se sentían así los Gangrel cuando corrían por los bosques?, ¿los Brujah cuando liberaban su rabia?. Laurent sentía cómo la opresión se iba despegando de su alma según ponía distancia con Copenhague. Incluso pudo admirar en ese momento solitario la magnificencia del Puente de Oresund, sus formas esbeltas y equilibradas, su forma de serpiente de luz sobre las aguas. Laurent temió por un instante perderse en sus pensamientos y se obligó de nuevo a mirar hacia delante.

Tenía que agradecer la costumbre que tenían los escandinavos de confiar tanto unos en los otros. No era extraño que hubiera vehículos abiertos, casas sin el cierre echado, medios de transporte en los que no había tornos. La perfección de la sociedad ética y democrática le había favorecido esta noche al comprobar que una pequeña lancha de esas que apenas pueden ocupar dos personas venía con las llaves incluidas, guardadas por un dueño confiado en un pequeño cajón de la cubierta. Laurent no había cogido nunca una embarcación de ese tipo y tuvo que dedicar un buen rato tanto a estudiar el cuadro de mandos como a calcular cómo llegar hasta Saltholm. Afortunadamente el Mar del Norte era tranquilo en las cercanías de Copenhague, pero el Toreador era consciente de que tenía que intentar mantener una constante línea recta para evitar un desvío que podía ser fatal. Literalmente fatal considerando que la noche seguía su camino y quedarse en mitad del agua podría ser una absurda manera de poner punto y final a su existencia para siempre.

Laurent concentró toda su voluntad en mantener esa línea recta, guiándose por las luces que indicaban como faros los límites de Saltholm, calculando la distancia con los pilares del puente de Oresund e incluso fijándose de vez en cuando en las pocas estrellas que podían verse. Pasados unos minutos de un esfuerzo mental que había disipado la sensación de libertad que tenía hasta ahora, la lancha llega poco a poco hasta Saltholm. Laurent disminuyó poco a poco la velocidad confiando en que la mencionada línea recta le hiciera desembarcar en un lugar medianamente accesible.

El Toreador pudo comprobar al menos que no había caído cerca de la fortaleza militar, cuya silueta se recortaba a cierta distancia. Eso le hizo confiar en que nadie se daría cuenta de su llegada. Laurent acercó poco a poco la lancha a la costa hasta que quedó ligeramente encallada en un banco de arena. No era la mejor manera de acceder, inevitablemente iba a mojarse hasta las rodillas hasta llegar a una zona de hierba y rocas, pero al menos nadie le había visto. Por un instante se sintió como una especie de pirata caminando solo por una arena húmeda en la que se hundían sus pies, sacudido por una brisa helada, y sumido en la más absoluta oscuridad. Saltholm no tenía gran vegetación ni arboledas. Cuando se acostumbró a la oscuridad de la zona apenas pudo distinguir la silueta de la fortaleza y algunas otras formas indefinidas que se dibujaban más al norte. Laurent miró al cielo con un mal presentimiento. No tenía demasiado tiempo.


--------


Con un suspiro innecesario considerando el tiempo que hacía que no respiraba, pero que por sí mismo explicaba la pereza que le daba la tarea que tenía por delante, Jasper comenzó a rebuscar por el piso. Durante un largo rato no encontró nada de interés más allá de suciedad, bolsas tiradas, considerables pelusas, restos de comida y de café, el mando de la televisión (que también se había llevado la policía) y restos de colillas. El Caitiff se detuvo durante un instante en medio de la casa, que tenía una habitación, un baño y una cocina americana, sumido en la oscuridad y pensando.

Tardó pocos segundos en sentir un destello de iluminación. No se enorgullecía de haber engañado a sus seres queridos en su degeneración hacia las adicciones y las mentiras cada vez más enrevesadas. Pero ese funcionamiento mental, esa ansia no tan diferente de la que luego ha sentido una vez muerto, aún estaba presente en sus pensamientos. La policía había hecho lo evidente: detención, registro de cajones y confiscación de aparatos electrónicos. Ese modus operandi lo conocía cualquier ladrón, cualquier camello. Cualquier drogadicto.

Por eso había que buscar soluciones más originales para cuando un agente policial entraba en mitad de la noche y le pillaba a uno en calzoncillos y todavía colocado.

Con ese pensamiento, recordando tiempos cada vez más lejanos, Jasper se acercó a la habitación. Levantó el colchón (pensando al mismo tiempo que para ser un piso franco controlado por un Toreador, el mobiliario dejaba que desear) y sonrió de oreja a oreja.

- Voilá!

Debajo del colchón había un pequeño nido de objetos. Jasper había hecho lo mismo en su propia casa muchas veces. No era el lugar en el que nadie soliera mirar de primeras. Por lo tanto, era el lugar ideal para esconder lo que podía hacer que una familia te abandonara.

Lo primero era un papel doblado, apenas el típico trozo cuadrado para guardar alguna nota. Jasper lo desdobló y comprobó que había varios nombres asociados a varios números de teléfono: Isak, Krupin, Eleazar. Junto a ese papel, había una minúscula pantalla de holograma. Jasper no se esperaba tal modernidad. Esas pequeñas pantallas prácticamente transparentes y perfectamente plegables se utilizaban para guardar pequeñas anotaciones en cualquier formato. Paso el dedo por encima y comprobó cómo se iluminó un pequeño mapa de Copenhague en el que había varias flechas situadas en cuatro localizaciones distintas, todas ellas sedes de importantes empresas.

Lo último que vio Jasper es lo que más le desconcertó. Junto al papel y el pequeño holograma había una pistola sin munición y tres tubos de tamaño también pequeño, como los de las típicas muestras de colonia. Pero en su interior no había perfume, sino el característico color carmesí de la Sangre.
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Jasper Rohde (Jebediah_Gogorah)
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Re: Episodio 4. Arañas y serpientes

#42

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 25 Jun 2020, 18:57

Ojiplático, Jasper coge los tubos. Primeramente con curiosidad. Los enfrenta contra la pequeña luz que proyecta un flexo de Ikea. Los observa con curiosidad científica. Por un momento, se le cruza por la cabeza abrir y beber uno, pero cuando esta desechando la idea ya los tiene en el bolsillo de la cazadora. El bolsillo recubierto de algodón evitará que se rompan, pero no evitan, aunque acolcha, el tintineante del cristal contra cristal de aquellas muestras.

Piensa en coger la pistola, pero sin munición solo es un estorbo capaz de meterle en un problema ante una redada o un posible cacheo, por lo que la vuelve a dejar en el mismo sitio. Miró el papel con detenimiento... aquellos nombres. ¿Sería el mismo Isak?...¿Aquel a quien debían un favor?. Demasiada casualidad. Sacó una foto al papel con su móvil y volvió a dejarlo donde estaba. Ahora era el turno de aquel extraño mapa holográfico que hasta alguien ducho en la materia como a él, sorprendió. Cómo si de el mísmisimo Skywalker se tratara, miraba aquel holograma con mimo, intentando identificar las empresas... ¿que tenían en común?... ¿a que se dedicaban?... ¿tenían que ver con el sobrecoste de las obras del puente?... ¿quienes eran sus CEOs?. Decidió que el holograma tambien se vendría con él. Ya la falta de los tubos diría a su propietario que había sido hurtado, pero ahora mientras colocaba nuevamente, como un ladrón de guante blanco, el colchón con mimo sobre el somier, se preguntaba si el terrorista sueco no había dejado todo aquello allí ex profeso para Laurent.

Mientras intentaba dejar el piso en lo que su memoria le permitía*1, ubicaba mentalmente la más cercana de aquellas empresas al piso de Malalt, con la intención de acercarse si la noche se lo permitía. Se caló su capucha y se adecentó frente al espejo. El reflejo que le era devuelto era el de una persona gastada... y extrañamente cansada. Salió del piso orgulloso de sus mañas barriobajeras. Era curioso, y a la vez algo desconcertante, que saliera lo mejor de si, cuando Copenhague se iba a la mierda...

*1
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LAURENT MALALT (Pagliacci)
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Re: Episodio 4. Arañas y serpientes

#43

Mensaje por Pagliacci » 26 Jun 2020, 09:17

https://www.youtube.com/watch?v=j4ueaD22hg8


Malalt se mostró preocupado ante la incipiente llegada del amanecer, debería darse prisa para no quedarse atrapado en aquella isla, aunque había disfrutado del poder de conducir aquel vehículo en la noche estrellada, acuchillando las olas como un tiburón, supo que debía mantener la sangre fría si quería sobrevivir. Por lo pronto, sus pantalones vaqueros empapados en agua salada impedían que pudiera moverse entre los túneles del bunker sin dejar rastro, el francés comenzó a preguntarse si aquella no había sido la mejor de las ideas.

El contrabandista se movió con velocidad y rapidez entre las rocas, buscando el modo de entrar en la red de túneles sin ser visto, quizás por algún acceso secundario. Toda aquella maniobra evocaba en él imágenes del estraperlo y un negocio de tráfico de sustancias del que no estaba tan lejos. Prestó especial atención a la presencia de vigilantes, esperaba que su llegada imprevista y la proximidad del amanecer hubieran relajado la guardia de aquella banda de adolescentes desidiosos. Sentía su corazón latir, su sangre irrigando sus músculos y resucitando sus sentidos no-muertos, se sentía vivo.
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Gasto 4 puntos de sangre, para un +2 a Destreza y +2 a Fuerza durante el resto de la escena. La idea es moverme con toda la velocidad y agilidad posibles e, incluso, escalar si hace falta. Mi intención es entrar sin que me vea ningún vigilante.

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Re: Episodio 4. Arañas y serpientes

#44

Mensaje por Ilitia » 26 Jun 2020, 12:36

Kat era toda una líder y se rodeaba de un aura de poder e influencia que pocos tenían. Alex fue apaciguando su nerviosismo inicial, tanto tiempo tras las pantallas le habían hecho perder ciertas habilidades sociales en el cara a cara. Alex intentó ser fiel a sus principios y no ponerse un escalón por debajo de Kat.

- Iré directamente al grano Kat, espero que las dos podamos salir lo mejor paradas posible de la mierda que se nos avecina. Sé que tienes gente de sobra a tu alrededor pero seguro que puedo devolverte el favor.- dijo Alex tratando de romper el hielo tras las primeras impresiones.

-Verás Kat, los últimos acontecimientos me han dado qué pensar. Tengo muchas preguntas que quizás tú podrías responderme, o al menos darme alguna pista de cómo seguir. Alguien ha puesto precio a mi cabeza, no sé quien puede estar interesado en quitarme de en medio, el caso es que confundieron a otra chica conmigo en los muelles y, en fin, la pobre murió por error. Me pregunto si tienes idea de quién puede estar interesado en borrarnos del mapa. Hay algo que me ronda la cabeza y, puede ser que sea casualidad pero ¿conoces a Isak? no sé a qué juega pero se la ha liado a Laurent metiéndole a un terrorista en el piso que le prestó, no se si has oído algo pero tengo ciertas sospechas.- terminó la frase lanzándole el balón a Kat esperando que pudiese ayudarle.

- Dime Kat ¿qué puedo hacer yo por tí?- Alex se sentía irremediablemente atraída por la indomabilidad de la Brujah- Una cosa más, tengo que reunirme con Jull ¿sabes dónde puedo encontrarle?

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Re: Episodio 4. Arañas y serpientes

#45

Mensaje por Voivoda » 05 Jul 2020, 20:01

Jasper miró al cielo de reojo. Aún tenía algo de tiempo, suerte de vivir en una ciudad situada tan al norte y donde las estaciones frías eran largas. Para los humanos eran motivos para caer en profundas depresiones, la gran plaga de Escandinavia en este tiempo. Para los Vampiros era una bendición... aunque él tenía sus propios demonios interiores.

El mapa tenía la capacidad de irse actualizando en tiempo real según avanzaba el Caitiff. Este supuso que esa capacidad llevaba implícito que el holograma tenía algún tipo de conexión vía satélite, por lo que probablemente pudiera ser rastreado. Tenía su lógica, al fin y al cabo no es un mapa de papel. Era una tecnología sencilla, pero discreta y eficaz. Jasper pensó una vez más que no era conveniente nunca fiarse de las apariencias de nadie para sacar conclusiones.

Tuvo que alejarse de Christiania para entrar en los límites del sector financiero de la ciudad, repleto de sedes de todo tipo de empresas. Aunque los bancos seguían siendo los más numerosos, en los últimos años se habían multiplicado las empresas centradas en negocios medioambientales, algunas de las cuales habían sido acusadas, sin embargo, de ser tapaderas de negocios que poco o nada tenían que ver con la defensa del planeta. El Caitiff comprobó que pasar desapercibido en esta zona era más complicado, aunque las aceras estaban desiertas. Aún así, podía detectar aquí y allí las pequeñas luces rojas de las cámaras de vigilancia de los edificios y las calles. Esta zona era destino común de manifestaciones de grupos de izquierda, por lo que las medidas de vigilancia y seguridad se habían multiplicado. Jasper era consciente de que su aspecto no era el más habitual en esta zona de la capital danesa, lo que le hacía sentir algo incómodo.

Finalmente, detuvo sus pasos en una solitaria parada de autobús situada justo enfrente de un edificio de arquitectura moderna y grandes ventanales en cuya entrada destacaba un logotipo que identificaba a la empresa: MT Højgaard. Hasta donde sabía era una de las principales constructoras de infraestructuras de los países escandinavos, y era la que se situaba en el mapa más cerca del barrio en el que estaba vuestro refugio comunal. Un primer vistazo le permitió comprobar a Jasper que el edificio estaba vacío a esta hora de la noche, pero contaba con una garita con seguridad privada, por lo que seguramente tendría empleados desplegados por el interior.

-----

Laurent cerró los ojos en un gesto instintivo al sentir cómo su aterrizaje detrás de los muros de uno de los barracones de la fortaleza de Saltholm venía acompañado del sonido del agua que llevaba en sus botas y sus pantalones. Esperó unos segundos para comprobar si había sido detectado. Nada en el ambiente daba esa sensación. El silencio, apenas roto por el sonido del mar a lo lejos, era absoluto, casi opresivo. No había encontrado a nadie en su camino por la isla, ni tampoco en las cercanías de la fortaleza.

El Toreador miró a su alrededor, lamentando no tener las capacidades innatas que tenían sus compañeros de Clan para ver con claridad en la oscuridad. Aún así, notaba cómo la Vitae ardía en su interior, se sentía como un depredador, como un espía, y esa sensación ponía en tensión sus músculos. Observó una vez más el cielo por el ventanuco por el que se había conseguido colar en el interior del edificio. Las posibilidades de regresar a descansar al refugio eran muy escasas. El más mínimo incidente, o un fallo a la hora de conducir la lancha de vuelta, le podrían poner en serios apuros. Ese pensamiento minaba su voluntad, lo que dibujó sombras de dudas en sus pensamientos. A pesar de lo agradable que era la sensación de sentirse independiente y, en cierto modo, vivo... no podía evitar pensar en lo más profundo de su mente si había sido un acierto la idea de venir solo hasta aquí.

Laurent aparcó esos pensamientos y comenzó a andar por los distintos pasillos. Cada cierta distancia se abrían distintas habitaciones, que parecían haberse utilizado para guardar material de obra que estaba cogiendo hierro, polvo y humedad por el paso del tiempo. Según pasaban los minutos, más convencido estaba de que se encontraba solo, al menos en esta parte del edificio. Quizá la banda de Sorensen no tenía en Saltholm un espacio permanente. Quizá por eso le habían encomendado que intercediera por ellos para convertir la isla precisamente en eso, en un lugar donde poder establecerse.

Después de dejar atrás unas viejas duchas grupales, de nuevo comenzó a notar un molesto zumbido en la cabeza. No era incapacitante, pero sí molesto, semejante al ruido blanco de un televisor viejo. Junto a eso, un hedor cada vez mayor se fue abriendo paso por los túneles hasta que el Toreador pudo notarlo con claridad, retorciendo la nariz según el mal olor se iba haciendo más intenso. Laurent avanzó más lentamente, algo aturdido por el molesto ruido y el mal olor. Finalmente, al girar a la izquierda se encuentra ante un pasillo sin salida en el que ve un dantesco escenario: una decena de cerdos muertos apilados unos encima de los otros son la fuente del olor terrible.

El zumbido se hace más fuerte y Laurent a duras penas puede contener una arcada sanguinolenta mientras su mente apenas puede luchar contra el cansancio y las molestias sensoriales.

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Kat mira hacia la pista de baloncesto antes de volver su mirada directa de ojos claros hacia Álex. La Brujah siente que su compañera de Clan transmite una sensación de cierta empatía hacia ella. Álex no puede evitar sentirse algo pequeña a su lado, pero Kat no es condescendiente ni arrogante. Realmente parece que siente simpatía hacia ella. Un cierto calor recorre el corazón de Álex. Jasper y Laurent son buenos compañeros, particularmente siente más cercanía con la naturalidad del Caitiff, pero no dejaban de ser Vampiros con sus propias tormentas personales que habían conformado una Coterie por pura supervivencia en común. Kat transmitía algo más que eso. Verdadera comprensión, solidaridad. Kat sabía cómo bullía en ocasiones la Sangre en el interior de su cuerpo, cómo en ocasiones acababa harta de la charla y prefería tomar sus propias decisiones, cometer sus propios errores.

- Bueno... he oído alguna cosa, pero no tiene sentido.

Todo el rostro de Álex es una inmensa pregunta.

- Parece que en algunos círculos de Internet se habla de vosotros como si fuérais especialmente viejos. Y ya sabes que hay gente que tiene cierta tendencia a ir detrás de quienes tienen más edad.

Kat habla entre líneas, cuidándose de no utilizar términos que pudieran romper la Mascarada. Sus argumentos son parecidos a los que Álex ha venido escuchando de Morpheus y en la conversación con Koper. Pero como la misma Kat reconoce, siguen sin tener el más mínimo sentido. Kat, en todo caso, cambia de conversación al seguir escuchando las palabras de Álex.

- Ay, Laurent...

Su voz tiene un deje emocional. Para Kat, Laurent es alguien por quien tiene algún tipo de sentimiento. No obstante, Álex detecta en la voz de Kat una especie de simpatía profunda, pero alejada de la convulsión emocional y física que acompaña a Laurent cuando habla de la Brujah.

- No siempre es muy hábil escogiendo sus compañías. Isak es un tipo peligroso. Buena planta, buena educación, políglota. Qué coño, hasta guapo. -Kat sonríe con sus propias palabras- Pero no deja de ser una serpiente -Ahora sus ojos miran fijamente a Álex- en el sentido más literal de la palabra. Cuando tienes una deuda con él, se la cobra con intereses. Es mejor estar lo más lejos de él que sea posible. Hoy ha habido movida en un edificio no muy lejos de aquí. Una redada. Y llevaban ya días los de Estupefacientes dando vueltas. Si Laurent se ha metido en un lío, haría bien en quitarse de en medio del barrio por un tiempo.

Ante la última pregunta de Álex, Kat, vuelve a relajarse aparentemente mientras mira el cielo comprobando el paso de la noche.

- Lo habitual es que Juul te encuentre, no que tú encuentres a Juul, me temo. En todo caso, en un par de noches hay una reunión sindical en un hangar del aeropuerto. Pasaos por allí y decid que yo os he informado de la reunión. Así no tendréis problema para acceder. Quizá allí le podréis encontrar.

Kat parece dispuesta a marcharse, pero antes vuelve mirar a Álex de modo que esta no puede apartar la vista de su compañera de Clan.

- Lo mejor que puedes hacer por mí es cuidar de ti misma. Intenta saber con quién se mueve Laurent... Es un buen hombre, apasionado, independiente. Pero a veces comete errores. Como el de Isak. A veces para quererlo hay que protegerlo de sí mismo. Tú tienes en tu corazón la llama de la justicia. Puedo ver en ti la furia de la duda, la necesidad de golpear a la incertidumbre. No dejes que otros hagan las preguntas ni que te cuenten las respuestas.


OFF: Recordatorio de cómo estamos. Álex tiene la reserva de Sangre llena y también la FV. Jasper tiene la reserva de Sangre llena y -2 a la FV. Laurent tiene -4 de Sangre y -4 de FV.
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LAURENT MALALT (Pagliacci)
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Re: Episodio 4. Arañas y serpientes

#46

Mensaje por Pagliacci » 06 Jul 2020, 22:07

https://www.youtube.com/watch?v=0r2Ht7LvTnc


Aquel olor nauseabundo se hundió en sus pulmones como un pesado lastre, empujándole a un aletargado sueño, no quería pasar allí el día, quedaría demasiado expuesto y la lancha encallada sería visible a plena luz del día, pudiendo atraer a la policía si comenzaban a buscarla. La ansiedad comenzó a apoderarse de él, le costaba pensar con aquel profundo zumbido, su mente anticipaba miles de cosas que podían salir mal, afortunadamente, había aprendido a mantener la mente fría hacía bastante años. Al igual que no cedía fácilmente a los provocaciones de nadie, tampoco se dejaría llevar por el pánico. No necesitaba respirar, así que se aseguró de no hacerlo, el olor impregnaría su ropa y seguiría siendo un problema más tarde, pero no evitaría que se adentrara en el matadero.

¿Tendrían aquellas bestias algo que ver con las drogas que habían causado tantas sobredosis? El francés se adentró en la carnicería buscando a tientas algún interruptor, nunca había visto la guerra desde la primera línea, pero se imaginó que una fosa común no sería muy distinta a aquel horror sanguinolento. Se movió todo lo deprisa que pudo tratando de averiguar que había acabado con aquellos cochinos y de encontrar el origen de aquel maldito ruido. Le tranquilizaba saber que, si aquel lugar estaba abandonado, nadie le encontraría durante el día. Mientras se movía entre las sombras de los túneles sus pensamientos convergieron en aquella figura espectral envuelta en la Union Jack, banshee fantasmagórica, heraldo de mal agüero. ¿Quién era? ¿Qué tendría que ver con todo aquello?

Jasper Rohde (Jebediah_Gogorah)
Caitiff Programador

Re: Episodio 4. Arañas y serpientes

#47

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 08 Jul 2020, 15:07

- Mierda, jefe... ahora no. - Dijo maldiciendo tras la segunda llamada infructuosa.

Jasper estaba convencido de que aquella empresa a la que le había llevado el mapa tridimensional estaba implicada en el caso de los sobrecostes del puente... - Blanco y en vasija... - pensó. Por un momento pensó que internarse en la empresa le ayudaría a desvelar una conspiración global o sacar a flote los documentos que revelaran una corrupción a todos los niveles en la política danesa. Gilipolleces. Siquiera sabía que tenía que buscar, y además había un segurita, un cuantioso número de cámaras y un huevo de cerraduras que le impedían culminar aquella idea con delirios de grandeza.

Se sentó bajo la marquesina del autobús, como si esperara que pasara el búho nocturno que recorre la ciudad a aquellas intespestivas horas. Y en la privacidad que le otorgaba la parada, sacó el mapa de su bolsillo y miró su viejo casio aprisionado en su muñeca. Los sitios no estaban lo demasiado lejos como para no pasar por ellos y guardarlos en su exquisita memoria. Luego haría añicos el dispositivo y lo arrojaría en una de las papeleras más alejadas de Christiania que su paseo le permitiese.

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Re: Episodio 4. Arañas y serpientes

#48

Mensaje por Ilitia » 09 Jul 2020, 18:37

Kat había hablado de los rumores sobre el precio que habían puesto a sus cabezas como eso, rumores. Esta teoría no dejó tranquila a Alex, para nada, de hecho había muerto una persona. A no ser que hubieran utilizado esa muerte para darle veracidad al rumor pensó para sí misma Alex. Esa segunda teoría dejaba en mal lugar a su propio sire, que parecía no estar tan bien informado si esta era cierta.

Las señales parecían apuntar a las Juventudes Rojas, eso o alguien quería que pensaran en ellos como principales sospechosos.

En un par de noches se acercaría por la reunión, a ver si así Jull le encuentra.

- No te robo más tiempo Kat, estaremos en contacto. Gracias- Alex dejó una pausa para despedirse de su compañera de clan.

Cerrado

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