Episodio 4. Arañas y serpientes

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Episodio 4. Arañas y serpientes

#1

Mensaje por Voivoda » 25 Abr 2020, 18:57

OFF: Inicio de momento con Laurent y Jasper. Álex puede engancharse perfectamente más tarde cuando pueda postear. Por lo demás, me gustan especialmente vuestras interpretaciones en los interludios que están para eso, para hacer un pequeño parón con información en el que los personajes también siguen dibujándose a sí mismos. Veréis que no cuento las alimentaciones de los interludios, sólo las que se lleven a cabo durante el juego para que el Hambre, o la falta de ella, sean parte directa de la partida.

Vuestra situación actual es: Malalt -6 Puntos de Sangre y -1 FV, Álex -4 de Sangre y Jasper -3 de Sangre y -2 FV


Jasper quería estar más sobrio de lo habitual esta noche. Tenía información que podía ser útil para Malalt, para la Coterie en su conjunto, y por eso prefería que sus propias tormentas interiores no le despistaran. Sus nervios le habían incitado a intentar encontrarse con sus compañeros nada más dejar hace un par de noches el antro cibernético nocturno de Pervez, pero tanto Laurent como Álex parecían estar dedicados a sus asuntos. El Caitiff tuvo que templar su ansia, más propia de un niño que busca la aprobación de sus mayores que de un tipo que ha muerto y resucitado, pero había resultado una ventaja para dedicarse también a los suyos, perderse en la degradación de sus propias adicciones y volver esta noche en mejores condiciones. Otra manera de morir y resucitar, pensaba Jasper, aunque mucho menos glamourosa.

Le gustaba el paseo hasta el refugio después del anochecer. A pesar de las cautelas que acompañaban siempre a su condición inherente de perro apaleado, su rostro parecía despertar siempre la simpatía de los demás. Una de las pocas ventajas que había encontrado a lo de vivir eternamente. Y en Christiania siempre encontraba alguna conversación agradable, alguien que pudiera prestarle un estúpido cigarrillo o una pareja que disfrutaba de la soledad de la noche y no se asustaba de su presencia.

En el interior del refugio, Laurent no tenía cara de buenos amigos. No había rastro de Álex, por lo que Jasper se sentó en el sofá algo desvencijado, encendió un par de luces (Malalt no solía encenderlas, aunque Jasper sospechaba que sólo era por pura apariencia de simular las habilidades del Clan al que pertenecía, ya que luego tampoco le había visto hacer ninguna proeza en la oscuridad) y esperó a que Laurent mostrara su estado de ánimo después de saludarle.

A Laurent le calmó por un momento ver a Jasper. En ocasiones tenía la intención de considerarlo poco más que una mascota, pero en su fuero interno agradecía muchas veces su compañía y el punto de vista más... humano que le daba a las cosas. Laurent quería convencerse en ocasiones de que su Coterie no era más que la manera de expresar su propia tendencia al liderazgo, pero sentía ciertos aguijonazos de responsabilidad hacia sus compañeros. La soledad no era tan buena aliada en la perspectiva de vivir para toda la eternidad.

El Toreador volvió a echar un vistazo a su móvil mientras disipaba de su mente el ligero aguijonazo del Hambre que comenzaba a manifestarse en sus sensaciones. Había tardado un par de noches en encontrar la vivienda que buscaba Isak preguntando aquí, amenazando allí y recordando favores perdidos en otra parte. Un piso pequeño, mal ventilado, que necesitaba a todas luces una reforma en profundidad. Pero situado en un barrio de esos en los que nunca pasa nada, de gente gris que se levanta para trabajar y termina el día consumiendo el último talent show. Vecindarios multiculturales, alejados de la imagen de progreso tecnológico y económico de Escandinavia, pero que no han caído todavía en la degradación de la delincuencia. Situado cerca de Christiania, dentro del radio de acción de su propia red de conocidos, pero no dentro del epicentro del movimiento anarcosindicalista pseudoindependiente de Copenhague.

No había hecho muchas preguntas, pero la foto que había recibido desde un número desconocido le escamaba. Un tipo con pinta de punki trasnochado, más cerca ya de los cuarenta que de los veinte, con aspecto escandinavo pero seguramente deteriorado por una vida en la que había pasado más horas en la calle que dentro de casa, con una chaqueta de cuero con tachuelas muy pasada de moda, le sonreía desde la pantalla con el salón de Ikea del piso recomendado a Isak como telón de fondo. Y todo ello con un "gracias, tronco" como mensaje.
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Jasper Rohde (Jebediah_Gogorah)
Caitiff Programador

Re: Episodio 4.

#2

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 27 Abr 2020, 17:53

{ https://www.youtube.com/watch?v=n4RjJKxsamQ - Winds of Change by Scorpions }

El paria atravesaba Christiania hacia el refugio común de la coterie. El particular barrio se había convertido, después del ciber pakistaní, en el segundo aro de seguridad, donde aun podía sentirse cómodo Jasper. El refugio, era el tercero. Fuera de aquello, la Red Salvaje donde no había cortafuegos y donde se sentía total y particularmente maltratado.

El noventero himno de los Scorpions, que prometía vientos de cambio tras la caida del Muro, sonaba en sus afanados airpods, una de sus mas preciadas posesiones. Pero Klaus Meine y su silbido westeriano, se habían equivocado. Podría acabar la guerra fría pero no la guerra que durante milenios había mantenido las facciones de la estirpe y que lo mantenían a él cómo el más prescindible de los peones. Una presión que lo hacía mantenerse constantemente cómo un funambulista sobre un fino hilo de plata, y con una nula fuerza de voluntad. Desde luego así... nunca abandonaría aquella mierda que lo ayudaba a evadirse de la cruda realidad. Era la batería que le ayudaba a estar despierto y poder realizar las funciones que se le asignaban. Otra desgracia más para Rohde; necesitar de una sustancia que lo estaba introduciendo cada vez más en una espiral de autodestrucción, para evitar ser prescindible.

Las pequeñas gotas que empezaron a caer, ayudaron a Jasper a aligerar el paso. Sus pasos eran mullidos sobre la hierba mojada. Su cabeza escondida sobre la capucha, que actuaba como unas anteojeras que solo le permitian enfocarse en el camino. Antes del refugio, siempre encontraba las mismas cosas, y siempre le venían los mismos recuerdos. Una pared grís, donde un puño alzado y rojo le recordaba la lucha. Un kinder de paredes azules y letras de colores, que le recordaba a su pequeño - cuanto daría por evitarle cometer los mismos errores. Pero ¿como hacerlo cuando tú mismo has dejado de ser un referente para tu propio hijo?. El resultado mientras subía los tres pequeños escalones que daban la entrada al edificio abandonado, siempre era el mismo. La pena que le ahogaba en la garganta y que eclipsaba al resto. Incluso el de euforía por llevarle aquellas noticias a Malalt.

Cuando acabó de autocompadecerse, entró al edificio. Se aseguró, palpando los bolsillos, que tenía su dosis y las herramientas necesarias para chutar a alguien y luego "beberselo". Solo quebada encontrar a Laurent y cuando lo encontró, se sentó en el sofá y esperó el mejor momento para hablar. Su jefe parecía resolver algún asunto desde el smartphone. El caitiff prendió las luces, pues odiaba y le aterrorizaba a partes iguales, la silueta del toreador en la oscuridad. Sólo la luz, le permitía leer sus emociones... y si iba a ser o no, una buena noche.

- Ey, jefe... tengo algo que puede interesarte. - Metió la mano en su bolsillo interno de la chaqueta, y tuvo que sacar su estuche con la cucharilla, la jeringa para coger el papel impreso. Lo abrió y lo aplanó con sus manos sucias, de uñas ennegrecidas antes de entregarselo a Laurent y adelantarle la lectura - Mi cuñado... bueno... mi ex-cuñado... bueno... tú me entiendes. Un familiar mortal, Ralfi. Parece que los sobrecostes del puente de Oresund tienen su explicación con algunos mandamases de esos hijos de puta fascistas con corbata y moral apocada. - Se le escapó un leve gruñido - Pero sigue... sigue leyendo. Abajo... parece que estan tapando algun rollo de unas sustancias prohibidas que han matado a algunos pipiolos... ¿no te suena al muerto que te están, que nos están, queriendo encasquetar?... Malditos hijos de puta... - un carraspeo fue preludio de un ataque de tos, que finiquitó con un sonoro escupitajo sobre un lateral. Los dedos de Malalt recorrían la carta... también más abajo. Jasper, sin darse cuenta y sin haber dado una lectura antes de la entrega, también había impreso la respuesta a su cuñado, y Laurent podía leer la postdata a su cuñado... "Ojalá pudiera volver atrás y no cometer todos esos errores... y lo peor de todo es que sé que no puedo cambiar..."

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LAURENT MALALT (Pagliacci)
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Re: Episodio 4.

#3

Mensaje por Pagliacci » 04 May 2020, 00:20

Malalt empezaba a sentir la sed de sangre acuciantemente, meditaba sobre su futuro entre sus obras, como una pantera enjaulada. La oscuridad era reconfortante, le permitía dejar caer su fachada de seguridad y que su rostro expresara las dudas que sentía, en aquella sombría negrura el Toreador se sentía protegido, genuino, libre. El francés dejó escapar un gruñido cuando el Caitiff encendió las luces. Tenía que esforzarse para no pagar con él su ira, para no verter sobre este su frustración. Afortunadamente, el negro felino era un depredador paciente.

Tras leer la carta, una mueca de satisfacción cobró forma en sus labios, una media sonrisa ladina. Por fin comenzaban a mostrarse los hilos que movían todas aquellas marionetas, implicar en una estrategia a docenas de personas y que todo se mantuviera en secreto era una hazaña en la era de las telecomunicaciones. Estuviera quien estuviera detrás, había cometido un error. La carta concluía con una lamentable respuesta de Jasper, llena de autocompasión, que el contrabandista decidió pasar por alto.

-Necesito pensar claro, Jaspers. Acompáñame en la cacería, te enseñaré como lo hace un auténtico vástago- Malalt se vistió de elegantemente, la carta permaneció guardada en la chaqueta de un caro traje italiano de color sable.

El conseguidor barajaba sus opciones en la lluviosa noche de Copenhage, necesitaba un nombre, averiguar quién se escondía tras toda aquella pantomima, quizás sus contactos entre los verdaderos daneses pudieran ayudarle, quizás fuera mucho más sencillo y solo necesitara poner a la coterie a picar datos entre los archivos de la ciudad hasta dar con el nombre de la empresa que había construido el puente. Incluso podían recurrir al maldito detective otra vez y usarlo para investigar todos aquellos problemas, que ponían en riesgo la ciudad.

Malat condujo a Jaspers hacia el Tivoli, sin intercambiar apenas palabra alguna, Sus montañas rusas, tiovivos y atracciones de feria no distaban mucho de Cristiania, tan solo tenían que cruzar el canal, y aquel lugar de ocio infantil fácilmente resultaría el hogar de un sin techo o estaría custodiado por un guardia de sangre dulce y grasienta. Además, dado el carácter algo histriónico del Toreador, ciertamente disfrutaría del escenario de sus fechorías, llevando al Caitiff a cazar como un padre lleva a su hijo a Disneyland.

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Ilitia
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Re: Episodio 4.

#4

Mensaje por Ilitia » 06 May 2020, 17:12

La deseada visita de Morpheus acabó dejándole un sabor agridulce. Habían pasado un buen rato, desde luego, pero eso no amortiguó todo lo que les venía por delante. La bestia se revolvía dentro de la Brujah, sus silenciosos rujidos se dejaban ver a través de la expresión facial de Alex. La creencia de que podían ser espiados ahora era una certeza y, no solo eso, alguien había puesto precio a sus pellejos. Joder, pobre chavala, y pensar que podría haber sido yo, la rabia se entremezclaba con la preocupación.

Era una noche agradable que invitaba a un tranquilo paseo que la Brujah no podría disfrutar, había gente en la calle, no demasiada, pero se notaba algo de buen ambiente. Necesitaba algo para calmar a la bestia, los pubs todavía continuaban abiertos y Alex, a pesar del riesgo, necesitaba dejar la mente en blanco antes de volver a ponerse en marcha. El Bastardo, ese pub le serviría para su propósito, una vez dentro se sintió algo más relajada. Miró a su alrededor, estaba bastante lleno, salir de allí podría ser más o menos fácil. Socializó bastante, para ser ella, y se unió a un grupo de hombres a jugar a los dardos.

Poco después, conforme el pub se fue vaciando, decidió que ya era momento de ponerse al día con el resto de su coterie. Tenía noticias para Malalt y para Jasper. Con cierta preocupación, emprendió el camino, mirando suspicazmente y acelerando el paso.

A su llegada, encontró a ambos compañeros analizando un papel, parecía que no solo ella traía noticias. El semblante serio de ambos le hacía pensar que no eran buenas. Jasper parecía satisfecho de su trabajo, como quien recibe cierta aprobación merecida. A Laurent se le marcaban los músculos en tensión de la mandíbula. Alex entró en silencio, con las manos en los bolsillos y la capucha puesta, oliendo a la humedad de la calle y al calor de los homanos del pub.

- ¿Qué hay?- dijo por fin como saludo. Lo único que le apetecía era meterse en su habitación para analizar las pruebas y palabras de Morpheus, pero sabía que no podía. Esperó a que sus compañeros le explicasen la situación antes de comenszar.

- Tengo pruebas de que nos siguen de cerca y de que, posiblemente, al asesinar a la chica que os dije iban a por mí.- Sacó el dibujo que se había llevado de la reunión con su sire para mostrárselo al resto.

Jasper Rohde (Jebediah_Gogorah)
Caitiff Programador

Re: Episodio 4.

#5

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 08 May 2020, 19:39

{ https://www.youtube.com/watch?v=TlAii5OJ_Pc - Hardly Wait by Juliette Lewis }

Cuando Laurent estaba en silencio es que algo estaba tramando. Sus manos gélidas se deslizaban por su mentón, y una sola visualización de los dos nuevos regalos en forma de documentos que le habían traido sus cachorros, fue más que suficiente para hacerse una impresión mental. No sabía de Alex, pero Jasper esperaba que su jefe uniera todos los puntitos y le salvara el culo... una vez más.

- Necesita pensar... - dice Rohde dándole un leve codazo a Alex en un costado, a su lado y metros por detrás del Toreador. Mientras caminan por las aceras más oscuras de las calles de Copenhague, la Brujah puede ver a Jasper visiblemente colocado. Sus púpilas son dos eclipses crecientes sobre sus iris, y su mandibula tembloroso casi capaz de desencajarse de un momento a otro. - Y ahora de paseo... con la que tenemos encima... - musitó en voz baja. De las cosas que menos le gustaba al paria contemplar, era otro vástago alimentándose. Los veía llegar al éxtasis de la sangre, cosa que lo convertía a él en un endeble doble adicto. Pero parecía que el franchute necesitaba de sus reservas llenas para salvar aquella papeleta. No sería él quien lo impidiera... menos si conseguia arreglar aquel entuerto.

- Ey Alex... - El paria parecía hacer todo lo posible, inconscientemente, para evitar que Alex disfrutara de un paseo tranquilo que también le permitiera reflexionar - ¿Es verdad eso de que crees que nos siguen? - susurró mirando hacia atrás, claramente paranoico. El flequillo que revasaba la capucha, ahora era mojado por una fina lluvia que convertía su pelo atrigado en un casi castaño. Sus ojos claros parecían otear la noche, casi como un gato. Rebuscó en su chaqueta y con mano temblorosa se prendió un cigarrillo, no sin antes ofrecerle a su compañera. - ¿Por qué crees que querían darte matarile, sister?... - La pregunta quedó en el aire, flotando entre los vapores etílicos de la vida nocturna de Copenhague. Jasper parecía tener toda la concentración que el chute le podía permitir, en la respuesta que Alex pudiera proporcionar.

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Re: Episodio 4.

#6

Mensaje por Voivoda » 09 May 2020, 18:55

Laurent invitó a sus compañeros a entrar en las instalaciones del parque de atracciones situado en pleno centro de Copenhague por medio de un portalón algo antiguo y metálico que por la noche quedaba adecuadamente abierto. La mayor parte de la población desconocía esta vía de entrada, pero lo sabían los suficientes como para que, al intentar colarse en el recinto por curiosidad, para traficar con sustancias prohibidas o por supervivencia para pasar la noche, se pudieran convertir en presas discretas para depredadores no-muertos como vosotros. Era una táctica que utilizaban sobre todo los Brujah y los Nosferatu, que utilizaban mayoritariamente el Tívoli como coto de caza, si bien permitían en ocasiones a otros Clanes hacer uso de esta especie de cátering nocturno.

Los límites del Dominio de Malalt llegaban hasta esta zona del parque, no tanto por su posición geográfica (realmente algo alejada de vuestro refugio) como porque el grupo de pequeños delincuentes que le ayudaban en sus asuntos se movían por el parque durante la noche. Kat había tenido bastante que ver con que otros compañeros de su Clan y también de las Ratas de Alcantarilla permitieran que Laurent se alimentara allí de cuando en cuando. Era una isla de quietud en medio de la ciudad en la que era difícil sentirse cómodo. Había demasiados ruidos desconocidos, sombras que era imposible saber si un segundo antes estaban donde están ahora y la sensación permanente de que hay un par de ojos siempre vigilantes. Pero hasta el momento había demostrado ser un sitio relativamente seguro para los Vástagos.

Toda la vitalidad que suponéis que tienen los jardines durante el día se disipa durante la noche, cuando el parque tiene un aspecto fantasmagórico, acentuado además por la fina capa de lluvia que poco a poco va generando charcos en el suelo. La noria que preside en cierto modo el parque se alza como un monstruo de hierro vacío alrededor del cual crece toda una ciudad de atracciones de toda clase. El viento remueve las ramas de los árboles y las moles de hierro generando peculiares silbidos. No es un lugar especialmente agradable para ninguno de los tres y prueba de ello es el silencio que guardáis después de las últimas preguntas de Jasper. Tanto él como Álex le dan vueltas a sus últimos descubrimientos, preocupados de un modo creciente al comprobar que poco a poco estáis siendo empujados a algún tipo de foco que no tiene pinta de ser agradable. Ningún foco que apunte directamente hacia uno lo es.

Laurent también le da vueltas a lo que le han comentado sus compañeros de Coterie, si bien el aguijón creciente del Hambre hace que sus pensamientos sean más inconexos. Por eso quería acudir primero al parque, donde de un modo instintivo se reencontraba con su propia Bestia interior. Era consciente de que la Sangre despejaría las mentes de todos. El ataque a alguien que creían que era Álex, los descubrimientos de Jasper y la risa molesta de Sorensen que todavía resonaba también en su mente le habían provocado un humor sombrío que no le ayudaba a pensar con claridad.

Después de un par de minutos en los que os adentráis en los jardines, Laurent ve a un tipo que conoce. Es uno de sus "distribuidores". Un hombre con una cicatriz en la mejilla derecha que, según cuenta, se hizo con las fuerzas especiales danesas en Irak. Una historia que lo cierto es que nadie se había molestado en comprobar si era cierta dada la personalidad violenta del supuesto exsoldado. A Laurent le importaba más bien poco que fuera verdad o no. El tipo hacía bien su trabajo, resolvía sus propios problemas y no hacía preguntas. Y que estuviera esta noche allí significaba que en alguna de las atracciones habría un grupo de colgados ansiosos por comprar alguna mierda adictiva.

No era glamouroso, pero era nutritivo.

OFF: Dad por hecho que tenéis a tres personas de las que alimentaros. Vosotros decidís cuánta Sangre le quitáis a cada uno. Sobre la interpretación, lo dejo en vuestras manos. Podéis interpretar la alimentación si queréis, o podéis avanzar una vez alimentados, ya que tenéis varias posibilidades y la pregunta última de Jasper queda en el aire. Pero me apetecía narrar cómo es Tívoli de noche para ayudar a la inmersión de la Coterie en la ciudad.
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LAURENT MALALT (Pagliacci)
Contrabandista

Re: Episodio 4.

#7

Mensaje por Pagliacci » 11 May 2020, 16:19

https://www.youtube.com/watch?v=2M_tdGozGV4

Las sombras del Tivoli adquirían un matiz siniestro al caer la noche, el tiovivo desconectado parecía un establo en el que dormían los caballos de madera, en silencio, un silencio que contrastaba con las risas de los niños y la algarabía con la que Laurent imaginaba el parque durante el día.

El toreador evocaba la vitalidad inocente de aquellas risas y extrañaba su presencia, se preguntaba cuánto tiempo haría que no había visto a alguien reir con sinceridad, echaba de menos los destellos dorados del cabello de un niño, el brillo de ilusión en su mirada. Quizás porque nunca tuvo la oportunidad de tener hijos, su imaginación los elevaba a querubines en sus lienzos.

En sus sueños los niños lloraban ante la tortura que el Marqués le infligía a sus padres, lloraban hasta reventar, hasta desgañitarse, su sire disfrutaba del dolor en sus miradas.

El ansia, la sed de sangre, le devolvió a la realidad, junto al carrusel se apoyaba uno de sus hombres, un cowboy venido arriba que pasaba su mierda a los yonkis de la peor calaña. Laurent sabía que tendrían las venas sucias y atiborradas de cocaína, polvo zombie o perlas de sangre, justo como le gustaba a Jaspers. El camello probablemente estuviera limpio, así que dijo:

-Alex, puedes beber de mi hombre, necesito que mantengas la mente clara y la Bestia a raya. Pero trátalo con gentileza, no lo mates, no lo hieras, no se merece el castigo.

El francés tomó la delantera y se acercó al grupo, en su mente todavía resonaba la advertencia de Alex y las palabras de Jaspers, como un eco continua que rumiaban sus neuronas obsesivamente. Les estaban siguiendo, iban a por ellos, les estaban siguiendo.

-Buenas noches- les dijo con un acento sutil, vestido como un elegante traje, parecía completamente fuera de lugar- Bjorn, necesito que ayudes a esa chica de ahí, requiere de tu atención. Después, tómate la noche libre, vuelve a tu hogar.

El contrabandista esperó a que la orden fuera obedecida por el camello, su tono no daba lugar a preguntas. Después se acercó a los yonkis, su aspecto era patético, parecían asustados, quizás creyeran que era un agente de paisano.

-Dejad que os vea la cara ¿Qué estáis comprando?- Laurent redujo las distancias con estos moviéndose con una velocidad relampagueante, podía oler el miedo, saborearlo, su sabor ácido picaba la sangre, tal y como siempre buscaba su sire.

-Jaspers, ven aquí- de nuevo su tono no daba lugar a réplica- Quédate con el viejo, hoy deseo vigor en su vitae.

El contrabandista hundió sus dientes sobre el cuello de aquel junto a un mustang mestizo, la sangre llevaba una buena dosis de veneno. Mientras el hierro y los glóbulos rojos bajaban por su garganta, el extranjero fijaba su mirada en la pintura de aquel equino que había saltado por la humedad. Una montura perfecta para un niño de madera, para un muñeco sin conciencia. Súbitamente, a su mente saltaron imágenes de la vida de aquel desgraciado: Un padre violento, cuatro años en un correccional, fracaso escolar, palizas, agujas… Una vida de mierda enganchado a una sustancia, no muy diferente a la suya propia.

Laurent lo dejó caer junto al mustang al darse cuenta de que lo había exsanguinado demasiado, estaba completamente lívido, necesitaría algo de ayuda. Flores, se llamaba Flores, necesitaría ayuda.
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Jasper Rohde (Jebediah_Gogorah)
Caitiff Programador

Re: Episodio 4.

#8

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 11 May 2020, 21:24

{ https://www.youtube.com/watch?v=SqB4FSettTI - Maldito duende by Heroes del Silencio }

La feria había perdido todo su brillantez y esplendor para Jasper. No sólo la claramente plausible de permanecer apagada en aquellas altas horas de la noche. Era algo más profundo. Algo que tenía que ver más con su significado. Apenas podía sentir el recuerdo ya del peso de Klaus sobre sus hombros, o el dulce olor del algodón de azúcar. Apenas podía reconocer su sonrisa entremezclandose con el gentío, ni recordar el brillo de sus ojos ante aquel despliegue luminoso. Ahora en la noche, solo le parecían esqueletos mecánicos. Sombras gigantescas de acero y plástico, quejumbrosas ante el viento y la lluvia.

Se sentía cansado. Apenas podía seguir el ritmo de Alex y de Laurent, sobre todo al llegar al Tovili y moverse entre los espacios de las carrozas y las roulettes de los feriantes. Más de uno y de dos tropiezos tuvo Rohde con las cuerdas que permitian que algunas carpas se mantuvieran erguidas. El efecto de las drogas iba pasando fruto de la caminata, y seguramente, de la adrenalina del próximo encuentro.

Cuando llegaron, el caitiff se dejó derrumbar sobre una de las cabinas apagadas de la noria. No fue precisamente sigiloso, y el carromato rugío haciendo sonar sus cadenas. Echó sus codos tras los asientos y prendió otro pitillo, cuyo humo echó al nublado y lluvioso cielo. El tintinear de la lluvia contra la tulipa fue acompasado por los pasos en los adoquines, y las siluetas de varios hombres se recortaron contra las sombras de un templo chino.

Pronto Laurent lo hizo llamar, y él acudió todo la raudo que pudo. Se puso a su vera y acató la decisión sobre la víctima que Malalt le había seleccionado. Minutos después, la luz de un mechero era reflejada en un papel platino, y ambos se aspiraban el hedor de la putrefacción y notaban como su conciencia caía en el espiral pozo de la desesperación. Más minutos después, Jasper desfilaba sus colmillos por la muñeca del colocado. La vitae ahora le daba un nuevo subidón. Si no fuera porque sabía que no tenía corazón, tanto físico como metafóricamente, creería que éste se le desbocaba... Y de pronto, toda la feria... volvió a iluminarse. El carrusel empezaba a girar...
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Ilitia
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Re: Episodio 4.

#9

Mensaje por Ilitia » 14 May 2020, 23:14

Se podría decir que a Alex nunca le habían gustado las ferias. Ni siquiera de pequeña. Le resultaban ruidosas y completamente anormales, un lugar de exhibición de lo deforme y extravagante. La mezcla discordante de diversión y miedo le retorcía algo en su interior. Lo peor de todo es que no sabía de dónde le venía esa aversión.

No le hacía mucha gracia tener que entrar en aquel recinto abandonado y decadente pero la bestia asomaba los colmilos ferozmente sedienta de sangre caliente. A Alex no le gustaba que le dijeran qué tenía que hacer o de quién tenía que alimentarse. Por eso, cuando Lauren le indicó que se alimentase de aquel camello de a cicatriz, ardió un poco por dentro. Pero la situación era la que era, no podía permitirse ir por ahí sola y, más que nunca, necesitaba a sus compañeros.

Se dirigió hacia el hombre con paso firme, un viejo desgarbado, su sangre estaba limpia, su cuerpo, no tanto. La Brujah no tenía el paladar muy fino para la sangre, por suerte. Lejos de cualquier ritual, agarró suavemente la mandíbula del hombre y la ladeó para despejar el cuello. El muy cabrón no pareció extrañarse de lo que le venía encima, estaba totalmente resignado, eso fue lo que más asco le dió.

La vitae comenzó a fluir hacia la garganta de Alex, el placer que sintió hizo que se le cerrasen los ojos. El hombre se quedó apoyando la espalda en la pared, recuperando su aliento poco a poco. Justo como Laurent le había pedido. La Brujah sintió entonces la misma resignación que había visto en el hombre.
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Re: Episodio 4.

#10

Mensaje por Pagliacci » 15 May 2020, 12:53

https://www.youtube.com/watch?v=bBsKplb2E6Q


Aunque la sangre cálida del yonki inundaba sus venas, Laurent se quedó gélido ante la presencia de aquellos dos cuerpos inconscientes a sus pies, aquellos hombres no sobrevivirían si eran abandonados allí a su suerte y, evidentemente, Bjorn no estaba en condiciones de hacerse cargo. Revistiéndose del manto del liderazgo, una vez más, su mente comenzó a calibrar los riesgos y consecuencias que tendrían sus actos. Lo primero que hizo fue enviar al veterano de guerra de vuelta al refugio. Después, había que ocuparse de Flores y aquel otro despojo.

-Jaspers, amigo, quiero que saques a los yonquis del parque y llames a una ambulancia. Pero no te quedes a recibirla, simplemente, asegúrate de que no mueren por mí culpa.

La sangre había saciado su sed de sangre y ahora los pensamientos fluía con serenidad. Alex se acercaba a ellos con una mueca de disgusto cruzándole el rostro, aquella mujer siempre parecía a punto de estallar. El toreador imaginaba que la perspectiva de estar siendo espiados no le resultaba muy halagüeña.

-Después quiero que vosotros dos hagáis eso que hacéis con internet y consigáis los nombres tras los sobrecostes de la obra, quizás sería buena idea que contactárais con otros agentes de la Pregunta Roja o cómo quiera que se llame la red de hackers ahora- El francés tomó aire con cierto dramatismo y se apoyó en el caballo de madera a su derecha- Yo trataré de aaveriguar quién nos sigue y agitaré el avispero a ver qué mierda sale a la luz. Esta noche, nuestros caminos se separan.

Malalt no estaba seguro de si deseaba utilizar sus contactos entre los Verdaderos Daneses para averiguar que se estaba moviendo en el otro bando, pero si lo hacía, no podía llevar a su coterie con él. Al menos, tenía el pretexto de la negociación sobre el dominio la isla, si alguien le vigilaba y filtraba la información de su encuentro. El francés se preguntaba hasta que punto la ultra derecha estaría involucrada en la represión de los disturbios.

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