
Este gran libro de 245 páginas, publicado en 1999 por White Wolf y en 2001 por La Factoría, es el referente más inmediato y, hasta ahora, el único a la hora de comprender y jugar en un solo libro todos los matices y aristas de la Tecnocracia. Así que, he aprovechado para leerlo con la excusa del lanzamiento de Technocracy Reloaded para así crearme unas expectativas razonables sobre lo que podemos encontrar.
Lo primero que llama la atención es la encuadernación, que es tapa blanda, páginas mal encoladas e, incluso, mi ejemplar tiene páginas mal cortadas en imprenta. Sinceramente, esperaba un trato de La Guía de la Tecnocracia a la altura de La Guía de la Camarilla o La Guía del Sabbat, que son de dos años antes y la encuadernación es muy buena. Pero no, la encuadernación en 2001 ya empezaba a ser deficiente. Además, aunque afortunadamente conseguí un ejemplar nuevo, se lo compré al de la lista de correo por unos 40 euros, el libro tiene las marcas del taladro en la esquina superior de cuando comenzaron al saldarlos.
Sin embargo, la estética de las ilustraciones y el contenido son una gozada. Las portadas de los capítulos son de Critopher Shy y la estética cyberpunk que fue cogiendo en Mago se ajusta como un guante a la Tecnocracia. También me están gustando bastante los montajes fotográficos de Scott Baxa, que también es autor de la portada y creo que le ha cogido el tono perfecto a la tecnocracia.
El libro abre con un relato llamado La máquina interior, me ha gustado bastante. Ya lo había leído y me ha gustado volver a hacerlo. Recoge los temas principales de la ambientación: Defensores del orden, fríos y metódicos, pero humanos. Son como los Agentes de Expediente X o del FBI, son espías en plena guerra dría dispuestos a hacer lo que sea para salvar al mundo de su propia autodestrucción.