-Gracias a tí- le dijo a Nam en voz baja, todavía cavilando sobre lo que le había dicho. También se preguntó por qué estaba tan seguro de que sería ella quien fuera a Washington. Por lo que había oído, occidente era un lugar peligroso para los shen, no se le ocurría qué podía llevarla allí. Pero el destino, si es que existía, podía ser caprichoso.
-Ten cuidado, por favor -le dijo a Nam.
-También hay vampiros en occidente, pero se nada sobre ellos. Puede que no quieras encontrar lo que buscas. O que ellos te encuentren primero a tí.
Sương estuvo a punto de añadir algo más, pero vio que Nam no había conseguido aguantar consciente mas tiempo. Pensó en irse en ese momento, pero en su lugar buscó con la mirada un papel o algo donde pudiera escribir. Acabó cogiendo un pedazo de papel de limpieza y con cuidado le escribió a Nam una última despedida.
"Ten cuidado allá donde vayas. Si en algún momento
te encuentras en peligro, escríbeme. Te deseo la mejor
de las suertes en esta vida, y que jamás tengas que
volver a encontrarte con alguien como nosotros.
Y muchas gracias por tus palabras, las recordaré.
Sương"
Le apuntó de nuevo su número de teléfono, ya que recordó que había perdido el suyo. Releyó la nota antes de doblarla y se le escapó una minúscula sonrisa. No estaba segura de si era simplemente por la perspectiva, pero le pareció que se le había pegado de alguna manera la forma de hablar vampiros mas mayores. Desde luego no se parecía a otras cartas de despedida que había escrito antes de su Segundo Aliento, que eran mas "infantiles", desde luego menos fatalistas. Pero por más que lo intentara no se le ocurrían mejores palabras. Sương dobló el papel y se lo guardó a Nam en uno de los bolsillos sin que se despertara. Antes de salir de la habiación le dedicó una última mirada.
-Gracias, y lo siento -murmuró.
¿Tiene el vietnamita una palabra equivalente a "shen"?