[Trama] Concordia (La gradería)

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Darkhuwin
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Re: [Trama] Concordia (La arena)

#11

Mensaje por Darkhuwin » 31 May 2020, 22:53

El sonido ambiente comenzaba a elevarse, al parecer el local empezaba a llenarse con los invitados al ritual y podían escucharse, posiblemente de las pruebas iniciales de micrófonos o de los avisos para el arranque del evento, los típicos ecos de voces fuera de la sala.
La Negra, seguía impasible frente a William, algo impaciente:

-Puede que esté de acuerdo contigo en cuanto a la transmisión de conocimientos arcanos. – dijo con calma - Y hasta puede que también piense que los devaneos con los demonios tengan algo que ver con lo que quiera que pase en esta ciudad de los milagros. – Continuó - Pero a parte de mis estudios y mis experimentos, y los conocimientos que estos me han aportado, como imagino que a ti; mis experiencias bélicas con mi manada y el contacto que he tenido siguiendo las huellas de los más antiguos de los nuestros, me han demostrado que incluso detrás de una mano ejecutora, puede haber un hilo. – Hizo una pequeña pausa para explicarse - Infernalistas, infiltrados, bestias desbocadas, abominaciones, magos… muchos de ellos, no son causa sino efecto. Y más de los que creemos sólo son parte de un plan. Un plan de un traidor a Caín. La misma Camarilla es una herramienta. Eso todo Sabbat lo sabe, o debería saberlo. Hay viejas mentes maquinando desde lo profundo. ¿Por qué buscarlas en otros planos, cuando las tenemos presentes en el nuestro?

La taumaturga parecía algo cansada de dar explicaciones. Pero se recompuso y se la notó que trataba de parecer amable de nuevo:

-De todas formas, me interesa mucho toda la información que podamos sacar de ese aspecto de la ecuación. Y ya que por mi posición, y mi cercanía a Ezekiel, mejor sería que no andase jugando con ciertas cosas, te agradecería que, efectivamente, siguieses investigando por esa vía y que mantuviésemos el contacto.

-Y en cuanto al resto de los de nuestro clan. – Añadió, como con prisas - No estaría mal que alguno de nosotros estableciese también la pertinente charla al respecto de estos pormenores con la sacerdotisa de Las Cinco Puntas. Agathe, si no me equivoco. ¿Podrías encargarte tú? – Preguntó sin muchas esperanzas – Lo más inteligente sería trabajar juntos para avanzar en algo que se debería haber avanzado hace mucho tiempo y que otras cuestiones no dejan de retrasarlo.

-Bueno - Pareció finalizar, mientras dejaba caer al suelo restos de madera astillada. - Yo debo volver y creo que tú también tienes prisa. – Su leve sonrisa de complicidad no le pasó desapercibida a William.– Suerte - le dijo conspicua. Y comenzó a abrir la puerta para salir.
"El Espíritu libertario será el principio fundamental de la secta. Todos los Sabbat tienen derecho a esperar y reclamar libertad de sus líderes." Código de Milán. artículo XI.

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Nemo
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Re: [Trama] Concordia (La arena)

#12

Mensaje por Nemo » 01 Jun 2020, 11:35

William escuchó pacientemente a Yasmín y asintió cuando ella terminó su exposición.

Tienes razón — admitió con tranquilidad y no se presentía sorna alguna en sus palabras. — Mi visión suele estar sesgada por mis experiencias. Confundo el determinismo, incluso el caos, con los planes de los Antiguos - sea cual sea su naturaleza - y muchas veces pongo el foco en lugares que no responden a las mismas normas que nosotros cuando lo que ocurre delante de mis narices es evidente a poco que me pare a analizarlo.

Si al Relojero le importaba que Yasmín creyera que él, no daba muestras de hacerlo. No había orgullo o vanidad en él, tampoco servilismo, por supuesto. Parecía alguien consciente de sus defectos y que no tenía problema alguno en reconocer cuando se equivocaba.

Por ello me ocuparé de hacer lo que tú no puedes hacer, sea porque es delicado por tus afiliaciones o porque termine convirtiéndose en pérdida de tiempo; y, además, hablaré con la Sacerdotisa de las Cinco Puntas. Agradezco que hayas confiado en mí, eso es difícil en estos tiempos.

Y con aquellas palabras indicó que por su parte había terminado. Además, era verdad que tenía cosas que hacer, con o sin prisas.

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Theazlin
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Re: [Trama] Concordia (La gradería)

#13

Mensaje por Theazlin » 01 Jun 2020, 17:12

El Zarpas y Cuchillos se convirtió, por unas horas, en el corazón de la ciudad de los cien campanarios y los cainitas más poderosos de Montreal se reunían en aquel local de peleas clandestinas que, engalanado, cobijaba la celebración de un nuevo rito de la Espada. A pesar de que su objetivo era fortalecer los lazos de unión entre los miembros del Sabbat, no eran pocos los que veían en aquel evento un acto de sumisión que rozaba la vergüenza ajena: La arzobispo retiraba parte de su favor a Los Relojeros reduciendo su dominio y éstos respondían hincando la rodilla y casi agradeciendo que les dejara mantener su local... otros, en cambio, ensalzaban la predisposición de Sagan y los suyos a servir al Sabbat, sin importar que eso implicara el coste de parte de su dominio e influencia. Sin duda era un tema que no dejaba indiferente a nadie; un ámbito en que los grises no existían y eran obligados a decantarse por el blanco puro o por el negro más oscuro.
El Obispo y su mascota Imagen
Ezekiel, que había bajado para ocupar su asiento tras la despedida con Olivia Basset, aguardaba disfrutando de cada instante mientras sonreía al resto de invitados en una actitud que rozaba lo altivo. A su lado, como un fiel perro amaestrado, se encontraba Frank, el desubicado cabezapala que el Obispo de Montreal había creado para la ocasión. El pobre, desorientado e intentando asimilar todo lo que sucedía a su alrededor, era ajeno al hecho de que, posiblemente, el amo que ahora mismo tenía la mano izquierda sobre su hombro le dejaría ver la luz del sol una última vez cuando la noche llegara a su fin.

- ¿Quién... quién es toda esta gente? ¿Qué demonios estamos haciendo aquí? -esbozó Frank, con los ojos como platos, mientras veía hablar y tomar asiento a una serie de extrañas personas que no le transmitían nada bueno. El pobre Frank era grande, sí; era fuerte, también; pero no era especialmente violento. Siempre había tenido que lidiar con los prejuicios que los demás se formaban de alguien con su estatura y musculatura; unos prejuicios que jamás se acercaban a su gusto por dormir, por ver una serie en el sofá mientras acariciaba a su perro o por jugar, junto a su abuelo, ya senil, al dominó. Toda su vida había sido víctima de su propia apariencia... y esa noche, la primera y posiblemente la última de su no-vida, no iba a ser una excepción.

Ezekiel chascó los labios sin dejar de sonreír.

- Oh, venga, cállate, Frankie. Un hombre como tú no tiene que preocuparse por hombrecillos como estos. Solo tienes que bajar ahí y hacer lo que mejor sabes hacer: -dijo Ezekiel mientras agarraba la nuca de Frank y lo hacía inclinarse hasta tenerlo cara a cara- partirle la cara al de delante.

- Pero... pero si yo... -empezó a protestar Frank que había intentado hacer fuerza para apartarse de Ezekiel pero había desistido al comprobar que aquel tipo era tremendamente más fuerte de lo que aparentaba. Ah, las apariencias. ¡Qué esclavos somos de ellas!

- Cá...lla...té -escupió Ezekiel, esta vez perdiendo el brillo divertido de su mirada. Y Frank se calló. Vaya si se calló. Lo único que quería era largarse de ahí pero no sabía cómo.

Los Bibliotecarios salen del Templo de los Eternos Suspiros Imagen Béatrice L'Angou, Christanius y la joven rubia que los acompañaba bajaron a la gradería del Zarpas y Cuchillos y lo hicieron taimadamente, mientras hablaban entre ellos. La ductus de los Bibliotecarios era, sin duda, alguien que llamaba la atención. No de la manera provocativa que lo hacían las Viudas; tampoco de forma amenazante, como Ezekiel a quien le acompañaba, perennemente, el aire de una advertencia encubierta; llamaba la atención por su antinatural manera de moverse, de expresarse y de mirar. Sus ojos, pozos negros, casi conseguían que aquél que la observase obviara que había algo orgánico y fluido en sus movimientos, casi como si todos y cada uno de ellos fueran la consecuencia del anterior y la causa del siguiente. Christanius, por comparación, parecía un muñeco desharrapado que ha perdido parte de su esqueleto y demuestra, a cada paso, que algo en su interior no se articula como es debido. Lara, la chica que los acompañaba, se quedaba a medio camino y sin duda habría sido el centro de atención en cualquier situación normal, pero en aquel lugar y aquella noche no era más que una invitada del montón; una que lo observaba todo atentamente y sin poder esconder el nerviosismo que la atenazaba por dentro.

- Excelencia -dijo Béatrice cuando llegó al final de la escalera y vio a Ezekiel apoltronado en su asiento, con los pies apoyados sobre el pequeño muro que separaba la gradería de una caída de unos cuantos metros a la arena del local.

- Señora -contestó, divertido, Ezekiel acompañando sus palabras de una inclinación con la cabeza, un levantamiento de los pies y obligando a Frank a inclinarse aún más de lo que ya lo estaba-. Bienvenida a... -miró en derredor justo a tiempo de ver como Yasmín abanaba la conversación que tenía con el estirado de los Relojeros- ...esto -concluyó al tiempo que le guiñaba un ojo de forma burlona.

Béatrice no contestó y dejó que su anfitriona, Cotonbouché, que en ese momento bajaba las escaleras, la acompañara a su sitio, justo en la otra punta del acceso a la gradería. Christanius y Lara los siguieron sin dejar de conversar. En realidad era el nosferatu el que hablaba y Lara la que escuchaba con atención.


Las Viudas Imagen
Unos minutos más tarde fueron las Viudas las que bajaron las escaleras hacia la gradería, y lo hicieron lideradas por La Rosa, exuberante, inhumanamente atractiva y mortalmente embriagadora. Su pelo, corto y despeinado, solo hacía que acrecentar sus rasgos que, a diferencia de los de Béatrice, prometían lujuria, dolor y placer a partes iguales, y su mirada, lasciva, era una invitación a aceptar la promesa de una noche inolvidable. Su caminar, al igual que el de sus hermanas, transmitía una seguridad en sí misma apabullante pero sin perder ni un ápice de la sensualidad que el cuerpo femenino es capaz de exudar, reafirmando cada una de las curvas que demandaban ser recorridas, ya fuera con la mirada o con la mano, centímetro perfecto a centímetro perfecto, casi como si fueran estatuas divinas a las que adorar con cada caricia.

Tanto Bill como David y Ness habían ocupado sus sitios unos instantes antes y viendo la disposición de los presentes, La Rosa giró a la derecha y se dirigió hacia el final de la estancia, donde Cotonbouché les había indicado que debían tomar asiento antes de atender a los nuevos invitados. Al pasar por delante del ductus de las Cinco Puntas La Rosa se sentó en su regazo un instante y, mientras miraba a Ezekiel directamente a los ojos, mordisqueó juguetonamente el lóbulo de la oreja izquierda de Bill.

- Que zorra que es, Frank -musitó Ezekiel mientras sacaba la lengua y se relamía en un gesto que, en el rostro del Obispo, no era seductor sino más bien obsceno-, pero te juro que si la probases las demás mujeres te sabrían a ceniza y tierra.

La Rosa pasó la mano por la nuca de Bill y le besó, profunda y apasionadamente. Si Bill hubiese sido humano, su corazón se habría acelerado y, sin duda, sus instintos más básicos habrían salido a relucir de una manera... poco inadvertida. Pero no lo era, y él ya había pasado noches con La Rosa. Si hubiera podido escuchar a Ezekiel no habría podido más que darle la razón. Ceniza y tierra.

- Querido -dijo La Rosa cuando acabó de besar a Bill-, me ha contado un pajarito que tú y yo tenemos que hablar. No me gustaría que los demás os llamaran Estrella de David y que no me hubieras dicho nada -concluyó antes de seguir su camino y sentarse, junto a sus hermanas, al lado de Béatrice.

- Hermanas -dijo L'Angou mientras se levantaba elegantemente para saludar a La Rosa, Loto y Ágatha-. Parece que seré la envidia de los machos presentes.

- No solo la de los machos, querida; no solo la de ellos -contestó Loto mientras sonreía lascivamente.

La mujer que sobrevivió Imagen Olivia, que se había retrasado con respecto a Ezekiel a pesar de ser ella la primera que había abandonado la conversación, bajó las escaleras y llegó hasta la ya familiar gradería del Zarpas y Cuchillos. Notaba los nervios recorrer su cuerpo pero los mantenía a ralla. Víctor se hallaba en la puerta del local dando la bienvenida a los invitados y Coton, presurosa, aguardaba en las escaleras para ir indicándoles dónde debían tomar asiento mientras aguantaba, estoica, algunas muecas de desdén por ello. Y William... ¿dónde estaba William? A su hermano se le daba bien pasar inadvertido, eso ya lo sabía. Ya aparecería, supuso.

- ¡Eh, clavijilla! Mon amie... -le sobresaltó la voz de Pierre, que descendía los escalones de tres en tres- He perdido las entradas pero estoy en la fila 3 asientos 12 y 13, jujuju -dijo Bellemare sin detenerse a hablar con ella. Justo detrás bajaba Evelyn. La mujer era, sin duda, imponente pero en un aspecto muy opuesto al de La Rosa o al de Béatrice. Su cabeza, rapada, no hacía más que endurecer aún más sus rasgos y su expresión facial podría hacer pensar a cualquiera que la observase que hacía años que se había olvidado de sonreír... si es que alguna vez lo hubiera hecho- Cheriiiie, par iciiii -se escuchó a Pierre que había encontrado su sitio relativamente cerca de las Viudas.

Basset observó a los presentes unos instantes antes de encaminarse a su sitio, justo al lado de Bill Duffy, ductus de Las Cinco Puntas.


Situación actual de los invitados y sus posiciones:
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Re: [Trama] Concordia (La gradería)

#14

Mensaje por Qwe » 02 Jun 2020, 00:06

David estaba colocado en un extremo, completamente alejado de la parte más sociópata de la Secta, como a él le gustaba pensar, mientras presenciaba los alardes chulescos cargados de intriga e inquina de sus ilustres señorías.

Cuando más tiempo se fijaba, más se daba cuenta de que todo el mundo tramaba algo y el evento en sí solo era una prominente excusa para ver quién era capaz de fingir ser más hipócrita. A David no le interesaba mucho este tipo de relaciones, no le encontraba ningún sentido a este comportamiento, si no fuera porqué más de un cainita presente podría arrasar Montreal ya habría dejado de prestar atención.

Pero a su juicio, Montreal estaba siendo devorado por una oscuridad inherente que debíamos afrontar, o pronto nos corrompería. David había leído en más de una ocasión sucesos parecidos, incluso mucho peores, en los textos antiguos que había ido recopilando en su búsqueda de conocimientos. Sabía de sobra que no era algo que se debía tomar a la ligera.

En su mente, David analizaba cada gesto de cada asistente al evento, de cada cofradía, iba tomando apuntes como si fuera invisible, su habilidad para pasar inadvertido estaba muy trabajada. A penas necesitaba esfuerzo si quería que no le prestaran atención.

En su fuero interno, sabía que este tipo de oscuridad no aparecía por casualidad, a su juicio, había necesitado algún tipo de cooperación necesaria de algún habitante conocido o no de Montreal. Por los datos que había obtenido de los acontecimientos, no podía descartar a nadie de los asistentes, salvo a los de su propia cofradía, aunque se resistía sobremanera a tener esa seguridad, no podía permitirse fallar.

La superviviente del ritual parecía recibir todas las miradas, todo la señalaba como sospechosa, pero, precisamente por eso, sabía que podía ser una mera distracción para desviar la atención de algo o alguien que estaba pasando mucho más desapercibido.

David se tomó un respiro, retiró la capucha y miró de soslayo a Ness, estaba a punto de verla en acción, aunque en la invitación decía “combates regulados y no letales por la gloria de resultar campeón”, sabía por el carácter de los presentes, sabía que podría acabar de alguna manera poco honorable. Por ello, prestaría toda su atención al combate y no dudaría en intervenir si detectaba algún tipo irregularidad en los combates. Por muy festivo que fuera el acto, y por mucha ansia de sangre que tuvieran los presentes, la lealtad y el respeto a la secta estaba por encima del cualquier espectáculo.

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Re: [Trama] Concordia (La gradería)

#15

Mensaje por hella9 » 02 Jun 2020, 11:29

Nes no estaba acostumbrada a ver tanta aglomeración de vástagos, mucho menos las caras importantes de la secta. Eso la incomodaba sobremanera. Y más le incomodaba tener a su Ductus en la otra punta de las gradas.

Miro fugazmente a su alrededor. David parecía muy concentrado en sus pensamientos así que pensó no molestarle con algún comentario insulso solo porque ella odiaba estar callada. Sus ojos se pasearon de una entrada a otra, Agathe y Andrea estaban tardando más de lo que esperaba y eso la preocupaba un poco.

Ya sin poder aguantarse , le dijo a David sin mirarle :

-Bueno.. ¿contra quien crees que me tocará zurrarme? Veo algunas caras con las que no me gustaría toparme.... .Ness iba paseando su vista por las gradas y diferentes vástagos.

Ness meneo la cabeza sin esperar la respuesta de su hermano, pensar en ese tipo de cosas no iba a ayudarla “ Debereia haberme traído la Game Boy.. pensó algo frustrada.

William "Bill" Duffy (Corso)
Ductus de Las Cinco Puntas

Re: [Trama] Concordia (La gradería)

#16

Mensaje por Corso » 02 Jun 2020, 12:00

Olivia y Bill.

Imagen
Bill vio marchar a Coton sin tener muy claro si realmente no había entendido su pregunta o si había preferido ignorarla y no contestar. En el primer caso, podía llegar a entenderlo a razón de la continua llegada de invitados al acto y el papel de anfitriona de la sacerdotisa; quien, con toda probabilidad tendría la mente -y el ánimo- más ocupada en intentar que la ocupación de los diversos asientos fuese, cuando menos, algo formal y tranquilo entre tanto choque de egos.

En el segundo de los casos, el Ductus de Las Cinco Puntas, entendía su conducta incluso más; aunque no por ello dejaría de buscar otro momento para tratar e incidir sobre el tema. Seguramente no era la noche y si hacía falta, lo trataría de otra manera. Se despidió de ella con un leve – Acordaremos un encuentro, entonces. Disfruta de la noche, Sacerdotisa- junto con un asentimiento tan cordial, como respetuoso. Unos segundos después y casi sin darse cuenta, sumido en aquellos pensamientos, levantó la mirada para encontrarse a la gran maestresa del dolor y el placer sentada en su regazo. Las Viudas habían llegado, al fin, y su presencia se desparramaba por la gradería arrastrando un aire caliente, lascivo y casi doloroso a los ojos por su aura y belleza.

Duffy se dejó morder gustoso, como si una gota de cera fundida le cayese sobre la piel, sin ofrecer ningún tipo de resistencia a la Obispo y correspondiendo a aquel beso profundo como merecía: libremente, sin dudas o pudor, casi dejándose llevar por una incipiente lujuria; y con el firme convencimiento de que a las tentaciones hay que abrazarlas como único camino para vencerlas. Saboreando y disfrutando de aquella boca y lengua tanto por el hecho en sí como por su significado, como había hecho – y disfrutado- tantas otras veces.

Cuando sus labios se separaron Bill la miró a los ojos y escuchó sus palabras contestando simplemente con un par de tranquilos y sinceros gestos de asentimiento antes de que, sin darle más oportunidad a réplica, la Ductus siguiese su camino hacia los asientos reservados a su Cofradía.

Luego pasó la lengua por su labio inferior, notando su propia sangre en la pequeña herida que La Viuda le había abierto -regalado- esa noche. Primero el beso, luego el reproche y para acabar un dulce escozor. Observó como se sentaba junto a L´Angou y sonrió pensando que La Rosa, sin lugar a dudas, era como esa llaga que te sale en el velo del paladar, pero que no puedes dejar de lamer. Un pensamiento que le hizo sonreír dejando sus colmillos al descubierto durante unos segundos, pues sabía que, tarde o temprano, tendría que tratar ciertos asuntos con ella y no era algo que le apeteciese hacer. Al menos, de momento.

La llegada de otra cainita le arrancó de aquel momento de placer y al sentir que se acercaba hacia él apoyó el bastón en el asiento que quedaba a su izquierda para después quitarse el sombrero y presentarse. Supo al momento de quién se trataba.

- Señorita Basset, al fin nos conocemos – se puso en pie y extendió la mano de forma amigable; al menos así parecía – Soy Bill Duffy, Ductus de Las Cinco Puntas. Parece que vamos a compartir asientos y a asistir juntos a lo que pase en la arena. Por favor, sentémonos, hermana – le ofreció, haciendo un gesto con la mano.

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Re: [Trama] Concordia (La gradería)

#17

Mensaje por Koen » 02 Jun 2020, 15:39

Olivia miró a Bill y luego los asientos que les habían adjudicado.

—Eso parece —dijo la toreador antitribu con media sonrisa y una mirada curiosa medio oculta por su flequillo rubio.
Desabrochó la americana de dos botones que llevaba y se sentó, con las piernas firmemente apoyadas en el suelo y las rodillas separadas. Luego se desabrochó un botón más de la camisa y pasó una mano por su cara para apartar el pelo de su rostro rosado. En una actitud masculina e informal, observó a Bill con evidente interés, como buscando las palabras adecuadas.

—Lo que dicen de ti es verdad —dijo señalando el sombrero —No negaré que tenía ganas de conocerte. Ya sabes. Al hombre bajo el sombrero. Aunque, a decir verdad, no esperaba que fuera en estas circunstancias. No me van...—Olivia se mordió el labio inferior y concluyó señalando a su alrededor—:Las multitudes.

Luego añadió como una confesión:

—Des de luego podría haberme tocado sentarme en lugares mucho menos gratos.

No era difícil seguir su mirada hasta la zona de Pierre. Aún resonaba en su cabeza la voz desagradable del caínita, «¡Clavijilla!», le escuchaba mofarse. Lo peor es que esa actitud de patio de colegio que tanto aborrecía la toreador, se volvía terriblemente terrorífica viniendo de los monstruos allí reunidos. Olivia apenas pudo ocultar un estremecimiento.

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Re: [Trama] Concordia (La gradería)

#18

Mensaje por Qwe » 02 Jun 2020, 19:48

David sonrió a Ness levemente y relajó un poco su concentración.

- Hmm, creo que he podido escuchar antes que uno de los contrincantes es ese pedazo de carne tan vistoso que está junto al obispo - David señaló su posición con un quiebre de cabeza. - Seguro que es una buena pieza, aunque creo que no sea rival para ti - David apoyó la espalda para estirarse un poco mientras miraba distraído alrededor. - De los demás contrincantes no sé nada, no he podido identificarlos me temo - Dijo con tono tranquilo.

- Sin duda es un evento importante, que servirá para levantar un poco el espíritu de concordia de la Secta - dijo con tono poco convencido. - Se acercan noches muy difíciles, nos vendría bien un poco de diversión. -

- En cualquier caso, no te sientas obligada a hacer nada de lo que no estés orgullosa, disfruta cada momento del combate. Estaré vigilante por si intentan propasarse de forma poco honorable - Dijo con tono protector. - Si en algún momento necesitas ayuda, solo tienes que mirarme, actuaré de inmediato. - David hizo una pausa.

- Creo que este evento no es del todo lo que parece, no pretendo asustarte, sólo quiero que sepas que velaré por tu seguridad. - Concluyó.
Para David, la integridad de cualquier miembro de su cofradía era algo que se tomaba muy en serio, los defendería a toda costa y siempre velaría por ellos. David pensaba que el sentimiento era mutuo.

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Re: [Trama] Concordia (La gradería)

#19

Mensaje por hella9 » 03 Jun 2020, 12:28

Según la experiencia de Ness, David era normalmente un vástago de pocas palabras,pero sinceras cuando estas aparecían. Por eso sintió gran estima por su hermano de cofradía al escuchar sus intenciones.

Cuando esté señaló al cainita junto al obispo está lo miro sin disimular. Desde luego, su aspecto no pasaba desapercibido pero enseguida se dijo que en un combate contra él su pequeño tamaño y velocidad podrían ser una ventaja.

-Te refieres a esa mole de ahí? Bueno, a veces las apariencias engañan dijo señalándose a sí misma riendo.Y tienes razón, este evento debería servir para afianzar las relaciones entre todos, pero que se haga este tipo de celebración justo despues de que los anfitriones pierdan un trozo de territorio.. Ness inclinó la cabeza ,cruzó los brazos y bajo su tono de voz para que fuera casi un apunte para sí misma o los Relogeros son unos lameculos, o tienen algo pensado..

Enseguida la postura de Ness se relajó y girándose a David dijo
-Gracias por tu ofrecimiento, lo tendré en cuenta. aunque nunca me ha gustado eso de usar “hacks” cuando juego. dijo mientras se estiraba en su asiento e intentaba relajarse y parecer despreocupada.

Tampoco se le pasó por alto la figura que estaba sentada a poca distancia de ella misma..no pudo evitar dirigir sus ojos fugazmente a la cainita encapuchada. “Desde luego, ella sí que parece un “final Boss” con el que no me gustaría toparme ..

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Re: [Trama] Concordia (La gradería)

#20

Mensaje por Theazlin » 03 Jun 2020, 15:16

Los presentes, a excepción de Yasmin, Ezekiel y Frank, conversaban entre ellos. Nadie lo hacía en voz excesivamente baja pues no era necesario. El lugar, la arena del local, era grande, sin duda, y el ruido ambiente que se colaba por las escaleras proveniente de la parte superior hacía innecesario el pudor extremo.

Bill y Olivia se habían conocido al fin; David y Ness, con ciertas suspicacias, abordaban escenarios futuros en su mente y se preparaban para lo que estuviera por venir; Las Viudas reían despreocupadamente en un claro contraste con los Bibliotecarios que, a su vera, conversaban tranquila y pausadamente. Béatrice parecía estar explicándole algo a la joven rubio que seguía aferrada al brazo de Christanius, el cual asentía mientras no dejaba de echar miradas furtivas a los presentes.
Pierre, apoltronado en su asiento, se había llevado las manos a la nuca y apoyaba su cuerpo, sin ningún tipo de decoro, contra el respaldo mientras bromeaba con una Evelyn que escuchaba pero no reía. Al menos, desde fuera, daba la impresión de que esa era la tónica habitual entre ellos dos pues ni ella mostraba signos de hastío ni él parecía preocupado por el aparente desinterés de ella.
Ezekiel, en cambio, observaba sin dejar de mostrar una sonrisa burlona en su rostro. Frank, a su lado, había intentado entablar una conversación (más concretamente una petición de auxilio) pero el Obispo se había encargado de callar a su hermano. Al parecer el ductus de la Cofradía 25:17 quería silencio. El mismo que desprendía Yasmin, sentada al lado de Ness y David. Ella simplemente esperaba.

En ese momento bajó por la escalera Stéphanie L'Heureux. Ezekiel obligó a Frank a mirar cuando se dio cuenta que el hombretón había apartado la vista horrorizado por el aspecto inhumano de la cainita.
¡Me cago en la puta, Frank! Haz el favor de mirar, joder. ¿Partes huesos y revientas mandíbulas y no eres capaz de sostener la mirada a una belleza como esa? —dijo el Obispo de Montreal que, esta vez sí, había perdido su sonrisa en algún momento. Si alguno de los presentes hubiera estado cerca de ellos quizás se habría percatado de que había cierto regusto irónico en las últimas palabras de Ezekiel.

Aunque no era la primera vez que Bill Duffy veía a Stéphanie, sí lo era para Ness, David y Olivia. A ninguno de los cuatro, incluído el ductus de las Cinco Puntas, les pareció una visión agradable. L'Heureux no era una cainita que se prodigara en exceso por el Templo de los Eternos Suspiros y sus intereses parecían ser muy propios y personales, por lo que a menos que uno tuviera tratos directos con Los Desgraciados, cosa que sucedía poco a menos que se tuviera inquietudes acerca de las posibilidades evolutivas del cuerpo vampírico, era complicado coincidir con ella. En su cuerpo había suficientes cosas que no encajaban, ni en forma ni en proporción, como para que a uno se le erizase el bello de la nuca. Destellos fruto del metal que se había ido integrando en la piel acompañaban los movimientos secos de la cainita, que mostraba protuberancias en lugares extraños y, en muchas ocasiones, desagradables. Y su rostro, sometido a un sinfín de modificaciones a lo largo de los años, era casi una máscara desprovista de facciones y en la que tanto ojos como boca no eran más que hendiduras inexpresivas capaces de atrapar la atención de quién se atreviese a mirarla y absorberlo en una vorágine de morbosidad y repulsión. Todos los presentes, sin excepción, conocían su obsesión por las llamas y los que habían tenido el privilegio de verla participar en una Danza del fuego habían quedado impresionados con lo que no pocos solo se atrevían a calificar como locura.

Tras ella bajó una mujer cuya identidad era completamente desconocida para los presentes. Pocos dudaron que se trataba de alguien que no hacía mucho debía de respirar y disfrutar del sol y que esa noche, por vicisitudes del destino, nunca mejor dicho, se hallaba en compañía de la ductus de Los Desgraciados y con una misión que cumplir: pelear. Sus movimientos, toscos y atolondrados, denotaban que alguien había estado "jugando" con su cuerpo, seguramente extendiendo partes, acortando otras y "perfeccionando" las impurezas que la madre naturaleza había cometido con ella. Aún no estaba acostumbrada a su cuerpo, algo que quedó patente cuando quiso agarrar la barandilla mientras descendía los escalones y la garra ósea que sobresalía de su muñeca impactó contra el metal produciendo un sonoro y seco chasquido metálico. La mujer cerró los ojos, quizás por una mezcla de dolor físico y de arrepentimiento, justo antes de que Stéphanie se girara. Se acercó al oído de la joven y mientras le murmuraba algo extendió la mano, agarró la muñeca de la chica y, con un gesto lento pero férreo, empezó a doblarla hacia arriba, en un movimiento completamente antinatural que debería haber concluido con un chasquido cuando los huesos se fragmentaran pero que, por contra, siguió su desplazamiento mientras la mujer gritaba de dolor. La mano, casi como si se tratara de algún tipo de barro o arcilla, se dobló hasta que su dorso tocaba directamente su muñeca y la garra que momentos antes se extendía como un arma se empezó a clavar lentamente en el antebrazo de la mujer. Por un momento pareció que iba a perder el conocimiento pero era, tan solo, la reminiscencia de un pasado humano reciente.
Así seguro que no molestarás. Ya la pondremos bien cuando te toque el turno —dijo, sin contener su voz, Stéphanie mientras se giraba de nuevo, acababa de bajar los escalones que la separaban de la gradería y se encaminaba hacia el fondo de la estancia, en dirección a Yasmín, David y Ness. Tras ella, casi dando traspiés, la joven, con el rostro desencajado, la seguía. Su labio inferior estaba siendo presionado por sus dientes con la intención de evitar gritar más y tan fuerte apretaba que un hilo de sangre se deslizaba por su mentón.
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