[Trama] Concordia (Ritual)

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Theazlin
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Re: [Trama] Concordia (Ritual)

#11

Mensaje por Theazlin » 26 Jun 2020, 08:53

Quien esperase ver combates épicos repletos de giros extraordinarios y sorprendentes, que se dilatasen en el tiempo a medida que los dos competidores exploraban sus propios dones y batallaban aprovechando cada resquicio de arena, sal y piedra de la arena del Zarpas y Cuchillos estaba muy equivocado. Aquellos eran combates reales: rápidos, crudos y directos. Uno decidía una estrategia y apostaba, entonces, a una carta. El destino destapaba una de las dos y había un ganador... y un perdedor. Combates muy parecidos a los de la vida real pero sin la muerte como destello final. Eso no importó para que, cuando la sacerdotisa de Los Relojeros dio por concluido el combate, la concurrencia no vitoreara, aplaudiera y comentara el espectáculo que había visto.

Mientras, Ness, en la arena, observaba a los presentes como los gladiadores de antaño miraban a la plebe reunida en el Coliseo, su contrincante recuperó el sentido. Ness lo supo por el profundo gruñido animal que emitió antes de ponerse en pie, tambaleante. Se quedó unos segundos allí, de pie, inmóvil hasta que de nuevo, con un rugido de dolor, cayó de rodillas mientras su piel reabsorbía los huesos fracturados que sobresalían de sus articulaciones. Sus pétreas capas de exoesqueleto negruzco parecían deshacerse hasta convertirse en una sustancia gelatinosa de color verdoso que se desprendía lentamente de su cuerpo hasta caer al suelo. Durante el proceso de liberación se podía ver como la piel, tirante, sufría pequeñas heridas que, gracias a los dones de Caín, se curaban pero no por ello debían de doler menos cuando se producían. Su rostro, una masa apenas reconocible como tal, mutaba de forma al son de los crujidos óseos de su mandíbula y estructura craneal. Muchas veces la vicisitud se cobraba un alto precio en dolor y aquella era, sin duda, una de esas veces.

Finalmente, y tras un rato de agonía, la mujer volvió a ser relativamente reconocible. Sus facciones no habían retornado exactamente a su estado natural y aún restaban resquicios de sustancia verde y escamas negras en su piel que, por otra parte, se mostraba sin tapujos pues la ropa que había llevado había quedado hecha jirones. La mujer dedicó una fría mirada a Ness antes de bajar el rostro y abandonar la arena, arrastrando ostensiblemente su pierna derecha que, más larga y más flácida, aún no había recobrado su estructura natural.

Ness abandonó la arena unos instantes después, justo antes de que Cotonbuchè anunciara el siguiente combate. Alex Camille, en representación de Las Reinas de la Misericordia, lucharía contra una joven desconocida que parecía estar bajo la protección de la mismísima Béatrice L'Angou, ductus de Los Bibliotecarios. Ambas Cofradías apoyaban públicamente a Alfred Benezri en su pugna por el poder de Montreal así que más de uno de los presentes desviaron su mirada hacia el obispo sin saber muy bien el por qué. Éste se mostraba inalterable. Sentado en su asiento parecía observar más que disfrutar los acontecimientos que Los Relojeros habían preparado en aquel extraño ritual de Concordia.

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Alex Camille se adentró en la arena del Zarpas y Cuchillos y lo hizo cabizbajo, como apesadumbrado. A nadie se le escapaba que a pesar de ser un guerrero formidable el ansia de combatir y de matar no era un vigoroso incendio en su interior que lo consumiera todo a su paso como sí les sucedía a algunos de sus hermanos, y sus inquietudes existenciales le habían llevado a mantener algunas conversaciones interesantes con Alfred Benezri acerca de la inmortalidad y del tiempo que es había sido concedido. Otros, en cambio, lo consideraban frío como el hielo y lo habían visto matar con terrible efectividad. Aquella noche, allí, en medio de la arena, daba la impresión de ser un escuálido tipo avejentado por una enfermedad que ya no le consumiría jamás pero que se había hecho eterna junto a su portador.

Unos segundos después accedió a la zona de combate la elegida de Los Bibliotecarios. Su cabello, largo, ondulado y rubio, así como su rostro fino y suave el cual albergaba dos ojos azules intensos, ayudaba a dar la impresión de ser un faro en la penumbra, una luz en la opacidad de septiembre; tal era su belleza. Su movimientos eran taimados, tranquilos y sosegados. ¿Confiados, tal vez? ¿O simplemente producto del divagar de un espíritu que recorre, impasible, los senderos de un sinuoso laberinto?

Queridos —resonó la voz de Béatrice L'Angou desde lo alto de la Gradería—, os presento a Marina Firerose, nueva miembro de los Bibliotecarios y chiquilla mía. Que este ritual, auspiciado por Los Relojeros con el fin de abocar paz y concordia a nuestra noche eterna sirva como marco para presentarla ante sus nuevos hermanos. En un futuro no demasiado lejano una de vuestras Cofradías será citada para ejercer su derecho y deber como Testigos en el Rito que deberá superar. Todos los presentes —añadió Béatrice mientras extendía la mano abarcando a los invitados—, al igual que sus hermanos de Cofradía y yo misma, deseamos que la Sombra del viento que se cierne sobre Montreal no venza a nuestra nueva hermana y pueda emerger del cementerio donde yacen las historias de nuestros hermanos ya olvidados para glorificar al Sabbat y a sus ideales.

Marina hizo una breve inclinación de cabeza hacia su sire, tal vez agradeciendo el discurso, y a continuación se giró hacia Alex Camille, el cuál ya estaba preparado para entrar en combate.

Empecemos —dijo Camille justo antes de convertirse en un borrón en el aire. Su velocidad era endiablada y antes de que nadie se diera cuenta, estaba peligrosamente cerca de Marina, la cual musitaba palabras al viento como elevadas al Parnaso Griego mientras movía levemente las manos.

Unas afiladas y amenazantes garras habían rasgado carne y asomaban de los puños de Camille al tiempo que llegaba hasta su contrincante. El combate estaba apunto de terminar y entonces, como de la nada, construyendo un palacio de sombras a medianoche, la oscuridad envolvió la arena engullendo a ambos contendientes. Ningún sonido escapaba de aquella cárcel de pura oscuridad que parecía capaz de hacer reos del infierno a los propios ángeles que, ensimismados en sus juegos de bondad, podrían ser prisioneros del cielo en las mismísimas tinieblas.

Pasaron segundos y luego minutos. Algunos de los presentes en la gradería del Zarpas y Cuchillos empezaron a impacientarse. Y en un mero instante, la oscuridad empezó a disiparse dejando tras de sí una densa neblina. De ella surgió la figura de Camille aún con las garras extendidas.

Abandono —escupió dirigiéndose directamente a Cotonbouchè y luego dedicando una furibunda mirada a la ductus de Los Bibliotecarios. Cuando pasó por la poterna de salida propinó un puñetazo cargado de rabia y frustración que rasgó, con sus garras, madera y piedra. Su impactó resonó en la arena como si un martillo hubiera destrozado un clavo solitario.

La bruma que inundaba el centro de la arena se dispersaba poco a poco y en su interior se podría vislumbrar la figura de Marina Firerose, alzándose en ella como una princesa de la niebla.

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Carlos Ruiz Zafón (Barcelona, 25 de septiembre de 1964 — Los Ángeles, 19 de junio de 2020) -- DEP
Sirva la inclusión de todos los títulos de sus libros en este mensaje como ínfimo tributo
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Re: [Trama] Concordia (Ritual)

#12

Mensaje por PeteryPan » 29 Jun 2020, 13:16

Andrea se encontraba en su sitio asignado, más allá de la compañía de su Ductus y Sacerdotisa. Se encontraba rodeado de cainitas que desconocía, aunque no le importó demasiado. Compartía con su Cofradía la tendencia al oscurantismo y el hermetismo, siendo pocas veces las que se dejaba ver en eventos sociales propios de la Espada. Quien frecuentase librerías nocturnas, clubs literarios o bibliotecas con horarios extendidos podría reconocer aquel rostro difícil de olvidar, así como jardines que abriesen sus puertas durante la noche o cualquier evento que relacionase literatura, academicismo, ocultismo o cualquier tema relacionado con la belleza y el placer en su sentido más complejo y profundo. Pero alli no había demasiados frecuentadores de espacios civilizados y quienes sí lo hacían eran ya caras conocidas. Por eso se entretuvo en mirar los rostros desconocidos que lo rodeaban, buscando algo de interés mientras comenzaba el espectáculo.

Si algo repudiaba aquel cainita era la exhibición exagerada de poderío, canalizada a través de formas torpes y demasiado brillantes, que excedían la forma y vacíaban el contenido. Pero de aquello se trataban aquellas reuniones, de mostrar la fuerza de cada grupo, de aunar unión e independencia, de fingir lealtad a la causa o al menos de fingirla por encima del sentimiento real. Por un momento se imaginó presenciando una escena así en el Antiguo Egipto, sin efectos excesivos, sólo con telas, el sonido de una voz potente y la algarabia de las palabras de otra época; belleza sin artificios. Andrea reflexionaba recostado en el asiento, con una sonrisa suave y perenne, observando y atento.

La sonrisa se ensanchó con las palabras de Cotonbouchè sobre el amor y se relamió los labios descaradamente al ver el espectáculo de cuerpos desnudos y escenificación sadomasoquista, que todo en conjunto le pareció un acierto. Sus dientes fueron eclipsados por sus labios húmedos cuando la escena pasó de ser sexual a sangrienta en un enfoque que poco satisfizo al Toreador, especialmente al ser propiciado por su Ductus en un extraño y manipulador juego de escenificación en que no parecía formar parte consciente el propio Bill, cosa que irritó aún más al cainita. Matar a dos mortales era de por sí una pérdida de oportunidades para explorar con ellos caminos mucho más profundos e interesantes, pero hacerlo de aquella manera salvaje, a manos de dos canes rabiosos era todavía más horrendo. Apartó la mirada en una mueca que no expresaba otro sentimiento sino asco, un asco originado en el rechazo a una idea tan bruta de espectáculo. La visión de aquel cuerpo mutilado colgando era como un espantapájaros que hacía huir cualquier idea de belleza en aquel antro. Los gritos, las apuestas y el resto de ruidos no hacían más que exacerbar esa impresión de mazmorra.

De los combates pudo apreciar los movimientos de los contrincantes, sus cuerpos y aspectos, especialmente el de la Gárgola, que le causaba especial interés. Cuando fue el turno de Ness sí aplaudió, aunque sin dejarse llevar por una pasión que sería fingida. Estuvo intensamente atento a cómo se desarrollaba el combate, volviendo a asquearse por aquella masa amorfa y monstruosa en la que se convirtió su contrincante, relajándose visiblemente cuando Ness se alzó como victoriosa.

El tercer combate fue el más interesante en todos los aspectos, no sólo por los protagonistas, ya excepcionales a su manera, sino por cómo se desarrolló. Ver en vivo aquellos poderes le causó un escalofrío de placer y estuvo tentado a usar sus propias habilidades para escudriñar aquella oscuridad antinatural, pero sabía por habladurías, pues por suerte nunca lo había sentido en sus propias carnes, que adentrarse en aquella noche artificial podía ser muy peligroso; "Cuando miras largo tiempo a un abismo, también éste mira dentro de ti." La cita le vino a la cabeza de inmediato, cita que tanto había calado en él desde que comenzase su propia exploración del abismo, un abismo personal de terciopelo negro y sombras fragantes. Dio por hecho que algo había pasado en aquellas opaca niebla cuando uno de los contrincantes salió, abandonando. No pudo evitar mirar a su Ductus y a su Sacerdotisa, intentando captar si ellos habían conseguido ver algo más.

Andre observó con mucha atención a Marina Firerose. Una rosa de fuego iluminada por su belleza y recortada sobre su oscuridad. Venir a estos acontecimientos tenía sus beneficios...
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Re: [Trama] Concordia (Ritual)

#13

Mensaje por Lothston » 12 Jul 2020, 09:39

Los contendientes anteriores se habían retirado de la piscina dejando, tras de sí, la sangre derramada. Tocaba ya el cuarto combate y los ánimos estaban caldeados en el graderío. Aquellos con el gusto por la violencia y la sangre estaban disfrutando de lo lindo. Los anfitriones lo habían dispuesto todo para que en ningún momento faltaran bolsas de zumo, algunas incluso llevaban un cartel colgado con las distintas drogas que tenían en su sangre, por si alguno quería degustar, además, otras sensaciones.

Cuando ambos luchadores bajaron a la piscina pareció que el mundo se detenía un instante, más tarde habría quien diría que las gradas de Zarpas y Cuchillos callaron durante un milisegundo.Allí se encontraban, Darren, el nuevo miembro de los Ángeles Perdidos y chiquillo, según decían, de la propia Carolina y Victor Sagan, anfitrión y ductus de Los Relojeros, aquel que pocos días antes había sido humillados por la propia Arzobispo reduciendo su territorio.

A la señal de Cotonbouchè, maestra de ceremonias y jueza de estos combates, ambos avanzaron. Darren portaba un machete y, si bien, era nuevo en la sangre, sus movimientos demostraban que no era su primera pelea. Sagan, con un mango asomando por su espalda y algunos cuchillos en su cintura, llevaba las manos desnudas.

El primer envite se resolvió sin daños para ninguno, el Ángel lanzó un par de cortes diagonales que el otro Lasombra esquivó sin demasiado problema, separándose y tomando, de nuevo, distancia. Estaba claro que cada uno medía las fuerzas del otro.

No tardaron en volver a acercarse, los golpes de Darren se sucedieron pero Victor bloqueo todos y cada uno de ellos antes de que llegasen a buen puerto. Finalmente, cuando la posición de su rival lo propició, lo agarró y proyectó yendo a caer con su cara en los restos de uno de los humanos devorados por los perros. El Lasombra, ahora enfurecido, se levantó con un rugido y cargó contra Sagan. En esta ocasión, el Relojero se quedó quieto mientras el machete se acercaba, cuando la embestida estaba en su apogeo, un tentáculo de sombra golpeó las piernas de Darren quién voló gracias a la inercia hasta golpear la pared. Tuvo el tiempo justo para ponerse en pie y comenzar a regenerar la herida antes de que el ductus se lanzase a por él.

El machete cortó el aire en varias ocasiones, Sagan parecía adelantarse a cada movimiento, un par de golpes poco potentes pero certeros, prepararon a Darren para Victor, quien lo lanzó, de nuevo, al centro de la piscina. El Ángel todavía no se había alzado del todo cuando gritó de dolor, uno de los cuchillos de Sagan, lanzado con precisión, se había clavado en su espalda. Pudo esquivar la siguiente cuchillada, y luego otra más, pero la tercera cortó un bíceps y la cuarta, una estocada, fue dirigida a las piernas del grandullón, justo detrás de la rodilla.

Con los ligamentos cortados y el cuchillo sin posibilidad de regenerar, el cainita cayó y su oponente aprovechó para ponerse a su espalda. Estaba claro que el ductus había sido muy superior y lo normal es que el combate terminase ahí. Sagan miró a su sacerdotisa, jueza del combate, y quien debía detenerlo.

Si las miradas hablasen, estas no habrían dicho nada o, para otros, lo habrían dicho todo. Cotonbouchè no movió ni un músculo, se limitó a mirar impertérrita a su ductus. Victor miró ahora a su rival arrodillado y echó la mano a la espalda, al mango que le sobresalía.

Aquellos entendidos en armas dirían que era un machete triangular y con un mango para ambas manos, todo decorado con runas. Para los amantes de lo oculto estaba claro qué era: un Klaive Garou.

La vista de Sagan se desvió ahora hacia la arzobispo y, sin dejar de mirarla en ningún momento, agarró el pelo de su chiquillo con una mano y con la otra descargó el klaive. El primer golpe cortó músculo y tendón. La carótida comenzó a escupir sangre a borbotones. El segundo seccionó la columna vertebral. Estaba claro que podría haberlo decapitado con un solo mandoble, pero si lo hacía así, alargando la muerte, era únicamente para la Arzobispo. Con un último corte separó la cabeza.

Sin prestar atención al cuerpo caído tiró la cabeza hacia delante, como si la lanzase a los pies de Carolina.

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Re: [Trama] Concordia (Ritual)

#14

Mensaje por Theazlin » 17 Jul 2020, 21:02

La cabeza rodó por el suelo, entremezclando en el proceso la sangre con la arena hasta conformar un amasijo amarronado y grumoso que dejó rastro hasta que la cabeza se detuvo. Sus ojos, aún abiertos, miraban al infinito sin ver nada; y ladeada, como estaba, casi se asemejaba más a una grotesca figura de cera que a la cabeza de un cainita cercenada bruscamente.

Se hizo el silencio. Fue un silencio cargado de significado. Un silencio de esos que dilata el tiempo y hace que los segundos parezcan eternidades colapsadas sobre un mero instante. Un silencio tenso, denso y opresivo que, irónicamente, dejaba espacio para todas las preguntas que los presentes pudiesen formularse interiormente. Era un silencio múltiple, formado por el callar de todos y cada uno de los presentes; un silencio coral que demostraba que lo que acababa de suceder era inesperado, sorprendente e impactante. Los Relojeros, mansos en apariencia y sumisos en cuanto a lo que la pérdida injustificada de su dominio, acababan de dar muerte al representante de los Ángeles Perdidos y chiquillo de Carolina Valez, y lo habían hecho degustando cada instante, sin ocultarse y con una mirada desafiante en el rostro. Víctor, su ductus, seguía en la arena, de pie, mirando a la arzobispo de Montreal y luciendo una venenosa sonrisa en el rostro.

El combate ha terminado —murmuró Zarnovich desde una de las esquinas sin poder evitar que su rostro esbozara una mueca que era completamente irreconocible para cualquiera que la viese. A su lado, Lágrimas soltó una escueta y fugaz risita.

Tras ello volvió el silencio. Unos segundos más de estupor, de reflexión, de sorpresa... hasta que Carolina Valez se levantó. Su rostro era la viva imagen de la ira contenida; sus facciones se habían endurecido, sus músculos se habían tensado hasta que se podían apreciar incluso en su cuello. Pero más allá de eso era su mirada la que se clavaba en el alma, una mirada cargada de furia, una mirada cargada de odio, de rabia y de indignación; una mirada que no se apartaba de Víctor Sagan.
Luego se giró y caminó hacia las escaleras. Lo hizo sin volver la vista atrás, con la cabeza alta. No fue un caminar precipitado ni iracundo; fue un caminar elegante, taimado y contenido. Tras ella, Tobias Smith.

Abandonó la arena del Zarpas y Cuchillos dejando tras ella una pregunta en el aire: ¿Y ahora qué va a pasar?

Unos instantes después Pierre Bellemare se encargó de dar una respuesta a esa misma pregunta, y aunque la mayoría de los presentes se la formulaban a varias noches vista, Pierre se la tomó más al pie de la letra.
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Re: [Trama] Concordia (Ritual)

#15

Mensaje por Darkhuwin » 19 Jul 2020, 11:36

El robusto cainita de Les Orphelins, soltó una risotada siniestra y profunda mientras Carolina abandonaba la arena del Zarpas y cuchillos. Se podían escuchar muchos murmullos tras los silencios iniciales y algunas expresiones de incredulidad e incertidumbre. Pero lo que más destacaba de fondo, era aquella larga y retumbante carcajada que parecía no tener fin: "ju, ju, ju, ju, jo, jo, jo, jo."

Así que, teniendo en cuenta que tanto los dos Obispos que quedaban como el resto de Ductus, no parecían saber como reaccionar al suceso que acababa de producirse, casi todas las almas presentes, centraron su atención en el Brujah antitribu, que de pronto y como colofón a su extraña actitud, se levantó y sin dejar de reírse afirmó gritando a viva voz:

-Así que ya no hay reglas, ¿No es cierto? - su mirada era lasciva y a la vez desafiante. - Podemos entender, queridos hermanos aquí presentes - continuó, mientras haciendo una maniobra increíblemente atlética, se plantaba de un salto en la arena desde su asiento en las gradas. - Que después de lo ocurrido, las únicas reglas imperantes a partir de ahora en este ritual, son las reglas Sabbat.

Los murmullos se acrecentaron y la concurrencia comenzó a debatir las palabras de Bellemare, unos con más vehemencia y otros con inquietud. Si alguien estaba mirando a Benezri, vería que entrecerraba los ojos tratando de averiguar por dónde iba a salir Pierre y a qué conduciría esta situación. Posiblemente no se atrevía a intervenir para no salir perjudicado de algún modo. Miraba también a su rival, Ezekiel, que observaba a su aliado con cierto aire de sorna e ironía, pero que también parecía algo sorprendido o expectante y no parecía dispuesto a detener la escena, de momento.

La mirada de Victor Sagan era de completa incredulidad y extrañeza. Dirigió sus ojos a Cotton que parecía que tampoco podía creerse lo que estaba ocurriendo, a Ezekiel que no parecía dispuesto a detenerlo y por último a Bellemare, que se le acercaba paso a paso lentamente mirándole con ojos desencajados, casi lujuriosos.

- Así que, Victor Sagan, ductus de los Relojeros - le dijo llegando a su altura y poniéndole un dedo en el pecho - te reto según las viejas leyes del Código de Milán a Monomacia, por haber incumplido las normas de un ritual de tu propia manada. Normas que se han explicitado al comienzo del mismo. Jojojojojo. - siguió riendo y tras una pequeña pausa, añadió esta vez mirando hacia Ezekiel sin perder la sonrisa - Y ya que la máxima autoridad de esta ciudad no está presente en este momento, su señoría, el señor Obispo, ¿sería tan amable de concederme su venia?

Ezekiel se levantó, también con una sonrisa de medio lado y miró a Benezri:

-Creo, señoría de Los Pastores, si no tenéis ningún argumento en contra, que no tenemos más alternativa que permitir al Ductus de Los Huérfanos, llevar a cabo su petición. Ya que además, el señor Sagan, como todos hemos podido observar, ha insultado y desafiado a nuestra máxima mandataria con su pequeño jueguecito – Argumentó irónico, esta vez mirando a Cottonbouché.

-No sé qué juegos os traeréis entre manos tú y Bellemare, joven cobra, - respondió vehemente y con su bonita voz Benezri - pero no pretendas inmiscuirme en tus decisiones. Como Obispo, no necesitas mi bendición para dar la tuya a tu lacayo. Y como bien dices, no parece que haya ningún motivo por el cual deba oponerme. A no ser que alguno de los presentes desee aportar algún argumento...
Última edición por Darkhuwin el 10 Ago 2020, 16:50, editado 1 vez en total.
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Re: [Trama] Concordia (Ritual)

#16

Mensaje por Lothston » 20 Jul 2020, 10:19

Gracias, Obispo Benezri— Intervino rápidamente Coton aprovechando la oportunidad. — Gracias por involucrar a todos los que estamos, pues está claro que esto nos compete a algunos más. — Coton no tenía muchas oportunidades de lanzarle una indirecta a Ezekiel, esperaba que con esa frase el obispo entendiese que, dado que si no la apoyaba a ella ahora, ella y su manada apoyarían a Benezri después. Rezó porque la Serpiente de Luz fuera lo suficientemente astuta como para entenderlo.

A mi me gustaría recordar a los aquí presentes que nadie, ninguno de los que estamos aquí, está por encima de la Arzobispo Valez— dejó unos instantes para que la idea calase en las mentes de la audiencia.

Y, si la propia Madre Superiora de Montreal, no ha exigido todavía una satisfacción ninguno puede hacerlo en su nombre. Pues, de lo contrario, sería pasar por encima de ella y de sus derechos, no sólo como sire del finado, si no también como Arzobispo de la ciudad de Montreal.

Coton repitió ese gesto tan de cualquier orador mirando a las gradas sin llegar a ver a nadie pero haciendo, a su vez, partícipes a todos los presentes.

Así pues decidme, ductus Bellemare, decidnos a todos.—dijo abriendo los brazos como abarcando todas las gradas. ¿Creéis estar por encima de la Arzobispo?

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Re: [Trama] Concordia (Ritual)

#17

Mensaje por PeteryPan » 31 Jul 2020, 14:20

La atención volvía a centrarse en la arena con la entrada de dos contrincantes de no poca talla política. Andrea se removió en el asiento, intentando al menos disfrutar del alarde de testosterona que se avecinaba y que tanto le gustaba... desde la distancia. Se sentía incómodo, ajeno a aquel escenario, y palpaba una atmósfera tensa, una calma antes de la tempestad que le estaba poniendo los pelos de punta. El duelo que se iba a realizar implicaba a dos luchadores con un bagaje dentro del Sabbat a tener muy cuenta. Su victoria o derrota podría llegar a cambiar lealtades dentro de la Secta, al menos en petit comité.

Dado que el Toreador era más aficionado a otros deportes marciales más elegantes y sofisticados, como la hipica, la lucha grecorromana o la danza (hay óperas muy marciales), el desarrollo de la pelea no le supuso una gran fuente de entretenimiento hasta el trágico final, momento en el que Andrea, consciente de la ofensa política que implicaba lo ocurrido, buscó la reacción de sus compañeros de Cofradía. Notó la ausencia de Agathe y pensó de repente en Ness y David, que se encontraban alejados de ellos en los interiores de aquella arena. Su instinto le empujó a no esperar el discurrir de los acontecimientos y mientras a su espalda escuchaba el alboroto que se formaba, se escabulló lo más elegante y sigilosamente posible para encontrarse con Ness y David y salir de allí sin demora.

Conocía poco a Carolina, pero sabía de su ira y de su paranoia. El fuego que estaba comenzando a arder podría llegar hasta su propia Cofradía, que guardaba precisamente un depósito entero de combustible en la figura de un soplón no del todo fiable. Confiaba en que Agathe y su Ductus se manejasen solos en las próximas horas. Mientras, él se uniría a sus compañeros para evitar que las Cinco Puntas tuviera que lamentar aquella noche. Si se veía obligado a utilizar sus dones para conseguir el acceso, así lo haría.
He muerto y resucitado. Soy Baco, soy un refinado Pan, soy Eros, mi rostro sin cuerpo se llama el Príapo erecto. Soy Dionysos: dador del éxtasis, el que abre los ojos; y he venido no a salvarte, sino a que ardas.

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William "Bill" Duffy (Corso)
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Re: [Trama] Concordia (Ritual)

#18

Mensaje por Corso » 09 Ago 2020, 21:05

Bill permaneció en silencio y con la mirada fija en la arena todo el tenso lapso de tiempo que duraron los combates. Disfrutó abiertamente con el de su hermana de Cofradía, la indómita Ness, al punto de intercambiar un par de gestos de orgullo y un par de amplias sonrisas con Andrea y Ágathe según se iba desarrollando el envite. Cuando la brujah salió de la arena siguió su paso hasta que volvió a sentarse junto a David y, al cruzarse sus miradas, no pudo evitar guiñarle un ojo como signo cómplice de satisfacción y reconocimiento.

Poco tiempo después, incluso menos de lo que podía esperar, la comisura de sus labios mutaron haciendo cambiar la expresión de su rostro. Primero del beneplácito a la sorpresa y, finalmente, de esta a un estupor que, aunque fue pasajero, duró lo suficiente para agitar a su bestia cuando la redonda excisión del último cachorro de la Arzobispo rodó por el suelo; en un desafío abierto de los Relojeros a la lasombra lanzado en forma de cabeza.

Instintivamente, Duffy miró directamente a Olivia Basset, sentada a su diestra. La miró, no hacía falta más, pues su ceño fruncido ya era por sí solo un compendio de interrogantes y, quizá, de una incipiente desconfianza remarcada por la dureza que emanaba de sus ojos. No obtuvo más respuesta de ella que un largo e indescifrable silencio.

Todos los presentes, incluyéndole a él, habían enmudecido como si una garra invisible de tensión les hubiese atenazado el cuerpo y paralizado la lengua; una sensación que se expandió y se dilató en las gradas hasta que la Arzobispo abandonó, iracunda y con un negro fuego en los ojos, el Zarpas y Cuchillos.

Todos, menos Pierre Bellemare; quien, como no podía ser de otra manera, dejó muy claro que no iba a desaprovechar la oportunidad que le brindaba la situación. Las acusaciones y amenazas sirvieron para despertar a muchos de los presentes, que recobraron el ánimo y la conciencia como quien se sale de un estado de shock y, a estas, les siguieron los tratos y alianzas vedados, los posicionamientos de cada cual a los diversos poderes fácticos de la ciudad allí presentes; promesas de apoyo y, seguramente, un futuro cobro de favores que esa noche, a Bill, estaban muy lejos de interesarle.

Así que se limitó por unos segundos a buscar los rostros de Ezequiel, Bellemare, Benezri y Cotonbouché intentando adivinar en ellos algo más de lo que podía desprenderse de los ladridos que se estaban profiriendo unos a otros como putos perros de presa. Los Relojeros se habían puesto un punto de mira encima, ellos solos; y ellos solos tendrían que quitárselo. O, al menos, intentarlo.

Fue entonces cuando se dio cuenta de que Ágathe y Andrea habían abandonado sus asientos. Bill miró instantáneamente a su alrededor barriendo el local y no fue hasta que vio al toreador antitribu junto a Ness y Thisler, que se tranquilizó; en cierta manera. No fue ese el caso con la bruja, de quien no sabía paradero y, lo que más le preocupó, compañía. ¿Podían estar seguros de que Sagan y los suyos no volverían a romper la supuesta concordia a la que les habían invitado a asistir con cualquier otra de las manadas presentes? En modo alguno, lo que le animó a levantarse, coger su bastón, ajustarse el sombrero en la cabeza y despedirse de Olivia, para después cruzar un par de significativas miradas con algunos de los asistentes por los que sentía más afinidad y dirigirse hasta el resto de Puntas; atravesando tranquilamente y con paso firme la gradería.

Duffy, tras exponer a Ness y al resto de sus cofrades, ya había tenido suficientes asuntos menores en los que verse metido esa noche. La verdadera preocupación de -para- él y sus hermanos, el auténtico peligro, estaba lejos de allí; y tenían que planificar aún muchos -incluso se podría decir que peligrosos- encuentros en los próximos días como para preocuparse del futuro más inmediato de Bellemare o Sagan. Casi todos los asistentes dependían de ello, de ellos. No iban a seguir perdiendo el tiempo en inquinas políticas, un talante que en cierta manera les definía como Cofradía, ni a participar más de aquella farsa ni de ninguna disputa por el poder, el territorio y las afrentas ajenas. Ni mucho menos. No, con tanto en juego.

Nos marchamos – les dijo, casi exigió, a sus cofrades al llegar junto a ellos - ¿Dónde está Ágathe? - preguntó, con seriedad patente y cierta preocupación. No consideraba el dejar a su Sacerdotisa en aquel lugar como una opción, era más,le incomodaba pensar en ello. Así que esperó una respuesta que pudiese aliviarle por parte de cualquiera de los tres, a la aparición de la bruja o, al menos, a alguna señal que constatase que podían irse de allí con la confianza de que más pronto que tarde ella se les uniría esa misma noche.

¿Noche de Concordia? Tsk, tsk, tsk...- se preguntó, mientras negaba ligeramente con la cabeza. Unos pequeños zarcillos de sombra surgieron del dorso de la mano con la que sujetaba con fuerza la cabeza del bastón, jugando nerviosos y enroscándose entre sus dedos y el bruñido martillo durante unos segundos, mientras miraba por última vez a la arena, en concreto a la cabeza del cachorro de Valez, antes de volver a desaparecer de la misma forma en las que habían surgido.

Pronto, muy pronto… - pensó.

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Darkhuwin
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Re: [Trama] Concordia (Ritual)

#19

Mensaje por Darkhuwin » 10 Ago 2020, 18:59

“Y vendré a castigarlos con gran venganza y furiosa cólera; y sabrán que yo soy el SEÑOR cuando caiga sobre ellos mi venganza.” Ezekiel 25:17.
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El murmullo en la gran sala crecía a ojos vista de intensidad. Varios cainitas, como algunos de los miembros de Las Cinco Puntas, Las Reinas de la Misericordia o los Navegantes, se mostraban dispuestos a abandonar el lugar, aparentemente contrariados o sin ningún interés por tener que presenciar lo que allí estaba sucediendo. Una vez ausente Valez, parecían no tener nada que los obligara a quedarse y seguramente, algunos no querían tener nada que ver con los tejemanejes políticos que allí se podían estar urdiendo o con la violencia desaforada que Bellemare y sus Huérfanos gustaban de ofrecer siempre que una situación les daba la oportunidad.

Ni que decir tiene que la hermana Evelyn parecía disfrutar con la actuación de su ductus y algunos otros, como L’Heureux, de los Desgraciados, también estaban muy dispuestos a reírle la gracia y llamar al derramamiento de sangre con sus aullidos, silbidos y vítores; por lo que las palabras de la Sacerdotisa de los Relojeros, quedaron un poco apagadas en consecuencia… con perlas como “Que le jodan a la Arzobispo, es una cobarde, a la menor ofensa sale huyendo”.

A su pregunta, Pierre respondió en voz alta y profunda: - Nadie está por encima del código de Milan, ni de las leyes Sabbat. – A lo que todos los partidarios de la facción de Ezequiel respondieron con un coro de voces al unísono: ¡Leyes Sabbat! ¡Leyes Sabbat! ¡Leyes Sabbat!*

Entonces, como recogiendo el testigo y mientras Benezri se revolvía en su asiento y el resto de los Pastores se levantaban y se dirigían hacia su posición, posiblemente para preparar también su salida, el Obispo serpiente de la luz, levantó los brazos para calmar el clamor que parecía dirigido a su persona, por las miradas de aquellos fervorosos lealistas.

-En efecto – Comenzó el ductus de 25:17 dirigiéndose a Cottonbouche. – Nadie, ni siquiera un Arzobispo puede ignorar las reglas establecidas, Sacerdotisa. Porque en realidad un título en nuestra secta, no es más que eso, un mero título. Desde el de ductus hasta el de regente. – Parecía que su perorata no iba a ser corta.

Y por desgracia, muchos de nuestros hermanos lo poseen sin merecerlo y lo atesoran como si el mero hecho de poseerlo les hiciera mejores, como un privilegio. – Negó con la cabeza. – Pero están muy equivocados.

- Somos privilegiados por portar en nuestras venas la sangre de Caín. – Abrió los brazos en actitud evangelizadora, abarcándolos en conjunto. - Somos privilegiados por pertenecer a su Espada. Somos privilegiados por conocer la verdad. La verdad subyacente que la Camarilla niega, y que se ha preocupado de esconder a sus miembros más jóvenes durante siglos de historia. – Al nombrar a la secta rival, su voz fue como una escopeta que disparase sus dos cañones y sus dientes y puños se apretaron, mostrando la furia que contenía en su interior, la sombra de su bestia, para luego aplacarla y proseguir más calmado: - La certeza de que existen monstruos mucho más monstruosos que nosotros mismos y de que nuestros padres nunca más podrán aliviar nuestro terror, porque son precisamente ellos, nuestros padres, los monstruos que vendrán a devorarnos cuando llegue el día. -

Tras dejar aquella terrible afirmación en el aire, y aunque parecía que había terminado con su argumentación, de nuevo elevo la voz, con un tono más agudo, bajando las escaleras hacia la arena.

- Pero, a la vez, conocer esa verdad nos obliga. Nos convierte en defensores de una causa, algo que muchos cainitas olvidan fácilmente. No es sencillo recordar cada noche la meta que debe iluminar nuestro camino, llevarnos a la culminación de nuestro destino, la lucha final fratricida. - Las luces y las sombras jugaban con sus tatuajes cuando se movía, produciendo un extraño efecto perturbador, que daba a su figura un aire irreal, como onírico. Se detuvo, una vez estuvo a la altura de Sagan y explicó:

-Para ello, debemos entender nuestra mal llamada maldición. Penitencia, dirían los Pastores. Yo prefiero llamarlo: ‘La marca de la verdad’ – dijo, remarcándolo con las manos, como mostrando un titular. – ‘El acicate’ - prosiguió - Aquello que nos recuerda de dónde venimos y cuál es nuestra función. La de alimentarnos, y reproducirnos, para algún día, servir de alimento a nuestros progenitores. -

Aquella última afirmación, provocó los abucheos de Bellemare y los suyos, dándole valor al discurso. En aquel momento, Ezekiel, se dio la vuelta, quedando frente a Victor cara a cara.

- Rebelarse. – soltó, de pronto. - Esa es la clave hermanos. Rebelarse contra esa verdad, rebelarse contra ese destino. Ser totalmente conscientes de su peso, de su poder profético, de su inevitabilidad, para poder rebelarse cada maldita noche y luchar con todas nuestras fuerzas contra ella. – volvió a sentenciar. Y casi sin pausa:

- Contra las mentiras de la Camarilla, contra nuestros ancianos corruptos, contra la pasividad de nuestros líderes acomodados y la indiferencia de los que sólo buscan el poder personal o satisfacer sus propios deseos, sin darse cuenta de que todo, absolutamente todo, nos conduce a nuestro propio final. Eso nos hace libres, eso es ser Sabbat. – Todo aquel discurso a tenor de lo sucedido estaba claro que le estaba viniendo de Perlas al candidato a Arzobispo para lucirse. Se detuvo un segundo, lo justo para dejar caer su conclusión, cargada de dramatismo:

- Pero tú, Victor Sagan, no has demostrado nada de eso. – El ductus de los Relojeros lo miraba impasible, parecía que ya conocía el veredicto y la sentencia y no tenía intención o no se veía capaz de hacer nada al respecto.

- Pese a los esfuerzos más que dignos de tu sacerdotisa y el resto de miembros de tu manada por llevar la grandeza a nuestra secta – dijo, haciendo un ademán con la mano como señalando el lugar en toda su extensión – con este magnífico ritual de hermanamiento y concordia, tú has decidido mancharlo con tu traicionera actuación. No sé qué pretendías demostrar, pero con ello, no sólo has insultado a la Arzobispo, sino que nos has insultado a todos y has dejado en evidencia a tus propios hermanos…

- Y aun así, la grandeza de las leyes de nuestra secta, te permite defender tu honor y redimirte. Algo que en mi opinión, ni siquiera mereces…- escupió cual veneno – Así qué sí, ductus Bellemare. Como Obispo y uno de los poderes aquí presentes de Montreal, te doy mi beneplácito para la monomacia, aunque eso signifique darle una oportunidad al traidor para salir indemne – esto último lo dijo con una sonrisa claramente sarcástica mientras abandonaba la arena en dirección a Cotton.
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"El Espíritu libertario será el principio fundamental de la secta. Todos los Sabbat tienen derecho a esperar y reclamar libertad de sus líderes." Código de Milán. artículo XI.

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hella9
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Re: [Trama] Concordia (Ritual)

#20

Mensaje por hella9 » 13 Ago 2020, 13:53

Todo iba tan bien... Su combate, la mirada de aprovacion de Bill y de sus compañeros .. Y en un abrir y cerrar de ojos, ¿como se podia haber liado tanto?
Cuando Ness vio rodar la cabeza del chiquillo de la Arzobispo se quedo congelada en su asiento, como muchos otros vastagos alli presentes, presenciando cada segundo como si de ello dependiera su propia vida. Tras la marcha de Carolina, la declaracion de Bellemare no preparaba el terreno para nada mejor, sobretodo tras el conveniente discurso de el Obispo Ezequiel.
No fue hasta que sintio acercarse a su hermano Andrea que Ness pudo reaccionar a todo lo sucedido. Y dandose cuenta de que presenciar lo que iba a acontecer solo podria mezclarlos en politicas no deseadas, Ness re revolvio en su asiento y justo cuando Bill tambien llegaba junto a ellos fue capaz de articular palabra.

-Estoy deacuerdo, tengo curiosidad por ver en accion a ese bestia de ahi... pero ya he tenido bastante con mi combate por hoy. Dijo ella levantandose rapidamente de su asiento. Esperaba ver con Bill a su hermana Agathe, y cuando el mismo pregunto por ella Ness se puso mas nerviosa aun ¿Agathe? no, no la he visto, pero puedo llamarla Respondio mientras sacaba el movil con un rapido movimiento

Y justo al mirarlo vio algo que la tranquilizo un poco Ah, me ha enviado un mensaje. dijo mientras lo abria y seguia a sus cofrades fuera. Esta bien Bill, dice que nos vemos en el Refugio dijo dando un par de zancadas mas grandes de lo normal para ponerse al lado de su ductus mientras le enseñaba su movil. "Tendre que darle una patada en el culo por irse sin avisar.... " Penso mientras seguia pensando en todo lo ocurrido.

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