Caza: Una nueva era

Prólogo de la partida, comprenda el año anterior a la celebración de "La Promesa".

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Variable
Narrador de Vampiro El Réquiem
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Caza: Una nueva era

#1

Mensaje por Variable »

Una Nueva Era

Cuando un vástago necesita sangre, debe alimentarse. Para ello, debe postear en este hilo un pequeño texto indicando cómo se alimenta. Tras hacerlo, recuperará automáticamente toda su reserva de puntos de sangre.

Sin embargo, el Narrador tendrá en cuenta todos los post colocados en este hilo y podrá hacer que esto suponga alguna complicación para algunos personajes.

También, si por cualquier motivo, en capítulo, sucediera algo que condicionara la caza, quedaría reflejado en este hilo.
Siempre hay múltiples caminos para llegar a un destino: algunos empedrados, algunos asfaltados, otros son caminos que atraviesan bosques y otros se sumergen bajo las montañas. Cualquiera que sea el camino, el mío siempre es el de la no espada.

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Pelaje-de-Luna
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Re: Caza: Una nueva era

#2

Mensaje por Pelaje-de-Luna »

Había salido a cazar fuera de su calle, atraído por el olor a sangre más sustanciosa que la de los viejos vagabundos de los que se había alimentado en este último año y medio. La Bestia teñía de rojo hambriento su vista, y de cerca lo seguía una pequeña manada de cuarto perros, hasta llegar a una calle desierta y bien iluminada cuya única actividad parecía venir de una tienda de conveniencia que todavía no había terminado su turno de noche.

Una mujer, tal de vez de mediana edad (no la veía bien ni le importaba), estaba sacando una bolsa de basura al cobertizo en el callejón de al lado. Una buena oportunidad, y llamó a la Bestia para aumentar su fuerza con sangre antes de comenzar la cacería.

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Laura estaba ya cansada de su vida, había pasado de trabajo de mierda en trabajo de mierda hasta acabar en su trabajo de mierda actual, y lo único que la esperaba en casa era un niño gritón cuyo padre la había dejado embarazada con apenas 20 para desaparecer sin dejar rastro. En cuanto terminara su turno de noche iba a dormir de lo lindo, y tratar de aguantar otro día más sin tirarse de la ventana. Y encima la basura apestaba.

En el momento en que tiró la bolsa al contenedor empezó a escuchar un conjunto de ladridos cercanos, y al volverse encontró cuatro perros de aspecto algo sucio mirándola desde la entrada del callejón. Creo que quieren comerse la basura. Pero los perros comenzaron a acercarse lentamente de forma claramente amenazante y, entrando en pánico, dio un par de pasos hacia atrás. Caso error, porque en el momento en que comenzó a mover los pies las bestias se abalanzaron sobre ella gruñendo y ladrando.

Laura corría por el callejón adentrándose en callejuelas oscuras que no conocía, lo que no hacía mas que aumentar su terror. La adrenalina y el miedo impulsaban sus poco ejercitados músculos permitiéndose escapar durante un tiempo de sus perseguidores, que en ese momento le parecían salidos del mismo infierno con ojos de fuego y aliento húmedo que quemaba en su espalda, y había otra figura más grande y de aspecto humanoide aunque no la veía bien pues el miedo y el cansancio nublaban su mente, pero no por mucho tiempo pues la falta de fuerza y resistencia hicieron que acabara cayendo al suelo, sin aliento.
Y entonces la vio, mientras se abalanzaba sobre ella, la figura humana que había visto antes. Pero era imposible que fuera humana, toda su atención estaba centrada en sus ojos, ojos rojos que quemaban su alma pero de los que no podía apartar la vista como los de una cruel bestia, y sus dientes, blancos colmillos que perforarán mi carne y piel.

Lo siguiente que sintió fue el mordisco en su cuello mientras experimentaba una sensación completamente nueva, una mezcla de profundo terror y placentero éxtasis que tensó todo su cuerpo mientras temblaba bajo la presa de la criatura y su largo cabello con olor a bestia la hacía cosquillas en la nariz.

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Miguel nunca se había sentido tan bien mientras se alimentaba, tan realizado como ahora pues las otras veces jamás trajeron estas emociones. Y el sabor de la adrenalina y el miedo en la sangre de su presa eran increíbles, ni siquiera tenía palabras para describirlo mientras mordía con avidez el cuello de la delgada mujer, el cuerpo de ella temblaba como un flan sujeto con una presa firme. Hasta que el cuerpo se relajó.

El Vástago entró en pánico pensando que se había sobrepasado y matado a la mujer, y forzó a la Bestia al fondo de su mente mientras soltaba su presa y separaba los labios del delicado cuello no sin poco esfuerzo de voluntad. Afortunadamente la mujer seguía viva y respirando, aunque lo más seguro es que hubiera muerto si seguía bebiendo.
La culpa le causaba pinchazos en el estómago. Sabía que la Bestia era una valiosa guía, pero por poco olvida que también es la mayor de las pruebas y eso casi le cuesta la vida a la pobre mujer.

Decidió llevarla hasta la tienda en la que al parecer trabajaba, a juzgar por el uniforme, y usar el teléfono de la tienda para llamar a una ambulancia. Era lo mínimo que podía hacer, pensó.
A través de los ojos que con lágrimas vi, en el reino de los sueños de la muerte.

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Pilgernd
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Re: Caza: Una nueva era

#3

Mensaje por Pilgernd »

Molesto por lo sucedido en aquel Mierdonald, y reconociendo el motivo de aquel apodo que se le había atribuido hace tiempo a esa cadena, me fui de alejando, esperando que el enojo desapareciera, pues el hambre seguía ahí, punzantemente. Dejándome poca capacidad para pensar en algo distinto a alimentarme. Maldecía mi suerte, el caer en esa estúpida pandilla de horrores y que me hayan introducido en su maldita secta.
El enojo no pasa y el hambre arrecia, pareciera que cada vez que pasa alguien cerca de mí su olor se impregna en mis fosas nasales. Como con el dependiente que me atendió… ¿Qué es eso? ¿son los latidos de su corazón?... pareciera que puedo percibirlos retumbar en mis oídos, como si fuesen el mío. Son cegadoras las percepciones que voy obteniendo, mientras me concentro cada vez más en alejarme hacia los barrios más desiertos de la ciudad. No conozco la ciudad tan bien como para saber donde me dirijo, pero siempre los vagabundos rondan las calles solitarias, donde puedan acostarse sin molestar mucho y eso usualmente es donde a estas horas la gente comienza a abandonar esa zona.

Me demoro bastante en encontrar el sitio, especialmente sin poder preguntar a nadie como llegar a un lugar donde “encontrar vagabundos”. El lugar que parece un lugar de oficinas y tiendas que trabajan en el mismo horario, ahora solo un par de estas poseen aún luces y la calle esta desierta, pero para mí, para mis instintos, en el aire huelo a una presa… ¿es eso a lo que considero a otro ser humano?... No, esas son palabras de esos raros, si… Decían muchas cosas, palabras que aparentaban definir cosas que debía saber, pero no parecían las adecuadas… Más bien eran como analogías de otras cosas… pero eso no importa ya, no ahora que veo al sujeto tendido en el suelo, parece dormido. Me acerco lentamente, para no perturbar sus sueños.

Una sensación de como cuando se hace la boca agua llena mi mandíbula. Huelo al sujeto, por sobre su podredumbre un olor peculiar me llama, me incita a probar, a intentar morder. Busco un lugar donde hacerlo, un brazo extendido parece lo adecuado. Lo tomo con delicadeza, arremango un poco el polerón que lleva puesto. Se siente apestado, duro y algo mojado, pero el asco del olor que emana es superado por los instintos que golpean a todos mis sentidos. Y muerdo y comienzo a beber.

Es mejor que con los perros, mucho mejor. Un calor me embriaga y debo seguir bebiendo, más y más. Cada sorbo es mejor llenándome de un éxtasis que no había experimentado antes. Todo parece haber surgido de manera tan natural como si lo hubiese hecho miles de veces, como si no fuera extraño intentar beber sangre de un tipo. Por lo que bebo y me detengo cuando no hay nada que beber, o al menos ya no fluye el liquido como antes, lo que hace que mi consciencia vuelva para ver al hombre a mi costado convulsionar. No sé que hacer, está realmente moviéndose de manera extraña y emitiendo unos sonidos extraños, hasta que simplemente deja de moverse.

Me quedo contemplando el cuerpo durante uno segundos impactado, sin saber que hacer. Hasta que una voz en mi cabeza surge diciéndome “Corre”. Salgo del lugar lo más rápido posible, sintiéndome horrorizado por lo que hice, pero a la vez me siento muy fuerte, con vitalidad y capaz de todo.
La locura, a veces, no es otra cosa que la razón presentada bajo diferente forma.

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