(C) [Madrid ciudad] La noche después (Eva Espinosa)

[Livia]

La noche anterior se había provisto de todo el material que llevaba en la mochila única y exclusivamente porque tenía la intención de visitar la tienda, solo que sospechaba que podía estar vigilada. Esa noche le había sido mucho más fácil, así que iba a aprovechar ese espacio de tiempo para rebuscar entre las cosas y los viejos papeles de su padre cuál podría haber sido su relación con Ferrero. Si tenía una tarjeta ¿se habían visto? ¿le había encargado algo? ¿habían tenido algún tipo de relación? Si había algo así esperaba encontrar algo por allá... entre los viejos papeles y pertenencias.

¿Qué más cosas? Su propia documentación y los papeles imprescindibles de la tienda como las escrituras. También cosas de su madre papeles, poemas. El album de fotos familair. En unos cincuenta minutos lo mismo era demasiado poco tiempo para tanto...

[Variable]

Absolutamente nada. Esa era la información relevante a Ferrero, o a cualquier cosa que la doble vida de Esteban Espinosa pudiera referirse.

Tuvo más suerte con las escrituras y la documentación importante, que estaban en la carpetita amarilla de siempre, en el archivador de siempre, junto a todos los recuerdos de su madre, sentimentalmente imprescindibles para su padre. Todo estaba ordenado y perfectamente catalogado en un mueble archivador de la trastienda, el lugar más protegido del establecimiento.

[Livia]

Al menos se había ahorrado el trabajazo de la que pensaba montar la noche anterior. Toda una operación improvisada que ríete tú de Misión Imposible, porque tenía hasta pensado sacar los planos del Registro de la Propiedad e, incluso, de las alcantarillas para encontrar un acceso donde esos hideputas no pudieran detectarla entrando en su tienda. La que tenía que liar para acceder a su negocio.

Estaba empezando a sentirse un pelín molesta de esa persecución. Aún seguía preguntándose, ¿por qué a ella? ¿es que no tenían vástagos más importantes a los que molestar? ¿o es que solo se dedicaban a tocarle la moral a los mortales y los pezqueñines? ¡Qué valientes!

La verdad es que eso de buscar lo de Ferrero en la tienda era un "a ver si..." porque la verdad, sabiendo que había estado la policía, su asesino... Si era Ferrero ¿por qué iba a dejar documentación que les relacionase en el lugar del crimen? Negó con la cabeza, sintiéndose estúpida por haber tenido ese razonamiento tan... idiota. Lo que sí la animó bastante fue encontrar los recuerdos de su madre. Estuvo empleando la mayor parte del tiempo en eso, en mirar todas las cosas que su padre había guardado con cariño y que le permitían conocer mejor a la madre que no recordaba.

Cuando se dio cuenta el tiempo había pasado y el ordenador estaba ya preparado, esperándola para hackear y acceder al móvil. Ese fue el momento en el que se le dibujó una sonrisa traviesa. Había llegado el momento de saber dónde tenían a su tío, qué había pasado, quiénes eran, qué querían y de acceder a toda la puñetera información del teléfono de ese desgraciado. Era la hora de las respuestas. Pensaba hacer una copia de todo lo que pudiera en su propio ordenador, para analizarlo con tiempo.

[Variable]

Cuando por fin pudo echarle un ojo al teléfono, pudo descubrir con rapidez de quién se trataba. Era un tal Emilio Sánchez, natural de Soria y residente en Madrid. Parecía su teléfono personal, no pudo encontrar información sobre los Otros, ni sobre lo que habían hecho en su casa.

Lo que sí que pudo descubrir era que parecía pertenecer a una familia religiosa que tenía su punto de convergencia en Aranjuez. Pudo ver varias fotos de lo que parecían ser sus hijos (o los hijos de la hermana de Emilio, no estaba muy segura) con el uniforme correspondiente al colegio de los Salesianos de Aranjuez.

Por lo demás, casi todo era información personal y poco relevante, de amistades, familiares, etc.

Pudo revisar sus datos GPS y no tardó en obtener una dirección de Aranjuez, donde parecía que vivía el hombre (o su familia).

[Livia]

El descubrimiento la dejó tan fría como desanimada. Esperaba encontrar una pista de lo que podía ser el paradero de su tío, el lugar al que se lo habían llevado. Un secuestro y sin tener noticias no podía ser nada bueno. Además, tener que ir a por un hombre a un sitio tan lejano.... Preveía que iba a tener que hacer algo que no le iba a gustar para asegurar tanto su vida como la colaboración de ese tal Emilio.

Religión... Puta basura de religiones. ¿Esos eran sus motivos? ¿Religiosos? ¿Por eso estaba haciendo todo eso? ¿Era un fanático? ¿Qué pasaba si iba a por la familia de un fanático? ¿Accedería? ¿Tendría que obligarlo? ¡Joder! Menuda papeleta. No eran buenas noticias en absoluto.

Volvía a estar muy preocupada. Echó un vistazo a la hora para saber cuanto tiempo de noche le quedaba. No tenía ni idea de si no acabarían con su tío en caso de que no tuviera noticias de ella. Estaba por ir directamente a los garajes pero, ¿era ese el lugar donde no llamaría la atención un anciano y un repartidor de pizzas? ¿Dónde podían haberlos llevado? La lógica le decía que quizás una nave, un lugar alejado donde no llamasen la atención el jaleo que se pudiera provocar.

Iba a hacer una última revisión al teléfono. La clave tenía que estar ahí. Si no se comunicara con el resto a través del teléfono, ¿para qué lo llevaba encima? Iba a echar una exhaustiva mirada a las redes sociales de Emilio, también a su lista de contactos tanto en las redes como en la agenda. Debía haber algo que llamara la atención sobre el resto. Además, iba a revisar el registro de llamadas tanto entrante como saliente, junto a las horas de aquella noche. Eran dos y esos llamaron al tercero cuando las cosas se complicaron. Lo último que iba a hacer era intentar saber dónde trabajaba Emilio. Seguro que el muy cabrón tenía Linkedn o alguna red profesional. Una última mirada antes de hacer algo drástico.

Algo... debía haber algo en el móvil no podía estar limpio.

Aunque, ¿cuánto tiempo tardaría en darse cuenta que había perdido el móvil? ¿Sería algo que agradase a sus amiguitos? ¿Volvería a mirar a la escena del crimen con alguna justificación? Y sobretodo, ¿qué mierda iba a hacer ella si no encontraba nada? Le dio un puñetazo a la mesa del mostrador realmente frustrada y desesperada.

[Variable]

Parecía una congregación bastante particular: Congregación de Amigos de Jesús Bendito. Era un club bastante exclusivo que operaba en los pueblos más periféricos de Madrid, y que la conformaban gente de buena cuna y, con frecuencia, de apellidos compuestos.

La organización, como tal, tendría alrededor de quinientos miembros, en números oficiales, aunque las identidades de los miembros no poseedores de cargos orgánicos eran desconocidas.

Todavía quedaba bastante noche por delante.

Al revisar la agenda pudo ver un montón de nombres diferentes, precedidos por una C: C Andrea, C Benito, C Carmen, C Dolores, etc.

[Livia]

De entre todas esas C seguro que había alguna con la que tuviese más contacto. Intentó ver (aunque supuso que era infructuoso) ver en los registros de llamada cuál de esos era el más popular, e igualmente también iba a buscar a ver si aparecía C Christian, C Ferrero o C Torres.

Después de eso iba a usar el propio móvil del tipo para intentar buscar si tenían sedes en locales de reunión en Madrid.

Y si no, estaba ya a punto de rendirse... ¿Qué más iba a poder obtener del móvil? Copiar toda la información al portátil y luego, ponerse en contacto con Daniel porque ya no sabía qué hacer. Lo único que se le estaba ocurriendo era secuestrar a esos críos para intentar obligar a que le devolvieran a su tío. Aunque no estaba segura que a los de esa congregación les importara una mierda la vida humana, ni siquiera la de sus propios colaboradores. Otra opción era acechar la escena del crimen, en algún momento, el tal Emilio se iba a dar cuenta que ya no tenía móvil. Era solo cuestión de tiempo. Lo último era volver a los garajes. Intentar ir uno por uno a ver si sonaba la flauta.

Se sentía perdida. No quería hacerle daño a nadie y todo parecía empujarla a dar ese paso.

[Variable]

Efectivamente, había un "C Ferrero".

La copia del contenido del teléfono se guardó dentro del ordenador portátil con seguridad.

Era el momento de actuar... ¿Qué iba a hacer Eva?

[Livia]

Había algo de lo que estaba segura que tenía que hacer, dar algún tipo de señal de vida ante esos tipos para que no pensaran en eliminar a su tío esa noche, que considerasen que su vida les podía ser valiosa. Por más que le daba vueltas a la cabeza no se le iba de la mente el ir a abrir una farmacia o pasarse por ese supermercado de la droga tan bonito que tenía al lado de casa, para pillar lo que vulgarmente se conocía como reinoles. Tras una rápida búsqueda en internet (muy similar a "cómo vender drogas online rápido") no era muy difícil saber que su auténtico nombre era rohypnol o flunitrazepam, o a qué familia pertenecía y quién era la simpática compañía que la había creado. Ni más ni menos que Roche, la creadora del valium (marca comercial registrada) o diazepam para los amigos. Algo que haría que, en el caso de llegar al extremo de llevarse a los críos, no recordaran nada ni vivieran eso como un trance, si no como una laguna de memoria.

Lo que más la asustó fue la rápida forma en la que había creado un plan para entrar en la casa del tipo, drogar a los críos, y mantenerlos atontados con rohypnol en un maletero durante el día. Necesitaría algo mucho mejor que un Ibiza para eso, pero es que no quería llegar a eso. ¿Qué otra cosa podía hacer? ¿Hackear la web de los coleguitas de Cristo a ver si conseguía secuestrar sus bases de datos como medida de presión? No, no podía ser sencillo. Y debía ser discreta. Quizás fuera más fácil convencer a un individuo en solitario que a toda una secta, en privado mejor que en público dónde la presión social reforzara sus convicciones. Quizás así....

Estaba realmente desesperada. No sabía qué hacer, ¿en serio les habrían llevado a Aranjuez o irían a los garajes o.... ? Si iba a las oficinas de Ferrero tenía la fuerte sospecha que quizás la estuvieran esperando, incluso, por cercanía en los garajes. Eran los lugares que conocía pero, ¿mantendrían allí a Raúl o encontraría una pista para saber dónde estaba?

No podía perder más el tiempo. Hizo una copia de toda la información del teléfono en uno de los USB que llevaba encima. Después de eso iba a escribirle a Daniel por secreto con todo lo que había averiguado, estaba realmente preocupada porque parecían muchos, fanáticos y gente poderosa. También le preguntó si había posibilidad de que una chica o un "correo" le hiciera llegar la mochila de Raúl con el dinero, la documentación y la copia del USB con la información. Por supuesto, también le preguntó si todo estaba bien por allá.

Después de eso, ¿qué hacer? Salió cerrando la puerta y la chapa tras de sí. En un principio iba a irse a dónde había dejado el Ibiza, frente a la pizzería pero luego decidió comprobar si el número de la agenda que correspondía a Ferrero en el teléfono de Emilio correspondía al de la tarjeta que tenía su padre. En Sol aún quedaban unos viejos vestigios del pasado en forma de cabinas telefónicas e iba a hacer uso de ellas para ponerse en contacto con los Otros. Al ver que coincidía, puso los móviles en modo avión y se dirigió hacia allí vestida de repartidor en su motillo de reparto "prestada". Al llegar, fue empujando la moto hasta las cabinas, seguía con el motor en marcha y se quedó ojo avizor con el trasero plantado en el asiento por si tenía que arrancar rápido. Rebuscó unas monedas de su bolsillo y fue echándolas antes de marcar el número de Ferrero. A ver por dónde respiraban esos hijos de puta.

[Variable]

En efecto, se trataba del mismo "Ferrero": los números coincidían.

En Sol todo parecía tranquilo, entró en la cabina sin encontrar nada extraño y pudo marcar con normalidad.

Una voz, femenina, cogió el teléfono.

- ¿Sí?