[Rafael y Donato] A través del Adriático

[bleyd_master]

-¡Ahgg, estamos en una buena encrucijada!... no podemos mover a este señor y tampoco irnos del camarote...- Paro un segundo para pensar en una solución.

Sí, éso es. -Salgo de la habitación disparado para comprobar los camarotes cercanos, tal vez si están abiertos y cambiar simplemente a otro resolverá el problema. Con algo de suerte, no se molestarán en buscar al lado del nuestro y asumirán que estaremos deambulando por el barco.

-¿Crees que podrías mover tu sopa unos metros y cuidarla? yo iré a detener este barco, al capitán déjalo aquí, ahora coge tus cosas y cámbiate de cuarto

Salgo por el pasillo en dirección a la cubierta, no sé mucho de barcos o navegación; pero una cosa e clara, tocar cosas que no se han de manejar siempre... da como resultados muchos desastres. Un poco más de fortuna me permitiría conseguir que la vela caiga a barlovento, con la providencia de mi lado podría hacerme con el timón, si es que es accesible desde la cubierta.

-Me llevo la tapa, tal vez la necesitaré. Reza por mí.

[Baudelaire]

Donato recuerda la aventura con los batidores, como se las arreglaron para fabricar trineos de la nada en medio de una ventisca que lanzaba nieve a sacos. Si hubieron llegado bien a destino y terminaron aquella travesía en buenas condiciones... ya parece más nebuloso en su memoria.

Con ello; es muy sencillo para él tomar la espada del capitán y, con su misma técnica, descorrer el cerrojo de los dos camarotes contiguos. Ambos están, vacíos... pero sería muy obvio, así que ayuda a Rafael a mover la preparación hasta aquél que se encuentra al final del pasillo.

Resulta evidente que eran de pasajeros y fueron cerrados desde dentro, para luego sacarlos por la claraboya... en algún momento del trayecto. Así es muy sencillo evitar sospechas del resto de quiénes viajan en el barco.

No hay señales de la tripulación todavía y, hay tiempo suficiente para darle su dosis al capitán. El resto de la preparación deberá esperar, pero trabajando en equipo queda bien a cubierto en el nuevo lugar. Quedarán dos puertas abiertas, pero se podrá cerrar la última en que se esconderá el físico.

El cartógrafo, con su improvisado escudo, sube a cubierta para descubrir que las velas se han hecho jirones. Una de las jarcias ha sido lanzada contra su soporte y otra en sentido contrario, provocando el efecto cizalle... tijeras de cuerda que aseguran que sea imposible frenar el barco. Sin embargo, la escalerilla que lleva a la sala del timón parece despejada.

[Charles_Castle]

-Que Dios nuestro señor guíe tus pasos - le digo a Donato y le pido a Jesucristo nuestro Señor y San Jorge que velen por mi compañero de esta trágica aventura.

"Andaré vestido y armado con las armas de San Jorge para que mis enemigos: teniendo pies no me alcancen, teniendo manos no me atrapen, teniendo ojos no me vean; y ni con el pensamiento, ellos puedan hacerme mal...

...Así sea con el poder de Dios, de Jesús y del Divino Espíritu Santo. Amen"

Tras haber movido todo a la habitación que me ha indicado y apenas hemos podido cargar al capitán. Ahora esperar que surta efecto y así se termine de preparar el resto del antídoto para la tripulación... esperando que fuere suficiente porque así podrá hacer algún apoyo a nuestros esfuerzos.

Así que, oculto en aquel camarote, me mantengo alerta a las reacciones del hombre que está tendido ahí y sigo rezando por mi compañero.

[bleyd_master]

Bien vamos allá, las velas están rotas y el viento sopla con furia, me decanto por acercarme a la escalerilla que lleva al timón. Camino despacio, con el alma en vilo, intentando no hacer ruido alguno y poder ver que se esconde al final de la susodicha.

Vamos... ármate de valor, lo que necesitas ahora es confiar en tus acciones. De seguro que el señor te echará un cable, ¿por qué si no, no habría evitado que fueras capturado y devorado? Ha de tener una tarea para ti, tan sólo espero que pueda estar a la altura de ella… ¡Cuándo descubra cuál es!

[Baudelaire]

Arriba, todo parece en calma, lo que puede considerarse como tal en esta tempestad espantosa. Solamente faltan explosiones volcánicas y nieve para ser más que similar al descenso desde la gruta aquella cerca de la cabaña del maestro de Donato. Los trineos improvisados… ¿se hubieron destrozado o simplemente se hicieron trizas por el camino? Mejor concentrarse en el momento actual.

Abajo, Rafael confirma que el antídoto está completo, mientras escucha movimientos fuera del camarote. Están entrando en el que sería el original, se escucha una discusión y luego comienzan insultos. Parece que ha derivado en una pelea entre marinos. Ha sido una excelente idea el cambio, se culpan entre sí… o al menos es lo que puedes entender de lo que hablan. Hay mucha bulla y las voces parecen utilizar la lengua corsa mezclada con algo de napolitano.

El timón, entonces, se halla despejado. La carta náutica sobre la mesa y según los cálculos que hace Donato, Venecia está a dos tiros de trabuquete. Al mirar al horizonte, efectivamente, alcanzan a verse las luces del enorme puerto con su faro imponente. El lugar ideal para dirigirse sería hacia una isla contigua, probablemente la que sirve de cementerio. Así si alguien muriere, será sencillo poder realizar los funerales con facilidad. O, quizás, hacia la zona del archipiélago en que están los talleres que fabrican cristal… que sin duda estará lleno de rocas que harían encallar a Saco de anchoas o destruirlo si se inflama al arrastrar los grandes hornos. Sin embargo, al intentar moverlo, el descubrimiento es que está bastante trabado. Apenas y se mueve, quizás algo ha quedado atrapado bajo el casco en el punto de apoyo. Cualquier desvío sería mínimo, pero de todos modos evitaría llegar directamente al puerto con todas las consecuencias que ello tendría.

La trifulca se hace más intensa y ya se acabaron los diálogos de responsabilidades cruzadas, pues se escuchan caídas y suspiros de aturdimiento, lo cuál parece muy favorable para Rafael. El silencio vuelve muy pronto, solamente un par de pasos se pasean por el pasillo acercándose a su refugio. Lidiar con toda la tripulación requeriría intervención directa del arcángel que inspiró el nombre del físico, pero con un sólo lobo de mar, tal vez la providencia tenga a bien ayudarle y darle la fuerza que le hace falta en este momento. Salvo la diferencia de edad y de musculatura, se trata de un posible combate bastante equilibrado. Lo que podría hacer la diferencia es el ingenio o un buen plan, pero la idea es reaccionar rápido. La puerta está siendo forcejeara nuevamente y, a pesar de estar bien puesto el cerrojo, desde fuera la están intentando tumbar con carreras y empellones potentes con el hombro.

[Charles_Castle]

"Santo Dios, ten misericordia de tu siervo", pienso mientras veo por una fracción la puerta, para luego buscar qué hacer. "Un plan, tengo que pensar rápido. Parece ser sólo uno, así que es más fácil ponerlo fuera de combate usando la sorpresa, pero qué..."

Pienso en esconderme atrás de la puerta y golpearlo por detrás para luego darle la medicina como al capitán. O utilizar alguno de los ingredientes que me quedan y usarlo para crear una nube de humo que me oculte y así sorprenderlo. Posiblemente, la nube lo distraerá para que no decidiere voltear hacia su espalda y entonces lo podré golpear. Debo apresurarme.

[bleyd_master]

Actuó rápido al ver que no hay nadie, acerco la mesa donde se encuentra la carta náutica, giro el timón todo lo que puedo y lo bloqueo usando ese mueble, ya sea con una pata o con la superficie misma.

Salgo del centro de mando a toda prisa y me dirijo hacia la proa en busca del ancla con la intención de lanzarla, con la intención de usarla ejecutar un giro cerrado y cuando el barco habrá zozobrado lo suficiente… la soltaré o la cortaré. Esto haría perder el ancla, pero permitiría cambiar el rumbo del barco y alejarnos de la isla para poner asegurar una ruta directa hacia tierra firme. Éso o acabaremos yendo en sentido contrario hacia mar adentro… lo peor seria que el barco terminare por volcarse, pero es un riesgo que querré correr.

[Baudelaire]

La fijación del timón que hace Donato ayuda a Rafael a dar cuenta del último marino consciente. Al entrar, se distrae con la nube, pero es el giro brusco que lo hace golpearse directamente contra el costado contrario del camarote y venirse encima del pobre físico. Sin embargo, habiendo ya aprendido del incidente del cartógrafo… da un paso atrás par evitar ser aplastado. Rápidamente le llena el gaznate con una buena cucharada del antídoto y lo acomoda para que pueda tragarlo sin asfixiarse. El proceso con el resto es mucho más sencillo estando ya casi apilados en fila en el pasillo y hay tiempo suficiente hasta antes del lanzamiento del ancla.

Ésta está algo atorada por la acumulación de percebes y otros animales marinos que fijan sus conchas a la cadena. Con algo de esfuerzo, ya se libera y es lanzable sin mayores dificultades… salvo que tras varias yardas desenrolladas, es posible descubrir que el término está completamente corroído y el tirón la arranca de cuajo. El crujido es horrible y la cala del barco comienza a llenarse lentamente de agua. La tripulación, recuperando la conciencia y la cordura, son capaces de comprender las circunstancias e intentar llegar a cubierta dónde Rafael se ha unido a Donato en el lugar más seguro.

Imposible se hace cambiar el rumbo, pues bajo el agua los arrecifes han dañado la guía. Otro ruido nefasto se escucha, un nuevo rayo rompe un mástil que cae justo sobre el centro de mando haciéndolo de todos modos inaccesible. El golpe, en todo caso, ha sido suficiente para hacer que Saco de anchoas se dirija directo hacia un pequeño muelle despejado al costado de la zona principal de apilamiento y estibado de mercancías.

La tripulación reacciona rápidamente descolgando los botes para abandonar el barco, pero es solamente una parte la que alcanza a abordarlos. El resto se ubica en la proa, listos para saltar a tierra al momento del impacto para evitar mayores heridas. Por supuesto, explican como hacerlo de la mejor forma que pueden con la enredada mezcla de lengua corsa y dialectos del idioma siciliano. Lo cuál si bien puede ser comprendido apenas por Donato… para Rafael constituye un gran obstáculo para saber exactamente que hacer.

Spoiler

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Terminada la escena, Rafael y Donato… de sobrevivir, llegarán muy cerca de dónde se encuentra Anaís. Así que quedan 3 mensajes aquí, uno por cada uno de ustedes dos, más el mío con el aviso para cambiar de tema.

Atento, [mention]Leohan[/mention], para poder coordinar adecuadamente el encuentro. Crearé uno nuevo que comenzará con [Rafael, Donato y Anaís]…

[bleyd_master]

La cadena cae al mar después de muchos intentos y piadosas peticiones al cielo, sin embargo... no consigo soltarla; ésta arranca de cuajo parte de la cubierta. el sonido es espantoso, un grito de dolor del barco que zozobra y gira en su eje mientras la tormenta lo golpea con furia, caigo al suelo sin saber muy bien si alabar mi brillantez o maldecir mi mala suerte y estupidez.

La cubierta se llena rápidamente de gente, seguramente atraídos por lo sucedido, gateo intentando ponerme a cubierto lo más que puedo. Un rayo derriba el mástil y se desata un pandemónium donde la gente grita cosas ininteligibles, unos huyen a un lado del barco otros intentan bajar los botes.
De entre la confusión veo a mi compañero de camarote, está sano y salvo y me alegro desde el fondo de mi corazón, salgo tambaleante a su encuentro mientras grito en una mezcla de prisa y pánico.

-¿Estás bien? Ésto es un caos el barco se va a ir a pique, tenemos que salir de aquí, podemos meternos en un barril y escondernos o intentar ir en un bote, o que se yo... Pero ha de ser ya, ¿qué hacemos?

Mientras espero su respuesta busco un barril o algo con flotabilidad a lo que poder atarme para no irnos al fondo, aunque la marea podría estamparnos contra las rocas... en fin cualquier cosa seria mejor que quedarse en un barco que se hunde rapidamente...

-Mierda. Mierda. Mis notas. Mi trabajo... No puedo perderlos, tenemos que volver a los camarotes inmediatamente... necesito mi bolsa.

El pánico se apodera de mi mientras proceso que mis pertenencias siguen en el camarote. Espero que mi compañero haya podido acordarse de tomarlas antes de venir. De otra forma tendré que detenerme de salir escopeteado a por ellas a los camarotes de la tripulación.

[Charles_Castle]

Toda la prisa, el caos, la preocupación y cosas que hay que hacer terminan por llevarme a estar en la cubierta para salir de ahí. En éso los marinos nos dicen algo y Donato me informa que tengo que regresar por sus cosas.

No estoy del todo seguro que podamos bajar a los camarotes y regresar para salir de ahí, pero por otro lado no podía dejar solo a mi compañero después de todo aquéllo. Así que decido acompañarlo, pues tampoco entiendo muy bien todo aquel alboroto de los marinos - Vamos, te acompaño - le digo. Sé que si debo arriesgarse, ha de ser importante y él sabe que hay proyectos que ameritan tomar ciertos riesgos. Así que me santiguo y sigo a Donato con un padrenuestro en mis labios.