[Rafael y Donato] A través del Adriático

[bleyd_master]

-Me parece correcto. Tenemos todo más o menos preparado e hilado; ahora bien, nuestro principal problema es conseguir que la tripulación se tome este antídoto… La verdad no tengo ni repajolera idea de como hacerlo… Por otra parte, nos quedan menos de ocho horas para llegar a puerto.

Miro por la ventana preocupado mientras veo como el cielo se encapota y amenaza con desatar otra tormenta.

-Tal vez podríamos esperar a la noche y colárselo por el gaznate a los durmientes, o disolverlo en los barriles de agua, aunque no estoy seguro si esta… gente, beberá agua. Nos queda también el problema de hacernos con el timón y encallar este armatoste en alguna cala o playa cercana.
¿Qué opinas, compañero? ¿ nos preparamos para abordar la cabina o intentamos regresar a la despensa y mezclamos el antídoto en los barriles de agua?

La verdad esta situación me viene superando, no tenemos muchas más opciones, aunque siempre sería partidario de reducir a palos a los tripulantes uno a uno.

[Charles_Castle]

Atranco la puerta por si intentaran entrar mientras estamos planeando

-Vaya, es un tema. El antídoto estará listo en 8 horas que es el tiempo en el que habremos llegado puerto. - digo mientras echo un vistazo con nerviosismo a lo que parece una nueva tormenta

-Pero debemos hacer algo para ganarnos algo de tiempo, quizá rasgando las velas podríamos detener un poco el viaje y ganar tiempo para tener el antídoto y ver cómo se los damos a los tripulantes. Lo de metérselo por el gaznate es más arriesgado, no sabemos si tomen agua o si duermen. Quizá… quizá.. quizá… - digo pensativo y nervioso sin saber bien qué hacer, aquéllo me resulta propio de jóvenes aventureros

-Posiblemente en la cocina, en la comida. No sé bien. digo meneando la cabeza y llevándome mis dedos a la cien. En éso me detengo y miro a Donato - Sin embargo debemos solucionar el tema del tiempo extra o no servirá lo que planeamos ahora. Se me ocurrió lo de las velas, pues no conozco tanto de barcos y si viene la tormenta quizá las arreen y podríamos cortarlas mientras están abajo,; pero supongo que sabes más de barcos que yo, ¿qué opináis? - le pregunto para estar de acuerdo en lo qué haremos en esas 8 horas, si no hay tiempo no serviría lo del antídoto ni como dárselos.

[Baudelaire]

El golpetear del oleaje y la oscilación están aumentando su intensidad, la tormenta ha llegado y puede ser la bendición que están necesitando. Lo comprueban al escuchar el sonido de las jarcias, seguido de la tela que se enrolla. Sin velas desplegadas, el viaje se reducirá al menos 2 horas y con un poco de ingenio ganar 2 horas más apresurando el proceso de destilado del antídoto con un poco de temperatura. Un pequeño brasero, traído desde la cocina ayudaría.

Los truenos van resonando por doquier y el barco se llena de silencio, nuevamente la tripulación ha retornado a sus escondites. Hay una regularidad en dichas actividades, por lo que es muy sencillo conseguir lo necesario en la cocina y regresar… con cuidado de resbalar en cubierta. En cuánto al método de administración del antídoto, los barriles que almacenan el agua se notan usados. Efectivamente hay necesidad de beber, más allá de los hábitos canibalísticos. Es muy sencillo calcular cuál será el siguiente que dispondrán para la siguiente comida, aunque nuevamente será necesario encontrar la ventana de oportunidad.

De regreso en el camarote, el proceso se acelera en un chisporroteo revigorizante. Mientras más pronto habrá terminado, más tiempo tendrán para asegurarse de eliminar los efectos en toda la tripulación.

El plan se desarrolla magníficamente, hasta que se escuchan pasos de botas acercarse. Claramente se trata del capitán.

[bleyd_master]

Todo parece ir viento en popa, así que no tenemos mucho de que preocuparnos… hasta que un sonoro ruido de pisadas se escucha en las cercanías.

Podríamos intentar ocultarnos en la habitación; pero siendo tan estrecha y pequeña no resultaría posible. La huida por la claraboya está fuera de toda discusión, con el mar embravecido y una tormenta seria demasiado peligroso. Tal vez solamente nos quedará noquear al imperfecto si osa entrar en la habitación.

- Si entra, le sacudimos de los lindo… -

Susurro a mi compañero, esperando que entre los dos seamos lo suficientemente capaces de reducir a un curtido hombre de mar. Por fortuna para mi, en mis manos están los zarrios que me he tomado de la cocina.

Siempre será mejor que pelear a manos desnudas.

[Charles_Castle]

En todo el trayecto de ida y vuelta por aquel barco del demonio no dejo de rezarle a los santos para que nos ayuden y aparten el mal de nuestro camino. Al llegar al camarote dejo salir un suspiro de alivio, todo está yendo "viento en popa".

Así que me dedico a la producción del antídoto para que que no haya ningún problema. Hasta la tormenta la veo como obra de los ángeles que están moviendo sus alas para que podamos cumplir nuestra misión y así salvar a estos hombres. De vez en cuando, volteo para observar a mi compañero en aquella espeluznante aventura, esperanzado en que ambos saldremos salvos de ella.

En eso unas pisadas se escuchan, el capitán si no mal recuerdo. Le indico a Donato con mi dedo sobre mis labios que mantengamos el silencio. Quizá solo está pasando, pero lo más seguro es que venga al camarote para hablar con los únicos pasajeros que están quedando. Espero que la traba de la puerta soporte algún intento de traspasarla.

[Baudelaire]

Incluso con la oscilación del barco y el ajetreo de la tormenta, el sutil burbujeo de la preparación en proceso resuena como los tambores de un ejército que anuncia su llegada al campo de batalla. Los pasos del capitán se detienen abruptamente justo después que hacen silencio. Claro, si su destino es otro, ha decidido que algo extraño ocurre allí dentro.

Toca suavemente la puerta y saluda con cordialidad.

¿Todo bien, señores? Pensé que estaríais durmiendo, arrullados por el oscilar de la cala al ritmo de las olas. Pero escucho que estáis muy ocupados en algún tipo de chisporroteo, ¿acaso ha habido algún problema con nuestros alimentos y prefieren preparar los vuestros.

Mientras habla, parece estar convencido de engañarles con su discurso diplomático de está todo perfecto en el barco. Pero por la manera en que escoge las frases, se nota que es muy probable que ya se haya enterado de todo. El cocinero debe haber descubierto lo que pasaba mientras estuvieron escondidos, se dedicaron a hacer una gran charada para convencerles del éxito. Los demonios que les han poseído definitivamente son capaces de ver lo que está oculto o, quizás, simplemente olerlo.

La traba de la puerta salta, es la punta de la espada del capitán que la ha quitado mientras hablaba. Abierta de par en par, extiende su arma hasta apuntar directamente entre tus ojos.

¿Piensas, Rafaelito, que tu presencia pasaría inadvertida? Sé quien eres, el más famoso físico de toda Europa. Sanador de leyenda, todo el mundo habla de como salvaste a tu esposa de la peste.

En medio del discurso, Donato aprovecha la oportunidad y de un zarrionazo, aturde al pobre incauto poseído por los poderes infernales. Pero, para mala fortuna del pobre cartógrafo, le ha caído encima. La corpulencia del curtido lobo de mar le impide moverse... y la debilidad de su compañero parece hacerle saber que estará atrapado bajo ese peso muerto por bastante tiempo.

La tripulación se dará cuenta que algo raro ha pasado si el capitán no termina la ronda que debe haber estado haciendo. El tiempo apremia todavía más, todo se precipita... ¿cómo hacer ahora para salir de este entuerto?

[Charles_Castle]

-¡Donato, estás bien? - pregunto tratando de mover el cuerpo del capitán. Al ver que mis fuerzas no dan para hacerlo rápido cierro la puerta para evitar que alguien más nos tome desprevenidos, tratando que no nos vuelvan a hacer el truco de la espada.

Intento hacer girar el cuerpo del poseído jalándolo de sus ropas - ¡Tu también empuja para quitártelo de encima! - le digo a Donato mientras pienso que con las sábanas de la cama podríamos atarlo y esperar a que el antídoto terminara su proceso para dárselo, pero seguramente la tripulación estaría en alerta ante la ausencia. Quizá después de todo la única opción será hacer que encalle el barco. Dios Padre guíanos.

[bleyd_master]

Después del sonoro golpe, mi júbilo se convierte en pánico. Mientras, el capitán, un pariente bastante cercano de un hipopótamo me cae encima aplastándome contra el suelo. Rafael corre en mi auxilio y tan sólo puedo intentar ayudar vanamente sus esfuerzos.

-Este capitán pesa más que un coronel... Está gordo como un cachalote... Estoy... Bien... o quizás más o menos. Puedo respirar y todo, pero no puedo moverme... pensemos un momento... no parece estar rodando, aunque tal vez podamos usar la ley de la palanca a nuestro favor.

Intenta usar la silla y el borde de la cama o algún otro zarrio como punto de apoyo, a ver si somos capaces de apartarlo. Así de poco me deslizo fuera de su agobiante corpachón...

Espero que la palanca nos diere buen resultado... si no tendremos que permanecer en esa desagradable situación, hasta momento en que el capitán se habrá despertado... Aunque preferiría que esté más cuerdo.

[Baudelaire]

Rafael asiente y se pone manos a la obra según las instrucciones de Donato. Éste, rápidamente se coordina para cuándo se produce la rotación del enorme bulto que le aplasta, poder deslizarse hacia un costado.

Por supuesto, hay un nuevo golpe en el piso del camarote que hace retumbar los camastros y rompe la silla que queda abajo. Definitivamente es un hombre muy corpulento, pero está de espaldas y con la cabeza apoyada en el muro. También se halla a una distancia conveniente de la puerta, de otro modo habría quedado bloqueada.

Hacerle beber su porción del antídoto es muy sencillo, incluso estando fuera de combate, pero faltan unos minutos para que esté listo. Mientras, sería mejor asegurarse que se tendrá sin levantarse nuevamente.

El único inconveniente o el descalabro total... viene de que el sacudón ha sido más ruidoso que la tormenta. La tripulación llegará muy pronto. Nuevamente hay que hacer algo rápido. Al menos el problema del aplastamiento se ha resuelto, solamente queda prevenir que los marinos descubran lo que ha ocurrido.

[Charles_Castle]

-¿Te encontráis bien? - pregunto a mi compañero, no es momento de empezar una posible huida con alguien herido. Mientras espero respuesta, busco las sábanas para atar al capitán.

-Ésto no me gusta, es posible que el resto de la tripulación venga a investigar el ruido y lo que haya pasado con el capitán. Al antídoto le falta poco, no está completo; si escapamos ahora, no lo podremos usar y habrá que planear algo para detener el barco - digo con muestras de angustia. Me desagrada ver la posibilidad de entrar en algún tipo de pelea ya que me hallo en una franca desventaja ante hombres tan corpulentos como él que está aquí tirado.