Webvampiro

- Parecen gente muy preparada.

¿Ratas en Madrid? Bajo el suelo, sin duda.

Miguel trata de verse relajado mientras se concentra en dejar salir la llamada de su Bestia, que por lo general le resulta bastante fácil. Excepto cuando quiere controlarla.

Tomó unos sorbos más de néctar carmesí de su tubo de alimentación. Le estaba empezando a coger el gusto Haha, es algo gracioso la verdad.
Además, la situación requería un poco de esfuerzo extra.

Más que sorbos, más que una barra libre de sangre, lo que goteaba sobre su boca eran pequeñas gotas, una cantidad mínima que le llenaba de hambre y desesperación. Era complicado cogerle el gusto a algo así.

Emitió la llamada y sintió una leve respuesta. A algún lugar había llegado, eso estaba claro. Solo quedaba esperar.

Dos minutos después, una rata apareció de detrás de unas cajas. El movimiento de la misma, evidente por el silencio, hizo que uno de los guardias corriera a pisarla, casi de forma instintiva. Al segundo intento lo consiguió, y la pateó varias veces hasta que murió, momento en el que le pegó una patada para apartarla.

El cadáver de la rata acabo junto a las cajas de las que había salido. Descanse en paz.

Fffuck había intentado ser positivo pero la situación era imposible, y el hambre no ayudaba.

-R.I.P. rata.- dijo para si mismo.

Trató de tener paciencia pero la Bestia crecía en hambre y frustración, y él también. Se había quedado sin ideas, bueno, en realidad hacía rato que se había quedado sin ideas.

Así que, sin más que perder, consideró volver a intentarlo.

Volver a intentar un esfuerzo sobrenatural utilizando la poca sangre restante solo tenía un resultado posible. Ya había realizado un esfuerzo titánico para utilizar los dones de la sangre sin apenas vitae en su cuerpo. Ahora volvía a intentarlo, esperando tener más suerte.

La única diferencia es que, al acabar la última gota de vitae de su cuerpo, el letargo se apoderó de él, de nuevo.

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Casi una hora más tarde, volvió a recuperar la consciencia. Tenía de nuevo toda la boca ensangrentada, llena de las pequeñas interminables y agónicas gotitas que caían sobre él. El tal Raúl en ese momento parecía dormir (inclusive se escuchaba algún ronquido).

Miguel, colgado y con el irritante goteo que no le dejaba ni dormir tranquilo, esperó hasta que hubo un guardia cerca momento en el cual decidió que no hacía daño tratar de empezar una conversación.

-Hey hola. ¿Podría explicar por que me han dejado aquí colgando a esperas de que me pudra?-

Visto cómo fueron los otros capullos tampoco esperaba mucho pero tras lo de las ratas muertas Dios bendiga sus almas no tenía muchas esperanzas de escapar pronto.

El guardia, en este caso, iba pertrechado con ropas negras, chaleco antibalas, pasamontañas y un subfusil. Se acercó a la banca a la que estaba encadenado Miguel.

- ¿Te has despertado otra vez? -preguntó-. Quizás deberías ahorrar esfuerzos, tranquilizarte un poco.

Dicho esto se alejó hasta regresar al punto de partida.

-¡Hey es bastante complicado hacer eso mientras estas encadenado!- Medio gritó al guardia como protesta.

Pero después se calmó (aparentemente) y trató de relajarse atado como estaba, sin mucho éxito gracias al hambre y el incómodo goteo.