El precio del Dolor [Racconto] (Florencia, 20 Mayo 1990)

Moderadores: Corso, Darkhuwin

Nocte Peccatum (Darkhuwin)
Narrador

Re: El precio del Dolor [Racconto] (Florencia, 20 Mayo 1990)

#11

Mensaje por Darkhuwin » 25 Oct 2020, 22:14

Cuando Marcelo arrancó a correr detrás de Lupus, podía imaginar lo que vendría. Moverse a toda velocidad de noche por los tejados era algo que había disfrutado mucho con Alberto, su hermano traidor. Recordó entonces aquellas noches de adrenalina y peligro, cuando salían a escondidas para evitar las reprimendas de Luliano. Carreras nocturnas, a pie por los arrabales o los campos de cultivo, en moto a toda velocidad por la ciudad o con algún deportivo robado; juergas liberadoras que buscaban el disfrute del poder que su nueva no vida les había concedido. Su fuerza, su velocidad su invulnerabilidad. Pero siempre les cogía. El prometeano se las componía para descubrirles y sus reprimendas y castigos fueron en aumento hasta que consiguió, sino quitarles las ganas de hacerlo, por lo menos aplacarlas y encerrarlas a base de palizas y amenazas. Más de una vez los estacó a ambos y les dejo probar los primeros rayos del amanecer antes de liberarlos.

Por eso, la sensación que crecía en el pecho del brujah, era de una excitación extrema. Por fin parecía que podía liberarse, encontrar esa chispa que encendiera la llama que llevaba tanto tiempo tratando de encender.

La vio a lo lejos, un fugaz movimiento que se escabullía dos azoteas más allá, corriendo, saltando, trepando, como una traceuse al modo de la disciplina Parkour que empezaría a ponerse de moda pocos años después. Marcelo, trató de acelerar hacia el lugar dónde la había visto dirigirse. Utilizó su sangre, su voluntad y toda su concentración en ello. Un esfuerzo más y podría acercarse… estaba seguro de que podía llegar a su altura, de que podía ganar.
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Marcelo Gozza (Endimion1)
Brujah antitribu

Re: El precio del Dolor [Racconto] (Florencia, 20 Mayo 1990)

#12

Mensaje por Endimion1 » 27 Oct 2020, 20:40

Marcelo se incorporó, tan rápido como le fue posible, para ver como su rival se alejaba y le tomaba ventaja. Su objetivo estaba, por suerte, aún a la vista, aunque se moviera tan rápido que a sus ojos pareciera un borrón en la oscuridad, y no estaba dispuesto a dejar que se le escapase y, por ende, a perder esta competición. Fue entonces cuando, movido por sus ansias de victoria, el brujah comenzó su persecución. Corrió, movido por la fuerza que la sangre le otorgaba a sus piernas, saltó, surcando el espacio entre azotea y azotea con grandes y poderosos saltos, y trepó, con la agilidad felina que sus dotes le otorgaban, para, tras unos pocos instantes, poder ver a su rival a pocos metros.

Se sentía bien, como hacía tiempo que no se sentía. Aquella sensación, el poder hacer lo que le viniese en gana y de dar rienda suelta a sus dones le hacía sentir libre, lleno de vida, sin tener que preocuparse por reprimendas o castigos. Ahora sí, por primera vez en varios meses, podía sentir en su interior los beneficios de sus acciones, el premio a sus sacrificios para integrarse en la secta. Sentía la dulce satisfacción que provocaba todo aquello, y no estaba dispuesto a perderlo. Solo un poco más, solo unos metros más y superaría a su presa, habría ganado, demostrado su valía ante un igual y, quien sabe, incluso podría comenzar a ganarse el respeto de sus nuevos hermanos del Sabbat.

Pero aquella satisfacción por una victoria inminente se esfumó tan pronto como habían aparecido. Lupus se había detenido, justo en el momento en que iba a alcanzarla y a adelantarla.

-Porca miseria -se dijo para sus adentros el florentino lleno de frustración. Tan solo unos pocos metros más...

Marcelo se detuvo, tan rápido y habilidosamente como había llegado hasta allí. Se vio tentado de decir algo, soltar una pulla a Lupus a cerca de que habían empatado debido a que había salido antes, pero decidió dejarlo para otro momento. Aquella cainita estaba cazando, tal y como le había dicho, y aquella parada en seco seguramente no fuera casual, la presa no debería andar lejos y, desde luego, no iba a dejarse ganar también en esa parte de prueba por lo que, situándose en cuclillas al borde de la azotea, comenzó a otear el lugar, en busca de la presa con la que había dado Lupus...

Nocte Peccatum (Darkhuwin)
Narrador

Re: El precio del Dolor [Racconto] (Florencia, 20 Mayo 1990)

#13

Mensaje por Darkhuwin » 28 Oct 2020, 22:18

Efectivamente, Lupus se hallaba junto al borde del tejado olisqueando. De nuevo había adoptado ese rictus de concentración y placer salvaje.

Cuando vio aparecer a Marcelo, una pequeña sonrisa de satisfacción asomó a sus labios, pero al verlo mirar en todas direcciones con premura, lo riñó:

-¿Acaso crees que eres un búho? No veo que te hayan salido plumas. – le espetó divertida. Para luego añadir: - ¿O sigues siendo un cervatillo asustado que utiliza sus ojos con desesperación? Desde luego corres como un cervatillo… – A Marcelo no se le escapaba que aquella cainita hablaba mucho de y sobre animales. Sus rasgos, su forma de moverse, las garras. Tenía bastante claro que se trataba de un miembro del clan Gangrel, aunque había oído que los parientes del Sabbat no eran iguales a los que conocía. Tras sus últimas palabras, su interlocutora cerró los ojos y se quedó en silencio un momento. – Debes aprender a utilizar los sentidos de tu bestia interior. – Dijo finalmente -Tu instinto. No hace falta precipitarse, tenemos todavía mucha noche y nuestra presa no va a poder escapar, eso te lo aseguro. – Añadió con malevolencia sonriente.

Pero algo pareció ver en la cara de inseguridad del Brujah, ya que pareció tomar una decisión. – Espera, se me ocurre algo. Voy a ayudarte. Confía en mí. – Entonces, Lupus hizo surgir dos de sus garras en sus dedos índice y corazón y sin dejar que Marcelo entendiera siquiera qué estaba pasando, se las introdujo en los ojos mientras lo sujetaba por la pechera con la otra mano con fuerza, antes de que pudiera hacer nada.

El dolor que sintió Gozza fue indescriptible, el grito desgarrador. Todos sus instintos se dispararon y cuando aquello salió de sus cuencas oculares, el frenesí provocado por la rabia y el miedo pujaba por acudir al exterior con furia. Consiguió apenas retener la sangre para que no se le escapara a borbotones, pero era incapaz de curar semejantes heridas, al menos por el momento.

-Controla tus instintos, cervatillo. – escuchó a su lado. Todo su yo le impelía a atacar a aquella desgraciada. ¿Cómo se atrevía a mutilarlo de tal forma? ¿Quién era ella para tratarlo como a un endeble retoño? Pensó en qué le haría si la atrapaba y los dientes se le apretaron con fuerza. – Ahora tendrás que valerte sólo de eso. Sígueme si puedes – y ya no la escuchó más.
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Marcelo Gozza (Endimion1)
Brujah antitribu

Re: El precio del Dolor [Racconto] (Florencia, 20 Mayo 1990)

#14

Mensaje por Endimion1 » 04 Nov 2020, 18:36

Marcelo rugió de pura rabia, llevado por sus más profundos y salvajes instintos. La bestia, con la que tantas veces había luchado para evitar que tomara el control, era ahora la dueña y señora de sus actos. El ruin ataque perpetrado por Lupus, junto a su burla y su nuevo desafío, no habían mas que alimentado las llamas de la ira que ardían en su interior, dando alas a la bestia para que tomara el control, pero el brujah no iba a permitir que se saliese con la suya...

Haciendo uso de toda su fuerza de voluntad el florentino consiguió, momentáneamente, tomar el control y discernir, a través de sus otros sentidos, que su "compañera", la cual era ahora más una presa que otra cosa para Marcelo, había bajado, probablemente haciendo gala de su agilidad, al suelo de la ciudad. No lo dudó un instante y movido por las ansias, que le gritaba la bestia de su interior, de demostrar hasta donde llegaba su fuerza a Lupus se lanzó, de un salto, desde la cornisa del edificio, tratando de utilizar su fuerza sobrehumana y dotes atléticas para amortiguar la caída. No estaba seguro de cuantos metros habría de bajada, ni de como de dura sería la caída, pero una cosa si que podía hacer, dejarse llevar por sus instintos y tratar de, en el momento de tocar el suelo, rodar sobre sí mismo, de la misma manera que lo hizo en la azotea, para tratar de amortiguar en la medida de lo posible la caída. Poco valor tenía ahora su integridad física y el miedo a un salto si se comparaban con sus ansias de cazar a la gangrel. No sería un salto, por arriesgado que fuese, lo que le atase en este momento pues demasiadas habían sido ya las cadenas y ataduras que había tenido que soportar, hasta ahora, a lo largo de su no vida...

Nocte Peccatum (Darkhuwin)
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Re: El precio del Dolor [Racconto] (Florencia, 20 Mayo 1990)

#15

Mensaje por Darkhuwin » 10 Nov 2020, 22:34

Rojo, lo veía todo rojo. Una presencia carmesí que inundaba su oscuridad interior. La cruel alarma de perdición que por momentos se apoderaba de todo su ser, haciéndole perder la cordura que durante tantos años había estado trabajando. Dolor, de nuevo dolor y esta vez no buscado, o podría decirse que encontrado a traición. ¿Podría ser capaz de utilizarlo? ¿Era posible que el dolor, algo que, desde su transformación había utilizado para canalizar sus miedos, sus pérdidas, sus anhelos y en definitiva, para conservar parte de su humanidad y no volverse loco, no ceder a la bestia, pudiera servirle para encontrar algo de equilibrio en el desequilibrio?

Marcelo se centró en el dolor, concentró hasta la más mínima porción de su mente y de su cuerpo en aquella sensación. Y entonces empezó a ver.

No era una visión normal, sus ojos aún estaban cegados. Sus otros sentidos, guiados por algún tipo de instinto desconocido hasta ahora para él, conformaban una suerte de radar rojizo. Podía sentir a su alrededor la presencia de los objetos sólidos, los sonidos, los olores, la caricia del aire en su piel y todo ello unido en aquella particular malla tridimensional que se dibujaba en su cerebro.

¿Era la Bestia quien veía a través de su cuerpo? ¿Era él quién veía ahora a través de los ojos de la bestia? Poco importaba… el hecho era que podía sentir a su presa, la veía, al otro lado de la calle, parada, mirándolo, esperando a que la captase. Hizo algo, posiblemente hablara, quizás solo fuera un movimiento de su cuerpo, pero el instinto del Brujah le dijo que lo llamaba, lo provocaba con su gesto o su voz. Y justo después, empezó a alejarse por una salida, quizás un callejón.

Marcelo no recordaba en qué momento dio la orden a su cuerpo para salir corriendo, es más, estaba bastante seguro de que no lo había hecho. No quería meterse en la boca del lobo sin pensar, tenía que ser cauteloso…pero su cuerpo apenas le respondía, seguía un impulso mucho más fuerte que él que decía… ¡Sangre! ¡Sangre! ¡Despedazar y beber! ¡Despedazar y matar!

Se vio corriendo como una furia, empleaba su vitae casi descontroladamente para obtener velocidad sobrehumana y atrapar así a su objetivo. Si continuaba a aquel ritmo, acabaría por quedarse seco. Pero daba igual, porque iba a conseguir sangre… de eso estaba seguro. Sangre de su presa.

No tardó en llegar a una especie de callejón sin salida. Creía oír voces a su alrededor. No le importaba. En su camino había arrollado objetos y seguramente mortales sin reparar en nada, nada que no fuera su presa…su preciosa presa. Y allí estaba. Delante de él esperándolo, quieta, posiblemente rendida, asustada y a su merced. Porque él era el depredador y sólo existía un final.

Pero algo dentro de sí captó una señal y trató de entender. Le pareció que hablaba, incluso que había alguien más allí con ella, con su presa…
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Marcelo Gozza (Endimion1)
Brujah antitribu

Re: El precio del Dolor [Racconto] (Florencia, 20 Mayo 1990)

#16

Mensaje por Endimion1 » 17 Nov 2020, 19:44

Un tapiz de una oscuridad negra y profunda como el azabache era el mundo que, dada su momentánea ceguera, la bestia le mostraba en aquel momento. Un tapiz que sus otros sentidos, potenciados por la furia que ardía en su interior, le ofrecía pequeños destellos de un tono plateado muy apagado que le decían donde estaba su presa, a la cual perseguía en una vorágine de rojo carmesí que mostraba el torbellino de destrucción e ira que era el brujah en ese preciso instante, alimentado por la sangre que la bestia demandaba de su interior para llegar hasta su presa.

No tardo demasiado el florentino, o lo que ahora era Marcelo mejor dicho, en llegar hasta donde Lupus, altiva y orgullosa como siempre, le aguardaba. Una suerte de callejón sin salida, o al menos eso le parecía al descontrolado cainita, era el lugar elegido por su presa para su muerte pero, antes de eso, parecía tener algo que decirle. La bestia, ansiosa por devorar a su objetivo y darse un festín con toda la sangre que había utilizado para llegar hasta ella, hizo ademán de abalanzarse, tan salvajemente como había llegado hasta allí, pero, utilizando sus últimos reductos de voluntad Marcelo la contuvo.

-¡Di lo que coño que seas que tengas que decirme! -le espetó el brujah incapaz de controlar totalmente a la bestia. Elige bien lo que tengas que decir sucia alimaña traicionera, pues será lo último que salga de tu puta boca.

Incapaz de seguir sujetando a la bestia por mucho más tiempo Marcelo aguardo, entre gruñidos y mostrando sus colmillos, a que Lupus contestara. No estaba seguro de que sucedería a partir de ahora, de si su no vida acababa aquí o era el comienzo de una nueva senda de destrucción, fuera como fuese, y como decían los césares, alea jacta est...

Nocte Peccatum (Darkhuwin)
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Re: El precio del Dolor [Racconto] (Florencia, 20 Mayo 1990)

#17

Mensaje por Darkhuwin » 08 Dic 2020, 22:18

El ansia había invadido todas las líneas de pensamiento de Marcelo. Su frenesí, ya de por sí acentuado por la sangre que corría por sus venas Brujah, pujaba de manera inexorable por dejar a la bestia tomar el control por completo. Pero su voluntad, aún era lo suficientemente férrea como para resistir unos segundos. Dejar que fuera capaz de entender qué era lo que estaba pasando. Por qué alguien que en un cierto momento debería de ser su presa, ahora trataba de comunicarse con el ser razonable que habitaba en algún sitio de su persona, casi aislado en un rincón:

-Aquí está nuestra presa – Escuchó, como en una especie de sueño – Lo que hemos salido a cazar, ¿Recuerdas? La venda que había en tu sótano. Es esto lo que estabas buscando. – Y soltándola hacia él, concluyó: - Tómala te la has ganado.

Marcelo no tuvo la capacidad de raciocinio, ni el control suficiente como para resistirse a aquel sencillo argumento. Además, la presa olía a sangre, efectivamente, a sangre que poco tiempo antes había olfateado y reconocía como una calidad de primera. Algo a lo que no iba a poder resistirse. Así que sin llegar a pensarlo, agarró aquel cuerpo caliente y rebosante que le ofrecían y mordió sin miramientos. Recordaba vagamente que hacía unos segundos, había deseado matar, despedazar y doblegar a un enemigo que le había dañado, pero en aquel momento primaba saciar el hambre. Al principio, el sabor y la visión del alimento, incrementó más si aquello era posible su furia, su ansia, aquel rojo incontrolable. Pero poco a poco, la sensación de embriaguez, de deleite infinito, fue calmando su ser hasta casi domarlo por completo.

Cuando Marcelo volvió en sí. Se encontraba en el suelo, con una joven morena de preciosos ojos verdes entre sus brazos, a la que recordaba haber visto en el local horas antes, por primera vez aquella noche. Ahora, yacía lánguida sobre él con toda la garganta destrozada y la ropa manchada de sangre. Muerta. Irremediablemente muerta. Por instinto, levantó la cabeza y miró alrededor. Estaba en un callejón. Había alguien más, observándolo sentada en el marco de una ventana tapiada de la pared de en frente. Era aquella cainita. La que le había arrancado… Entonces, se dio cuenta de que volvía a ver con sus propios ojos. Se había curado parte de las heridas de forma automática, sin pensarlo y ya era capaz de utilizarlos parcialmente. Pero entonces, ¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Quién era aquella chica? ¿Por qué todo aquello? ¿Qué pretendía la tal Lupus? ¿Qué quería de él?

Marcelo Gozza (Endimion1)
Brujah antitribu

Re: El precio del Dolor [Racconto] (Florencia, 20 Mayo 1990)

#18

Mensaje por Endimion1 » 20 Dic 2020, 20:22

El brujah recuperó el control de su ser, aturdido y desorientado a partes iguales, pero con la satisfacción de haber recuperado, al menos en parte, su vista, la cuál era aún borrosa y le costaba enfocar. Poco a poco, conforme se iba aclarando su vista, la dantesca escena ante él se fue mostrando y, en ese instante, fue totalmente consciente de lo que había pasado. La bestia, brutal y salvaje, había tomado el control, destrozando todo lo que había a su paso hasta que, tras saciarse, había vuelto a la cueva donde aguardaba, hasta volver a salir a la luz, en lo más hondo de su ser.

Tenía sentimientos encontrados, por un lado estaban las consecuencias de sus actos pero, al mismo tiempo, se sentía más liberado de lo que jamás lo hubiera estado. "Montar a la bestia" había sido algo embriagador que le había otorgado la libertad que siempre había deseado, sin frenos, sin ataduras. Además, el comprobar como gracias a su fuerza de voluntad había conseguido "controlar" a la bestia le hacía sentir satisfecho consigo mismo. Aquel poder, aquella fuerza, era un arma que había descubierto gracias a Lupus, un arma que si bien aún no dominaba estaba claro que más pronto que tarde sería capaz de blandir sin problemas...

Marcelo trató de levantarse, pero su cuerpo estaba "entumecido", como tras un duro partido, y le costaba que le respondiera. Aquello era nuevo para él, al menos para su nuevo ser como cainita, pero no deseaba mostrar debilidad ante la gangrel por lo que haciendo gala de sus últimos reductos de voluntad, se puso en pie y se encaró a su "traicionera" compañera. Era hora de pedir explicaciones, de saber de qué había ido esta prueba y de, si tal y como él sospechaba, la había superado.

¿Y bien? -preguntó el florentino mientras cruzaba sus brazos y se apoyaba en la pared junto a Lupus. Espero que te haya gustado el espectáculo. He decir que hacía mucho que no me lo pasaba tan bien cazando y, si te soy sincero, ha sido mucho más divertido de lo que esperaba. Desde luego, si todos los nuestros son capaces de usar este poder está claro que tenías razón, un pequeño grupo de infiltrados de la Camarilla no tiene nada que hacer. Aún así, y como te dije antes, no deberías de subestimar a los traicioneros siervos de la Torre. Yo he estado más de lo que me gustaría en su lado del campo y te juro que tienen sus trucos y saben como pasar desapercibidos. Esta claro que de frente no pueden con nosotros, pero debemos estar preparados para sus subterfugios, los muy cabrones son capaces de trabajar durante décadas para tomar ventaja y, entonces, atacarnos justo por donde no les veremos venir...

Nocte Peccatum (Darkhuwin)
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Re: El precio del Dolor [Racconto] (Florencia, 20 Mayo 1990)

#19

Mensaje por Darkhuwin » 28 Dic 2020, 23:55

La cainita de rostro lobuno, lo miró con curiosidad, como estudiando sus palabras. Y al poco, resolvió, con media sonrisa:

-Tu perorata sobre la camarilla demuestra que no te ha afectado mucho arrebatar una vida. Desde luego, tus debilidades no son el recato o el remordimiento. - Señaló. - Eso es una ventaja para un sabbat, sin duda. Me gusta. - Añadió, para luego concluir con algo de sorna - Pero, dejarse llevar por los instintos también tiene sus consecuencias. - Se bajó del poyete de la ventana y se acercó a la mujer defenestrada levantándola un poco, quitándole el pelo de la cara para observar su rostro, ahora totalmente lívido y ausente. Era un bello rostro, pero no había en él nada reseñable.

-He aquí mi lección de hoy, pequeñín. Esta tipa a la que acabas de destrozar era una espía, sí. Estaba en tu club de incógnito recogiendo información, cierto. Y era alguien que no me caía bien a mí, lo reconozco. - Hizo una pausa dramática buscando algún signo de comprensión en los ojos del Brujah - Pero, ah, yo no la he matado. Como mucho podrán decir que no he hecho nada por impedir su muerte.

-Y te preguntarás. ¿Y a quién le importa la muerte de uno más entre el rebaño? ¿No es así? - lo miró sonriente, mostrando sus colmillos y demás rasgos animales. - Ja, ja, ja. - Y lupus y su carcajada se desvanecieron en la noche de pronto, dejando a Marcelo con toda su conversación y su cara de '¿pero qué coño?'.

Una pareja se asomó unos segundos después al callejón, un grito alertó a más gente. No tardó en llegar el ruido de sirenas. Gozza consiguió salir de allí sin ser atrapado ni reconocido, por supuesto. Pero un pie de página en el periódico de la noche siguiente, le provocó un mal presentimiento. El titular incluía estas palabras preocupantes:

"...hija menor de un importante hombre de negocios veneciano, la estudiante que se hallaba en Florencia realizando su tesis doctoral en medicina forense, fue asesinada por un presunto maníaco homicida que la destrozó con algún tipo de arma blanca. Su padre, Claudio Giovanni, ha querido dejar un mensaje para el supuesto asesino. 'No repararé en gastos y esfuerzos para descubrir al desalmado que hizo esto y vengar a mi hija'."

Fin.

Cerrado

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