Treinta años antes. Copenhague.
El pequeño Bent está de pie junto a la fachada del Colegio Europeo, es su primer dia de clase, esa inmensa mole de ladrillo rojo le hace sentirse insignificante, una mano se posa en su cabeza y le revuelve su pelo oscuro, es Ole, su hermano mayor
"tranquilo enano, a todos nos pasa lo mismo, pero piensa una cosa, yo fui el primero y no tenía a mis hermanitos para que me sacaran las castañas del fuego, juegas con ventaja" Ole le guiña un ojo y se encamina junto a los demás alumnos hacia el interior del edificio.
Lo cierto es que Bent tiene una familia idílica, son tres hermanos, él es el menor, todos criados amorosamente por una madre que dejó de lado su carrera como enfermera, para dedicarse a su familia en cuerpo y alma, su padre trabaja para TDC, un gigante en el sector de las telecomunicaciones danés, lo que les permite llevar un tren de vida acomodado.
Veinte años antes. Gimnasio Renegade cerca de Christiania.
Un hombre de mediana edad golpea furiosamente un viejo saco de boxeo, lo sujeta un joven y sudoroso Bent Møller, tras una última ráfaga de golpes el boxeador interpela a Møller
"¿que has pensado sobre el Kendo, chico? Si conseguimos que se apunte alguien más, tendremos clase aquí mismo". Ese chico, mira alrededor, ve su imagen reflejada en los grandes espejos del fondo de la sala, donde tantas veces ha practicado "sombra", el boxeo es su pasión ¿lo del Kendo? la verdad es que esos asuntos orientales nunca le han atraído mucho, pero que diablos ¿por que no?
Bent nunca ha destacado en el boxeo, ni en ningún deporte, aún así hay que reconocer que ninguno se le da del todo mal, en su habitación unas cuantas medallas de bronce y algún que otro diploma de cuartos y quintos puestos lo atestiguan. Su madre dice que no se ha subido a lo más alto del podio, porque quiere abarcar demasiado. Pronto unos trofeos de Kendo le darán la razón .
Diez años antes. Køngsore. Base de entrenamiento de las Fuerzas Especiales Frømandskorpet.
Søvaernet (Armada Real Danesa) esa palabra está grabada en un tablón de madera, deslustrado por las inclemencias metereológicas,que cuelga renqueante sobre la entrada del complejo.
Tras la valla metálica, en el interior de la base militar, sobre una explanada helada, tres hombres se encuentran en posición de firmes, al fondo el mar, ellos imperturbables vestidos con uniforme de camuflaje. Enfrentándolos, un anciano almirante con traje de gala, quien camina de manera parsimoniosa deteniéndose a la altura de cada soldado, el tiempo justo para engarzar sobre sus uniformes una insignia. No hay banda de música, ni público, ni aplausos, solo silencio. Tejido en la guerrera de uno de esos soldados, a la altura del pecho, se puede leer su apellido, Møller.
Møller no había destacado en los estudios, descartó seguir la estela de su padre, tras un breve escarceo con el mundo tecnológico en la universidad, finalmente se enroló en la Armada. Para poco después, en busca de un reto más interesante, incorporarse a las fuerzas especiales.
Siete años antes. Escuela de policía de Copenhague.
"
A ver Inge ¿seguro que fue eso lo que contestó en su biodata ? ¿ Sección de Investigación Criminal? Pero si este tio estaba en la Frømandskorpet, no tengo ninguna duda de que sería un buen candidato para la AKS (Unidad Especial de Intervención), de hecho si hubiese elegido esa opción, ni siquiera estaríamos teniendo esta conversación."
La psicóloga se removió nerviosa en su silla, no le gustaba contrariar a la Directora de Reclutamiento de la Politi, esa mujer creía tener el don de la clarividencia y destestaba que la obligasen a tener en cuenta los dictamenes de los psicotécnicos y los test de personalidad - esa vieja no necesitaba esas cosas teniendo su bola de cristal- pensaba Inge burlona, mientras trataba de disimular una sonrisa.
"
Verá directora, el señor Møller ha seleccionado como única opción Investigación Criminal, por otro lado, sus puntuaciones en los test de inteligencia son altas, en percepción diría que excelentes, me gustaría añadir también, aunque no es mi campo, que en el examen teórico se aprecia que sus conocimientos científicos no son desdeñables". Inge se quitó las gafas, sacó un pañuelo y se puso a limpiar los cristales a pesar de que estaban limpios,en un gesto que no lograba reprimir.
Inge quería añadir algo, quería decirle a la directora que Bent Møller había estado en una misión en el extranjero, en Somalia, incluso recordaba el nombre: "Operación Ocean Shield". ¿Por qué debería mencionarlo? Era importante, algo de unos niños...
"Bueno, bien, supongo que ustedes avalan a este aspirante, ¿le pasa algo señorita? ¿se encuentra bien?"
Inge estaba un poco pálida, había perdido totalmente el hilo de sus pensamientos, ¿el aspirante? Si, si, debía recomendarlo, sin poner pegas, eso es.
"
Me... encuentro... perfectamente"
Inge era una marioneta, la titiritera Angela Bigellow. A la señora Bigellow, le interesaba encontrar a un candidato con unas condiciones concretas, pero no precisamente para la Politi.
Cinco años antes. Dinamarca. Sede de la Unidad de Investigación Criminal.
Paredes de hormigón, grandes cristales separando estancias. Una silla "cesca" con estructura tubular de acero, asiento y respaldo mullidos recubiertos de cuero negro. Sentado en esa silla con la espalda muy recta, el sargento Møller.
Bent Møller es un individuo musculoso, mide casi 1,90 m. Lleva un corte de pelo a la moda, rapado en la parte inferior del cráneo, un poco más largo en el resto de la cabeza, viste de manera elegante, chaleco y camisa, aunque esta, remangada hasta el codo. Llaman la atención sus tatuajes con motivos orientales, le cubren un brazo, parte del otro, e incluso le asoman por encima de la corbata cubriendo el cuello y llegando a tocar la mandíbula.
En una mano sostiene un cigarro, en la otra un documento oficial, encabezado por unas letras en color rojo:
CONFIDENCIAL.
En ese folio, un mensaje con unas escuetas órdenes, le han asignado un caso de asesinato, un asesinato racista, el autor está relacionado con el entorno ultra del fútbol. Hay una foto del tipo, en ella sale ataviado con los colores del Malmö.
"
Suecia, vaya, esto si que es algo grande, trabajar de infiltrado, sin colaboración y puede que sin conocimiento de la Polis (la policía Sueca)."
El sargento Møller no gozaba de una hoja de servicios espectacular, su nombramiento para el caso era un tanto inusual, pero lo atribuye a una mezcla entre (su) suerte y la ineficacia de la administración, quizá hubiese agentes más idóneos, pero puede que la Politi no se molestase demasiado en encontrarlos. Bent aún no lo sabe, ni siquiera conoce a la señora Bigellow, pero es Angela quien mueve los hilos.
Cuatro años antes. Malmö. Clarion Hotel.
Bent yace desnudo sobre una cama de matrimonio, sábanas blancas, casi tan blancas como la tez del sargento Møller. Su torso carece del rítmico balanceo que otorga la respiración, a los mortales... Acaba de ser abrazado.
Casi al mismo tiempo, en una bonita casa familiar en la localidad de Odense, (la residencia de la familia Møller desde hace unos años) un inspector de la Politi toca al timbre, en su brazo izquierdo reposa perfectamente doblada la bandera roja con la cruz nórdica. Ole, hermano de Bent, abre la puerta, sus ojos se inundan de lágrimas, pierde por un instante la noción del tiempo, nota un hormigueo en su mano, está revolviendo el pelo de Bent a la puerta del colegio, primer dia de clase.
Cuantos favores se ha tenido que cobrar Angela para esto, pero merecerá la pena, así lo cree.
Dos años antes. Malmö. Restaurante Astiderna.
En un reservado de techos abovedados y paredes de mampostería antigua, alumbrado por la tenue luz de una vela, se encuentra Bent. Está sentado a la mesa, una mesa labrada profusamente, de madera clara, probablemente de abedul, encima de la misma no hay mantel, ni cubiertos, solamente una copa de cristal de bohemia, con filigranas doradas, llena de un líquido espeso de color rojo brillante.
"La copa es para ti Bent, la lealtad lo es todo". - Susurra una voz rasposa, desde las sombras.
Angela había arriesgado mucho con su chiquillo, había tenido que cobrarse ciertas deudas que atesoraba desde tiempos inmemoriales, no quería dejar nada al azar, por supuesto que no, pisaría sobre seguro.
Pero esa voz que provenía de la oscuridad, no era la de Bigellow
Hoy. Copenhague. Puerto .
Un Mercedes clase G, color negro, desciende lentamenta por la rampa de un carguero, tras los cristales tintados, al volante, está Bent Møller, en el excelente equipo de música, marca bose, suena "Without me" de Eminem:
"Guess who's back, back again
Shady's back, tell a friend
Guess who's back, guess who's back?
Guess who's back, guess who's back?"
"Que coincidencia" - Bent sonríe.