Episodio 7. Reencuentro

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Jasper Rohde (Jebediah_Gogorah)
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Re: Episodio 7. Reencuentro

#31

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 16 Dic 2020, 16:16

{ https://www.youtube.com/watch?v=usNsCeOV4GM - A day in the life by The Beatles }

A Jasper le había comido la lengua un gato, o mejor dicho una araña. Había permanecido en silencio durante todo el rato que permaneció Laurent pegado al teléfono intentando agenciarse el transporte hasta la isla. Y ahora, en la parte trasera del Volvo con unos parasoles traseros con el rostro de Bob Marley sobre la tricolor rastafari, seguía con su silencio, aún cuando pensaba que ante el hipotético reencuentro con Álex, su lengua se dispararía en busca de respuestas.

Quería haberle preguntando por lo que pasó en el hangar, por como se salvó, o quien, y sobre todo si estaba bien... si necesitaba algo... pero por contra, apoyó su cabeza en el asiento y miró las luces de la ciudad entre el rojo, amarillo y verde. Entre los ojos de Bob Marley. Y así le vino a la mente aquella canción suya de "Three little birds"... que curioso. Tres pequeños pájaros... aquello eran ellos en todo aquel entramado. Tres pajarillos a los que unos pájaros nás grande le estaban buscando jaula. Por eso, repitió aquel particular mantra, no en silencio, pero si en sottovoce.

"Don't worry 'bout a thing,
'Cause every little thing gonna be all right."

La huida y la tensión hacían mella en Jasper, y el movimiento ondulante del coche estuvo a punto de dormirle. Sólo el comentario de Laurent lo sacó de su entumecimiento. Desperezándose, devolvió la mirada a través del cristal.

- El único Jorgensen que he oído estos días es de la picapleitos esa que tienes de Testaferro del piso ese que tienes, tenías en el oeste de la ciudad... - el ambiente invitaba. Sacó de su riñonera los elementos necesarios para empezar el ritual para liarse un porro. Cuando pasó su áspera lengua por el papelillo, y alzó la cabeza, reconoció la silueta del puerto. Una cabina blanca sobre un esqueleto azul marino. Perfecto para la noche. Sólo el veteado blanco del barco y las dos enormes boyas naranja fosforito impedían su casi invisibilidad. La parrilla superior de focos aparecía apagada, conscientes de la ilicita acción que iban a realizar aquella noche.

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Re: Episodio 7. Reencuentro

#32

Mensaje por Voivoda » 17 Dic 2020, 18:25

Los últimos kilómetros transcurren en silencio entre los tres. Aunque hay preguntas por hacer, también notáis la tensión que rodea vuestros movimientos. Desde aquella aciaga noche en la que una muchacha fue disparada en la manifestación en el puerto vuestra seguridad se había visto más y más comprometida. Ninguno estaba de humor para añadir más temores a vuestras propias divagaciones internas, aunque los tres notabais que el hecho de haber sobrevivido os reconfortaba a todos. Seguramente ninguno lo expresaría en voz alta.

Laurent frena suavemente a unos metros de uno de los muelles una vez que vislumbra la figura de Olek, que parece que acabara de salir de la cama o de algún sitio peor. Al bajar del coche, la brisa marina os humedece de inmediato la piel y vuestra ropa. Parece que al llegar justo al borde geográfico de la ciudad, esta intentara echaros de su territorio. Sobre el lejano puente de Oresund observáis el paso rápido de varios furgones de policía, cuyas luces azules y rojas llenan de repente de color una pequeña línea del Mar del Norte.

Jasper da una larga calada al porro, dejando que sus pulmones muertos se llenaran de una sustancia de la que siempre buscaba un placer como el que sentía cuando respiraba. Nunca llegaba a asemejarse a esa sensación que seguía buscando desde el día en que traspasó la barrera entre la vida y la muerte. Álex apretó su brazo con un gesto de complicidad. Los dos sabían que había más de una conversación pendiente, pero ahora sólo sentían que al menos no estaban solos. Laurent avanzaba un par de pasos por delante, a modo casi de escudo protector inconsciente de sus compañeros. Álex pensó por un momento que parecían tres fugitivos. Quizá era eso en lo que se habían convertido.

El Toreador se detuvo a unos metros de Olek mientras estudiaba de arriba abajo al tipo que estaba a su lado. Era un hombre joven, quizá en la treintena, con una barba entre rubia y pelirroja. Iba bien vestido, con un estilo casual, pero desde luego no con el que tiene un hombre que trabaja en el mar. Laurent temía que estaban metiéndose en una negociación inesperada. El tipo se acercó unos pasos, aunque no tanto como para resultar cercano. Se embozó en su abrigo, afectado por la fría brisa.

- Me llamo Bastian -dijo con una voz segura y con un ligero acento germánico- La lancha está dispuesta. Sólo hay dos condiciones -su tono es el de un auténtico profesional, un negociador seguro de sí mismo- El pago se hace por adelantado -dice una cifra- y el piloto es un hombre de mi empresa. No hacemos preguntas, pero él les llevará donde necesiten y los traerá de vuelta a un lugar seguro de desembarco.

OFF: La cifra se corresponde con un 1 punto en Recursos
Me he tomado la libertad de avanzar aunque Miriam no había contestado aún para poder seguir hacia delante. Pero siéntete libre de añadir en tu post lo que podrías decir en el coche o cuáles son tus pensamientos si así lo quieres.
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Re: Episodio 7. Reencuentro

#33

Mensaje por Pagliacci » 18 Dic 2020, 20:04

https://www.youtube.com/watch?v=HHo9o-qmz8I


-Gracias, Olek, buen trabajo- dijo amablemente en señal de reconocimiento al joven apuesto de cabello rubio, la brisa salada acariciaba su rostro y las sombras no acababan de ocultar sus ojeras. Olek era poco más que un adolescente que mostraba la estúpida seguridad en sí mismo de acercarse a tres chupasangres como ellos- Puedes descansar, me aseguraré de que seas recompensado.

Unos segundos después, tras las palabras ásperas del alemán, Laurent Malalt asintió y extendió un cheque salido su chaqueta con pasmosa tranquilidad, firmó con soltura y se lo cedió a Bastian. Se trataba de una de las cuentas a nombre de varios testaferros en las que estaba autorizado, cuentas en las que no mantenía grandes cantidades de dinero y que utilizaba para almacenar las ganancias del contrabando una vez blanqueadas. El francés no era asquerosamente rico, pero se podía permitir este gasto y le daba mayor seguridad que tener que robar la lancha, otra vez.

-Aquí tienes- dijo mirándole a los ojos- Necesitaremos que nos recoja al menos una hora antes del amanecer. Por supuesto, espero total discreción respecto a sus servicios en este asunto.

El mafioso sabía poner la sonrisa perfecta que caminaba entre la confianza y la amenaza velada. Si se la jugabas, no vivirías tranquilo el resto de tu vida, era un mensaje que calaba en todo aquel que realizaba negocios con el contrabandista. Aunque, por supuesto, el Toreador temía que aquellos pescaderos estuvieran bajo la protección de los nigromantes. El francés aguzó sus sentidos y trató de comprobar si la respiración y el color de Bastian eran los adecuados para un mortal.

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Re: Episodio 7. Reencuentro

#34

Mensaje por Ilitia » 21 Dic 2020, 04:17

Alex sentía algo similar a la satisfacción, tantas horas bajo el dominio de la sed de sangre le permitieron poder disfrutar de aquella cacería más que de costumbre. Movida por sus piernas, pero con la mente en otro sitio, acabó en el coche de algún fumeta colega de Laurent. Se dejó llevar, dejó la mente tan en blanco como pudo y disfrutó de la sensación de seguridad y tranquilidad que le daba aquel trayecto compartido con sus compñeros, sin esperar que nada malo les pudier ocurrir en aquel preciso momento.

Una vez más en el puerto, volvió a sentir la humedad helada y el salitre golpeándole la cara y devolviéndole a la realidad. Aunque no sentía frío, el recuerdo de su cuerpo viviente le hizo pensar en lo muy molestas que eran las condiciones climáticas junto al mar, especialmente a aquellas intempestivas horas.

Una vez más, se jugaban su no-vida, movidos por sus ideales y, paradójicamente, por su instinto de superivencia. Al menos no parecía haber el menor problema en la contratación del crucero. La Brujah sentía los músculos tan relajados que no tardó en darles algo de tensión por lo que pudiera venir, el momento de descanso ya había quedado atrás.

Miró a Jasper y le lanzó una media sonisa, inclinó la cabeza en la dirección hacia donde debían dirigirse para darle el paso a su compañero.

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Re: Episodio 7. Reencuentro

#35

Mensaje por Voivoda » 21 Dic 2020, 21:35

La brisa en la costa se convirtió en un viento de fuerza considerable en medio del Mar del Norte. El aire azotaba vuestros rostros y os agazapáis agrupados en el banco acolchado que hacía las veces de asiento trasero en la lancha. El frío no era más que una molestia, pero mezclado con el agua del mar y la propia velocidad de la embarcación acababa generando la sensación de estar siendo golpeado constantemente por una barrera de humedad desagradable, de ahí que os juntéis los tres para intentar estar lo más protegidos posible. El piloto llevaba la lancha con gran habilidad, con la proa ligeramente alzada sobre el resto de la embarcación y siguiendo las corrientes de modo que el ruido que hacía el barco era casi indistinguible del propio murmullo del mar. Detrás de vosotros queda la costa de Dinamarca, mientras que enfrente va tomando forma la de Suecia, con la peculiar silueta del Torning Torso, el edificio más alto de Escandinavia hasta principios de siglo, erigiéndose sobre el mar. A la derecha, el puente de Oresund sigue siendo la particular serpiente de luz, la Jörmungandr del siglo XXI, que se alza en medio de la oscuridad.

Laurent había comprobado que Bastian respiraba y tenía frío como cualquier mortal. Aún así, no terminaba de fiarse del todo. Había sobrevivido lo suficiente como para saber que en transacciones como la de esta noche operarían intereses ocultos a la simple vista. En todo caso, la negociación con Bastian había sido directa, concisa y honesta en función de los términos acordados. El piloto era un marino hábil, un tipo ya de una cierta edad y rostro ajado que, efectivamente, no había hecho la más mínima pregunta. De hecho, no había hablado durante el trayecto.

Minutos después

El Toreador recordó con ironía su propia experiencia como marino según la lancha se acercaba a la costa de Saltholm. Siguiendo vuestras indicaciones, el capitán ha evitado el trayecto que ya conocíais, dejando la fortaleza de la isla fuera de la vista y acercándose a tierra por el otro lado de la costa. Esta zona, árida y sometida a las inclemencias del viento y el mar como el resto de la isla, tenía sin embargo algo más de vegetación. El piloto apaga el motor, dirigiendo la lancha con habilidad gracias a la propia inercia de las olas hacia un punto de desembarco situado en una pequeña playa de piedras en la que no se ve ninguna luz. En cambio, a cierta distancia distinguís un punto intermitente rojizo. Sin muchas palabras, el conductor os indica que junto a esa luz roja está la granja que sigue en funcionamiento en Saltholm y os indica que esperará en esta cala a que volváis.

Minutos después

Es la primera vez que exploráis esta parte de la isla. El viento azota el terreno con mucha fuerza, doblando los juncos de la orilla y la explanada de hierba helada que se abre pocos metros después. Un incómodo zumbido comienza a instalarse en vuestras mentes. Os miráis los tres comprobando que es una sensación compartida. La Bestia de Álex se revuelve en su interior, envalentonada después de sus últimas vivencias. La Brujah nota cómo la tensión crece en su interior, sus colmillos pugnan por salir, anticipando enfrentamientos. Laurent la mira con inquietud. Si su compañera vuelve a perder los papeles sería extraordinariamente difícil salir a tiempo de la isla.

Jasper mira al cielo. Aún está cubierto por una manta negra y grisácea. No se ve ninguna estrella. El Caitiff calcula que a poco que algo os retrase será casi imposible regresar a tierra firme a tiempo.

A unos 300 metros de la granja

Al menos dos perros ladran con gran estruendo. Seguramente os han olido a distancia. El zumbido evoluciona hacia un preocupante dolor de cabeza que remueve las Bestias de los tres. Notáis una ansiedad creciente que, aunque todavía es controlable, cada vez es más molesta.

Ven a casa, hijo mío, ven a casa.

Jasper da un respingo. Laurent y Álex, que no han oído nada, se sobresaltan y le observan mientras los perros ladran con más fuerza. El Caitiff les devuelve la mirada sin disimular su nerviosismo. Es una puta voz en su cabeza. Otra vez. Pero resonando con absoluta claridad. Una voz masculina, casi un susurro paternal.

Te estamos esperando

Miedo. Es la emoción que recorre la médula del Caitiff. ¿Se estará volviendo definitivamente loco? Su recién sospechada relación con los Malkavian no es un buen presagio. ¿Se manifiestan estas mierdas en el peor momento posible?

Álex se acerca un par de pasos y nota el temor en los ojos de Jasper. Laurent percibe en su propias emociones las que recorren a su compañero de Coterie. Siente su miedo, el descontrol de sus pensamientos. El viento le trae una mezcla extraña de olores. Cree reconocer en ellos el de la carne de algún animal quemándose, el aroma del láudano y un olor que le recuerda vagamente al de la pintura de los lienzos que tanto ama.

Álex se sitúa junto a Jasper. Los perros ladran. La Brujah mira desde la distancia las siluetas de los edificios de la granja. Hay un edificio principal, otro que parece un pequeño establo y lo que supone que es un cobertizo para herramientas. El punto rojizo intermitente es un faro situado más allá del complejo.

Una luz se enciende en el edificio principal.

Te estamos esperando -Jasper escucha la voz de su propio padre en su cabeza.

El viento es cada vez más fuerte y mueve con violencia vuestra ropa.
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Jasper Rohde (Jebediah_Gogorah)
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Re: Episodio 7. Reencuentro

#36

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 22 Dic 2020, 11:52

{ https://www.youtube.com/watch?v=Ubg7AI81VsQ - Bab'aziz by Levon Minassian }

La imagen bucólica de su viaje en un pesquero desapareció de inmediato. Con la misma rápidez que el pesquero azul marino quedo a su espalda. Solo las dos boyas rojas dieron cuenta de su presencia, como los dos ojos rojos de un dragón recién despertado. Se había imaginado remontando cada ola con elegancia, con parsimoniosa celebración. Toda aquella mística se había diluido para convertirse en el pragmático viaje de una lancha motora. En el fondo lo agradecía... aquello le daba más tiempo. Pero no dejaba de molestarle que cada una de las imágenes que se montaba en su cabeza explotaran en espuma, como las olas contra el dique.

Aguantaba estoicamente las ensalitradas bofetadas del mar, mientrás se aferraba a sus compañeros con marinera profesionalidad. Brazo entrecruzado a Laurent. Cuerpo semiflexionado. Era la forma correcta de enfrentarse al mar y a sus batidas. Pero también de enfrentarse a la censura del contacto físico. No lo había sentido desde hacía tanto tiempo, a no ser que fuera para alimentarse. No había sentido el frío de otro hermano de caín junto a su frío. Era una yesca que no prendía. Tenía a su lado a su salvador, pero también a su cancerbero. A su amigo, pero también a su enemigo. La mirada al frente le devolvía las miles de gotas blancas de cada golpe de mar, y a él le parecía la silueta de la estructura del Torning Torso, un fiel reflejo de si mismo. Torcido, escurrido, inadaptado, desentonado, fuera de lugar...

Sin embargo, al hincar la rodilla en la gravilla de la playa, tuvo una sensación extraña. Por primera vez desde su no-vida, se sentía en casa. Era una sensación, hasta ahora, únicamente exclusiva de Christiania. No obstante, los ladridos lejanos de los perros, le devolvieron la tensión necesaria y avanzó con cuidado por ninguna senda marcada, pero siendo consciente de que ahora él guiaba a sus compañeros. El pitido volvió a ser protagonista, y las miradas le confirmaron que no era el único que lo notaba. Pero cuando volvieron las voces, se paró en seco y se quedó bloqueado. Completamente erguido y congelado. Sus dos ojos quedaron abiertos como dos lunas y su rostro ojiplático miro a Malalt y Alex. - Las voces... han vuelto... y las oigo tan nítidas que deben venir de esa granja. - Dice con voz temblorosa e intermitente. Luego casi susurrando, unas palabras salen de su boca. Salen de su estómago, no de su cerebro... - Padre...

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LAURENT MALALT (Pagliacci)
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Re: Episodio 7. Reencuentro

#37

Mensaje por Pagliacci » 23 Dic 2020, 15:50

Malalt saltó al llegar la orilla de un modo que parecía decir que no era la primera vez que lo hacía, aun así, la arena que se introducía entre sus ropas le resultaba igualmente molesta y recordó el pobre aspecto con el que había regresado la última vez, apestando a sangre de cerdo. Aquello le hizo recordar la ampolla de vitae y la máscara de la peste que tenía en su poder. La cápsula de sangre por alguna clase de milagro no se había roto todavía, la sangre de antiguo que ésta escondía podía ser la respuesta a algunas preguntas que todavía no sabía formular. En cualquier caso, era evidente que aquella isla era un nodo, un escondite, el cruce de ciertas líneas telúricas o espacio temporales que empujaban a los vástagos a ella. Eléctricas o demoníacas, no importaba su naturaleza, las respuesta se encontraban en aquel carrefour sobre las aguas.

Jaspers balbuceaba sandeces y el francés temió que el embrujo de aquel lugar, el hechizo que le había hecho sentirse como Asterión en el laberinto, se adueñara de él. Si su mente, la de un educado hombre del Renacimiento, había mostrado no ser impermeable, no podía imaginar el asaetado cerebro del Caitiff, podrido por las drogas cual queso de Gruyère. De modo que le hizo una señal a Alex para que no se separara de ellos y mantuviera la vista puesta en el Caitiff. El sigilo con aquellos dos quedaba descartado, especialmente, con la agresividad de la Brujah, así que el contrabandista ideó un plan, en el que por supuesto, ellos eran el señuelo.

-Álex, Jaspers, no os separéis, buscad a ese tal... Padre. Yo saltaré el muro por ahí- dijo señalando el lugar por el que entró la última vez- Y me aseguraré de que no nos preparen ninguna sorpresa.

El mafioso se alejo sin esperar respuesta y anduvo unos pasos antes de detenerse y decir:

-Tened cuidado.

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Re: Episodio 7. Reencuentro

#38

Mensaje por Voivoda » 29 Dic 2020, 19:39

Las palabras de Laurent se quedaron unos segundos flotando en el aire. Álex asintió al escuchar al Toreador y agarró del brazo a Jasper, que parecía todavía mentalmente transportado. El Caitiff pareció salir de su ensimismamiento al notar el contacto de su compañera de Coterie; un contacto gélido, pero que de alguna manera él sentía cálido en su interior.

Los tres notáis cómo el zumbido se hace más y más pesado según os vais acercando hacia la granja, hasta convertirse casi en algo físico, no tanto un pitido en los oídos como una especie de peso sobre vuestra mente, como si la gravedad os empujara aún más hacia el suelo. Laurent se trastabilla ligeramente al rodear el complejo y desaparecer de la vista de sus compañeros para intentar encontrar una vía por la que saltar por encima de la empalizada de piedra y madera que protege el lugar. El espacio que está más a merced de los vientos que vienen del mar es el que podría permitir un acceso más sencillo. Es una zona desde la que queda más cerca el supuesto establo, aparentemente vacío de animales, y el cobertizo para el material.

Laurent se encarama sobre la empalizada, cuya escalada no parece especialmente difícil. Sin embargo, apenas logra estabilizarse calculando que un impulso y un simple salto le permitirán entrar en el complejo cuando escucha primero, y apenas le cuesta ver después, cómo dos mastines se acercan ladrando de modo que forman un eco cacofónico al mezclarse sus ladridos con el viento y el lejano sonido del mar.
------ Jasper y Álex caminan hasta la puerta principal del complejo, situada a unos pocos metros de la puerta propiamente dicha del edificio principal de la granja.

- Ven a casa, hijo mío.

Álex nota cómo Jasper da un pequeño gemido. El Caitiff escucha la voz en sus pensamientos al mismo tiempo que sacude la cabeza para intentar despejar su mente. La Brujah aprieta más fuerte el brazo de su compañero, nerviosa por lo imprevisible del comportamiento de Jasper. Para vuestra fortuna, los perros salen disparados ladrando hacia la parte trasera del complejo, en lo que sospecháis que es el resultado de la expedición de Laurent. No os han llegado a detectar a vosotros.

Segundos después, se enciende una luz en el interior de la granja. Escucháis el eco ahogado de unos improperios y podéis distinguir una silueta de un hombre a contraluz... y la silueta de un arma de caza que parece que carga en su hombro segundos antes de que abra la puerta...


OFF

Tirada de Destreza + Sigilo de Jasper

[roll=480]4d10>=6-p[/roll]

Tirada de Destreza + Sigilo de Álex

[roll=481]4d10>=6-p[/roll]

Tirada de Destreza + Sigilo de Laurent

[roll=484]2d10>=6-p[/roll]

Tirada de Destreza + Atletismo de Laurent

[roll=482]2d10>=5-p[/roll]

Tirada de alerta de los perros

[roll=483]6d10>=6-p[/roll]



Por cierto, gran elección de la música en tu post, [mention]Jebediah_Gogorah[/mention], no había música que pudiera pegar más con ese momento, me has transportado a esa lancha más de lo que yo mismo la imaginaba en la mente.
Imagen

Jasper Rohde (Jebediah_Gogorah)
Caitiff Programador

Re: Episodio 7. Reencuentro

#39

Mensaje por Jebediah_Gogorah » 31 Dic 2020, 09:57

{ https://www.youtube.com/watch?v=4Rx9vdJHte8 - Melancholy by Alexey Kosenko }

El caos reinaba en la cabeza de Jasper. Las palabras le traían una familiaridad desconocida. Un antónimo sentimiento que se entremezclaba en su mente. Se preguntaba si aquel señor, escopeta en hombro, sería el causante de aquellas voces en su mente. Imposible. Demasiado banal. Demasiado mundano.

Los perros salieron como bestias del inframundo a defender su pequeña porción de tierra orinada, con fe ciega a su amo y señor. ¿Ácaso no estaba él haciendo lo mismo?. Instintivamente, cogió una piedra y la lanzó al extremo contrario a donde creía estaba moviendose Malalt, intentando generar la misma confusión que él sentía. Esperaba distraer a los perros y a su amo, y acercarse lo máximo posible a la granja. Sentía el brazo firme y amigo de la Brujah. Sabía que no estaba solo en aquel trance. Se sentía en una especie de rehabilitación espiritual. Una reconciliación con su pasado... un pasado ignoto y tan lejano como su propio futuro. Allí, en aquel preciso momento, en una pequeña isla en medio del Báltico, con el frío abrazando su rostro recordándole sus últimos días de humano, sin el calor en la sangre de la última dosis.

Esperaba que su pequeño truco de trilero funcionara y generara el señuelo suficiente para que Laurent escapara de la percecpión de los cánidos, sino se vería obligado a usar sus nuevas y heredadas artes de ilusionismo mental y espejos en el desierto. Se acurrucó acercándose sigilosamente, entre las sombras que generaban las luces de la granja. Alex permanecía a su lado. No habían caballeros ni escuderos. Solo amigos.

- Papá... - escuchó en su cabeza. Jasper giró la cabeza. La chimenea crepitaba y el rostro del pequeño Klaus, se reflejaba en las bolas rojas del árbol. - Feliz año nuevo , Papá... - El pequeño vikingo rubio en un pijama de dibujos animados y con cara blanquecina y mejillas ruborizadas, le entregaba una tarjeta garabateada con sus primeras palabras. Las letras eran torcidas y los dibujos incomprensibles, pero cada pulgada del cartón desplegaba tanto amor como cabía en un pequeño ser que descubría el mundo ante él, y todavía conservaba el maleable espíritu de la navidad. Su mirada clavada al suelo, ante el hecho de haber molestado al padre ocupado siempre con el trabajo. Jasper le levantó la cabeza, con una suave caricia en la barbilla. Clavó sus ojos en sus dos espejos aguamarina. Contuvo la emoción de contemplar a su más bella creación - Feliz siglo nuevo, hijo mío. - Los dos se fundieron en un abrazo, para que la pequeña silueta se deshiciera en ceniza, y con un soplido de viento, se elevara al oscuro cielo de Salthom, y dejara a Rohde con la habitual sensación de vacío en las entrañas.

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LAURENT MALALT (Pagliacci)
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Re: Episodio 7. Reencuentro

#40

Mensaje por Pagliacci » 31 Dic 2020, 20:40

https://www.youtube.com/watch?v=g-mdQgrZgew


El zumbido había vuelto, cayendo sobre los sentidos del Toreador como una losa, como una pesada migraña que amenazaba con colapsar su mente. Quizás fuera ese sonido o quizás su torpeza, pero a Malalt le costó saltar el muro y cayó con poca elegancia al otro lado de la valla, de modo que se alegró de estar sólo y que su coterie no le viera hacer el ridículo. No obstante, tan pronto se puso en pie vio como dos enormes sabuesos se lanzaban a por él, sus dientes desnudos y amenazantes, su saliva se acumulaba en espumarajos que saltaban mientras corrían hacia él. El francés sonrió ante la ironía de haberse convertido él mismo en el señuelo y haber atraído hacia sí a los guardianes de la granja, despejándole el camino a sus camaradas.

Las estrellas se reflejaban como agujas de luz en los ojos de las bestias, podía sentir su ira, su pulso acelerado y, sobretodo, el hambre que anidaba en sus entrañas. Aquellos canes roerían sus visceras, desgarrarían su piel cadavérica y masticarían sus huesos. El contrabandista sintió miedo, se sintió desarmado. No podía engañarlos, engatusarlos o manipularlos, eran bestias, eran criaturas de hambre y dolor, no conocían otra cosa.

Malalt dudó y buscó una salida rápidamente, sintió su sangre vibrar, sus músculos tensarse y se llevó las manos instintivamente al cuchillo en su cinto. No obstante, no quería matar a los perros, no quería dejar tras de sí un nuevo rastro de cadáveres, quizás podía esconderse en alguno de aquellos edificios, bloquear la puerta y escapar, huir como un vulgar ladrón allanando una casa ajena. El mafioso activó sus dones vampíricos y se movió a una velocidad relampagueante, convertido en un borrón, en una sombra cobarde y furtiva.

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Gasto Celeridad para moverme a toda velocidad hasta un lugar seguro.

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