[Requiem for Rome] Personajes (Segundo acto)

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[Requiem for Rome] Personajes (Segundo acto)

#1

Mensaje por DarkOsca » 08 Nov 2020, 13:23

OCTAVIO JULIUS CASIUS

Decepción. Es la palabra que le viene a la mente a Octavio cuando describe los sucesos acaecidos en la anterior aventura. El Sénex, la regia institución, está más pendiente de sus rencillas personales que de volver a hacer Roma grande de nuevo. Las soluciones propuestas para esto último son absurdas y no han conducido más que al conflicto entre vástagos. Lo primero que hace es alejarse de los focos, de la gran urbe. Vuelve a viajar a Alejandría, junto a Aurora, para ver a su mentora, a Hipatia. Allí vuelve a decepcionarse al ver que la vital mujer que conoció no es más que una vieja en el lecho de muerte. Sin embargo, recibe un consejo que denota que su mente todavía sigue activa y lúcida. "Casio, no intentes vivir tú sueño, haz lo posible para que la realidad se acerque a él". No sabe cómo interpretarlo inicialmente, así que se suma en profundas reflexiones. Hasta ahora ha intentado seguir el camino correcto, el ortodoxo, pero este lo estaba alejando de su objetivo.

El Sénex no se va a poner de acuerdo para tomar unas medidas que se necesitan para virar la situación del Imperio. Se necesita un hombre fuerte, una figura que represente el cambio, que mire más allá de su supervivencia. Encontrarlo va a ser su objetivo. Cómo condiciones, hasta ahora habría dicho que tuviera que pertenecer a una buena familia y que siguiera a los antiguos dioses, pero eso dificultaría en demasía la tarea. Cuando regresa a Roma decide alejarse de la vida pública e institucional. Cumple someramente con sus obligaciones como senador pero su atención no está centrada en ellas. Mentalmente dibuja cómo tiene que ser el candidato ideal, un estadista, un militar respetado, alguien que sepa que hacer con el conflicto religioso, y que esta decisión no cueste un conflicto interno.

Concretar esto no es sencillo. Cómo punto de partida acude puntualmente a cada fiesta de su Sire, Tertia. Intenta de esta manera pulir su relación con ella, desgastada por los años y los acontecimientos, quiere ser un buen hijo. Expande su círculo acudiendo a las fiestas de otros senadores, tanto inmortales como mortales, buscando, siempre atento a ese hombre nuevo, que no aparece. Quizá no exista nunca.

Pasados los años, la paciencia de Octavio se resquebraja. Su ánimo está por los suelos. Queda de vez en cuando con su antiguo guardaespaldas Lucius Furius, que le instruye en el uso del gladius, someramente. Ha visto los peligros de la calle y quiere saber protegerse. Conoce a Gaius Caeso, el augur, en una de las fiestas de Tertia. Entablan una buena relación. Casio ve en él un compañero para los actos sociales que frecuenta. Poco a poco va cayendo en la desidia, su anterior frugalidad se sustituye por una querencia cada vez mayor por los placeres mundanos, el alcohol, la carne, le ayudan a pasar los días, a seguir con la búsqueda, a renunciar a sus prejuicios en beneficio de un fin mayor.

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Re: [Requiem for Rome] Personajes (Segundo acto)

#2

Mensaje por Pagliacci » 08 Nov 2020, 14:40


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Re: [Requiem for Rome] Personajes (Segundo acto)

#3

Mensaje por AliciaHipHop » 08 Nov 2020, 17:02

AURORA ARCE
Tras el gran golpe emocional que le supuso la atroz muerte de los dos esclavos que la criaron en la infancia y viendo lo cruel que era el mundo de los vástagos, se ha ido distanciando de la gran mayoría de ellos.

Cuando Octavio Julius le pide que le acompañe a ver a su maestra con la que había pasado gran parte de sus años humanos, no lo dudó. Aunque lo que se encontró no fue agradable, la edad había hecho mella en ella, la acompañamos en todo su lecho de muerte. Aurora se estaba haciendo cada vez más a la idea de que todas las compañías humanas que tanto disfrutaba acabarían abandonándola, es una idea que intentó apartar, si se derrumbaba tampoco iba a servir de nada, pero eso es algo que se dice a sí misma.

De vuelta a Roma decidió distanciarse un poco más de su Sire, quería aprovechar el tiempo con su familia humana lo que le pudiera permitir el tiempo, que corría claramente en su contra.
Se mudó con sus padres, sus hermanas ya se habían casado y no vivían con ellos. Aurora sabe que no aprueban su vida nocturna, no obstante, saben que es una muchacha que se dedica a sus estudios y no la molestan con esos quehaceres.

Se refugió en sus libros, escribiendo en su casa para pasar algo más de tiempo con sus progenitores. Creó obras nuevas de literatura, quería desbancar a Marcellarius en ese campo, en poco tiempo consiguió escribir algunos libros reconocidos; además le salieron unos cuantos aduladores a sus obras, pero eso a ella le importaba bien poco.

No emplea gran tiempo de ocio con vástagos si no con humanos ávidos de conocimientos, frecuenta muchas noches la biblioteca y el comitium para estar al tanto de nuevos avances y disfrutar de charlas distendidas.

Muy diferente a cuando tenía que ir a las reuniones del Sénex, yendo más por no dejar en mal lugar el nombre de su familia de la no-vida que por su propia reputación. El interés que tenía por ser útil a su Sire en el mundo de la política del Sénex se desvaneció rápidamente tras ver la caza de brujas que les hicieron con el suceso de Crispus. Ni si quiera Comitor en el ámbito privado creía su palabra.

Nunca participa, iba solo por estar al día de las noticias, pero estaba harta de las luchas internas, aunque suele escuchar con atención las aportaciones de Octavio, Tertia y Julia Sabina. Le asqueaba tener que ver a la arpía de Marcellarius tan campante e intocable, aunque sabía que no era la única allí que le odiaba.

Tras siete años del suceso de Crispus, la rabia seguía carcomiendo a Aurora, ver a Marcellarius en las reuniones y ver que defendía con éxito a Victrix de un justo castigo hizo que estallara. La palabra de ese maldito basta, y la de Aurora y Octavio no sirvió de nada.
Así que decidió hacer un movimiento más contundente que limitarse a escribir; así nunca se quedaría totalmente satisfecha. Armó un plan durante meses y era hora de ejecutarlo.
Se movió unas cuantas noches por la necrópolis y encontró a una persona que le podía ser de utilidad, aunque no le salió barato.

Pagó a Vermina y algunos secuaces más para que, en una noche liberarán a todos los esclavos de la arena de Marcellarius. Vermina aceptó el trabajo de buen grado, le estaba pagando una gran suma de dinero y la faena, aunque peligrosa, estaba en consonancia con las ideas de esa Nosferatu, por eso la escogió a ella. Además, le dejo claro que, si este trabajo salía bien, podría tener más para el futuro.

Y así fue, Marcellarius no se arruinó, pero fue un gran golpe y Aurora obtuvo una satisfacción personal que no compartiría con nadie, no quería que nadie supiera que ella estaba detrás de esto.

Tan solo una década después. Se distanció de su familia humana, les compró una antigua casa familiar y un par de esclavos. Entre ellos Cessabit, su ghoul, que era el que solía cuidarle a Tempestas hasta que falleció de viejo, confía tanto en este esclavo y su manejo con los caballos que le encomendó la tarea de elegir uno nuevo en Mediolanum; Al-Buraq, un caballo traído de la península arábica, con el que disfruta enormemente de en su tiempo libre.

Con el paso de los años, Aurora tiene miedo de sí misma y de lo que es capaz cuando entra en frenesí. Por esto, dejó de ver a su familia con la excusa de marchar a Grecia, no podía mantener más la máscara con sus hermanas. Con gran temor a encontrárselas y cómo le afectaría eso emocionalmente ni siquiera fue al funeral de sus padres. No ha visto crecer a sus sobrinos, siempre ha sido cauta y ha mantenido extremadamente las distancias.

Ha ido viendo como sus compañías humanas van pereciendo tanto por la propia vejez como por enfermedades, y el dolor que acarrea a sus más allegados. Aunque, a fin de cuentas, le conviene a la hora de mantenerse en sus lugares de reunión humanos que estos fallezcan.

Aurora ignora el hecho de que haya cambiado tanto su personalidad ahora que es un vástago, antes era muy sociable y disfrutaba de la compañía de la gente, con el paso del tiempo se ha vuelto cada vez más huraña.

En el último año, ha escrito un gran libro, por lo que pensó que lo que le hizo a esa arpía no era suficiente, no satisfecha con liberar a los esclavos décadas atrás ha decidido volver a contactar con Vermina para un último trabajo.


Recursos ∙∙∙ (Casa, esclavos, caballo Al-Buraq)
Status ∙∙ (Sénex)
Rebaño ∙∙ (Admiradores del comitium)
Contactos ∙∙ (Amigos biblioteca y comitium)
Refugio ∙∙ (Casa grande, 4 habitaciones)
Criado ∙ (Cessabit: esclavo y ghoul)
Última edición por AliciaHipHop el 10 Nov 2020, 17:43, editado 2 veces en total.
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Re: [Requiem for Rome] Personajes (Segundo acto)

#4

Mensaje por Pagliacci » 08 Nov 2020, 17:07


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Re: [Requiem for Rome] Personajes (Segundo acto)

#5

Mensaje por Skarab(Dalina) » 08 Nov 2020, 19:23

GAIUS CAESO

Tras lo acontecido en la primera etapa en la que vio como los tejemanejes de Roma todavía se le quedan grandes, Gaius decidió no inmiscuirse en temas de gran impacto político y dedicarse más al pueblo llano donde poder destacar y demostrar que está por encima de los demás con mayor facilidad.

Junto con Vermis, o Vermina, quien ahora estaba enamorado de su Mater, Flaviana Galla, regenta el burdel que Vulpes les otorgó. En éste trabaja gente libre por deseo de su compañera gusano y además todos ellos siguen a la diosa Cibeles.

Parece que la fe del gusano es mayor que la del augur ya que el servicio de Gaius a la diosa estos años no ha sido tan destacado como el del Nosferatu. El augur se ha dedicado a alimentarse de los y las prostitutas, a celebrar rituales sin ton ni son para aumentar su ego entre plebeyos y a visitar fiestas en las que el vicio es la orden del día.

Los acontecimientos de los últimos años no pasan desapercibidos para Gaius Caeso. Durante un tiempo tuvo que esconderse de los propinqui que estaban a favor de los judios y quisieron acabar con ellos. Fueron unos años difíciles junto a su Sire en las laberínticas catacumbas del templo. Alimentarse de ratas fue un suplicio, escuchar a Flaviana diciendo que todo eso iba a terminar bien, otro. Pero tenia razón. Actualmente los augures estan ganando la guerra y con el Lancea et Sanctum a punto de ser destruido, Gaius aparenta algo más de entusiasmo.


Última edición por Skarab(Dalina) el 09 Nov 2020, 17:53, editado 3 veces en total.

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Re: [Requiem for Rome] Personajes (Segundo acto)

#6

Mensaje por Toxizer » 08 Nov 2020, 21:15

VERMINA
Tras la paliza sufrida a manos de su sire, Vermis buscó refugio en el templo de la Magna Mater para curar sus heridas. Flaviana lo acogió, lo sanó y lo consoló; pero su alma seguía rota. La culpa y los recuerdos del pasado bullían en su interior y le negaban el descanso. Además, debido a los últimos acontecimientos, había perdido su refugio, el de su sire, sus posesiones y su posición en el gremio de ladrones gusanos del Collegia. Todos se habían enterado de la muerte de Cacus, muchos lo culpaban a él, y por toda Necrópolis había propinqui buscando el mítico tesoro del tribuno de los ladrones.

Los días pasaban, y lo único bueno era el tiempo que pasaba con Flaviana, su compasión, su belleza, su sangre y Majestad, tenían encandilado al joven Vermis. Éste decidió abandonar a sus antiguos secuaces y unirse al culto a la Mater. Fue aprendiendo los rituales apropiados, aunque era incapaz de acceder a los poderes que mostraban el resto de augures, al tiempo que continuaba haciendo lo que mejor se le daba: robar, espiar y allanar, a petición de su nueva mentora. Al ejercer como mensajero y espía, siguió en contacto con Macellarius (Contacto 1), aunque le asqueaba era uno de los propinqui mejor relacionados de Roma. En secreto realizó un trabajo muy bien pagado por parte de Aurora.

El antiguo hermano gusano intentaba torpemente parecerse a su ama pelirroja. Se cortó los genitales definitivamente, se empolvaba su asquerosa piel, peinaba sus cabellos cenicientos y vestía los ropajes de corte oriental típicos de las sacerdotisas de Cibeles. Cambió su nombre por Vermina. Pese a ser poco más que un chiste andante, aún contaba con cierto ESTATUS en el submundo criminal de la ciudad.

Agradecido por sus servicios, el malvado Vulpex les concedió un refugio a Gaius y a él; un lupanar donde la gente podía beber y follar por un precio asequible. Pese al odio que sentía por el taimado agens in rebus, aceptó su regalo y regentó gustosamente el establecimiento. De entre todas sus chicas, había una especial, Nigra (aliada), una muchacha con la piel tan negra como la noche. Ésta era complaciente con los clientes y bastante espabilada, conseguía sonsacar información con gran facilidad. Vermina la convirtió en ghoul, para conservar su salvaje belleza y seguir contando con sus servicios. Como la información era de gran importancia en un nido de serpientes como Roma, Vermina procuraba tener contento a uno de sus mejores clientes, el praeco Marius ( Contacto 2).

La caridad seguía siendo la principal virtud de Vermina, caridad con los más desfavorecidos, especialmente los esclavos, a los que liberaba siempre que podía. Durante estos años, el viejo liberto Rufus, lo último que lo unía a su vida mortal, había viajado al Hades. Su peor vicio seguía siendo la avaricia, tanto material, robando para si mismo y para Flaviana; como espiritual, intentando amasar el amor de su ama y de su diosa, llevándole a enfrentarse con otros cultistas como Eupraxus o el mismo Gaius. Su nuevo fervor religioso, le llevo a odiar a otros cultos, especialmente a los cristianos, que poco a poco estaban robando fieles a la Magna Mater; despertó en él la avaricia por los devotos. La Nosferatu estaba dispuesta a acabar con el malvado culto de los teófagos, y ella misma acabaría con el pérfido Hostilinus.

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Re: [Requiem for Rome] Personajes (Segundo acto)

#7

Mensaje por Toxizer » 08 Nov 2020, 21:21


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Re: [Requiem for Rome] Personajes (Segundo acto)

#8

Mensaje por Pagliacci » 09 Nov 2020, 17:45

LUCIUS FURIUS

Lucius tenía el alma herida, la muerte de su fiel can (su más fiel compañero desde el día de su despertar del letargo) y el repudio al que le sometía Asteria por no profesar la fe cristiana fueron devastadores al sumarse uno a otro.

De esta forma, cuando acudió a la congregación cristiana a escuchar una misa tal y como prometió, fue muy sencillo para Hostilinus convertirlo. Si bien su actitud no es tan extrema como la de él y su chiquilla, Lucius ha encontrado en la fe cristiana una respuesta a las preguntas que no sabía que su alma se hacía. Ahora su rechazo y asco a parte del senado se ve acrecentada poco a poco, encontrando que este se encuentra corrupto y necesita de una purificación, a ser posible pacífica, pero preguntándose si sería posible.

Dentro de la Legio su posición se ha visto consolidada. Fue uno de los primeros en apoyar a Bassianus al abandonar los antiguos simbolos y utilizar el escudo negro como simbolo de neutralidad. ¿Acaso no merecen todas las gentes de Roma ser protegidos por igual? Por otro lado, la opinión de sus compañeros se vio polarizada, consiguiendo la admiración de aquellos que creen en la existencia de los Nemesis y sufriendo el desprecio de aquellos que creen que toda su historia es una gran mentira.

Cumplió el resto de su encargo durante muchos años protegiendo a los dos senadores con estoicismo y aprendiendo todo lo que pudo de ellos. De Aurora aprendió a tratar de entender a los que le rodean y que esta “empatía” puede ser una arma útil.

La sorprendente petición de Octavio para que le enseñara a usar el gladio le complació. ¿Acaso no debe un hombre ser capaz de defenderse a sí mismo para poder llamarse como tal? Mejor tarde que nunca y lo hizo encantado. Su relación con Octavio mejoró un poco, llegando a casi perdonarle el desprecio de ser alimentado como un perro tras justo salvarle la vida.

Por otro lado su constante presencia en las misas, especialmente las auspiciadas por Asteria le han hecho profundizar en su conocimiento sobre la fe. Su intención es clara, no avergonzarse a sí mismo ni a sus compañeros en los ritos cristianos tal y como le ocurrió antiguamente. Esto a su vez le ayudó a recuperar a su hija con la que vuelve a pasar largas noches de cacería recuperando el tiempo perdido. Dos vastagos con la antigüedad que poseen ambos merecen banquetes acordes a su prestigio.

Entre sus nuevos compañeros de fe encontró especialmente interesante la presencia de Marciana, una mujer de ideas claras y con una visión muy interesante y cercana a la de Lucius. El no piensa buscar el conflicto y cree que tarde o temprano los ideales cristianos se impondrán frente a la barbarie heredada del imperio. Acaso el no es un ejemplo de esto, cómo fue culturizado una vez por roma y otra por el cristianismo. Todo hombre puede aprender y alcanzar un poco de sabiduría si dispone del tiempo y el esfuerzo.

Durante estos años sus continuos enfrentamientos con Eupraxus han comenzado a escandalizar al senado. Que un extrajero ose criticar a un senador por su forma de comportarse fue suficiente para convertirse en la comidilla de Roma durante algunas semanas. Esto podría haber sido pasado por alto si no lo hubiese enfrentado abiertamente cuando comenzó a montar una tercera secta. Por suerte Bassianus intercedió y supo poner a Lucius en su sitio impidiendo que sufriera a la vez un gran castigo. Aunque ahora será difícil que siga encargándose de proteger auténticos senadores.

Mientras espera que le asignen un nuevo encargo se dedica a entrenar a nuevos reclutas de la Legio tras ver encendida su faceta de profesor con Octavio. Las noches en Roma son cada vez más turbulentas y se necesitarán nuevos escudos que protejan a sus ciudadanos y nuevas espadas que corten los cuellos de los que se atrevan a tratar de destruirla. Él es un guardaespaldas, un guardián y si Roma necesita protección no hará falta que se lo pidan, él estará ahí para luchar por ella “Deus Vult”.

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Re: [Requiem for Rome] Personajes (Segundo acto)

#9

Mensaje por Pagliacci » 09 Nov 2020, 17:46


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Re: [Requiem for Rome] Personajes (Segundo acto)

#10

Mensaje por Toxizer » 23 Nov 2020, 13:35

Claudia Priscila Labrusca Imagen

[ Imaginad algo así pero con ropas de patricia romana, similares a las de Aurora]

Una de las últimas descendientes de un antiguo linaje de Rimini que se remonta a los tiempos de Augusto. Los Labrusca destacaron en la crianza de caballos y en otros negocios relacionados con la ganadería. La rama familiar de Priscila se asentó en Roma en tiempos de Trajano. Desde que Caracalla gobernaba se les asignó a los Labrusca, el control y dirección de los lanionia (mataderos) de la ciudad, teniendo a su cargo un cuerpo policial para controlar dichos centros y evitar las malas prácticas.

Claudia, como todos la llamaban por entonces, nació en el 273 y desde muy joven fue célebre entre las familias patricias por los extravagantes banquetes que celebraba en la mansión familiar, dignos del mismísimo Trimalción. Vivía de forma hedonista entre lujos y caprichos; mientras que su hermano Marco ayudaba a padre a controlar los lanionia. Marco un ser estrecho de miras y un tanto inepto para la política, sin embargo, Claudia tenía grandes aptitudes para tales menesteres, era prudente y sabía esperar, siempre estaba enterada de los últimos cotilleos, tenía mano izquierda con amigos y enemigos del clan familiar, conseguía favores y tratos mediante cualquier método: seducción, chantaje, amenazas veladas, etc. De haber nacido con pene, la familia Labrusca habría dado un excelente senador.

Tales dotes no pasarían desapercibidas por uno de los amigos de la familia, Macellarius Corvullus, que abrazó a la muchacha de 20 años para conseguir una pupila y aliada política en el Senex y en los negocios más mundanos. Antes del abrazo Claudia tenía sobrepeso, hecho que aumentó al formar parte de los propinqui; cada año va aumentando su masa corporal, ahora mismo es una obesa mórbida cuya altura es de 1,55 cm y peso 120 kg.

Claudia continuó guiando al inútil de su hermano y a sus descendientes para que su familia no perdiese su puesto privilegiado en la administración del imperio. Siempre ha gozado de gran status entre las familias adineradas de Roma; el control de la carne y del gremio de carniceros es muy importante. Para mantener una tapadera entre los mortales, desapareció de la ciudad un tiempo, en el que vivió en Rimini con unos parientes. Al volver, usó la identidad de Priscila, una sobrina nieta. Vive en la mansión familiar, tiene criados, usa a su sobrino como aliado para seguir controlando los mataderos y todo lo que se mueve alrededor de estos, tiene otro valioso aliado, Quinto, un legionario veterano ghoul que siempre la acompaña armado.

Entre sus múltiples conocidos y contactos entre los mortales destacan dos ciudadanos: Máximo, praeco (pregonero) de la ciudad, enterado de todo lo que sucede por la urbe; y Casio, un diácono cristiano a servicio del emperador Constancio, al tanto de todo lo relacionado con las religiones y sus facciones ( éste es el cabrón que se cargó a Vermina). Priscila suele regalarles buenas piezas de carnaza, ambos son obesos y glotones. Sus creencias políticas y religiosas fluyen, no tiene grandes convicciones, y sigue la línea marcada por Macellarius. A ella solo le importa saciar su gula y para mantener su estilo de vida hedonista seguirá engañando, adulando y persuadiendo a quién haga falta; la eternidad está para disfrutarla. Está al tanto de las disputas de su mentor con el grupito de Tertia, Casio y Aurora, a los que conoce del Senex, y un legionario guapetón, un tal Lucius.

Recientemente votó a favor de la muerte definitiva del Rex Santorum y se enteró por Casio de la muerte de unas supuestas prostitutas brujas, las chicas de ese adefesio travesti de Vermina. La fiesta continúa, estáis invitados a una exquisita velada regada con vinos de Hispania, con platos tan sofisticados como la ternera rellena de jabalí relleno de pavo relleno de codornices; con músicos y bailarinas; y para los propinqui dulce vitae de esclavos nubios y godos. ¡Carpe diem!

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