Re: [Requiem for Rome] Personajes (Tercer acto)
Publicado: 22 Dic 2020, 22:36
CLAUDIA PRISCILA LABRUSCA
Prefacio - 363
Yo, Claudia Priscila de la insigne familia Labrusca (Noble Heritage), escribo esto para dejar constancia sobre lo acontecido en el Imperio en uno de sus momentos más agitados, quién sabe si estaremos presenciando el final de nuestro mundo. Aunque no poseo las dotes de mi sire, Macellarius Corbulo, intentaré narrar de forma fehaciente los cambios que observo a mi alrededor. Pero antes debo confesar ciertas peculiaridades sobre mí. Hasta la muerte de mi mentor, le seguí fielmente, apoyaba sus intrincados planes en el senex. A él se le daba mejor la alta política, mientras yo manejaba lo que llamaba, "baja política" (Política 3), básicamente, me encargaba de conocer secretos mediante mi red de contactos y mi status en la ciudad mortal (City status 2); también se me daban bien los favores y el chantaje, apoyada por mis aliados.
En mi mansión (Refugio 3) me daba a una vida hedonista y me dejaba llevar por mis peores vicios, especialmente la gula. Me encantaba degustar vitae y carne de las más variopintas procedencias; eso sí, siempre en privado, (Virtud Prudencia), no necesitaba alardear de mis vicios en público como Tertia. Para un público selecto organizaba los mejores banquetes de Roma.
En cuanto a religión, nunca fui una verdadera creyente, pero le seguía el juego a los augures. Ahora, los antiguos cultos mueren y esa secta judía es cada vez más poderosa; no me gustan los cristianos ni vivos ni no muertos, no casan bien con mi peculiar estilo de vida. Ahora intento seguir viva y hacer lo que más me gusta, usando mis artimañas para lograr seguir siendo neutral.
363
Con la muerte de Juliano también mueren las esperanzas de los senadores más tradicionales, entre los que me incluyo. Si, me gusta meterme con Tertia, Flaviana y compañía, pero son el ala del senex más cercana a mi posición; el resto son cristianos y gentuza del Collegia. Participé en la charada de Heredius, pero pronto me di cuenta de lo volátil que era la situación. Facilité la huida de Victrix, la que asesinó al pelele, no sé que ha sido de ella, pero espero que pueda devolverme el favor en un futuro.
Mis nuevos compañeros: los chicos de Tertia, el fornido legionario y el augur zarrapastroso, no paran de hablar de unos Némesis, unos supuestos seres legendarios, incluso achacan la muerte de mi mentor a estos monstruos. Desde la muerte de Macellarius he intentado andar con ojo, soy consciente de que su asesino sigue libre. Debo investigar más sobre esas supuestas "leyendas".
364
Los cristianos están imparables, he pensado en unirme falsamente a su culto para que me dejen en paz. Fui a visitar a Hostilinus, ese esquelético santón, me ofrecí a ayudarles con información y favores; sin embargo, ese perro me exigió toda mi fortuna para unirme a su club de tristes y piojosos. Me insultó ante toda Roma, días después veía la mofa y la indignidad por todas partes. Ojalá se achicharren al sol.
Vulpes marchó a Constantinopla, estoy planteando seriamente mudarme a la ciudad más importante del imperio; la vieja Roma es una furcia a la que le queda poco fuelle. Espero que mis descendientes no me arruinen.
366
No he tardado demasiado en tejer una red de informadores, la nueva ciudad tiene pocos secretos que ocultarme.
368
La vida en Constantinopla es agradable, estoy probando infinidad de nuevo sabores. Ayer mismo devoré la carne de un jovencito que aún vivía, la mezcla de sabores era casi indescriptible, sobresalía un puntito picante muy interesante. Lo malo es que los cristianos también son mayoría aquí, y la cosa se va complicando, ayer mismo, murió uno de los sacerdotes no muertos del culto a Mitra. Me acabo de enterar de la muerte de Ascanio y Decimus, dos de mis hermanos, quedamos cada vez menos. Se rumorea que ha sido Bassianus, y creo que también fue el culpable de la desaparición de Magnus. La Necrópolis se está quedando sin antiguos.
372
He realizado pequeñas excursiones por los confines orientales del Imperio, he descubierto cosas fascinantes y otras aterradoras. ¿Qué ocurriría si los bárbaros lograsen hacerse con el control del Imperio? Algo me dice que no tardaremos demasiado en comprobarlo.
384
Veinte Julii se desvanecen, dudo que estén todos muertos, conocía a la mayoría y eran perros viejos, algo está ocurriendo a la sombra del poder. He sentido la necesidad de ser madre. Hace un mes abracé a Antonius el Gordo, como no muerto es un catador tan eficaz como cuando estaba vivo; de un solo sorbo es capaz de adivinar la provincia de procedencia de la vitae. Creo que me he vuelto a enamorar.
391
En mi nueva ciudad se han prohibido los sacrificios y los ritos paganos, cada vez se parece más a la purulenta Roma. La desgracia ha caído sobre mí, mi amado Antonius ha sido asesinado por unos perturbados del Lancea. Lo capturaron en pleno frenesí en un lupanar; se había comido a la mitad de las putas. Me siento orgullosa de su apetito insaciable.
394
La Nueva Roma es tan aburrida como la vieja. Cada vez me es más difícil celebrar mis fiestas en Constantinopla, los cristianos son una peste que ha infectado a nuestro glorioso imperio. He aceptado la invitación de mi vieja amiga Drusila de ir a su villa en Itálica, Hispania. He pasado un mes en Roma, la ciudad sigue apestando. En el mundo mortal, el baile de emperadores es incesante y las fronteras apenas existen.
396
Vuelvo a Roma. Las ciudades de Hispania se están despoblando a un ritmo alarmante, las gentes marchan al campo para trabajar los latifundios de los señores. Algunos propinqui asaltan villas para alimentarse y se enfrentan a los lupinos; no tengo un espítritu guerrero como para vivir así (ni el físico). Además, Lucius mi último descendiente, por el momento, es un inepto, tengo que volver a ocuparme de los negocios familiares, aunque el negocio de la carne está cayendo.
Al poco de mi llegada han asesinado a unos obipos del Lancea. He investigado un poco, han encontrado un VII escrito en sangre. Debo seguir esa pista, pues cada vez me encuentro más acosada por los cristianos, y su enemigo puede ser mi amigo. ¿Tendrá relación el VII con los supuestos Némesis? Debería hablar con Octavio sobre este asunto.
398
La violencia es moneda común estos días. Me he llegado a pasar meses sin salir de mi mansión, aún así necesito más seguridad. Mi fiel Quintus ha ido a reclutar mercenarios. También están esos llamados cazadores, ¿Los Hijos de Atenea? Algo así; son peligrosos.
405
Intenté abrazar, pero está prohibido, o eso dicen. Veo como esas ratas del Lancea y del Collegia se reproducen sin cesar. Debo disfrutar a solas de mis placeres. Una de las cristianas más repelentes, Marciana, ha sido detenida y se ha fugado; espero que haya encontrado la muerte definitiva. Mis antiguos aliados: Octavio, Aurora y los demás, parecen estar muy unidos al Lancea, debería andarme con ojo cuando me los encuentre.
406
Menos mal que no asistí a la Década de Comitor. Creo que la Legio está detrás, o más bien Bassianus, poco a poco se está haciendo con el control de la Necrópolis. Sigo enfrascada en mi proyecto de investigación, ¿ Existe relación entre Bassianus, los Némesis y VII? Los Julii estamos condenados a ser una reliquia del pasado. Un joven propinqui tuvo la desfachatez de decirme a la cara que yo era un monstruo anclado al pasado cuyos días estaban contados. Usé mis poderes de Dominación para borrarle la mente, creo que ardió al amanecer.
407
Tengo pesadillas recurrentes en las que aparecen cruces cristianas, lechuzas, VII y cazadores humanos que me arrastran a la luz ardiente de Helios. Cada año que pasa mi cuerpo es más grande y mi carne más dura, un aperitivo me cortó con su gladius y ni me enteré. Con el tiempo pareceré un elefante.
408
Sigo viva, pero no sé si es porque Bassianus no me considera un peligro real o si la información que muevo le resulta de cierta utilidad. Mientras devoro el corazón palpitante de un joven sacerdote aún vivo, derramo lágrimas de sangre.
409
Cada vez me es más difícil mantener mi estatus en la ciudad de las siete colinas. Creo que el fin está cerca y temo al pensar en lo que puede depararme el futuro, solo quiero que me dejen disfrutar de los placeres que me hacen feliz. Me sorprendo a mi misma pensando en los viejos tiempos, echando de menos a Tertia, Flaviana, Magnus y los demás. El Imperio y la Camarilla solo son tristes cadáveres malolientes.
Prefacio - 363
Yo, Claudia Priscila de la insigne familia Labrusca (Noble Heritage), escribo esto para dejar constancia sobre lo acontecido en el Imperio en uno de sus momentos más agitados, quién sabe si estaremos presenciando el final de nuestro mundo. Aunque no poseo las dotes de mi sire, Macellarius Corbulo, intentaré narrar de forma fehaciente los cambios que observo a mi alrededor. Pero antes debo confesar ciertas peculiaridades sobre mí. Hasta la muerte de mi mentor, le seguí fielmente, apoyaba sus intrincados planes en el senex. A él se le daba mejor la alta política, mientras yo manejaba lo que llamaba, "baja política" (Política 3), básicamente, me encargaba de conocer secretos mediante mi red de contactos y mi status en la ciudad mortal (City status 2); también se me daban bien los favores y el chantaje, apoyada por mis aliados.
En mi mansión (Refugio 3) me daba a una vida hedonista y me dejaba llevar por mis peores vicios, especialmente la gula. Me encantaba degustar vitae y carne de las más variopintas procedencias; eso sí, siempre en privado, (Virtud Prudencia), no necesitaba alardear de mis vicios en público como Tertia. Para un público selecto organizaba los mejores banquetes de Roma.
En cuanto a religión, nunca fui una verdadera creyente, pero le seguía el juego a los augures. Ahora, los antiguos cultos mueren y esa secta judía es cada vez más poderosa; no me gustan los cristianos ni vivos ni no muertos, no casan bien con mi peculiar estilo de vida. Ahora intento seguir viva y hacer lo que más me gusta, usando mis artimañas para lograr seguir siendo neutral.
363
Con la muerte de Juliano también mueren las esperanzas de los senadores más tradicionales, entre los que me incluyo. Si, me gusta meterme con Tertia, Flaviana y compañía, pero son el ala del senex más cercana a mi posición; el resto son cristianos y gentuza del Collegia. Participé en la charada de Heredius, pero pronto me di cuenta de lo volátil que era la situación. Facilité la huida de Victrix, la que asesinó al pelele, no sé que ha sido de ella, pero espero que pueda devolverme el favor en un futuro.
Mis nuevos compañeros: los chicos de Tertia, el fornido legionario y el augur zarrapastroso, no paran de hablar de unos Némesis, unos supuestos seres legendarios, incluso achacan la muerte de mi mentor a estos monstruos. Desde la muerte de Macellarius he intentado andar con ojo, soy consciente de que su asesino sigue libre. Debo investigar más sobre esas supuestas "leyendas".
364
Los cristianos están imparables, he pensado en unirme falsamente a su culto para que me dejen en paz. Fui a visitar a Hostilinus, ese esquelético santón, me ofrecí a ayudarles con información y favores; sin embargo, ese perro me exigió toda mi fortuna para unirme a su club de tristes y piojosos. Me insultó ante toda Roma, días después veía la mofa y la indignidad por todas partes. Ojalá se achicharren al sol.
Vulpes marchó a Constantinopla, estoy planteando seriamente mudarme a la ciudad más importante del imperio; la vieja Roma es una furcia a la que le queda poco fuelle. Espero que mis descendientes no me arruinen.
366
No he tardado demasiado en tejer una red de informadores, la nueva ciudad tiene pocos secretos que ocultarme.
368
La vida en Constantinopla es agradable, estoy probando infinidad de nuevo sabores. Ayer mismo devoré la carne de un jovencito que aún vivía, la mezcla de sabores era casi indescriptible, sobresalía un puntito picante muy interesante. Lo malo es que los cristianos también son mayoría aquí, y la cosa se va complicando, ayer mismo, murió uno de los sacerdotes no muertos del culto a Mitra. Me acabo de enterar de la muerte de Ascanio y Decimus, dos de mis hermanos, quedamos cada vez menos. Se rumorea que ha sido Bassianus, y creo que también fue el culpable de la desaparición de Magnus. La Necrópolis se está quedando sin antiguos.
372
He realizado pequeñas excursiones por los confines orientales del Imperio, he descubierto cosas fascinantes y otras aterradoras. ¿Qué ocurriría si los bárbaros lograsen hacerse con el control del Imperio? Algo me dice que no tardaremos demasiado en comprobarlo.
384
Veinte Julii se desvanecen, dudo que estén todos muertos, conocía a la mayoría y eran perros viejos, algo está ocurriendo a la sombra del poder. He sentido la necesidad de ser madre. Hace un mes abracé a Antonius el Gordo, como no muerto es un catador tan eficaz como cuando estaba vivo; de un solo sorbo es capaz de adivinar la provincia de procedencia de la vitae. Creo que me he vuelto a enamorar.
391
En mi nueva ciudad se han prohibido los sacrificios y los ritos paganos, cada vez se parece más a la purulenta Roma. La desgracia ha caído sobre mí, mi amado Antonius ha sido asesinado por unos perturbados del Lancea. Lo capturaron en pleno frenesí en un lupanar; se había comido a la mitad de las putas. Me siento orgullosa de su apetito insaciable.
394
La Nueva Roma es tan aburrida como la vieja. Cada vez me es más difícil celebrar mis fiestas en Constantinopla, los cristianos son una peste que ha infectado a nuestro glorioso imperio. He aceptado la invitación de mi vieja amiga Drusila de ir a su villa en Itálica, Hispania. He pasado un mes en Roma, la ciudad sigue apestando. En el mundo mortal, el baile de emperadores es incesante y las fronteras apenas existen.
396
Vuelvo a Roma. Las ciudades de Hispania se están despoblando a un ritmo alarmante, las gentes marchan al campo para trabajar los latifundios de los señores. Algunos propinqui asaltan villas para alimentarse y se enfrentan a los lupinos; no tengo un espítritu guerrero como para vivir así (ni el físico). Además, Lucius mi último descendiente, por el momento, es un inepto, tengo que volver a ocuparme de los negocios familiares, aunque el negocio de la carne está cayendo.
Al poco de mi llegada han asesinado a unos obipos del Lancea. He investigado un poco, han encontrado un VII escrito en sangre. Debo seguir esa pista, pues cada vez me encuentro más acosada por los cristianos, y su enemigo puede ser mi amigo. ¿Tendrá relación el VII con los supuestos Némesis? Debería hablar con Octavio sobre este asunto.
398
La violencia es moneda común estos días. Me he llegado a pasar meses sin salir de mi mansión, aún así necesito más seguridad. Mi fiel Quintus ha ido a reclutar mercenarios. También están esos llamados cazadores, ¿Los Hijos de Atenea? Algo así; son peligrosos.
405
Intenté abrazar, pero está prohibido, o eso dicen. Veo como esas ratas del Lancea y del Collegia se reproducen sin cesar. Debo disfrutar a solas de mis placeres. Una de las cristianas más repelentes, Marciana, ha sido detenida y se ha fugado; espero que haya encontrado la muerte definitiva. Mis antiguos aliados: Octavio, Aurora y los demás, parecen estar muy unidos al Lancea, debería andarme con ojo cuando me los encuentre.
406
Menos mal que no asistí a la Década de Comitor. Creo que la Legio está detrás, o más bien Bassianus, poco a poco se está haciendo con el control de la Necrópolis. Sigo enfrascada en mi proyecto de investigación, ¿ Existe relación entre Bassianus, los Némesis y VII? Los Julii estamos condenados a ser una reliquia del pasado. Un joven propinqui tuvo la desfachatez de decirme a la cara que yo era un monstruo anclado al pasado cuyos días estaban contados. Usé mis poderes de Dominación para borrarle la mente, creo que ardió al amanecer.
407
Tengo pesadillas recurrentes en las que aparecen cruces cristianas, lechuzas, VII y cazadores humanos que me arrastran a la luz ardiente de Helios. Cada año que pasa mi cuerpo es más grande y mi carne más dura, un aperitivo me cortó con su gladius y ni me enteré. Con el tiempo pareceré un elefante.
408
Sigo viva, pero no sé si es porque Bassianus no me considera un peligro real o si la información que muevo le resulta de cierta utilidad. Mientras devoro el corazón palpitante de un joven sacerdote aún vivo, derramo lágrimas de sangre.
409
Cada vez me es más difícil mantener mi estatus en la ciudad de las siete colinas. Creo que el fin está cerca y temo al pensar en lo que puede depararme el futuro, solo quiero que me dejen disfrutar de los placeres que me hacen feliz. Me sorprendo a mi misma pensando en los viejos tiempos, echando de menos a Tertia, Flaviana, Magnus y los demás. El Imperio y la Camarilla solo son tristes cadáveres malolientes.