Necrópolis: Lugo
Publicado: 13 Mar 2021, 18:03
NECRÓPOLIS: LUGO
Por Alexander Weiss PRESENTACIÓN
Lugo es una ciudad gallega, capital de la comarca y provincia homónimas. Fundada hacia el año 25 a.C. por Paulo Fabio Máximo en época romana, es la ciudad más antigua de Galicia, construida en las proximidades de un castro y rodeada por el río Miño, con el nombre de Lucus Augusti. A lo largo de su historia ha pasado períodos de abandono y grandeza, siendo el escenario de pronunciamientos y guerras.
Y como ocurre en otras ciudades, la muerte ha dejado su marca en el inframundo de la ciudad. Una antigua Necrópolis estigia ha surgido en las Tierras de las Sombras de Lugo, y los muertos Sin Reposo vagan por las antiguas murallas y edificios fantasmales que el paso del tiempo ha levantado frente a las mareas del Olvido.
Aunque en el pasado aspiró a ocupar un lugar de importancia en el Reino Oscuro de Hierro, Lugo se ha convertido en una Ciudadela modesta, pero aún así no exenta de su propia importancia en la política fantasmal, convertida su Necrópolis en un refugio para quienes buscan un asidero ante las tormentas que azotan el inframundo.
HISTORIA FANTASMAL
El asentamiento urbano más antiguo de Galicia se levantó cerca de un castro galaico, junto al que en torno al 25 a.C. el general Cayo Antisto Veto instaló un campamento militar. Paulo Fabio Máximo, legado del emperador Octavio Augusto, fundó en el emplazamiento la ciudad de Lucus Augusti, licenciando a los veteranos de las legiones romanas y ofreciéndoles tierras de cultivo. La nueva ciudad se convirtió en un importante centro de comunicación, prosperando con la explotación de minas de oro y estaño.
No quedan testigos fantasmales de tan lejana época, y si es así, prefieren no hablar, pero en época romana surgió el principal rasgo de la identidad de Lugo, y que también se reflejó en el inframundo: su muralla.
No está claro si las murallas fueron construidas por los Sin Reposo romanos o de alguna forma los muertos galaicos ya habían construido una ciudadela en las Tierras de las Sombras, pero en cualquier caso, en algún momento indeterminado las murallas que rodeaban la ciudad en las Tierras de la Piel aparecieron en el inframundo, y los Sin Reposo locales las aprovecharon, como un bastión frente a las ocasionales tormentas y los ataques de Renegados y Espectros, que ya en esta época vagaban por los yermos en torno a la ciudad.
En la Pascua del año 460 la ciudad fue saqueada por los suevos, que asesinaron al gobernador romano y a varios nobles locales, convirtiéndose en una importante ciudad del reino suevo, donde se produjo la conversión del reino al cristianismo católico.
Es también en esta época cuando comienzan a surgir noticias fiables sobre los Sin Reposo de Lugo. En los antiguos registros de Estigia se conserva un pacto de vasallaje hacia Caronte de una figura conocida como “El Obispo”, el título asumido por el líder de los Sin Reposo de Lugo. En estos registros también se menciona que, protegidos tras sus murallas, sus habitantes fantasmales habían resistido los peores estragos del Gran Maelstrom que había devastado el inframundo tras la caída del Imperio Romano. No se menciona tanto una Necrópolis como una ciudadela o fortaleza levantada en el interior del recinto de las murallas, una comunidad fantasmal dirigida por el mencionado Obispo.
La conquista y ocupación musulmana de Lugo a principios del siglo VIII fue breve, y los invasores pronto fueron desplazados por el rey Alfonso I de Oviedo, que conquistó la ciudad sin resistencia y restauró la diócesis, encargando al obispo Odoario su repoblación. Hasta mediados del siglo IX Lugo fue la única ciudad de Galicia, aunque su protagonismo comenzó a decaer frente a Oviedo y Santiago de Compostela.
Entre los Sin Reposo, el Obispo siguió siendo la principal autoridad de la ciudadela fantasmal de Lugo, gobernando una comunidad heterogénea, entre la que se encontraban fantasmas romanos, suevos, galaicos y astures. El poderoso Obispo tenía la última palabra sobre quién era admitido en el interior del recinto de las murallas y quienes eran desterrados a los yermos que se encontraban más allá. Poco a poco comenzó a formarse una comunidad de Pescadores, fantasmas que creían en la existencia de una redención en las Tierras de las Sombras.
Durante la Edad Media, la ciudad de Lugo fue el escenario del enfrentamiento entre los obispos locales y la nobleza lucense, a la que se añadieron los burgueses y campesinos que aspiraban a convertirse en un municipio fuera de la autoridad eclesiástica. Estas luchas urbanas, que degeneraban en ocasionales estallidos de violencia contra el señorío de los obispos, y los elevados tributos, culminaron en el asesinato del obispo Lope de Salcedo en el año 1403 y las posteriores guerras irmandiñas.
Paralelamente, en las Tierras de las Sombras, la comunidad fantasmal se encontraba dividida. El Obispo y los Pescadores gobernaban la Ciudadela de Lugo, mientras que en el exterior de las murallas se formaban varios círculos de fantasmas de distinto signo, aunque pronto los leales a Estigia comenzaron a convertirse en los principales rivales del Obispo. Sin duda también contribuyó a que muchas de las víctimas de las revueltas urbanas terminaban recurriendo en el más allá a la autoridad de Estigia para evitar los abusos de los Pescadores.
Cuando finalmente Caronte emitió la Proclamación de la Razón y ordenó a los Pescadores que abandonaran Estigia, los fantasmas leales al Imperio Oscuro de Hierro vieron su oportunidad y se alzaron contra la autoridad del Obispo y sus seguidores, que se atrincheraron en la ciudadela tras las murallas de Lugo. Sin embargo, entre ellos se encontraba un traidor, el asesinado Lope de Salcedo, que negoció con Estigia la entrega de la ciudadela a cambio de ser reconocido su gobernante. Sin duda Lope de Salcedo se encontraba motivado por la ambición de gobernar en la muerte la ciudad que había gobernado en vida, pero había ocultado muy bien su descontento y parecía haberse sometido mansamente a la autoridad del Obispo. En cualquier caso, los fantasmas leales a Estigia consiguieron acceder a la ciudadela, y tras derrotar al Obispo y sus lugartenientes, proclamaron que la Ciudadela de Lugo se encontraba bajo la jurisdicción del Reino Oscuro de Hierro. Lope de Salcedo se convirtió en el nuevo gobernante fantasmal, aconsejado por tres representantes de los principales Gremios locales: Artesanos, Perdonadores y Soñadores.
Mientras tanto, en 1528 Lugo se convertía en capital de reino de Galicia, pero se trataba de un título nominal en una época en que el reino dependía cada vez más de la Corona de España, y en la que otras ciudades como Santiago de Compostela, A Coruña o Pontevedra cobraban más importancia. A principios del siglo XVII en la ciudad de Lugo habitaban unas 2.000 personas, menos de la mitad de época romana. No obstante, a pesar de su modesto tamaño, en los siglos siguientes la ciudad comenzó un nuevo período de expansión económica y cultural, construyéndose nuevos edificios, al mismo tiempo que en las tierras fantasmales aparecían otros nuevos.
En las Tierras de las Sombras, el Obispo Lope de Salcedo gobernó con mano firme, mostrándose como una autoridad eficaz, consiguiendo rechazar una oleada de Espectros que llegó siguiendo la tempestad del Tercer Maelstrom en el siglo XVII. Aunque su corte fantasmal tenía un aspecto eclesiástico, siempre mostró su lealtad a Estigia, aunque al mismo tiempo también se encontraba inquieto, considerando que gobernaba una ciudadela pequeña cuando quizás en Estigia podría aspirar a una posición más elevada. Aceptó la Ruptura de los Gremios decretada por Caronte, pero mantuvo a los consejeros de los Gremios, que simplemente se limitaron a hacer una declaración pública de su lealtad a Estigia.
A finales del siglo XVIII Lope de Salcedo recibió a un grupo de Legionarios Siniestros. El Señor Sonriente le ofrecía una posición a su servicio…a cambio del traslado de las murallas fantasmales de Lugo a Estigia, de la misma forma que en siglos pasados varios edificios antiguos habían pasado a formar parte de la capital del Reino Oscuro de Hierro. El antiguo Obispo, que ya ocupaba una posición en la Legión Siniestra, vio en la oferta la oportunidad que deseaba, y tras meditarlo con sus consejeros terminó aceptando.
Sin embargo, los fantasmas de Lugo no estaban de acuerdo con las ambiciones de su señor. La muralla los había protegido de la furia de Espectros y Maelstroms, y no estaban decididos a quedar indefensos para pagar el ascenso de Lope de Salcedo. Una alianza fantasmal se alzó contra él, que a pesar de todo, decidió proceder con el traslado. Confiaba en dejar atrás cuanto antes a sus revoltosos súbditos. Los artesanos de Estigia que habían comenzado a desmontar las murallas fueron acosados constantemente, pero el envío de varios Legionarios Siniestros permitió continuar lentamente con las obras.
El 9 de enero de 1809, en el marco de la Guerra de la Independencia, las tropas francesas al mando del mariscal Ney entraron en Lugo, quemando los edificios contiguos a las murallas para evitar que fueran escaladas. Entre los ataques de los guerrilleros y las discusiones entre los propios franceses, abandonaron la ciudad tras volar la puerta del puente romano.
En las Tierras de las Sombras, el traslado de las murallas fantasmales fue interrumpido. La destrucción de parte de la muralla pareció de alguna forma debilitar el conjunto. Como si aguardaran la señal, un enjambre de Espectros asaltó la ciudadela, sorprendiendo a los fantasmas allí reunidos. El obispo Lope de Salcedo fue devorado por los Roídos por la Sombra, y otros fantasmas lucenses también fueron destruidos. Los obreros que habían llegado de Estigia huyeron, y de esta manera el traslado de la muralla a Estigia quedó interrumpido.
Privados de la autoridad de Estigia, varios círculos fantasmales se refugiaron en las ruinas de la ciudadela tras la retirada de los Espectros. Un consejo de ciudadanos dirigió la reconstrucción, al mismo tiempo que unían fuerzas para resistir a las fuerzas del Olvido. Unas décadas después, varios Legionarios llegados de Estigia acudieron para restablecer la autoridad del Reino Oscuro de Hierro. Nadie volvió a hablar de trasladar las murallas.
Durante el siglo XIX Lugo se convirtió en capital de provincia y comenzó su modernización, derribando varios edificios medievales y parte de la muralla. En 1846 se produjo el alzamiento del coronel Miguel Solís. La ciudad fue asediada durante quince días y la junta revolucionaria ordenó el derribo de varios edificios, causando daños a las murallas. Sin embargo, los rebeldes fueron derrotados y ajusticiados. En las décadas siguientes la ciudad emprendió cierta expansión y modernización, aunque su crecimiento resultó moderado en comparación con las ciudades gallegas de la costa. La diputación lucense, debido a la desamortización, decidió reunir y proteger los bienes del patrimonio cultural de la provincia, esparcidos en diversas colecciones y propietarios, trayendo varias reliquias fantasmales en el proceso que fortalecieron la presencia de los Sin Reposo en la ciudad.
Lugo se convirtió en Necrópolis de Estigia en el año 1875. Fue elegido gobernador el Anacreonte de la Legión Siniestra, Manuel Pérez, un militar que había luchado contra los franceses. Sin embargo, debido al tamaño modesto de la Necrópolis, sólo la Legión Esquelética y la Legión de Hierro tenían un peso importante en su gobierno.
El gobierno de Manuel Pérez vio la reordenación de la Necrópolis. Con la ayuda de otros Anacreontes trasladó a Lugo el orden estigio. Abrió la ciudadela a fantasmas que anteriormente habían habitado los yermos, y dirigió varios ataques contra los Espectros. También consultó con varios arquitectos fantasmales, con la intención de reconstruir la fortaleza de las antiguas murallas romanas contra el Olvido. Hubo varios tímidos avances, pero parecía que el antiguo poder de la construcción había sido quebrantado durante el intento de trasladarlas a Estigia.
Lugo se convirtió en una de las pocas ciudades que se mantuvieron leales a la monarquía tras la victoria republicana en las elecciones municipales de 1931. Sin embargo, la Segunda República terminó en 1936 con la sublevación y guerra civil, y los rebeldes triunfaron rápidamente en la ciudad. Muchos republicanos fueron ejecutados por los sublevados. Durante el resto del conflicto, Lugo permaneció al margen, aunque no pudo evitar las penurias del estado de guerra.
El estallido del Cuarto y el Quinto Maelstrom durante el siglo XX afectó a los fantasmas de las Necrópolis. Aunque las murallas consiguieron resistir el empuje de la Tempestad y los Espectros, ya no ofrecían la protección de antaño. Frente a los enemigos espectrales, el gobernador Manuel Pérez cayó liderando a las Legiones estigias. A pesar de los daños y pérdidas, los Legionarios consiguieron evitar que los Espectros llegaran hasta el interior de las murallas, como había ocurrido en 1809.
En medio de los vientos de la Tempestad asumió el poder la representante de la Legión de Hierro, Doña Antonia Rego. Los Legionarios Siniestros, que habían resultado especialmente diezmados durante la defensa de la Necrópolis, la aceptaron con reticencia, considerando que sus esfuerzos no habían sido debidamente agradecidos.
En el año 1972 se promovió la demolición de numerosos edificios contiguos a la muralla, junto con varias obras de remodelación, que provocaron la aparición de nuevas Moradas en las Tierras de las Sombras. La declaración de la muralla como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000 pareció de alguna forma revitalizarla. La gobernadora Antonia Rego aprovechó la ocasión para contratar a varios arquitectos estigios para reforzar las Moradas de la muralla. Hubo algunas discusiones sobre a quién estaban beneficiando las reformas de la gobernadora, pero tras los destrozos causados por el Sexto Maelstrom, su autoridad resultó fortalecida, con la llegada de nuevos refugiados.
Por Alexander Weiss PRESENTACIÓN
Lugo es una ciudad gallega, capital de la comarca y provincia homónimas. Fundada hacia el año 25 a.C. por Paulo Fabio Máximo en época romana, es la ciudad más antigua de Galicia, construida en las proximidades de un castro y rodeada por el río Miño, con el nombre de Lucus Augusti. A lo largo de su historia ha pasado períodos de abandono y grandeza, siendo el escenario de pronunciamientos y guerras.
Y como ocurre en otras ciudades, la muerte ha dejado su marca en el inframundo de la ciudad. Una antigua Necrópolis estigia ha surgido en las Tierras de las Sombras de Lugo, y los muertos Sin Reposo vagan por las antiguas murallas y edificios fantasmales que el paso del tiempo ha levantado frente a las mareas del Olvido.
Aunque en el pasado aspiró a ocupar un lugar de importancia en el Reino Oscuro de Hierro, Lugo se ha convertido en una Ciudadela modesta, pero aún así no exenta de su propia importancia en la política fantasmal, convertida su Necrópolis en un refugio para quienes buscan un asidero ante las tormentas que azotan el inframundo.
HISTORIA FANTASMAL
El asentamiento urbano más antiguo de Galicia se levantó cerca de un castro galaico, junto al que en torno al 25 a.C. el general Cayo Antisto Veto instaló un campamento militar. Paulo Fabio Máximo, legado del emperador Octavio Augusto, fundó en el emplazamiento la ciudad de Lucus Augusti, licenciando a los veteranos de las legiones romanas y ofreciéndoles tierras de cultivo. La nueva ciudad se convirtió en un importante centro de comunicación, prosperando con la explotación de minas de oro y estaño.
No quedan testigos fantasmales de tan lejana época, y si es así, prefieren no hablar, pero en época romana surgió el principal rasgo de la identidad de Lugo, y que también se reflejó en el inframundo: su muralla.
No está claro si las murallas fueron construidas por los Sin Reposo romanos o de alguna forma los muertos galaicos ya habían construido una ciudadela en las Tierras de las Sombras, pero en cualquier caso, en algún momento indeterminado las murallas que rodeaban la ciudad en las Tierras de la Piel aparecieron en el inframundo, y los Sin Reposo locales las aprovecharon, como un bastión frente a las ocasionales tormentas y los ataques de Renegados y Espectros, que ya en esta época vagaban por los yermos en torno a la ciudad.
En la Pascua del año 460 la ciudad fue saqueada por los suevos, que asesinaron al gobernador romano y a varios nobles locales, convirtiéndose en una importante ciudad del reino suevo, donde se produjo la conversión del reino al cristianismo católico.
Es también en esta época cuando comienzan a surgir noticias fiables sobre los Sin Reposo de Lugo. En los antiguos registros de Estigia se conserva un pacto de vasallaje hacia Caronte de una figura conocida como “El Obispo”, el título asumido por el líder de los Sin Reposo de Lugo. En estos registros también se menciona que, protegidos tras sus murallas, sus habitantes fantasmales habían resistido los peores estragos del Gran Maelstrom que había devastado el inframundo tras la caída del Imperio Romano. No se menciona tanto una Necrópolis como una ciudadela o fortaleza levantada en el interior del recinto de las murallas, una comunidad fantasmal dirigida por el mencionado Obispo.
La conquista y ocupación musulmana de Lugo a principios del siglo VIII fue breve, y los invasores pronto fueron desplazados por el rey Alfonso I de Oviedo, que conquistó la ciudad sin resistencia y restauró la diócesis, encargando al obispo Odoario su repoblación. Hasta mediados del siglo IX Lugo fue la única ciudad de Galicia, aunque su protagonismo comenzó a decaer frente a Oviedo y Santiago de Compostela.
Entre los Sin Reposo, el Obispo siguió siendo la principal autoridad de la ciudadela fantasmal de Lugo, gobernando una comunidad heterogénea, entre la que se encontraban fantasmas romanos, suevos, galaicos y astures. El poderoso Obispo tenía la última palabra sobre quién era admitido en el interior del recinto de las murallas y quienes eran desterrados a los yermos que se encontraban más allá. Poco a poco comenzó a formarse una comunidad de Pescadores, fantasmas que creían en la existencia de una redención en las Tierras de las Sombras.
Durante la Edad Media, la ciudad de Lugo fue el escenario del enfrentamiento entre los obispos locales y la nobleza lucense, a la que se añadieron los burgueses y campesinos que aspiraban a convertirse en un municipio fuera de la autoridad eclesiástica. Estas luchas urbanas, que degeneraban en ocasionales estallidos de violencia contra el señorío de los obispos, y los elevados tributos, culminaron en el asesinato del obispo Lope de Salcedo en el año 1403 y las posteriores guerras irmandiñas.
Paralelamente, en las Tierras de las Sombras, la comunidad fantasmal se encontraba dividida. El Obispo y los Pescadores gobernaban la Ciudadela de Lugo, mientras que en el exterior de las murallas se formaban varios círculos de fantasmas de distinto signo, aunque pronto los leales a Estigia comenzaron a convertirse en los principales rivales del Obispo. Sin duda también contribuyó a que muchas de las víctimas de las revueltas urbanas terminaban recurriendo en el más allá a la autoridad de Estigia para evitar los abusos de los Pescadores.
Cuando finalmente Caronte emitió la Proclamación de la Razón y ordenó a los Pescadores que abandonaran Estigia, los fantasmas leales al Imperio Oscuro de Hierro vieron su oportunidad y se alzaron contra la autoridad del Obispo y sus seguidores, que se atrincheraron en la ciudadela tras las murallas de Lugo. Sin embargo, entre ellos se encontraba un traidor, el asesinado Lope de Salcedo, que negoció con Estigia la entrega de la ciudadela a cambio de ser reconocido su gobernante. Sin duda Lope de Salcedo se encontraba motivado por la ambición de gobernar en la muerte la ciudad que había gobernado en vida, pero había ocultado muy bien su descontento y parecía haberse sometido mansamente a la autoridad del Obispo. En cualquier caso, los fantasmas leales a Estigia consiguieron acceder a la ciudadela, y tras derrotar al Obispo y sus lugartenientes, proclamaron que la Ciudadela de Lugo se encontraba bajo la jurisdicción del Reino Oscuro de Hierro. Lope de Salcedo se convirtió en el nuevo gobernante fantasmal, aconsejado por tres representantes de los principales Gremios locales: Artesanos, Perdonadores y Soñadores.
Mientras tanto, en 1528 Lugo se convertía en capital de reino de Galicia, pero se trataba de un título nominal en una época en que el reino dependía cada vez más de la Corona de España, y en la que otras ciudades como Santiago de Compostela, A Coruña o Pontevedra cobraban más importancia. A principios del siglo XVII en la ciudad de Lugo habitaban unas 2.000 personas, menos de la mitad de época romana. No obstante, a pesar de su modesto tamaño, en los siglos siguientes la ciudad comenzó un nuevo período de expansión económica y cultural, construyéndose nuevos edificios, al mismo tiempo que en las tierras fantasmales aparecían otros nuevos.
En las Tierras de las Sombras, el Obispo Lope de Salcedo gobernó con mano firme, mostrándose como una autoridad eficaz, consiguiendo rechazar una oleada de Espectros que llegó siguiendo la tempestad del Tercer Maelstrom en el siglo XVII. Aunque su corte fantasmal tenía un aspecto eclesiástico, siempre mostró su lealtad a Estigia, aunque al mismo tiempo también se encontraba inquieto, considerando que gobernaba una ciudadela pequeña cuando quizás en Estigia podría aspirar a una posición más elevada. Aceptó la Ruptura de los Gremios decretada por Caronte, pero mantuvo a los consejeros de los Gremios, que simplemente se limitaron a hacer una declaración pública de su lealtad a Estigia.
A finales del siglo XVIII Lope de Salcedo recibió a un grupo de Legionarios Siniestros. El Señor Sonriente le ofrecía una posición a su servicio…a cambio del traslado de las murallas fantasmales de Lugo a Estigia, de la misma forma que en siglos pasados varios edificios antiguos habían pasado a formar parte de la capital del Reino Oscuro de Hierro. El antiguo Obispo, que ya ocupaba una posición en la Legión Siniestra, vio en la oferta la oportunidad que deseaba, y tras meditarlo con sus consejeros terminó aceptando.
Sin embargo, los fantasmas de Lugo no estaban de acuerdo con las ambiciones de su señor. La muralla los había protegido de la furia de Espectros y Maelstroms, y no estaban decididos a quedar indefensos para pagar el ascenso de Lope de Salcedo. Una alianza fantasmal se alzó contra él, que a pesar de todo, decidió proceder con el traslado. Confiaba en dejar atrás cuanto antes a sus revoltosos súbditos. Los artesanos de Estigia que habían comenzado a desmontar las murallas fueron acosados constantemente, pero el envío de varios Legionarios Siniestros permitió continuar lentamente con las obras.
El 9 de enero de 1809, en el marco de la Guerra de la Independencia, las tropas francesas al mando del mariscal Ney entraron en Lugo, quemando los edificios contiguos a las murallas para evitar que fueran escaladas. Entre los ataques de los guerrilleros y las discusiones entre los propios franceses, abandonaron la ciudad tras volar la puerta del puente romano.
En las Tierras de las Sombras, el traslado de las murallas fantasmales fue interrumpido. La destrucción de parte de la muralla pareció de alguna forma debilitar el conjunto. Como si aguardaran la señal, un enjambre de Espectros asaltó la ciudadela, sorprendiendo a los fantasmas allí reunidos. El obispo Lope de Salcedo fue devorado por los Roídos por la Sombra, y otros fantasmas lucenses también fueron destruidos. Los obreros que habían llegado de Estigia huyeron, y de esta manera el traslado de la muralla a Estigia quedó interrumpido.
Privados de la autoridad de Estigia, varios círculos fantasmales se refugiaron en las ruinas de la ciudadela tras la retirada de los Espectros. Un consejo de ciudadanos dirigió la reconstrucción, al mismo tiempo que unían fuerzas para resistir a las fuerzas del Olvido. Unas décadas después, varios Legionarios llegados de Estigia acudieron para restablecer la autoridad del Reino Oscuro de Hierro. Nadie volvió a hablar de trasladar las murallas.
Durante el siglo XIX Lugo se convirtió en capital de provincia y comenzó su modernización, derribando varios edificios medievales y parte de la muralla. En 1846 se produjo el alzamiento del coronel Miguel Solís. La ciudad fue asediada durante quince días y la junta revolucionaria ordenó el derribo de varios edificios, causando daños a las murallas. Sin embargo, los rebeldes fueron derrotados y ajusticiados. En las décadas siguientes la ciudad emprendió cierta expansión y modernización, aunque su crecimiento resultó moderado en comparación con las ciudades gallegas de la costa. La diputación lucense, debido a la desamortización, decidió reunir y proteger los bienes del patrimonio cultural de la provincia, esparcidos en diversas colecciones y propietarios, trayendo varias reliquias fantasmales en el proceso que fortalecieron la presencia de los Sin Reposo en la ciudad.
Lugo se convirtió en Necrópolis de Estigia en el año 1875. Fue elegido gobernador el Anacreonte de la Legión Siniestra, Manuel Pérez, un militar que había luchado contra los franceses. Sin embargo, debido al tamaño modesto de la Necrópolis, sólo la Legión Esquelética y la Legión de Hierro tenían un peso importante en su gobierno.
El gobierno de Manuel Pérez vio la reordenación de la Necrópolis. Con la ayuda de otros Anacreontes trasladó a Lugo el orden estigio. Abrió la ciudadela a fantasmas que anteriormente habían habitado los yermos, y dirigió varios ataques contra los Espectros. También consultó con varios arquitectos fantasmales, con la intención de reconstruir la fortaleza de las antiguas murallas romanas contra el Olvido. Hubo varios tímidos avances, pero parecía que el antiguo poder de la construcción había sido quebrantado durante el intento de trasladarlas a Estigia.
Lugo se convirtió en una de las pocas ciudades que se mantuvieron leales a la monarquía tras la victoria republicana en las elecciones municipales de 1931. Sin embargo, la Segunda República terminó en 1936 con la sublevación y guerra civil, y los rebeldes triunfaron rápidamente en la ciudad. Muchos republicanos fueron ejecutados por los sublevados. Durante el resto del conflicto, Lugo permaneció al margen, aunque no pudo evitar las penurias del estado de guerra.
El estallido del Cuarto y el Quinto Maelstrom durante el siglo XX afectó a los fantasmas de las Necrópolis. Aunque las murallas consiguieron resistir el empuje de la Tempestad y los Espectros, ya no ofrecían la protección de antaño. Frente a los enemigos espectrales, el gobernador Manuel Pérez cayó liderando a las Legiones estigias. A pesar de los daños y pérdidas, los Legionarios consiguieron evitar que los Espectros llegaran hasta el interior de las murallas, como había ocurrido en 1809.
En medio de los vientos de la Tempestad asumió el poder la representante de la Legión de Hierro, Doña Antonia Rego. Los Legionarios Siniestros, que habían resultado especialmente diezmados durante la defensa de la Necrópolis, la aceptaron con reticencia, considerando que sus esfuerzos no habían sido debidamente agradecidos.
En el año 1972 se promovió la demolición de numerosos edificios contiguos a la muralla, junto con varias obras de remodelación, que provocaron la aparición de nuevas Moradas en las Tierras de las Sombras. La declaración de la muralla como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000 pareció de alguna forma revitalizarla. La gobernadora Antonia Rego aprovechó la ocasión para contratar a varios arquitectos estigios para reforzar las Moradas de la muralla. Hubo algunas discusiones sobre a quién estaban beneficiando las reformas de la gobernadora, pero tras los destrozos causados por el Sexto Maelstrom, su autoridad resultó fortalecida, con la llegada de nuevos refugiados.