Episodio 9. Evasión o victoria
Publicado: 02 Abr 2021, 19:43
Una décima de segundo fue suficiente.
Jasper sabía de un modo instintivo que había funcionado. Sólo durante una décima de segundo. El tiempo suficiente para que el rostro de Lindhart se convirtiera en la viva imagen del asombro, instantes antes de que la propia Bestia del Malkavian tomara el control. El momento justo para que Jasper se lanzara contra él, derribándolo. El tiempo justo para intuir por el rabillo del ojo tanto a Kat como a Álex que, después de chocar entre ellas como dos panteras, se repelieron la una a la otra, como si sus propias Bestias desbocadas fueran capaces de tener un atisbo de iluminación en medio de su caída al abismo.
El Caitiff corrió. Sólo le quedaba correr y esperar que cada uno encontrara su propio escondite. Lágrimas de sangre se agolpaban en sus ojos mientras saltaba por encima de los matorrales, las raíces y los charcos de barro de aquella Ciudad Libre que no era ni ciudad ni libre. Sólo le quedaba correr mientras Lindhart, convertido en otra Bestia depredadora, intentaba rastrearle por Christiania. A eso se reducía todo. A Bestias huyendo unas de otras o matándose entre sí sin ser capaces de reconocer que una vez fueron humanas. Y sólo él, el Sin Clan, mantenía todavía la cabeza en su sitio.
A la noche siguiente
Laurent se despertó gracias al sonido de la lluvia golpeando en los cristales de su nuevo refugio, convenientemente protegidos por gruesas persianas automáticas de última generación. Se quedó durante unos segundos recostado en la cama, disfrutando de la oscuridad y del sonido de la lluvia. Pronto la amargura volvió a manifestarse en sus pensamientos. Jasper. Álex.
Kat.
Algo no iba bien. Era una sensación desagradable, más profunda que la que empezaba a alojarse en el interior de sus pensamientos por culpa del puzzle inacabado que le rodeaba. Quería marcharse de allí. Pero la inquietud le retenía. Deseaba tener más respuestas, encontrar el camino aunque fuera por intuición como hacía el bastardo de su Sire. No había noche en la que no sintiera la risa irónica del Marqués en lo más profundo de su mente.
Apartó esos pensamientos para recordar sus últimas pesquisas por el piso la noche anterior. Además de la peculiar máscara no había encontrado nada especialmente llamativo. Sólo un flyer pegado con un imán en la nevera de un local nocturno: "Hive".
Laurent miró su móvil. La noche de disturbios se había saldado con varios detenidos. Durante el día posterior se habían sucedido las manifestaciones por toda Copenhague. Nuevos enfrentamientos de una violencia cada vez mayor, con manifestantes haciendo uso de armas reales y la policía reprimiéndolos con enormes camiones que lanzaban agua a presión. Salta una conversación. Stefan.
>>>>> ¿Qué tal has dormido, princesita?
>>>>> Están las cosas jodidas y la ciudad totalmente descontrolada. Tus amigos la liaron anoche en Christiania y están pidiendo vuestras cabezas.
>>>>> Hay varios Anarquistas detenidos. Y los que no, están llamando a una guerra sin cuartel.
Stefan sigue escribiendo cuando salta una llamada de un número desconocido.
--------------- Ese ruido no anticipa nada bueno.
Álex golpea con brutalidad la tapa del contenedor, saltando al exterior poco antes de que el camión de la basura lo alce y pueda llevar a la Brujah a la Muerte Definitiva más estúpida que se pueda recordar. Álex se aleja como un felino entre las sombras hasta encontrar un callejón donde lamerse las heridas. Otra vez una tremenda tormenta se agolpa en sus pensamientos unida a una sensación desagradable parecida a la de la resaca. Le duele la cabeza, la Bestia le susurra para que busque alimento. Apesta a basura.
Álex tarda unos minutos en localizarse. Está en una calle situada al sur de Christiania, fuera de la Ciudad Libre, aunque no demasiado lejos. No tiene ni la más remota idea de cómo ha terminado allí. En su mente se agolpa el rostro de Kat lanzándose hacia ella, la oscuridad, olor a tierra mojada, botas militares, los focos de las linternas.
Un gran desasosiego se apodera de ella. ¿Habrá vuelto a hacerlo? Otra vez ha perdido el control. La maldición de su Sangre se manifiesta como una tortura constante en las últimas noches. Es incapaz de controlarse a sí misma y eso deriva en frenesíes de miedo y furia. ¿Habré matado de nuevo?. La pregunta martillea una y otra vez sus pensamientos. No tiene manera de saberlo. La desesperación se convierte en una dolorosa agonía y Álex ahoga un sollozo en un callejón sin luz. Sólo de pensar que toda la eternidad, toda la e-t-e-r-n-i-d-a-d vaya a sufrir semejantes arrebatos de furia tras los que no es capaz de recordar si se ha acercado un poco más al abismo le genera una angustia inimaginable.
¿Acaso sobrevivir es una buena noticia?
--------------- El olor a humedad llenó las fosas nasales de Jasper. Literalmente había tenido que salir de Christiania nadando para evitar a un Lindhart enloquecido y al resto de agentes desplegados. El Caitiff recordó su truco mental. Vaya, vaya... No sabía si pensar que se estaba volviendo definitivamente loco... o si en realidad estaba descubriendo todo un abanico de nuevas habilidades para proyectar su mente. Fuera como fuera tendría que sacar las conclusiones por sí mismo, nadie iba a darle las respuestas por escrito.
En todo caso había ganado el tiempo suficiente para sí mismo y para que las Brujah salieran pitando. Esperaba que estuvieran bien, aunque el optimismo no era ni mucho menos una ciencia exacta. Él había logrado correr lo suficiente para refugiarse en un enorme edificio industrial abandonado en el que un puñado de yonquis aceleraban hacia el más allá. Quizá era la única compañía que iba a tener por toda la eternidad. Al menos no le habían molestado durante el día, que había pasado agazapado en el maletero de un coche abandonado por lo menos desde hace dos décadas.
Jasper miró su teléfono. Y su corazón no-muerto se hubiera acelerado si aún tuviera la capacidad de latir.
Un mensaje flotante. Una imagen: la del apartamento. Su apartamento. El de Annelise. El de su hijo.
Otro mensaje. Una dirección. En Orestad, el distrito financiero de la ciudad, situado al sur de Christiania y cerca del aeropuerto.
Un último mensaje.
>>>>>> En 2 horas. Sin armas ni trucos.
OFF: Si quisiérais contactar entre vosotros, podéis jugarlo directamente. Cada uno tenéis el teléfono activo, aunque a Álex y a Jasper les queda poca batería. Yo en esas conversaciones no intervendría porque en este post todos tenéis la información que recuerdan vuestros personajes. Si preferís primero atender a otros asuntos, postead con normalidad y yo sigo con los turnos.
Jasper -6 Puntos de Sangre.
Laurent. -6 puntos de Sangre y -2 de FV
Álex -4 Puntos de Sangre. FV llena de nuevo.
Jasper sabía de un modo instintivo que había funcionado. Sólo durante una décima de segundo. El tiempo suficiente para que el rostro de Lindhart se convirtiera en la viva imagen del asombro, instantes antes de que la propia Bestia del Malkavian tomara el control. El momento justo para que Jasper se lanzara contra él, derribándolo. El tiempo justo para intuir por el rabillo del ojo tanto a Kat como a Álex que, después de chocar entre ellas como dos panteras, se repelieron la una a la otra, como si sus propias Bestias desbocadas fueran capaces de tener un atisbo de iluminación en medio de su caída al abismo.
El Caitiff corrió. Sólo le quedaba correr y esperar que cada uno encontrara su propio escondite. Lágrimas de sangre se agolpaban en sus ojos mientras saltaba por encima de los matorrales, las raíces y los charcos de barro de aquella Ciudad Libre que no era ni ciudad ni libre. Sólo le quedaba correr mientras Lindhart, convertido en otra Bestia depredadora, intentaba rastrearle por Christiania. A eso se reducía todo. A Bestias huyendo unas de otras o matándose entre sí sin ser capaces de reconocer que una vez fueron humanas. Y sólo él, el Sin Clan, mantenía todavía la cabeza en su sitio.
A la noche siguiente
Laurent se despertó gracias al sonido de la lluvia golpeando en los cristales de su nuevo refugio, convenientemente protegidos por gruesas persianas automáticas de última generación. Se quedó durante unos segundos recostado en la cama, disfrutando de la oscuridad y del sonido de la lluvia. Pronto la amargura volvió a manifestarse en sus pensamientos. Jasper. Álex.
Kat.
Algo no iba bien. Era una sensación desagradable, más profunda que la que empezaba a alojarse en el interior de sus pensamientos por culpa del puzzle inacabado que le rodeaba. Quería marcharse de allí. Pero la inquietud le retenía. Deseaba tener más respuestas, encontrar el camino aunque fuera por intuición como hacía el bastardo de su Sire. No había noche en la que no sintiera la risa irónica del Marqués en lo más profundo de su mente.
Apartó esos pensamientos para recordar sus últimas pesquisas por el piso la noche anterior. Además de la peculiar máscara no había encontrado nada especialmente llamativo. Sólo un flyer pegado con un imán en la nevera de un local nocturno: "Hive".
Laurent miró su móvil. La noche de disturbios se había saldado con varios detenidos. Durante el día posterior se habían sucedido las manifestaciones por toda Copenhague. Nuevos enfrentamientos de una violencia cada vez mayor, con manifestantes haciendo uso de armas reales y la policía reprimiéndolos con enormes camiones que lanzaban agua a presión. Salta una conversación. Stefan.
>>>>> ¿Qué tal has dormido, princesita?
>>>>> Están las cosas jodidas y la ciudad totalmente descontrolada. Tus amigos la liaron anoche en Christiania y están pidiendo vuestras cabezas.
>>>>> Hay varios Anarquistas detenidos. Y los que no, están llamando a una guerra sin cuartel.
Stefan sigue escribiendo cuando salta una llamada de un número desconocido.
--------------- Ese ruido no anticipa nada bueno.
Álex golpea con brutalidad la tapa del contenedor, saltando al exterior poco antes de que el camión de la basura lo alce y pueda llevar a la Brujah a la Muerte Definitiva más estúpida que se pueda recordar. Álex se aleja como un felino entre las sombras hasta encontrar un callejón donde lamerse las heridas. Otra vez una tremenda tormenta se agolpa en sus pensamientos unida a una sensación desagradable parecida a la de la resaca. Le duele la cabeza, la Bestia le susurra para que busque alimento. Apesta a basura.
Álex tarda unos minutos en localizarse. Está en una calle situada al sur de Christiania, fuera de la Ciudad Libre, aunque no demasiado lejos. No tiene ni la más remota idea de cómo ha terminado allí. En su mente se agolpa el rostro de Kat lanzándose hacia ella, la oscuridad, olor a tierra mojada, botas militares, los focos de las linternas.
Un gran desasosiego se apodera de ella. ¿Habrá vuelto a hacerlo? Otra vez ha perdido el control. La maldición de su Sangre se manifiesta como una tortura constante en las últimas noches. Es incapaz de controlarse a sí misma y eso deriva en frenesíes de miedo y furia. ¿Habré matado de nuevo?. La pregunta martillea una y otra vez sus pensamientos. No tiene manera de saberlo. La desesperación se convierte en una dolorosa agonía y Álex ahoga un sollozo en un callejón sin luz. Sólo de pensar que toda la eternidad, toda la e-t-e-r-n-i-d-a-d vaya a sufrir semejantes arrebatos de furia tras los que no es capaz de recordar si se ha acercado un poco más al abismo le genera una angustia inimaginable.
¿Acaso sobrevivir es una buena noticia?
--------------- El olor a humedad llenó las fosas nasales de Jasper. Literalmente había tenido que salir de Christiania nadando para evitar a un Lindhart enloquecido y al resto de agentes desplegados. El Caitiff recordó su truco mental. Vaya, vaya... No sabía si pensar que se estaba volviendo definitivamente loco... o si en realidad estaba descubriendo todo un abanico de nuevas habilidades para proyectar su mente. Fuera como fuera tendría que sacar las conclusiones por sí mismo, nadie iba a darle las respuestas por escrito.
En todo caso había ganado el tiempo suficiente para sí mismo y para que las Brujah salieran pitando. Esperaba que estuvieran bien, aunque el optimismo no era ni mucho menos una ciencia exacta. Él había logrado correr lo suficiente para refugiarse en un enorme edificio industrial abandonado en el que un puñado de yonquis aceleraban hacia el más allá. Quizá era la única compañía que iba a tener por toda la eternidad. Al menos no le habían molestado durante el día, que había pasado agazapado en el maletero de un coche abandonado por lo menos desde hace dos décadas.
Jasper miró su teléfono. Y su corazón no-muerto se hubiera acelerado si aún tuviera la capacidad de latir.
Un mensaje flotante. Una imagen: la del apartamento. Su apartamento. El de Annelise. El de su hijo.
Otro mensaje. Una dirección. En Orestad, el distrito financiero de la ciudad, situado al sur de Christiania y cerca del aeropuerto.
Un último mensaje.
>>>>>> En 2 horas. Sin armas ni trucos.
OFF: Si quisiérais contactar entre vosotros, podéis jugarlo directamente. Cada uno tenéis el teléfono activo, aunque a Álex y a Jasper les queda poca batería. Yo en esas conversaciones no intervendría porque en este post todos tenéis la información que recuerdan vuestros personajes. Si preferís primero atender a otros asuntos, postead con normalidad y yo sigo con los turnos.
Jasper -6 Puntos de Sangre.
Laurent. -6 puntos de Sangre y -2 de FV
Álex -4 Puntos de Sangre. FV llena de nuevo.