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Fueron días duros para la casa Blandia.

El cuerpo de la pequeña Prima fue preparado por los sacerdotes e incinerado en las afueras de Roma. Por primera vez en muchos años, las hermanas Porcia se juntaron durante la ceremonia, avivando una fraternidad que parecía estar apagada. Tercia recordó a su compungida hermana que tenían pendiente una conversación sobre negocios, para reconoció que tendría que esperar a un tiempo más adecuado.

El ambiente en la Espuma de Venus se contagió inevitablemente de la tristeza. Blandio hijo estuvo triste y apático, sin ánimo ni para sus juegos, ni para nada de provecho. También su padre estaba compungido. El pater familias se mostró enfadado porque Porcia hubiera ido a por Blandia "sola", y, de alguna manera, dio a entender que la culpaba del desenlace. Los días siguientes bebió más que de costumbre, pero se divirtió poco. Incluso los esclavos y prostitutos de la Espuma de Venus en su mayoría mostraron tristeza y compasión por la lena y su pobre hija.

Semana y algo más tarde llegó la Parilia. La Parilia, la fiesta de la fundación de Roma, era una festividad de renovación, donde el ganado recibía bendiciones y propiciaba su fertilidad, y, al mismo tiempo, Roma, que fue fundada por pastores, se renovaba también. Se celebraban ritos que buscaban lograr augurios que prometieran un año de bienes. El hogar de Porcia estaba en lo más bajo de la desesperación, ¿podría buscar en el festival la esperanza de un nuevo comienzo?

Porcia estuvo un día sin comunicarse con nadie. Ni siquiera reaccionó a las reprimendas de su marido. Lo que sí quiso es comprobar que la niña muerta era realmente Prima, en un intento estúpido de agarrarse a algo.

Tras ese día, sacó fuerzas para consolar a su hijo, el único que le quedaba. Por supuesto, le permitió tener su duelo y no le reprochó su inactividad. Sabía que el dolor de su hijo era tan grande como el suyo. Más adelante tendría que endurecerlo para prepararlo para lo que vendría, pero ni siquiera Porcia era tan dura como para no respetar ese momento.

Lo que no olvidaba Porcia es que esto no fue fruto de la casualidad. Alguien le había arrebatado a Prima, y aún no sabían quién ni para qué. Confió en su esclavo más fiable para enviar mensajes a Valerio. ¿Qué pasó con el galo y el otro agresor? ¿Alguno sobrevivió? ¿Estaban en la cárcel?

Ah, y la Parilia. Por supuesto que no está para fiestas. Pero hay que proteger el legado de la familia. Una posibilidad es que, si parece lógico, vaya a las festividades, junto con algunas chicas, para convencer a clientes a ir a la Espuma.