Episodio 6. Cazadores... cazando

Moderadores: Nyxe, Corso, Victor_Krugger

Karen Klausen (Corso)
Juez (Tradicionalista)

Re: Episodio 6. Cazadores... cazando

#21

Mensaje por Corso » 07 Nov 2021, 10:52

Por supuesto que he cambiado, querido - repuso con rotundidad - y a estas alturas nosotros mejor que nadie sabemos lo difícil que resulta quedarse anclado en el tiempo para siempre - añadió, con una sonrisa de circunstancias ante lo irónico que podía sonar aquello ahora - La nuestra es una raza en constante evolución, y no aprovecharse de ello, no solo no nos dignifica, sino que puede llegar a elevar a otros allá donde nosotros debemos llegar.

Le miró a los ojos mientras se acercaba a él con calidez - Pero no has de temer esos cambios, cariño, tú y yo jamás seremos enemigos ¿Me oyes bien? - le preguntó, abarcando con las palmas de las manos sus mejillas en un cruce de miradas en comunión total - ¡Jamás!

Aquella aseveración no llevó consigo explicación alguna más, pero el brillo en los ojos de su hermana era tan intenso, tan contundente su promesa, que cegaba cualquier duda al respecto. Tras sostener en silencio aquel juramento durante unos segundos, separó las manos de su rostro y se dio la vuelta dejando que el íntimo momento se desvaneciese lentamente.

- Pero llevas mucha razón, los sentimentalismos no pueden ocupar nuestras voluntades a partir de ahora. La guerra sin cuartel que nos ha sido declarada requiere de confianza y firmeza para actuar rápidamente - sin duda, las palabras de Greta habían insuflado de tenacidad los dos muertos corazones de su progenie. Ese primer escalofrío que había recorrido la espina dorsal de Karen al escuchar a la alemana había dado paso al candor sangriento por el que la nobleza legitima sus más viles actos - Desde esta noche, de la misma forma en que sé que vas a hacerlo, pondré en funcionamiento todos mis recursos. Ya no solo para con Malalt, sino para poner de nuestro lado a cualquier vástago de esta ciudad que...bueno, ya sabes lo que se dice «o estás conmigo, o contra mi».

Girándose de nuevo, se dirigió hacia el sillón de cuero en el que había dejado su abrigo. Mientras se cubría con él, en un claro gesto de abandonar el lugar, le confesó a Lars cuál iba a ser su primer movimiento - Ahora debo ver a mi otra mentora - expuso abiertamente - para reforzar nuestra situación, averiguar qué movimientos van a producirse en las próximas noches, y por qué no, sumar sus consejos, recursos y conocimientos a nuestra causa . Además, necesito asegurarme de que se encuentra a salvo de toda esa escoria, algo que no dudo, pero que no está de más.

- También debo hablar con Anker y con la gente que tengo trabajando para mi dentro del sistema «legal». Quizá podamos utilizarlos para conseguir una orden e irrumpir en alguno de los refugios de esos indeseables, y después arrojar sobre ellos a los perros de guerra de Hauptmann.

Una vez estuvo preparada para salir pareció darse cuenta de lo precipitada que podía parecer su marcha, pues aunque había sacado las uñas y su mente volaba sobre los pasos que iba a dar, no le gustaba en exceso la idea de que tanto Lars, como Annelise y ella misma estuviesen demasiado tiempo separados. El último eco sentimental que tendría en muchas noches volvió a acercarla al policía, hizo que le cogiese las manos y que se despidiese de él como lo que eran - Hermano mío, hasta que nos veamos mañana ten cuidado ahí fuera. Solo tienes que marcar mi número para que regrese junto a vosotros. Mantenme al tanto de todo cuanto hagas, de todo aquello que pase. Y también de Annie, ambos sufrimos por ella. Si no hay nada más que hablar ahora, vayamos a hacer lo que debemos hacer.

El frío apretón con el que le sujetaba acuñaba el mudo pacto que siempre les uniría.

Annelise Niemi (Nyxe)
Genetista

Re: Episodio 6. Cazadores... cazando

#22

Mensaje por Nyxe » 07 Nov 2021, 14:30

-¿¡Que han descubierto QUE!? -preguntó Annelise con los ojos abiertos como platos-. ¿¡Quién lo ha descubierto!?

Aunque Annelise había trabajado con Lindhart varias veces, no lo conocía tanto como para que se le ocurriese mas que UNA tapadera suya. Y si la habían descubierto, estaban JODIDOS.

Annelise vio que era su sire quien la llamaba, pero colgó y le dijo a Benedict -No... dame un segundo-. Entonces le escribió a Lars rápidamente:

-No podemos hablar ahora
-Que pasa?


Sabía que no le habría llamado por algo poco serio, pero los Toreador presumán de sus sentidos agudos y seguro que Benedict podía escuchar lo que Lars le dijera a través del movil. Y sabiendo que Malalt era también Toreador, prefería no jugársela a lo que pudiera decir.

-Vale, ya -le dijo a Benedict con expresión alarmada. No necesitaba fingir que había cortado a Lars porque lo que le había dicho le parecía una emergencia más grave, realmente estaba preocupada-. ¿Qué ha pasado?

LARS OLSEN (Victor_Krugger)
Policía Neonazi

Re: Episodio 6. Cazadores... cazando

#23

Mensaje por Victor_Krugger » 29 Nov 2021, 11:23

Annelise no cogía el teléfono, lo que le hacía pensar que entonces no estaba sola y que era muy probable a su chiquilla no le interesase que ese alguien escuchase la conversación entre ambos. Un mensaje de texto llegó a su teléfono.

Mensaje recibido, Annie: No podemos hablar ahora
Mensaje recibido, Annie: Qué pasa?


Mensaje enviado, Lars: La pregunta sería que no ha pasado.
Mensaje enviado, Lars: ¿Estás con alguien? Trata de que no pueda leer esto.
Mensaje enviado, Lars: El francés nos la ha jugado. Ha intentado matar a Lindhart.
Mensaje enviado, Lars: Ha estallado una guerra civil. Los Degenerados y los Brujos están moviendo ficha.
Mensaje enviado, Lars: Tu tía y yo estamos haciendo lo posible para realizar un golpe esta noche. Greta no está contenta.
Mensaje enviado, Lars: Necesitamos contactar con alguien del Clan de Rosa para descubrir el paradero de Malalt.
Mensaje enviado, Lars: La situación está muy fea. Mándame tu ubicación en todo momento.
Mensaje enviado, Lars: Si no nos vemos esta noche, se fuerte y ten mucho cuidado.

Guarda el teléfono y centra su atención en Karen, tira el cigarrillo al suelo y lo pisa. Cuando su hermana lo habla no queda ninguna duda de que lo que le está diciendo es cierto. El policía, desea que eso sea así y que ninguno de los dos llegue a cruzar la línea que los convierta en enemigos. La ve decidida y tenaz. Esa es la Karen que admiraba, la Ventrue que en los momentos más difíciles siempre destacaba. Con el semblante serio, asiente con la cabeza tras sus palabras.

-Haz lo que debas, si necesitas ayuda o descubres una oportunidad para asestar un golpe a esta condenada ciudad llámame. Aún no sé cómo, pero esta guerra la vamos a ganar. Por Thor Odinson que la ganamos. Tengo que ir a ver Larsen, en estos momentos es el único de mis contactos en el que puedo confiar.

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Re: Episodio 6. Cazadores... cazando

#24

Mensaje por Voivoda » 01 Dic 2021, 19:19

Anne Knudsen es menuda, tiene un rostro de porcelana que da una sensación de falsa fragilidad y parece pequeña en el espectacular ático de más de 300 metros cuadrados con vistas a los cuatro puntos cardinales. Sumida casi en las tinieblas, con una iluminación tenue y con las sombras de una cuidada chimenea de diseño futurista bailando a su alrededor parecía la imagen de la melancolía cyberpunk. Sin embargo, Karen conocía de sobra la determinación e influencia que había en aquella Vampira, su capacidad para manejar el Poder con mayúsculas y su habilidad casi legendaria para la diplomacia.

Karen no pudo evitar un chispazo de nostalgia al observar a su compañera de Clan. ¿Quién sabe qué no-vida hubieran tenido juntas?. No le gustaba tener esos pensamientos porque enseguida su propia Vitae le recordaba su lazo imperecedero con Greta, pero aún así perduraba aquella fina cadena de plata que la unía a la mujer que tenía delante. Mientras que Greta era un animal político y un camaleón capaz de adaptarse a cada mutación de las circunstancias, Anne representaba el peso del poder bajo la majestuosidad de la tradición y el paso del tiempo.

La conversación con Lars la había revitalizado y recondujo la ira que le producía el plantón de Malalt por un frío deseo de venganza. Karen se dejó arropar por el calor de aquel piso enorme que olía a ambientador, velas y al delicado perfume de Anne. Esta sonrió al verte entrar en el salón y te invitó a tomar asiento frente a ella, de modo que las dos quedáis dibujadas como sendas siluetas a la luz de la larga chimenea de llamas simétricas, efecto de algún tipo de programación electrónica.

-Cuánto me alegro de verte.

La voz cálida y suave de Anne esboza una sonrisa en Karen, que se deja abrazar por el sofá y por la agradable sensación. Allí dentro parecía no correr el tiempo, ajena la noche a la guerra desatada en la calle.

- ¿Por qué tanta prisa, qué sucede, Karen?
------------------ Dubois se encoge de hombros mostrando una amistosa indiferencia después de que Annelise no contestara a la llamada de Lars y al verla teclear en el móvil con rapidez. El Toreador le otorga unos segundos de cierta intimidad que aprovecha para llamar a un Uber, al que te invita a subir poco después. Annelise sonríe nerviosa, intentando que la ansiedad no le gobierne, aunque la posibilidad de ser finalmente descubiertos en medio de un cruce sibilino de cuchilladas nocturnas es justo lo que quería evitar a toda costa.

Dubois hace un gesto para indicarte que debéis ser discretos para que el conductor no se entere de más de lo que debe, pero te da a entender con medias palabras que de alguna manera Lindhart ha llegado a ser emboscado en su propio domicilio. Dubois te da a entender que el policía tenía algún tipo de talón de Aquiles, algún punto débil que le hacía vulnerable.

Minutos después

El vehículo se detiene en la puerta de un hotel de cuatro estrellas situado en una zona céntrica de Copenhague. No os pasa desapercibido que hay algunos soldados del Ejército de Tierra patrullando por las calles, efecto de la declaración del Estado de Alarma en la capital de Dinamarca a causa de una serie de incidentes violentos en las últimas horas. La imagen sólo contribuye a incrementar el nerviosismo de la joven Ventrue, que sigue a Dubois con paso apresurado al interior del hotel, de modo que vuestras pisadas resuenan con rapidez sobre la acera mojada primero y sobre la cálida alfombra de la recepción después.

Minutos después

El ambiente en el salón de actos de la sexta planta es relativamente acogedor. Luz cálida, música agradable de fondo con toques a jazz de los años veinte, camareros que van y vienen y aproximadamente una veintena de personas charlando en distintos grupos. Las conversaciones son en tono bajo, dando a toda la escena un cierto aire de tranquilidad que calma ligeramente la ansiedad de Annelise. A la Ventrue no le pasan desapercibidas las miradas indiscretas que os siguen por la sala, por donde Dubois camina con una amplia sonrisa y gestos que indican que es un auténtico animal social.

Le sigues hasta que se detiene junto a un pequeño grupo en el que hay dos hombres y una mujer. Dubois se dirige directamente a ella. Es una mujer no muy alta, de pelo castaño claro tirando a rubio, que viste de manera informal, pero que de modo innato acapara toda la atención, como si fuera imposible no hablarle a ella en primer lugar. A su derecha hay un hombre cercano a los cuarenta años que viste con una chaqueta de cuero y tiene cierto aire de estrella de cine, con un aire entre macarra y carismático. El otro hombre mide algo más de metro ochenta, es negro, delgado y viste con un traje sin corbata. Inspira también un cierto aire intimidante. Los tres en su conjunto generan en Annelise una cierta sensación de empequeñecimiento.

Esa sensación se convierte en un alivio de repentina calidez cuando la mujer escucha unas palabras que susurra Dubois en su oído y luego te mira con una sonrisa que inspira una total confianza.

- Annelise, ¿verdad?. Benedict me ha hablado mucho de ti, me alegro de que estés aquí esta noche. Es peligroso andar por ahí fuera. - la mujer mantiene su sonrisa a la que respondes con otra por tu parte casi sin darte cuenta- Tengo entendido que eres científica, ¿no?. Creo que Greta ha comentado alguna vez que en su familia había una mujer especialmente cualificada y tenía tu nombre. ¿Sabes algo de ella, estáis todos bien?
------------------ El olor del café con el que Larsen intentaba despejarse a la luz del flexo de su despacho traía a Lars recuerdos de tiempos que ya nunca volverían. Le ayudaba a relajarse, aunque no podía evitar estar de pie dando vueltas mientras el inspector de policía repasaba documentos en la intranet del cuerpo. El Ventrue lamentaba haberlo tenido que despertar, pero la situación era urgente. Y no le gustaba un pelo que Annelise no pudiera atender a su llamada ni poder estar cerca de Karen, cuya fuerza vital era un motor para él mismo. Le inquietaba la separación de su núcleo más íntimo y férreo. Divide y vencerás. Lars nunca contemplaba estar en el bando de los vencidos.

Henrik no terminaba de acostumbrarse a la naturaleza nocturna de Lars, al fin y al cabo no dejaba de ser un mortal, y el Ventrue notaba esa fina muralla que como una cortina de terciopelo se situaba entre ambos. Los dos sabían qué los separaba y, al mismo tiempo, que les unía. Los dos sabían que no era natural y los dos sabían que era peligroso. Pero nunca hablaban de ello.

- No hay nada de ningún Christian Eriksen. Es un nombre muy común, nada reseñable -dice Henrik sin despegar los ojos de la pantalla- Pero... sobre... Isaac... Goldstein...- dice mientras teclea y le da a Enter- Ojo.

Henrik hace una seña a Lars para que deje de dar vueltas como un mastín encerrado y se fije en la pantalla. Una foto en blanco y negro del tipo con pintas setenteras que visteis hace algunas noches. Isaac Goldstein, nacionalidad israelí, en busca y captura por tráfico de drogas, atraco a mano armada y tentativa de homicidio. Sospechoso de haber participado en al menos tres asesinatos de acaudalados ciudadanos alemanes residentes en Buenos Aires, Marbella y Pittsburgh.

Terminas de leer la ficha. Es un fichero de la Interpol fechado en 1981.

Estado del caso: archivado por prescripción. Último rastro conocido: Berlín Este, marzo de 1983.
Imagen

Annelise Niemi (Nyxe)
Genetista

Re: Episodio 6. Cazadores... cazando

#25

Mensaje por Nyxe » 12 Dic 2021, 11:54

-Vale, mi abuelo me esta contando exactamente lo mismo -le responde a Benedict en el taxi señalando el móvil con la mirada-. Joder -añade con expresión grave.

Annelise no dijo mucho más por no llamar la atención del conductor, así que saca su móvil y vuelve a responder a Lars.


Vale, estoy con BENEDICT DUBOIS
Respuesta a "El frances nos la ha..."
Sí, justo eso me acaba de decir

Respuesta a "Necesitamos contactar...":
Espera, quienes son nuestros aliados y quienes tenemos en contra?

No es Malalt de los suyos?


Respuesta a "Espera, quienes son nuestros..."
Se ha desatado una guerra civil, no nos podemos fiar de nadie excepto de nuestros hermanos de sangre. Los brujos, los artesanos y los necromantes han puesto a los dementes en su punto de mira. Ahora mismo es una lucha de todos contra todos por el codiciado control de Copenhague.

Respuesta a "No es Malalt de los suyos?"
Sí, Malalt es del clan de la rosa. Pero juega a varias bandas: anarquistas, natlige... incluso tenía contacto con Greta. Es posible que alguien de su clan sepa dónde está escondido, aunque traten de protegerlo. A fin de cuentas es él quien ha prendido la mecha de la bomba que ha hecho estallar esta guerra.

-Respuesta a "Mandame tu ubicacion...":
"Compartiendo Ubicacion"


Respuesta a "Compartiendo Ubicacion":

Perfecto. Yo estoy ahora en la residencia de mi buen amigo Henrik Larsen. Si puedo, cuando acabe me reuniré contigo. Si el Sol se nos anticipa, mañana nos vemos. Ten mucho cuidado, la ciudad es un polvorín.
Ok
Vosotros tambien

Nada mas bajarse del coche Annelise soltó un leve suspiro de alivio. -Lindhardt está bien, ¿no? ¿Y se sabe quién ha sido? -le preguntó a Benedict en el mismo intante en el que la puerta se cerraba.

Annelise se sintió un poco más tranquila al ver el lugar donde habían parado. No iban a ver a los amigos Anarquistas de Benedict, sino a su familia de sangre. Tal vez, dado lo que había sucedido -y los militares situados en las puertas- fuera discutible la seguridad que encontraría entre miembros de otro clan. Pero por lo menos no eran los anarquistas que habían tratado de asesinarla. Dandose cuenta de que quizá no llevaba la mejor ropa para un lugar así, Annelise trató de arreglarse un poco. Se hizo una coleta y se quitó la chaqueta colgándosela del brazo, quedándose con un jersey fino bastante más discreto -aunque el frío de la noche hiciera que llamase la atención por otro motivo-.

Una vez entraron en el hotel y escuchó a la Toreador decir su nombre, Annelise sintió una mota más de alivio. Casi se sonrojó -algo extraño en un vampiro- cuando le dijo que Greta había dicho eso de ella.

-Sí, así es, soy genetista
-dijo con un asentimiento-. ¿Y ustedes son...? -preguntó.

-Por ahora estamos todos bien, por suerte -le respondió- pero lógicamente están hechos una furia. -Los Ventrue se esforzaban en mostrar que valoraban las Tradiciones aun por encima de sus propios intereses, y un ataque al sheriff era un ataque a todos los vampiros de la ciudad, incluso aunque políticamente fueran rivales. También mostraban mayor celo por la mascarada que el resto de sus congéneres, así que aunque aumentase su fama de neófobos no le preocupó decir -¿Se sabe quien ha sido? No han podido darme demasiados detalles por teléfono.

Karen Klausen (Corso)
Juez (Tradicionalista)

Re: Episodio 6. Cazadores... cazando

#26

Mensaje por Corso » 27 Dic 2021, 18:24

La ambiente del ático, con su juego de luces atenuadas y largas sombras, acunó a Karen dentro de un paisaje atemporal. Uno en el que podría pasar la eternidad plácidamente, al arrullo de aquella voz que sonaba tan dulce a sus oídos como la fragancia que la acompañaba. Durante dos largos minutos, la ventrue más joven permaneció en silencio, tratando de aferrase a toda la compostura que era capaz de reunir, un ejercicio de contención abrumador ante el calibre del poder de su anfitriona. Karen la observaba con un interés apenas contenido, con la poca discreción que le permitía el deseo de acercarse a ella, de dejar fluir como un torrente impetuoso la añoranza, la admiración y la pasión que la sola presencia de su compañera de clan obraba en su sangre. En parámetros protocolarios era una de sus aliadas, además una de sus mayores, sí, pero no solo era eso. No, desde luego.

Era el cristal en el que mirarse. Tradición, Poder y Grandeza. Anne Knudsen era esa punzada voraz en el estómago que da el tener frente a frente el motivo de un anhelo que se sabe quizá irrealizable, el cordel del globo que se escapa de entre los temblorosos dedos de un niño y que se pierde inalcanzable entre las lejanas nubes. Un sueño del que se tiene miedo a despertar para darse cuenta de que, por mucho que se fantasee, lo onírico y lo real son dos caminos siempre divergentes, pero aún y así, peligrosos, porque elijas el que elijas, en ambos corres el riesgo de caer atrapado y quedar esclavizado.

Y es que leer la etérea silueta entre penumbras de Anne, siempre se le antojaba a Karen como querer recitar a Poe: «Todo lo que vemos o parecemos es solamente un sueño dentro de un sueño». Con la única excepción de que la vampira que tenía delante era tan real como los instintos que era capaz de desatar en su muerto corazón.

- Ha estallado la guerra en Copenhague - alcanzó a decir, al fin, entre la turbación que sentía, aunque no pudo evitar sentirse como un cuervo graznando en mitad de una tranquila noche de luna resplandeciente. Así que, tomó unos segundos para aclararse la voz, y añadió - No nos ofenderé a ninguna de las dos pensado que es algo que va a sorprenderte, mi querida Anne, pero aún así, sentía que debía venir en persona y cerciorarme de que estás al tanto de los movimientos que el clan dará desde esta misma noche. O, al menos, de certificar que esos movimientos ya cuentan con tu aprobación - le sonrió, franca y afectuosa.

- Pero antes de abordar esta situación, deja que te cuente los acontecimientos en los que he estado envuelta desde la última vez que nos vimos...

La narración de todo lo que le había pasado a la coterie, con ella misma en primera persona, fue todo lo calmada que le permitió su impaciencia, y todo lo precisa que le permitió la memoria. Karen no perdió el tiempo entrando en excesivos detalles, pero procuró no dejar fuera del relato ningún nombre o hecho de relevancia. Incluso pensó en contarle el incidente que desató a su bestia en el hotel tras cruzar el portal, y en cómo se había sentido por ello, pero decidió que no era el momento oportuno para exponer así su alma. Tras varios minutos de soliloquio, y únicamente cuando creyó haber expuesto todo con claridad y haber recabado la atención de su mentora, entonó con tacto una de las razones por las que había acudido a ella.

- Así que, aquí estoy, como entenderás no podía ser de otra manera. Nuestras leyes promulgan que debemos prestarle la ayuda necesaria a un hermano de clan que la solicite, pero de nuevo esa «simpleza» sería un agravio para con el lazo que nos une. No, tengo la esperanza de que sepas -sientas- que no se trata solo de eso y que, de cierta manera, entiendas y aceptes el hecho de que no puedo dejar de velar por ti, de la misma manera que puedo hacerlo por...ella - Karen, por supuesto, hizo referencia pero omitió el nombre de Greta. Tras decir aquello, cedió a su instinto de acercarse y sentirla más cerca, como esa niña ya adulta que una vez caminó de la mano de su madre - Pero sí que necesitamos...necesito - se corrigió a escaso medio metro de Anne, tendiéndole la mano ¿acaso se estaba postulando ante su mentora como futura ocupante de un asiento en la Natlige? - que me ayudes a encontrar la forma de aplastar cualquier duda sobre nuestra hegemonía en Copenhague, en toda Dinamarca, ante los advenedizos del "parlamento". Sea a través del control de esos routers, o de cualquier otra manera. A estas alturas, supongo que el medio es irrelevante para llegar al fin.

- Empezando por el odioso nigromante y su imperio de cadáveres.


Off:Chicos, disculpad por el tiempo que ha pasado desde mi último post, pero este último mes y medio del año ha supuesto un reto enorme y muy exigente para mi en lo profesional, que ha mermado lo personal/familiar, y ya no digamos el ocio (que ha sido inexistente). Tengo unas ojeras de caballo, apenas he dormido unas horas al día desde hace dos meses, y he perdido cuatro kilos, que para alguien delgado como yo, es muchísimo. Parezco un chupasangre de verdad, con eso lo digo todo. Gracias infinitas por la paciencia a todos. Estoy un poco fuera de forma para postear, así que espero que este último esté a la altura de lo que llevamos hasta ahora, que no es poco.

Y ya para Voivoda, en concreto, Karen le cuenta a Anne todo lo que ha pasado, desde la bomba del coche de Lars, hasta la foto que da a pensar que es más antigua de lo que es, lo de König, los routers, etc. De todas maneras, si tienes alguna duda, déjala si quieres en el tema offtopic y te contesto allí.

Da gusto volver a leeros y acompañaros. Saludos!!

LARS OLSEN (Victor_Krugger)
Policía Neonazi

Re: Episodio 6. Cazadores... cazando

#27

Mensaje por Victor_Krugger » 13 Ene 2022, 11:35

Lars estaba impaciente, no podía estarse quieto. Copenhague era un polvorín desde hacía mucho tiempo y alguien había lanzado una cerilla encendida al aire. La verdad es que no se extrañaba en absoluto pues sabía que era cuestión de tiempo que algo así sucediera.
Henrik hablaba y en lo único que el Ventrue podía pensar era en qué estaría haciendo Karen y en por qué Annelise no contestaba su llamada. Finalmente, Henrik le hizo una seña para que volviese en sí.

Empezó a leer el expediente, ese Goldstein era el paquete completo. Era como si uno hubiera contratado el servicio de una compañía de televisión de pago con todos extras sin dejar ni un solo canal por subscribir.

No le sorprendía que un tipo así tuviera un currículum delictivo tan extenso. Estado del caso: archivado por prescripción. La fecha del expediente de la Interpol databa de 1981. Último rastro conocido: Berlín Este, marzo de 1983. A saber que había estado haciendo durante todos estos años.

- Ya había oído que Goldstein era un hijo de puta peligroso. Palabras textuales de Sivebæk: ”Es un puto demente. Loco como una puta cabra.” También me dijo que frecuenta el club Jazzhus Montmartre. Un sitio al que si voy posiblemente me lluevan las balas… Este tío está aquí, en Copenhague, es el cabrón que hizo volar por los aires mi BMW y todo lo que sabemos de él es de los 80s, ha estado durante todo este tiempo suelto. Imagínate la de cosas que se pueden añadir a ese expediente…

Estaba claro que era un personaje conocido de sobra por la Interpol, si había estado suelto durante todo este tiempo es porque sabía cómo esquivar a la pasma. No le cabía duda de que el plan de Annelise iba a servir de poco, por no decir nada.

- Gracias, Henrik. Siento las horas… eres un buen policía y un mejor amigo... ¿has...

En ese momento sonó su teléfono, era un mensaje de Annie.

- Perdona, tengo que atender este mensaje, será un segundo.

Leer las palabras de su chiquilla lo calmaron por un momento, confiaba en ella y sabía que era lo suficientemente astuta como para no meterse en problemas.

- Ya está, disculpa de nuevo… ¿Ha oído lo de Lindhart? Dicen que han tratado de matarlo.

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Re: Episodio 6. Cazadores... cazando

#28

Mensaje por Voivoda » 13 Ene 2022, 20:19

Una sensación de cobijo fue tomando forma en el interior de Annelise. Quizá era la solidez de las paredes, la calidez de la temperatura ambiental, las sonrisas relajadas y gestos casuales de quienes estaban a su alrededor. Quizá era la añoranza pasajera de un momento de una vida que ya nunca volvería. Los Toreador tenían esa capacidad, la de simular, porque en el fondo tenía que ser eso, una simulación, ¿no?, que había esperanza para cualquier Vástago. Que aún era posible aferrarse a la humanidad restante en el interior de cada uno.

- Perdona nuestra inexcusable falta de educación -dice la mujer algo avergonzada, pero manteniendo un gesto jovial y amable- Yo soy Karen Logstrom, él -dice señalando al atractivo hombre de la chaqueta de cuero- es mi chiquillo Stefan Larsson y él -concluye con un gesto hacia el hombre negro que muestra una sonrisa impecable- es David Hawkins, embajador de la Camarilla de los Estados Unidos.

Todos sonríen amables y te hacen sentir acogida... pero una ligera inquietud se queda adosada a tu columna vertebral. No dejan de ser tres monstruos los que tienes delante. En el sentido más terrorífico de la palabra. Karen retoma la conversación.

- Hay varias hipótesis sobre lo sucedido esta noche, pero es pronto para sacar conclusiones, me temo. Ahora lo principal es mantener la calma, permanecer unidos y no tomar decisiones precipitadas por el bien de toda la comunidad.- las palabras de Karen confirman tus consideraciones previas de su interés por sostener el status quo- ¿Tu familia está segura? Podemos echar una mano si no es así... - La Toreador baja repentinamente la voz- La inestabilidad afecta especialmente a nuestra Príncipe y su chiquillo y no es noche para estar sin un refugio seguro.
------------------ Para Karen es una experiencia liberadora, un confesionario laico y contemporáneo, poder explicar con palabras todo lo sucedido en las últimas noches. Si algo definía a Anne era su gran capacidad para escuchar. No te interrumpe en ningún momento, escuchándote siempre con atención y correspondiendo con gestos de empatía y cariño a los pasajes más oscuros de tus vivencias recientes. La Ventrue llega incluso a acercarse a ti y acepta el roce de tu mano, acariciándola con la ternura de una hermana mayor, de una amiga que siempre está presente cuando se la necesita, incluso si llevas mucho tiempo sin verla.

Anne retira lentamente su mano con una sonrisa que te genera una calidez que no sabías que necesitabas tanto en tu interior. Siempre os unirá un lazo irrompible... pero sientes con cierta amargura que siempre será un lazo de seda y no una cadena de acero como la que te une a Greta. Vivir con esa dicotomía de sensaciones cada vez que ves a Anne te deja un sabor agridulce en tus emociones.

- Comparto tu preocupación, Karen, pero no puedo seguir la deriva de tus... compañeros -la voz de Anne tiene un toque gélido que te hace estremecer- Esos "advenedizos" y ese Parlamento son la única esperanza para la permanencia de la Camarilla.

Anne se acerca un poco más y tu desasosiego no deja de crecer en tu interior. Sientes el peso de un abismo que se va abriendo.

- Siempre lamentaré que te Abrazara Greta, amiga mía. El camino del autoritarismo sólo nos va a llevar al desastre y a la guerra civil. Tienes que entenderlo, tienes que ser consciente, sé que en el fondo de tu corazón puedes entenderlo -la voz de Anne es casi una súplica que te va rompiendo por dentro- Debemos reconducir la situación hacia una alianza entre diferentes que desaloje a los Malkavian del tremendo error que fue que llegaran al poder. Deben ocupar su debido lugar y debemos neutralizar la amenaza creciente de los Anarquistas. Volver a los orígenes, a nuestra alianza común en los valores de la Camarilla, a construir puentes con los Toreador y a confiar en el buen hacer de los Nosferatu... pero no a intentar imponer nuestra voluntad por la fuerza, pues sólo nos llevaría a acumular enemigos.

Anne vuelve a reclinarse en el sofá.

- Quédate conmigo, Karen. Hágamos esto juntas. Yo puedo protegerte incluso de los Giovanni. Tú y yo como embajadoras de un nuevo tiempo. Destruyamos los routers y creemos una época nueva.
------------------ - ¿Frecuenta un pub? Con la edad que debería tener, entonces es...

Asientes para que Henrik no diga ninguna palabra que no necesita ser pronunciada. Tu amigo entiende con rapidez, aunque puedes notar la inquietud en su interior. Debe ser difícil para él guardar un secreto de tal calibre y no dejarse llevar por el temor lógico que la mera existencia de los vampiros puede desatar en él.

Parece sorprendido cuando le comentas lo sucedido con Lindhart. Te hace una seña para que esperes un segundo y se levanta para volver poco después con su móvil de trabajo en la mano. Dejas que lo revise mientras tus pensamientos vuelan hacia Annelise y Karen. No te hace mucha gracia ni que tu chiquilla esté con Benedict y los zalameros Toreador ni que Karen, que acaba de pasar por una experiencia cuando menos traumática, pueda descontrolarse con Anne. Sabes que le influye en exceso el recuerdo del tiempo pasado. Nunca has juzgado delante de ella su relación con Anne Knudsen, pero en tu fuero interno te gustaría que la olvidara. No obstante, tu hermana ha sido siempre leal a Greta, sin ningún tipo de vacilación.

Henrik deja de leer con un gesto de genuina sorpresa en su rostro.

Joder. Acudió la policía a su casa avisada por los vecinos de que había un lío de cojones, con tiros y todo. Había allí un tipo que les avisó de que se le había ido la puta cabeza, que estaba gritando, armado y fuera de sí. Parece que fue abatido.- concluye con auténtico estupor.

Henrik hace un gesto para lanzar al aire dos fotografías flotantes.

- Mira. Están en busca y captura.

Observas el fotomontaje con dos rostros y dos nombres: Stefan Larsson y Laurent Malalt.

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Annelise Niemi (Nyxe)
Genetista

Re: Episodio 6. Cazadores... cazando

#29

Mensaje por Nyxe » 21 Ene 2022, 11:43

-No se preocupe, saben cuidarse solos perfectamente -dijo Annelise, más como un intento de mantener cierto orgullo entre personajes tan destacados que porque realmente estuviera segura de que no les pasaría nada. Habían estado cerca de matarles con la bomba del coche. Aunque por otro lado, habían sobrevivido a ese intento de asesinato. No le cabía duda de que ese suceso había llegado a oídos de los Toreador, aunque se preguntó si eso les haría parecer más débiles o más fuertes a sus ojos.

Annelise asintió ligeramente ante la mención a la inestabilidad de la Príncipe y su chiquillo, prefieriendo no hacer comentarios. Elsa Borgstaad y los Malkavian siempre habían sido más aliados de los Ventrue que los Toreador, aunque con la situación actual eso podía cambiar en aquel momento. Pero no era decisión suya. Su misión ahí era encontrar a Lindhart y quizá conseguir ayuda sobre el asunto de los agujeros de gusano, mientras mantenía las buenas relaciones y trataba de no acabar como rehén de los Toreador. Y con suerte conseguirían que los Anarcas no tomasen la ciudad y los diabolizaran a todos (o a su familia por lo menos).

-Quizá podamos comparar información -propuso Annelise-. Hemos abierto un par de líneas de investigación debido a los sucesos de las últimas noches -dijo, cambiando a la forma de hablar fría y rápida que solía utilizar en su trabajo y que le dió algo de confianza-, pero también tenemos varias incógnitas por resolver. Sabemos que un miembro de su clan llamado Laurent Malalt ha estado implicado en varios de los últimos acontecimientos, pero no tenemos claro con qué papel -mintió. Estaban bastante seguros de con qué papel, lo que no sabía era hasta qué punto contaba con la venia de su clan y prefería hacerse la inocente-. Estabamos intentando contactar con él -prefirió decir esa palabra a "localizar"- cuando nos llegó la noticia del asalto a la vivienda de Lindhart. Además -añadió- han aparecido unos rumores falsos sobre mi familia en Bloodspot que Benedict me estaba ayudando a investigar -dijo, dedicándole una mirada de agradecimiento y remarcando la palabra "falsos".

Karen Klausen (Corso)
Juez (Tradicionalista)

Re: Episodio 6. Cazadores... cazando

#30

Mensaje por Corso » 22 Ene 2022, 20:31

https://www.youtube.com/watch?v=8KfwXac4ftI



"Quédate conmigo..."

Un pesado telón de silencio cubrió la escasa distancia que separaba el abismo que se había empezado a abrir entre las dos vampiras. Allí, frente a frente, se habían dado cita mentora y alumna, el pasado y el futuro de una ciudad predestinada a la guerra; al salvaje fratricidio de una estirpe que hundía sus orígenes en el principio de los tiempos.

"...sé que en el fondo de tu corazón puedes entenderlo..."

Realmente tenía que esforzarse muy poco para imaginarse mirando desde los rascacielos las decenas de cadáveres cubriendo las aceras como una alfombra tejida de culpa y miedo. El hedor de la carne quemada teñiría de cenizas las lunas de los taxis que cruzarían un puente de Oresund indolente a las alianzas y traiciones de la prole de Caín. La pregunta no era cuestionarse si la guerra no era sino un medio para acelerar el proceso de la historia, pues ya sabía la respuesta, sino qué herederos podrían nacer de un mundo dominado por la debilidad de los derrotados. Fuese un bando, u otro, el que cayera, no habría vencedores ni vencidos, solo supervivientes; a los que dirigir y gobernar.

Tras el salto temporal su mente era capaz de pasar más allá de la línea divisoria que le habían trazado sus mayores. Más allá de los pares de opuestos con los que le habían pintado el mundo, otras percepciones nuevas habían comenzado para ella hacía muy pocas semanas. ¿De verdad podía entenderlo? ¿Podía, en el fondo, sentirlo así? ¿Cómo Anne le decía?

Volvió entonces ese vértigo, en consonancia con su auténtica naturaleza, como el sello que cosía sus labios ávidos de batir en vuelo como alas de gaviota sobre el Mar del Norte: la libertad sobre las agitadas aguas de los últimos tiempos que habían sacudido su novida se ofrecía ante ella, invitándola a volar en dirección a un tiempo en el que regirían las viejas reglas conocidas con ella ocupando un lugar que siempre había ansiado. Poder, tradición y recursos suficientes para poder ejercer la «noblesse obligue» sobre el resto del rebaño, mortal e inmortal. Eso, Greta, y lo sabía, nunca estaría dispuesta a dárselo. Y, por un segundo, temerosa de que solo con pensarlo ésta pudiese oírlo, santificó el hecho de que nunca la había vinculado -ni podría vincularla - de la misma forma que a Lars.

Y aún y así, cruzar ese aro de fuego que se había prendido a su alrededor era quizá la más compleja y ardua tarea a la que recordaba estarse enfrentando desde que le abrió los ojos a la noche eterna. Karen sabía que, en un gran sentido, esa noche iba a morir, pero también que nunca imaginas lo fuerte que puedes llegar a ser hasta que ser fuerte es la única alternativa que tienes. Así que, llegada a ese punto, solo cabía decidir por qué, y a ojos de quién, iba a hacerlo.



¿Tanto te amo...?

...mi mano tiembla en tu caricia como una frágil taza de porcelana que se precipita sobre una mesa vacía. Este ligerísimo espasmo, que me rompe en dos como yo he roto vidas, esconde la tormenta emocional que me está arrasando por dentro. ¿Pero acaso puedo o puedes reprenderme por ello? Tus palabras, tus palabras son la alquimia que trasmutan mi estabilidad. Y, sin embargo, de entre todos los oscuros rincones que van ensombreciendo nuestro tiempo, nuestras almas, aquí estoy, puede que mintiéndome a mi misma. Pretendiendo que todos aquellos con los que me encuentro despiertan en mi un interés tan sincero como el hastío que me procuran sus banales vidas.

Fingiendo que es lo que quiero. Tratando de burlar sin éxito la negra sombra que ha ido exprimiendo, gota a gota, la obediencia que se me presupone para con mi vinculo consanguineo. Sé que a veces el camino más fácil para liberarse de una cadena de hierro no es quebrarla, sino cortar la parte de ti que te ata a ella.


Y aunque le fue díficil contener las neblinosas lágrimas de sangre que empezaban a formarse en sus ojos, volvió a preguntar mientras se volvía a acercar a ella y tomaba su mano, quizá porque sabía cuáles iban a ser sus dolorosas respuestas.


Pero ese camino es doloroso, ambas lo sabemos. Así que, dime ¿Eres sincera? ¿Tanto me amas...?

Basta, por favor, si es así, basta. ¿No ves que con cada palabra esta intimidad, tuya y mía, languidece como nuestros cadáveres al acercarse la salida del sol? Aquella simbiosis que nació hace eones de posibilidades, y que esta noche se empieza a disolver de la misma manera en que la corrosiva monotonía quema la pasión entre dos amantes. Nunca nos pertenecimos, pero vive Odín que hay caricias que dejan marcas más profundas bajo la piel, que sobre la carne. Tú que le has sobrevivido a las eras, dime cómo no puedes saberlo. ¿Acaso las dos cosas más difíciles de decir en la vida no son “hola” por primera vez y “adiós” en la última?

¿Dejaremos que sea esta nuestra despedida? Tú, que eres uno de los estandartes bajo los que se cobijó mi corazón cuando se pudrió para siempre. Tú, silenciosa emperatriz de Copenhague, prometes un asilo cuyo precio me valdrá una orfandad. Dime, ¿Tal es nuestro futuro? ¿Tanto me amarás? Dime, desde el fondo de tu corazón ¿Tanto?...

Pero sobre todo, miénteme, muerte de mi muerte. Hazlo, y dime si seré al fin aquello para lo que quizá el destino me tenía preparada la inmortalidad. Dime, que junto a ti, de igual a igual, seré la punta de lanza sobre la que resucitar esta ciudad estéril y al borde del colapso. Miénteme una última vez antes de que empieces a diluirte poco a poco en mi memoria, y dime que seré al fin...tu digna consorte en este reino de sangre.

Cerrado

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