Episodio 6. Cazadores... cazando

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Episodio 6. Cazadores... cazando

#1

Mensaje por Voivoda » 09 Ago 2021, 19:43

Avanzamos a la siguiente noche de juego aunque todavía justo antes del amanecer podríais haber puesto en común vuestra experiencia, que podéis interpretar o no, según os apetezca

Annelise camina de un lado a otro de la habitación dispuesta en la planta 25 del hotel de lujo situado enfrente de la sede del partido. No es habitual que Greta os pidiera que descansarais en el hotel. De hecho, suele ser una decisión asociada a una situación de emergencia, ya que es un hotel bajo el control total del Clan y sólo se suele reunir a los miembros leales a la causa cuando es necesario que unos estéis cerca de otros. En todo caso, a la Ventrue le preocupa poco la tensión política o el carrusel de noticias repetitivas sobre los enfrentamientos con heridos e incluso muertos en las calles de Copenhague que repiten los canales de televisión.

Su principal preocupación se divide entre intentar comprender lo sucedido la noche anterior y el Hambre que poco a poco va agujereando sus pensamientos. Annelise se resistía a creer que lo vivido fuera real, aunque Lars y Karen insistían en que habían experimentado un viaje tangible con efectos tangibles. Empezando por su propia Hambre.

Annelise piensa en las investigaciones que inició hace unas semanas. Le fascina en cierta manera que estuvo investigando efectos que seguramente sucedieron hace décadas. Apunta mentalmente que debe buscar más información sobre la fiebre tifoidea durante la II Guerra Mundial. La joven Ventrue se dirige a la habitación número 122, en la que Greta von Stauffenberg os ha citado al inicio de la noche. Está acostumbrada a llegar casi siempre la primera, siempre se despierta antes que su Sire. A veces Karen y ella comparten los primeros instantes de una noche si dormís en el mismo sitio como ha sido el caso de este día, pero en esta ocasión ni siquiera Karen ha llegado a la habitación. Tampoco Greta. Annelise enciende las luces, que dan una iluminación suave a una cuidada habitación de hotel en la que huele ligeramente a lavanda. Desea que lleguen pronto los demás para dejar de estar sola con sus pensamientos.

Unos minutos después


Lars y Karen se encuentran en la puerta de la habitación 122. Al policía le extraña coincidir con su hermana de Sangre. Sospecha que se ha despertado más tarde... y eso no es una buena señal. Sin embargo, Karen está de nuevo de vuelta. Su maquillaje es perfecto, su ropa impoluta, su gesto endurecido. La mirada que comparten los hermanos es de total compenetración. Él sabe que ella ha perdido el control con todo lo que eso implica para su forma de ser. Ella sabe que él nunca va a abandonarla. Sólo queda esperar a lo que Greta tenga que decir.


Unos minutos después


Lars y Annelise esperan sentados dentro de la habitación, mientras que Karen ha subido las persianas y mira la alfombra de luces que es la ciudad de Copenhague a sus pies. Los mismos anuncios parpadeando, las mismas luces rojas de las boyas en el mar, la fina línea serpenteante del puente de Oresund. La vista de siempre. Su ciudad, su tiempo.

Greta no dice nada cuando entra en la habitación y se quita las gafas de cristales rosados que deja con cuidado en la mesilla de noche. Annelise y Karen fijan enseguida su vista en los movimientos elegantes de la Ventrue, que quedó congelada para siempre en el tiempo en una noche en la que parecía que se dirigía a algún tipo de cena de gala y en un momento en el que estaba demasiado delgada. El vínculo sanguíneo que comparte con Lars hace que éste note como si fueran sus propias sensaciones la ansiedad que recorre el cuerpo de la Ventrue. Greta es un animal herido y el policía puede notarlo.

La Ventrue se enciende un cigarrillo. En teoría no se puede fumar en el interior de un hotel.

Salvo que el hotel sea básicamente tuyo.

Después de lanzar una primera nube de humo que se disipa lentamente camino del techo rebusca en su bolso y deja encima de la mesa redonda que preside la suite un periódico viejo. Cae justo al lado de Lars, que lo abre y pronto comprende por qué Greta lo ha traído consigo. Es una edición de un periódico del año 1945 en la que se describe un crimen sucedido en un hotel. Es apenas una nota a pie de página entre las crónicas de la guerra, pero un lector avispado, y no-muerto, puede sacar conclusiones rápidamente.

- La chusma nocturna de esta ciudad cree que sois Vástagos más antiguos de lo que realmente sois. Quizá por eso os intentaron hacer saltar por los aires hace algunas noches- Lars mira a Karen y a Annelise. Todos recordáis la bomba casera situada en los bajos del coche. El bucle temporal toma forma en vuestras mentes. Greta da otra calada antes de seguir algo acelerada y saltando de un asunto a otro- Y además, un mierda de tres al cuarto os intentó dejar encerrados en el 45.- os llama la atención la naturalidad con la que habla del salto en el tiempo- Me alegra que no haya sido así.

Os seguís cruzando miradas de interés creciente.

- Laurent Malalt. No parecía tan dispuesto a unirse a la causa. Parece más bien un mercenario que ha intentado jugar a varias bandas con nosotros y con toda la escoria anarquista que podáis imaginar.- otra vez el nombre de Laurent Malalt. Recordáis que trataba con el amigo de Annelise, el tal Isak. No parecía precisamente lo más selecto de la ciudad, no- Esta noche me ocuparé de él porque a pesar de las ganas que le podamos tener, aún puede sernos útil. De paso, tenemos que ir despejando el camino, queridos.

Greta parece ahora más calmada. Coge su teléfono móvil y lanza al aire los dedos para que se forme una fotografía flotante. Parece una captura de una cámara de seguridad. La imagen es de un hombre que ya habéis visto antes. Recordáis sus ademanes estrafalarios, pero nunca pensábais que fuérais a ver de nuevo a ese tipo.

- Christian Eriksen. Nombre real, Isaac Goldstein. Sí, efectivamente, judío- Greta hace una ligera inflexión de desprecio en su voz- De profesión según él cuenta a sus allegados: "cazanazis". Ha intentado comprar información en la deep web relacionada con vosotros. E intentó comprársela a un ghoul de Matthias König.

Vais atando cabos paso a paso.

- Después de vuestro reciente... viaje, y de su relación con el edificio de Christiani & Nielsen, como comprenderéis no tenemos intención de venderle el inmueble. No es muy difícil imaginar para que quieren los follamuertos un lugar así. Pero necesitamos la información que puedan tener sobre Goldstein y si hay otros como él.- Greta baja ligeramente la voz- El Principado de los dementes está débil y tenemos que aprovechar la situación sin dejar ni un cabo suelto... así que tenemos que sonreír a König, tenerle de nuestro lado e impedir al mismo tiempo que meta sus narices necrófilas en nuestros asuntos.

Vuelve de nuevo a tener un aspecto jovial y termina de apurar el cigarrillo. Parece que le fuera dando vitalidad la nicotina, aunque bien sabéis que depende más de la Sangre. Y seguramente de alguna muy selecta.

- Se admiten ideas


Karen -3 Puntos de Sangre. FV llena.
Lars. -6 Puntos de Sangre.
Annelise -9 puntos de Sangre (quedan 5 en el organismo).
Imagen

Karen Klausen (Corso)
Juez (Tradicionalista)

Re: Episodio 6. Cazadores... cazando

#2

Mensaje por Corso » 11 Ago 2021, 11:42

Había despertado más tarde de lo que acostumbraba, algo que se podía deber a la sensación de protección que le brindaba estar en uno de los bastiones del Clan. De saberse, en tiempo y forma, en casa.

En cuanto abrió los ojos sintió como las horas de sueño le habían procurado un efecto reparador. Podía sentirlo en su pálido cuerpo inerte, y también en su mente. Como si acabase de abrir de par en par las ventanas de un cuarto oscuro y enmohecido, aireando su interior.

La caliente ducha aromática que se había dado hacía unos minutos fue más corta de lo que hubiese deseado, pero aun así, había servido para que sus músculos se relajasen, para tomar consciencia de que estaba entre los suyos y, lo que era más importante, de que seguía no-muerta.

Todavía salía vapor por la puerta del baño mientras sujetaba con delicadeza el exclusivo y moderno Gucci que alguien, y por alguien solo podía pensar en Greta, su sire, había dejado junto al tocador. Como no podía ser de otra manera, las prendas se deslizaron por su piel desnuda como si estuviesen hechas a medida - sus medidas - algo que nunca dejaría de sorprenderla por mucho tiempo que pasase alejada de la alemana. ¿Cómo podía seguir recordando detalles como esos? En cierta medida, era algo que le abrumaba y que no tenía demasiado claro si tomarse como un halago, o una advertencia. «Te sigo conociendo al milímetro», parecía decir.

Mientras se maquillaba, al otro lado de la suite, el televisor vertía sobre la habitación una interminable sucesión de imágenes de los enfrentamientos en las calles de Copenhague, trayendo consigo un sinfín de caras conocidas, posicionadas en un y otro bando de la guerrilla urbana que, sin duda, se seguía desarrollando bajo los intereses de los anarquistas ineptos soterrados en la Natlige. Fue aquello lo que rompió el efímero momento de presunta calma que hasta ahora le había brindado el salto temporal desde 1945, centrándola en todo lo que debía hacer esa noche, y que había quedado pospuesto tras el doble viaje temporal; algo que aún no sabía cómo se había producido, aunque tenía una ligera idea. Su gesto se endureció entonces, e intentó concentrase en ello pese al otro gran estímulo que hasta ese momento había intentado ignorar. La sangre de Greta en las proximidades la llamaba como el rugido de una leona hacia sus crías, pues aunque no estaba encadenada a ella a través del vinculum, la fuerza con la que su presencia tiraba de ella era algo incuestionable. Infinitamente superior a la de una hija para con su madre.

Sin embargo, no, le negó con la cabeza a la Karen del espejo. No era momento de perderse en sentimentalismos, servidumbres, consanguinidades ni deseos de aprobación; sino de mostrarse modélica, firme y fría, como el aséptico pasillo que recorría en ese momento hacia la habitación 122. Al punto arrogante y altiva. Impávida dignataria de los principios y conducta de su clan. Una noble patricia decidida a ocupar el lugar que le correspondía como progenie de la germana y, por ende, como valiosísimo activo del partido.

Buenas noches, querido. ¿Preparado? - saludó a su hermano ya en la puerta, viendo en sus ojos el reconocimiento de todo lo que habían pasado juntos. Si en algún momento Lars la había juzgado por sus actos, Karen pareció no estar predispuesta a hablar de ello; al menos, no esa noche. Tampoco necesitaba una respuesta, no le cabía duda de que lo estaba. Los dos vampiros casi podían fundirse en uno solo con mirarse. Así pues, pasó delante suya al interior de la estancia 122, dejando tras de sí la estela de seguridad y control de la situación de la que tantas veces había hecho gala en ocasiones como aquella.

No se sorprendió al ver a Annie sentada dentro, pues solía despertar pronto; quizás Karen se estuviese haciendo mayor, y como había escuchado alguna vez, sus letargos comenzasen a hacerse más pesados. En cualquier caso, también se alegró de encontrarla intacta, a la espera de una reunión con sus mayores y no persiguiendo a un rojo de mierda por unas escaleras. A su sobrina de sangre le había costado asumir que verdaderamente habían saltado de época en el parking de C&N, y como guías más cercanos, Lars y ella se habían tenido que esforzar en mostrarle pruebas de que aun pareciendo inverosímil, era un hecho. Sin ir más lejos, su apetito era una de las mayores pruebas de ello. - Annelise...¿Cómo te encuentras? ¿Has podido poner en orden tus ideas?- Karen se sentó un instante a su lado y al preguntar sujetó entre las frías palmas de sus manos las de la joven ventrue.

Estar a solas con los dos era balsámico, pues la familia siempre había de permanecer unida. Y dadas las circunstancias, la unión entre los tres debía ser total, sincera y absoluta. En ese momento, Klausen hubiese respirado de alivio, pero claro, eso hacía mucho que era imposible.


Unos minutos después.


Greta.

La punta de lanza de la derecha más extremista. La sutil propagandista. La sibilina voz susurrando a los líderes de los partidos populistas neonazis. La instigadora de los movimientos sociales de la causa. Embajadora de la Hermandad, y según algunos la titiritera moviendo los hilos de los que pendían los Verdaderos Daneses.

Greta, la fanática que hubiese borrado del mapa de Copenhague cualquier rastro de inmigración y comunismo, de sangre impura, en lo que duraba un suspiro. Sin concesiones. Sin dudas. Sin culpa. Detrás de su apariencia delgada y frágil, detrás de los finos cristales a través de los que veía el mundo color de rosa, se escondía un ser calmado, irremediablemente seductor y tremendamente persuasivo. Esa proyección de sí misma parecía comerse la atmósfera de la habitación con cada una de sus palabras y cualquiera de sus gestos.

Greta, el puñal silencioso tras del telón. Puro acero templado por el odio nacionalsocialista hacia aquellos que pretendían emponzoñar las calles de Dinamarca de pieles multicolor, de ideas de revolución y lucha contra los auténticos herederos de la riqueza y el poder nórdicos: ellos, y otros como ellos, sus legítimos herederos.

Karen, que había mamado de esa leche, escuchó con suma atención a su madre no-muerta, mientras, de vez en cuando, cruzaba una significativa mirada con Lars y Annelise. Todo empezaba a cobrar sentido para la coterie, y pese al peligro inherente que encerraba los hechos que les exponía su creadora, empezó a sentir el impulso de acabar de una vez por todas con todas aquellas sucias ratas que les amenazaban. Sin embargo, su autocontrol, como uno de sus mejores consejeros, le instó a abordar la información que Von Stauffenberg les ofrecía, punto por punto. Con el ceremonioso respeto, pero también con la ferrea voluntad que la ocasión merecía, fue la primera de los tres en tomar voz. Al fin y al cabo, era algo que le correspondía por edad dentro del linaje.

- Aún no sabemos cómo hemos regresado, pero si ese tal Malalt pretendía dejarnos encerrados supongo que contaba con el instrumento adecuado para hacerlo. Por tus palabras, ¿he de deducir que no es el único vástago en la ciudad que sabe de la existencia de los agujeros de gusano? - Karen no pretendía sonar insolente, pero tampoco ocultó la punzada mordiente que arrastraba su afirmación. Al fin y al cabo, se habían jugado la no-vida a ciegas, y la naturalidad con la que trataba Greta la realidad de los portales daba a pensar que ésta, cuando menos, sí que sabía, si no su ubicación, su existencia.

- Por otro lado, no sé en qué punto un perro traidor puede sernos útil. Lo normal es que los de su condición cambien de chaqueta con una sencillez pasmosa, solo con ofrecerles un acuerdo que mejore las expectativas que tengan hasta el momento. Un mercenario no obedece leyes, ni posee honor alguno - hizo una pausa y tras aclararse la voz continuó - Nunca dudaría de tu buen juicio, mi sire, y mucho menos de tu capacidad de...persuasión, pero no obstante me pregunto qué podríamos ofrecerle para mantener su lealtad. Al menos, hasta que llegue la hora de deshacernos de él definitivamente. Imagino que la respuesta obedece a un presunto alto precio. Uno que no pueda rechazar.

En ese instante Karen buscó con la mirada a Lars, seguramente pensando en las ganas que su hermano tendría que sacarse la espina que tenía clavada con el mercenario tras su fallido intento de encontrarlo. Quizá tuviese una oportunidad de desquitarse si Greta le encomendaba esa tarea a él. Después siguió poniendo en voz alta sus pensamientos.

- En cuanto al judío, me cuesta pensar que no es él el responsable de la bomba debajo del coche. ¿Podemos estar seguros de que el ghoul de König no le dio la información? ¿O de que no fue ese mismo usurero endogámico quien le ordenó que se la diese? Dice dispensar sus simpatías hacia nosotros, pero como hombre de negocios que se jacta de ser todos aquí sabemos que nunca ha escondido que ha vendido armas y ha financiado a todo tipo de grupos interesados en tener potencia de fuego, sin importarle ideologías, razas o géneros.

- No conseguir meter sus manos de sepulturero en la sede de la constructora será una bofetada para él, ¿Está ya al corriente? En tal caso, tendremos que pensar en algo que ofrecer, o en algo con lo que poder persuadirle - un verbo que sonaba mucho mejor que coaccionar - y que venda a ese «cazanazis» - un apelativo que le producía una flema de repulsa.

Karen, como era lógico, tenía otras preguntas en la cabeza, pero decidió no acaparar en exceso la reunión y ceder el turno a Lars y Annie. Sabía perfectamente que Greta esperaba más decisiones que dudas lanzadas al aire, pero de la misma forma lo más coherente era que tras lo que había pasado su mentora les ayudase a articular un plan de acción con toda la información que desde su privilegiada posición, e innumerables contactos, poseía. Mejor dilatar la reunión y salir de ella con las ideas claras, que dar más pasos en falso.

Annelise Niemi (Nyxe)
Genetista

Re: Episodio 6. Cazadores... cazando

#3

Mensaje por Nyxe » 12 Ago 2021, 21:40

Annelise seguía sin creerse -o no quería creer- que habían cruzado un agujero de gusano. No creía que el Hambre que sentía fuera prueba de nada. Que hubiera estado persiguiendo una alucinación no significaba que no se hubiese esforzado en alcanzarla. De hecho, ella creía que la prueba era la contraria. Lars seguía teniendo su pistola a pesar de que le había quitado una a otra persona. Annelise estaba convencida de que en realidad sólo había estado jugando con la suya. Por eso llevaba puestas unas gafas de espejo, por más que parecieran fuega de lugar a aquellas horas, y más en un interior. A ella le costaba mucho Dominar a alguien si no podía verle claramente los ojos. Si se volvían a encontar a quien les hizo alucinar durante una noche y un día enteros, quizá aquello le ayudara.

La cuestión que le preocupaba era quién podía haberlo hecho. No sólo quién podía inducirles a tres Ventrue una alucinación así durante tanto tiempo. Sus mayores podían obligar a la gente a hacer cosas y alterar sus recuerdos de forma más intensa que ella, y suponía que crear una alucinación funcionaría de forma similar. Pero sólo podría hacerles eso a ellos alguien poderoso con un linaje antiguo (Malkavian o Ravnos seguramente, por lo que le habían contado). Así que la pregunta era también por qué. Annelise descartó que pretendieran sacales del tablero durante unos días, porque hasta donde ella sabía no era ningún día particularmente importante en ningún sentido, salvo por lo que estaban investigando. ¿Querían sacarles del parking para que no viesen algo? Si ese era el caso, quien hubiese dejado los cadáveres tenía que ser una persona distinta a quien provocó la alucinación, porque aquello fué lo que les atrajo. Así que la tercera opción era que alguien les estaba dejando un mensaje, probablemente una amenaza, ya fuesen sólo los cadáveres o la alucinación también.

Pero aquella noche, mientras intentaba contactar con su Rebaño para fijar una cita, se dio cuenta de que algo no encajaba: la fiebre tifoidea. Si los cadáveres eran una recreación, ¿quién llegaría al extremo de poner en ellos una bacteria que había dejado de suponer un problema de salud en el primer mundo hacía más de un siglo? ¿Acaso era un mensaje para ella, y no para su clan en general? Ni siquiera eso tenía sentido. Era tan improbable y enrevesado que la otra posibilidad, la del agujero de gusano, empezaba incluso a resultar creíble...

Annelise se quitó las gafas cuando llegó su familia de sangre. Por respeto a ellos, porque estaban en un lugar seguro, y porque no quería tampoco que la juzgaran. Pero pretendía ponerselas de nuevo en cuanto salieran del hotel. En el momento en el que Greta encendió el cigarrillo Annelise dió un respingo. Sentía la bestia a flor de piel y la mera visión de una llama le ponía nerviosa. Así que dejó de respirar para no tener que oler el humo (olor que de todas formas le desagradaba).

-Ese periódico es... ¿de verdad? -preguntó Annelise con los ojos abiertos como platos. Le llamó la atención que tratase así semejante antiguedad, aunque supuso que para ella no sería más que un periódico viejo. ¿Y de dónde lo había sacado? Pero si era real, entonces Annelise no tenía más remedio que admitir que posíblemente sí hubieran viajado en el tiempo.

Si su corazón siguiese latiendo probablemente se le habría empezado a acelerar de nuevo. Pero extrañamente, el recordar el atentado que había sucedido antes de que viajasen en el tiempo le tranquilizó. Si eso lo recordaba, significaba que no habían alterado el pasado que conocían antes de irse. En las historias con viajes en el tiempo, la interpretación de estos que más le solía gustar era en la que los días "no sucedían dos veces", aunque unos viajeros del tiempo pudiesen pasar por ahí. Si ese era el caso, podía estar algo más tranquila sobre la posibilidad de borrarse a sí misma de la existencia por accidente. Aunque aún así prefería no tentar a la suerte, y en cualquier caso, todavía estaban intentando matarla.

Realmente, en apenas un par de noches, la situación se había vuelto realmente aterradora para ella. No estaban tratando de enfrentarse a su clan, estaban intentando matarla a ella específicamente, por algo de lo que no tenía la culpa, y relacionándola con una ideología demonizada hasta el extremo. Nunca esperó que la facilidad para tildar a todo de nazi de la gente de su tiempo fuese a escalar tan rápido, mucho menos a ponerla en peligro. Sí, sabía que su Clan había coqueteado con el nazismo en aquella época, ¿pero quién no lo había hecho? Eran la fuerza más poderosa del mundo entonces, era una necesidad.

-Un momento, ¿tienes a Malalt?- le preguntó en el sentido más amplio de la palabra cuando dijo que se encargaría de él.

Annelise sentía que estaban pasando demasiadas cosas a su alrededor y no lograba ponerlas en orden. Necesitaba más información; no sabía por qué iban a por ellos, quién estaba implicado, o de dónde narices había salido el agujero de gusano. Ni tampoco qué situación se suponía que tenían que aprovechar, ahora mismo sólo podía pensar en protegerse de la que les estaba cayendo.

-Lindhart me envió unas muestras con fiebre tifoidea, la misma cepa que encontré después en los cadáveres.
-Le explicó a Greta cuando preguntó por ideas. -Así que estará investigando algo relacionado. Yo empezaría preguntándole directamente -propuso.

Annelise cogió aire por la boca para seguir hablando.

-Lars, ¿tu puedes identificar a Isaac Goldstein como alguna clase de delincuente en busca y captura? -le preguntó a su sire. De hecho, había intentado matarlos.- Creo que puedo falsificar una coincidencia de ADN yo también. Y... -dijo, pensativa- tengo un amigo que me conoció antes de mi Abrazo, así que creo que me puede ayudar a desmentir lo de la foto, y quizá se haya enterado de algo que nosotros no. No es Hussein, traquilos -dijo, aunque no les dijo quien era. Posiblemente les gustaría igual de poco enterarse de que se paseaba por Christania de vez en cuando. También se calló que le parecía un buen lugar para mantener un perfil bajo. -Pero... de verdad que yo siento que estamos dando palos de ciego -dijo dejando caer los brazos-, y no me opondría a agarrar al ghoul de König o a quien quiera que pueda saber algo de Goldstein, de Malalt, o de los cadáveres, interrogarle, y luego borrarle la memoria. -Annelise suspiró. -Además todavía estoy procesando lo del agujero de gusano. ¿Es algo que todo Vástago sepa? -Greta, Malalt, los Giovanni, y apostaría a que el doctor Baumann también se había enterado a estas alturas.

LARS OLSEN (Victor_Krugger)
Policía Neonazi

Re: Episodio 6. Cazadores... cazando

#4

Mensaje por Victor_Krugger » 13 Ago 2021, 01:41

El policía se había despertado algo nervioso pues tras lo ocurrido en las últimas, Greta los había convocado para una reunión. Tenía sentimientos encontrados, por un lado, estaba la ansiedad por ver a su sire, a la cual amaba incluso antes de ser abrazado e incluso antes de aceptar el vínculo de sangre que los unía. Por otro lado, estaba la llamada al deber, Lars ante todo alguien por y para la causa. Si ella los había convocado, debía de tratarse de algo sumamente importante.

Él siempre vestía con estilo, a veces un poco más desenfadado o incluso caótico, pero a fin de cuentas con estilo. Para aquella noche tan especial, nada de gabardinas, nada de corbatas desanudadas, nada de pelo desaliñado. Traje a medida de tres piezas, azul marino, en sarga de lana virgen, Hugo Boss, corbata a juego. Zapatos de diseño italianos negros, perfume de Clive Christian, pelo engominado y raya a un lado. A cualquiera de sus compañeros de la comisaria que lo viera le sería difícil reconocerlo. Se podría decir que era un efecto Superman, en el que Clark Kent era el Lars del día a día, y el hombre que tenía frente al espejo era Kal-El hijo de Krypton.

Al llegar a la puerta de la habitación 122 se encontró con Karen. La miró en silencio, sin ocultar su preocupación. ¿Se había despertado tarde? ¿Karen? Algo había hecho click en la mente de su hermana unas noches atrás con el anarquista sueco al que invitó cordialmente al suicidio y por lo sucedido en el hotel de 1945, era un viaje de no retorno. A veces temía que Karen se pudiera transformar en un monstruo que hiciese palidecer a los Sabbat más radicales. Pero al verla resplandeciente como siempre, sus temores se apaciguaron por el momento.

-Buenas noches, querido. ¿Preparado?

Una mirada en silencio fue su forma de responder educadamente. Él lo sabía, ella lo sabía. Algo estaba mal, pero no era el momento ni el lugar para hablar de ello. Quizá jamás encontrasen el momento perfecto para zanjar el tema, pero gracias a la inmortalidad tenían noches infinitas en su futuro para tratar mantener aquella conversación pendiente. Abrió la puerta y cedió el paso a Karen.
Annie ha sido la primera de los tres en llegar, la mira y la sonríe. Su chiquilla se está haciendo mayor. No estaba preocupado por ella, a pesar de que tanto él como Karen habían intentado por activa y por pasiva hacerla entrar en razón. El viaje temporal fue real, no había droga ni tecnología de realidad virtual capaz de mantenerlos a los tres en una ilusión como la experiencia que habían vivido. Y los vástagos con el poder suficiente como para poder moldear sus mentes de aquella manera, o bien estaban ya criando malvas como polvo de ceniza o estaban sumidos en el sueño eterno esperando la “aquella que nunca llega” Gehena.

Tomó asiento junto a ella, sin perder detalle de Karen. Parecía distante, mirando al horizonte, como si tratase de reconectar con la realidad espacio temporal en la que estaban ahora. La aparición de Greta en la habitación lejos de ser una visión que apacigüe la ansiedad con la que se había despertado, la acrecentó. Sentado en silencio en la silla podía percibir como su amada sire estaba preocupada. Quizá era capaz de ocultárselo a sus dos compañeras de coterie, pero no a él. El lazo de sangre que los unía hacía que fuera capaz se sentir la emociones de esta como los suyos propios.

Al ver que Greta se encendía un cigarrillo, no se molestó ni en preguntar, hizo lo propio y se encendió otro él mismo.
La función de Greta dio comienzo y como era de esperar, su sire estaba unos cuantos pasos por delante de ellos. La información que empezó a compartir, le sirvió al policía para ir uniendo varias piezas de un puzzle que llevaba ya un tiempo tratando de completar. El periódico del 45 era un souvenir traído de aquella época por la bella Ventrue que le otorgó la no vida. Eso quería decir que ella sabía de la existencia del Omerhul desde un principio, por qué no había compartido esa información con ellos le era irrelevante. Pocas veces cuestionaba los motivos de su sire para hacer lo que hacía, pues comprendía que siempre habría una cuestión de peso en ellos.

-Ese periódico es... ¿de verdad?

-Espero que esto termine de convencerte de que el Omerhul es real…

Cuando citó a Laurent Malalt entendió que el salto temporal que los trajo de vuelta no había sido un mágico capricho del destino, sino algo causado por aquel sucio anarquista.

-Aún no sabemos cómo hemos regresado, pero si ese tal Malalt pretendía dejarnos encerrados supongo que contaba con el instrumento adecuado para hacerlo. Por tus palabras, ¿he de deducir que no es el único vástago en la ciudad que sabe de la existencia de los agujeros de gusano?... Por otro lado, no sé en qué punto un perro traidor puede sernos útil. Lo normal es que los de su condición cambien de chaqueta con una sencillez pasmosa, solo con ofrecerles un acuerdo que mejore las expectativas que tengan hasta el momento. Un mercenario no obedece leyes, ni posee honor alguno – Karen hizo una pausa y tras aclararse la voz continuó - Nunca dudaría de tu buen juicio, mi sire, y mucho menos de tu capacidad de...persuasión, pero no obstante me pregunto qué podríamos ofrecerle para mantener su lealtad. Al menos, hasta que llegue la hora de deshacernos de él definitivamente. Imagino que la respuesta obedece a un presunto alto precio. Uno que no pueda rechazar.

-Un momento, ¿tienes a Malalt?

-Intenté dar con el paradero de Malalt, sin éxito alguno. Digamos que como la víbora que es… es un ser muy escurridizo.
- Dio una calada que se disipó en el aire. - Me encantaría rendirle cuentas, si ese es tu deseo mein Liebling Greta.

Dejó que su perfecto alemán se deslizase por sus labios. Siempre que veía a su sire le venía recuerdos de su época como estudiante en la Universidad de Heidelberg. Y era incapaz de controlar sus sentimientos hacia ella.

La existencia de Isaac Goldstein y aquella foto de los tres en 1945 resolvía el porqué de la bomba en su coche. El hecho de König estuviera compinchado con el judío no le extrañaba, el asaltador de tumbas era aficionado a jugar a varias bandas, pero obtener su favor tenía un precio. Como de costumbre, Karen había dado en el clavo. El Giovanni no se iba a quedar de brazos cruzados al ver que declinaban su oferta irrechazable. Iba a dar problemas seguramente.

-¿Cómo vamos a proceder con König? Si no le vendemos el edificio de Christiani & Nielsen tendremos que ofrecerle algo a cambio, al menos para que se esté tranquilito mancillando cadáveres. Es un tipo que no está acostumbrado a aceptar un no como respuesta.

-Lars, ¿tú puedes identificar a Isaac Goldstein como alguna clase de delincuente en busca y captura? Creo que puedo falsificar una coincidencia de ADN yo también. Y... -dijo, pensativa- tengo un amigo que me conoció antes de mi Abrazo, así que creo que me puede ayudar a desmentir lo de la foto, y quizá se haya enterado de algo que nosotros no. No es Hussein, tranquilos. Pero... de verdad que yo siento que estamos dando palos de ciego -dijo dejando caer los brazos-, y no me opondría a agarrar al ghoul de König o a quien quiera que pueda saber algo de Goldstein, de Malalt, o de los cadáveres, interrogarle, y luego borrarle la memoria. -Annelise suspiró. -Además todavía estoy procesando lo del agujero de gusano. ¿Es algo que todo Vástago sepa?

-Puede que pueda hacer algo con Goldstein, pero obviamente tendrá que ser algo extraoficial. Sin pruebas consistentes no puedo presentar cargos contra ese malparido judío. Hablaré con mi contacto en el cuerpo a ver si podemos preparar algo. Además, le debo una a ese hijo de puta después de destrozarme el coche… trataré de no hincarle el diente por tratar de matarnos. También puedo hablar con Lindhart, no nos tragamos, pero ambos somos lo suficientemente profesionales como para poder mantener una conversación. Y no me hizo ni puñetera gracia que contactase contigo a mis espaldas. En cuanto a tu amigo, el que puede solucionar lo de nuestro falso pasado… cuéntame más. Después del asunto de Hussein, me da miedo tratar con tus amiguitos. Pero si tú crees que es de fiar, le doy un voto de confianza. Sólo espero que no nos cobre un favorcito como tu amigo negrata.

Dio otra calada, ordenando sus ideas.

-Resumiendo. Voy a contactar con mi hombre en el cuerpo, Henrik Larsen, aunque supongo que no sacará mucho en claro de Goldstein, pero seguro que me ayudará a preparar algo contra él. Alguna orden de busca y captura, algo sencillo. Eso se puede hacer. Puedo hablar también con Sivebæk, si el tipo se ha tenido que mover por ambientes turbios, es de suponer que para conseguir ciertos materiales haya acudido al mercado negro. Cabe la posibilidad que la señora “Cara de Perro” haya oído su nombre o incluso haya tratado con él. - Una última calada al cigarrillo para terminar. - Hablaré con la señorita Kristensen, una meretriz de alto standing como ella puede que sepa algo del ghoul de König. Después de todo, los follamuertos son una familia con cierta reputación. Puedo probar por si esa sabandija ha contratado los servicios de mi “amiga”. En cuanto a Lindhart, tenemos una conversación pendiente. También lo llamaré. El asunto de Malalt, como ya he dicho, sería un placer encargarme de él, pero lo dejo en tus manos, Greta.

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Re: Episodio 6. Cazadores... cazando

#5

Mensaje por Voivoda » 15 Ago 2021, 21:10

Greta deja que intercambiéis vuestras dudas e ideas. Von Stauffenberg ha ejercido siempre un liderazgo peculiar, pero mucho más efectivo que el simple autoritarismo tradicional. Es una vampira de pocas palabras, con gran capacidad para escuchar y una mentalidad germánica y pragmática a la vez. Encantadora en apariencia, aunque distante siempre en el cara a cara, es muy difícil leer en sus gestos qué es lo que realmente pasa por sus pensamientos. Esa capacidad despertaba una gran desconfianza en sus interlocutores, pero al mismo tiempo provocaba que nunca fuera el objetivo de los enemigos del Clan, papel para el que Hauptmann y su carisma televisivo estaban perfectamente entrenados.

Sólo después de oíros a todos, y de asentir satisfecha con la retahíla de soluciones que ofrecen sobre todo Lars y Annelise en cuanto a sus diferentes contactos, toma la palabra.

- No tengo exactamente a Malalt, pero voy a tenerlo -dice con la sonrisa de un depredador- Ese bastardo va a pagar por lo que ha hecho, pero hemos de ser inteligentes. Le he citado esta noche en edificio que está bajo nuestra área de influencia. Según él va a acudir, leo literalmente -dice sacando un teléfono móvil- "con pruebas de que los portales y la conspiración son reales" -Greta hace una pequeña pausa para mirar a Annelise- Sí, chiquilla mía, el periódico es real.

Annelise baja la cabeza abrumada. Algo en su interior, ese espíritu más moderno y científico, se niega a creer esa realidad, pero en ningún caso contradiría a Greta von Stauffenberg.

- Cuando nos presente esas pruebas, que sospecho que consisten en un simple router, lo estacaremos allí mismo -los ojos de Greta brillan con un gesto inhumano. La Ventrue disfruta de la anticipación de la violencia aderezada con unas gotas de venganza- Si los Toreador quieren recuperarlo aceptarán nuestras condiciones y si no lo mataremos.

Unos segundos de silencio siguen a las palabras de Greta, que apaga su cigarrillo con la misma elegancia imperturbable con la que hace todo. Después mira a Karen suavizando su gesto, su chiquilla casi puede sentir algo parecido al cariño por parte de su Sire.

- Como mínimo los Giovanni saben de esto, Laurent también por lo que supongo que habrá Anarquistas y miembros del Clan Toreador que saben de esto y aunque no tengo pruebas, tampoco tengo dudas de que los trastornados que nos gobiernan también lo saben. ¿Y quién puede pensar que los Nosferatu no tendrán información?. Así que sospecho que todos estamos haciendo nuestros propios movimientos a espaldas de todos los demás. -Greta vuelve a ponerse más seria- En resumen, estamos en guerra y no aceptamos otro final que una victoria absoluta.

Greta deja sus palabras flotando en el aire. Palabras que hinchan de adrenalina el cuerpo muerto de Lars, de orgullo el de Karen y de un cierto temor el de Annelise. Greta vuelve a coger sus gafas antes de terminar su intervención.

- Y sobre ese cerdo necrófilo... también le llegará su momento, pero entre tanto debemos ganar tiempo con él hasta que nuestra posición nos haga más fuertes en una negociación. Está claro que él nos sedujo con la información que tendrá sobre estos acontecimientos tan... inexplicables. Así que por ese lado estamos en una clara desventaja. Tampoco necesita fondos porque ese cabrón tiene un imperio. Sólo hay algo que le saca de quicio y que valoraría como regalo envuelto en un lazo: los Tremere.

Greta sonríe.

- Pero los Brujos son palabras mayores.

Vuelve de nuevo a su rostro carente de grandes emociones.

- Tenéis muchos palos que tocar. Queridos, os habéis hecho mayores. Habéis sobrevivido gracias a vuestra inteligencia y vuestra lealtad común. Tenéis enemigos y ansia de terminar con ellos. Estoy orgullosa de vosotros -Greta se pone en pie y de modo casi automático lo hacéis también los tres- Os dejo que habléis a solas y toméis las decisiones que consideréis. Si queréis ir a la reunión con Laurent, contactadme por Bloodspot y os daré los detalles. Si deseáis venganza, os la podréis tomar. -Greta avanza hacia la puerta de la habitación 122- Y si no es así, os mantendré informados de nuestros avances, queridos míos.
Imagen

Annelise Niemi (Nyxe)
Genetista

Re: Episodio 6. Cazadores... cazando

#6

Mensaje por Nyxe » 18 Ago 2021, 00:40

En otra situacion, Annelise probablemente se hubiera mordido un poco más la lengua, pero estaba demasiado tensa y hambrienta, y que Lars se pusiera a cuestionar sus relaciones delante de Greta no le hacía ninguna gracia.

-Oye Lars
-dijo en un tono bastante tranquilo a pesar de todo-, fuiste tú quien me dijiste que le pidiera el favor a Isak. Yo te dije que prefería que sacaras tu placa. -Annelise no llegó a decir "no es justo que ahora me lo eches en cara", pero estaba implícito en su mirada-. Y aunque Lindhart sea un Malkavian, se encarga de cosas que nos afectan a toda la Estirpe. Si necesita mi ayuda con eso, no tiene que pasar por tí para pedírmela. -Normalmente agradecía el apoyo y los consejos de Lars, pero a veces se pasaba de paternalista.

Annelise también estaba mosqueada con Lindhart por pedirle lo de la fiebre tifoidea y que no se le pasase siquiera por la cabeza explicarle el motivo, cuando le afectaba tan directamente. Pero aunque toda su familia le había dicho que entre los Vástagos nada era lo que parecía, y menos cuendo se trataba de Malkavian (y Ravnos, y Seguidores de Set, y Giovanni, y Tremere...), lo cierto era que sí estaba dispuesta a creerse que el Malkavian fuese el único que se estuviese tomando lo del agujero de gusano como un problema para toda la Estirpe y no como una nueva carta en las rencillas familiares. Y de ser así se lo agraecería bastante.

-Pero no he dicho que pueda solucionar lo de los rumores
-dijo Annelise, en tono más conciliador-. He dicho que me conoció antes de mi Abrazo y que tal vez me pueda ayudar o contarme algo. Quizá no, pero no creo que pierda nada por hablar con él.

Annelise miró a Greta preocupada cuando dijo que iba a estacar a Malalt. -Pero... ¿eso no escalará? -preguntó, temiendo que todo el clan de la Rosa quisiese echarseles al cuello -literalmente-. Por ella, Malalt podía irse a tomar el sol, pero no estaba segura de que esa fuese la forma apropiada de hacer las cosas en una ciudad civilizada. -¿Y te puedo preguntar cómo has conseguido que vaya a darte las pruebas si nos ha intentado atrapar a nosotros en el agujero? ¿Te has hecho pasar por otra persona?

-Ah, así que esto es nuevo para todos. ¡Genial! -exclamó ironicamente cuando Greta les dijo quién creía que podía saber lo del agujero. Annelise sólo podía pensar lo que se le podía venir encima. Su rebaño era muy delicado y si alguien se lo tocaba podía acabar con un problema serio, y eso sin contar quien pretendía matarla directamente. Esperaba que Greta estuviese siendo algo metafórica con eso de "guerra abierta", porque si Annelise no acabase de volver de una guerra auténtica, probablemente ahora se estaría esforzando por no tener un ataque de ansiedad.

-A ver -dijo tratando de sacar su parte más fría y analítica para no pensar en todo lo que podía salir mal. -Los Giovanni nos ofrecieron decirnos de dónde habían salido los cadáveres y creo que eso ya lo hemos descubierto. Con lo que le saquemos a Malalt, creo que podemos simplemente declinar la oferta y punto, ¿no? -Con eso se libraban de una preocupación.

-Así que la cosa es contactar con Lindhart, con tus contactos, y con mi amigo, y según nos vayan respondiendo, ¿no? -resumió-. Lars, ¿si llamaseis a Goldstein a testificar durante el día y no se presentase, ¿cuanto podríais llegar a ponerle contra las cuerdas? -se le ocurrió que podría funcionar si no podían sacar una orden de captura firme-. Por mi parte, yo voy a intentar contactar con mi amigo cuanto antes.

No estaba segura de hasta qué punto estaría dispuesto Benedict a ayudarla si su familia de sangre secuestraba a Malalt. Pero si había alguna posibilidad de que lo hiciera, prefería hablar con él antes de que comenzasen las hostilidades abiertas y que su cara empezase a volverse más conocida entre los anarquistas.

LARS OLSEN (Victor_Krugger)
Policía Neonazi

Re: Episodio 6. Cazadores... cazando

#7

Mensaje por Victor_Krugger » 15 Sep 2021, 22:17

Cuando Greta habló de Laurent Malalt, su sire captó su atención.

-Si no es mucho pedir, me encantaría estar en esa reunión con Malalt, me gustaría conocerlo antes de que lo estaquen. Y siento curiosidad por saber qué tipo de pruebas puede tener, sin olvidarnos de que ese bastardo quiso encerrarnos en 1945. Por otro lado, estoy seguro de que, a estar alturas de la película, media Copenhague ha oído hablar ya de la existencia de los Omerhul… aunque pocos sabrán si es cierto. Si algo sé, es que las leyendas urbanas corren como la pólvora en esta ciudad.

Miró a sus hermanas de clan con una media sonrisa en los labios, aunque rápidamente su atención volvió a centrarse en Greta. A veces se preguntaba como tanta elegancia y determinación podían estar unidas en un mismo ser. No sólo amaba a su sire, sino que la idolatraba. A sus ojos, ella era perfecta. Ese sentimiento surgió dentro de él mucho antes de saber que ella era en una señora de la noche sedienta sangre. El abrazo y el vínculo de sangre solo habían potenciado aquel sentimiento. Embobado como alguien que observa por vez primera un cuadro renacentista, Lars volvió a la realidad cuando escuchó el clan de los brujos. Si aún siguiera vivo se le habrían erizado los pelos de la espalda. Sabía poco de los Tremere y lo poco que sabía es que no era bueno mezclarse con ellos.

-Annie, no te lo tomes a mal, pero lo cierto es que tu amigo nos la jugó, cobró de más por el mero favor de meternos en una fiesta de depravados sexuales. Lo que pidió a cambio era mucho más valioso si se puede decir. No te preocupes, el comentario sarcástico no iba dirigido a ti… si no recuerdas como acabó el asunto de hacer de niñera de un anarquista apestoso, haz memoria. Querida.- Lanzó una mirada a Karen, dado que su comentario iba hacia ella. Después de aquella noche, no sabía si su hermana seguía ondeando la bandera del equipo Camarilla o si se estaba planteando unirse a los cabeza de pala- Le pregunté a Lindhart expresamente si sabía algo de los cuerpos de los niños que aparecieron en el parking y se negó a darme cualquier tipo de información o de ayuda. No sólo eso, se dirigió a mi chiquilla, sangre de mi sangre, es decir tú, para que le ayudases con su investigación. No sólo se negó a ayudarme, sino que encima te estaba utilizando a ti. Si eso no es jugar sucio, dime tú lo que es… De todas formas, es una pérdida de tiempo discutir ahora del pasado cuando tenemos por delante unos cuantos cabos sueltos.

Se inclinó en la silla y miró al techo pensando. Volvió a mirar a Annie y asintió con la cabeza.

-Básicamente sería eso, Lindhart, mi gente y tu amigo. En cuanto a Goldstein, como te he comentado antes, no tengo pruebas para presentar un caso sobre él. ¿Llamarlo a testificar en base a qué? Po lo que sé, no hay ninguna investigación en curso en la que él esté involucrado. Ni como testigo, ni como presunto culpable. Un tipo que navega por la Deep web buscando información de nosotros y se codea con el ghoul de Matthias el follamuertos König, no va a ser tan fácil de pillar por lo legal. Se me ocurre que podemos intentar contacta con el ghoul del Giovanni, a lo mejor si le apretamos las tuercas, suelta la gallina. Por último, ¿Tremere?¿Alguna idea de cómo podemos actuar para ponérselos en bandeja al calvo asalta tumbas?

Karen Klausen (Corso)
Juez (Tradicionalista)

Re: Episodio 6. Cazadores... cazando

#8

Mensaje por Corso » 18 Sep 2021, 06:56

Cuando Greta se marchó, la ventrue sintió la necesidad de volver a observar el centelleante prado de diminutas luces a sus pies. «Estamos en guerra» - recordó, con el eco de las palabras de su sire hospedándose lentamente en su cabeza. Desde allí arriba no era difícil imaginarse a toda la chusma conspirando, atentando unos contra otros para alzarse con el control de los agujeros de gusano. ¿Qué pasaría si alguno de ellos lo conseguía? Las posibilidades eran infinitas, y esa perspectiva no era tolerable. A menos que fuese el clan quien se hiciese con ese control, por supuesto.

Apenas habían pasado cinco minutos desde que se quedaron los tres a solas cuando, mirando las frías aguas romper contra el puente de Oresund, quebró el silencio que la alemana había dejado tras su marcha.

- Hasta ahora, nos hemos limitado a perseguir las zanahorias que nos han ido poniendo delante. No sé vosotros dos, pero yo me he cansado de eso - les dijo pausadamente y sin inflexiones, rozando la frialdad - En estos últimos tiempos han intentado aprovecharse de nosotros, chantajearnos, acorralarnos e intentando convertirnos en cenizas no una, sino varias veces - una lista que ya era excesivamente larga - Supongo que estaréis de acuerdo conmigo en no querer correr el riesgo de comprobar si a la siguiente, va la vencida.

Y sin embargo, aquí estamos - les alentó, confiando en despertar dentro de ellos el espíritu de la regia sangre que compartían - Por mucho que intenten destruirnos, por mucho que intenten ignorar que somos los únicos capaces de dirigirles a todos, aquí estamos. Siempre seguimos aquí - en ese momento se giró hacia ellos, firme, fría y orgullosa de pertenecer al linaje de los Patricios, una sensación aumentada por la proximidad de Greta - Siempre seguiremos gobernándoles. A todos ellos. Ese es nuestro deber.

Llegado ese punto reflexionó durante unos segundos sobre las distintas vías que se abrían ante ellos.

- Estoy de acuerdo con vosotros - asintió - Además no podemos abracar todo a la vez. Así que, si os parece, despejemos primero la variable de Malalt. Si, como parece, el toreador va a entrar en nuestra área de influencia, en un ambiente que Greta y los nuestros controlan, aprovechemos la ocasión. No solo para averiguar algo más sobre todo esto, sino para empezar a tomar la delantera.

La ventrue se mostraba tranquila, pero por dentro sentía el rubor de una proxima venganza contra el farsante. Saliese como saliese aquel encuentro, confiaba en poder sacar del mismo, al menos, algún tipo de provechosa satisfacción.

- En cuanto a Goldstein, Lindhart y König...pienso que, muchas veces, estar demasiado cerca de los árboles nos dificulta ver el conjunto del bosque. Quizá un expectador externo pueda ayudarnos a ese respecto, y gracias a Odín puedo contar con una que siempre ha estado sentada en primera fila dentro de Copenhague.

Era casi una obviedad para ambos que Karen se estaba refiriendo a Anne Knudsen, la que pudo haber sido sire su sire si Greta no se le hubiese adelantado.

- Además, recordemos que aún tengo cierto control dentro del Ministerio de Justicia y la Politiets Aktionsstyrke, y quizá, eso junto - o contra - alguno de vuestros contactos pueda hacer que pertrechemos un plan de acción conjunta para darles un golpe tan rápido y tan fuerte que no sepan como reaccionar.

Y me refiero a que, una de las cosas que he aprendido de mi posición dentro de la profesión es que la mejor forma de atrapar a un criminal es, muchas veces, crear uno mismo las pruebas necesarias para incriminarle -
finalizó con una gélida sonrisa.

Annelise Niemi (Nyxe)
Genetista

Re: Episodio 6. Cazadores... cazando

#9

Mensaje por Nyxe » 19 Sep 2021, 14:49

Annelise no respondió a Lars cuando le dijo que Isak se había pasado, porque lo cierto era que ella también pensaba lo mismo. Pero Isak era un miembro del Natlige, aunque a mucha gente se le olvidara, y en las calles tenia muchísima más influencia que ella. No iba a decir en voz alta que tecnicamente estaba por encima de ellos -no lo tolerarían- pero Annelise entendía que Isak podía estirar los términos de los acuerdos más que ella.

-Ah, eso no me lo sabía -le dijo a Lars cuando le explicó que había hablado con Lindhart. Una parte de ella pensó que quizá su investigación había ido por otro camino y Lindhart no había logrado conectar los dos puntos entonces. Y realmente esperaba que fuera el caso, porque no quería creer que el vampiro al cargo de mantener la Mascarada en Copenhague fuese lo bastante estúido como para no pensar que Lars y Ella iban a acabar hablando tarde o temprano. Pero tampoco iba a gastar saliva en defender al Malkavian.

-Pues así a bote pronto -comentó sobre Goldstein- no me costaría pillar a cualquier chica por la calle y hacerle creer que Goldstein la asaltó y sugerirle que denuncie. Creo que les puedo especificar que digan un par de cosas que sugieran que ha sido muy poco cuidadoso al alimentarse. Aunque no llegue a nada, quizá podamos dejarle fuera de juego lo suficiente para encontrar pruebas de verdad de que está incumpliendo la Sexta Tradición. -Cuando Karen sugirió tirar de sus contactos legales, sólo pudo parpadear y decir -Uh... sí, eso también vale, supongo.

A una parte de ella le inquietó que Karen hablase de manipular pruebas como si se tratase de algo que hacía a menudo. Entendía que como vampiros demasiadas veces fuera necesario, pero... no estaba segura de que Karen lo dijese simplemente como forma de protegerse.

-Pero eso -preguntó, intentando centrarse en los problemas más prácticos- ¿no podría hacer más fácil que luego descubrieran que hemos sido nosotros? Una chica aleatoria en la calle, que incluso si le deshacen la Dominación sólo recordará a otra chica aleatoria por la calle... no podrían señalarnos. Cuando Lars le cogiese sólo estaría haciendo su trabajo.

Cuando empezaron a organizar la "cita" con Malalt, Annelise preguntó -¿os importa que os diga luego si puedo estar ahí o no? La verdad es que no creo que tenga mucho que aportar y si puedo ir adelantando algo del resto del trabajo que tenemos preferiría ir haciéndolo. Para tomar la delantera, como dices -dijo mirando a Karen.

LARS OLSEN (Victor_Krugger)
Policía Neonazi

Re: Episodio 6. Cazadores... cazando

#10

Mensaje por Victor_Krugger » 30 Sep 2021, 10:21

Lars se mantiene en silencio, divagando por momentos, pero la mayor parte del tiempo está analizando las propuestas de sus hermanas de clan.

-Tienes razón, Karen. Yo también estoy harto de ser el conejo en la carretera al que le deslumbran las luces de los coches. Debemos dar un golpe de efecto y cambiar las tornas de la partida.

Saca su teléfono móvil y empieza a redactar en su mente el primer mensaje.

-Por Freyja, los tres tenemos recursos de sobra para empezar a tomar ventaja en todo este asunto.

“Buenas noches, Larsen.
Querido amigo, necesito una vez más de tus dotes. ¿Recuerdas que mi BMW hizo kaboom? Ahora sé quién fue el malnacido que decidió poner un petardo bajo este. Se hace llamar, Christian Eriksen. Aunque su nombre real es Isaac Goldstein. Necesito todo lo que puedas averiguar de él. Dioses, quiero saber hasta cuantos pelos tiene en la nariz. Busca propiedades o si hay algún rastro de este hijoputa en el sistema. Me gustaría pillarlo personalmente, pero si no es posible, a lo mejor podemos tenderlo una “trampa” para que los chicos del cuerpo vayan tras él. Ya sabes a qué me refiero. Gracias por adelantado, te lo agradeceré con creces. Como siempre.”


Enviar. Arquea una ceja, parece que ambas ya tienen en mente algo que hacer.

-Es hora de poner en marcha un plan que nos haga tomar ventaja y de dar por culo a aquellos que nos ha intentado joder.

“Eyy, Sivebæk! Qué tal la venta al por mayor de chucherías? Me han hablado de un tipo, quizá lo conozcas. Christian Eriksen. Me han dicho que es un tío de puta madre y que trabaja que te cagas. Necesito a alguien para que me hagan un par de ñapas, nada serio, ya sabes. Ha llegado a mis oídos que él es hombre indicado. Sabes algo de él? Es de fiar o me la están intentado colar por el pulo? Si sabes algo de ese joputa o cómo dar con él, agradeceré cualquier información que puedas darme. Estamos en contacto.”

Enviar mensaje. Dejó el dispositivo sobre la mesa y sonrió.

-Ya está. Acabo de enviar un par de mensajes a ver si consigo algo de información sobre el perro judío que me reventó el coche. Creo que sobre König, Karen tiene la mejor baza. Así que por el momento no voy a contactar con Kristensen. Seguramente esté ocupada…

Dirige su mirada sobre Annie. Parece mentira pero en muy poco tiempo ha “crecido”, cada noche que pasa está más orgulloso de poder decir que él es su sire.

-Si crees que tu contacto puede ayudarnos, no lo dudes, llámalo. En cuanto a lo de la damisela en apuros, no está nada mal pensado. Si te ves capaz de hacerlo, hazlo. Si necesitas ayuda, aquí me tienes.

Se recostó lentamente sobre la silla y reclinó la misma hasta que sus ojos miraron al techo. Era el momento de dar el jaque mate, era su momento. Sus manos, palparon la americana en busca de algo. Un cigarrillo y el mechero, obviamente. Tras la primera calada y expulsar el humo en el aire, se reincorporó. Sobre la mesa, apoyó el codo del brazo en el que sostenía el cigarro.

-No sé vosotras, pero yo me muero de ganas por ponerle cara al cerdo que trató de encerrarnos en 1945. ¿Alguna se viene a conocer a Malalt?

Cerrado

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