
Por Magus [email protected]
Betanzos es una población de origen medieval, que en el año 1219 fue trasladada desde su ubicación original hasta el lugar del Castro de Untía. Su período de esplendor fue la Baja Edad Media, prosperando con la pesca y el comercio de vino y pan, que permitió la presencia de una rica hidalguía y de gremios importantes. Fue declarada ciudad por el rey Enrique IV de Castilla en 1465, convirtiéndose en capital de provincia en los siglos siguientes. Su casco histórico, construido en estilo gótico, sus iglesias y pazos, dieron lugar a un importante barrio.
Betanzos se encuentra en la entrada de una ría, creada por la desembocadura de los ríos Mendo, Mandeo y Mero, que bordean la ciudad y crean una serie de marismas.

Hasta donde recuerdan las hadas y duendes del lugar, la ciudad de Betanzos se alza sobre un antiguo Feudo, conocido como Castelo da Auga (Castillo del Agua), fundado por un caudillo mítico llamado Breogán. Desde tiempo inmemorial fue el hogar de un linaje de señores feéricos de los Sidhe, aliados con la Casa Fiona. Con el tiempo su presencia dividió a las hadas del Castelo da Auga y los “Garelos”, que vivían en Betanzos. Con el tiempo, los Garelos crearon su propio Feudo, aunque debido a la presencia humana era mucho menos poderoso.
La situación cambió bruscamente en el siglo XIII, cuando los humanos trasladaron la ciudad de Betanzos al castro de Untia, donde se encontraba el Castelo da Auga. Hubo conflictos entre las hadas locales, dirigidas por el Conde Andrés ap Liam, que se resentían ante la llegada de los humanos y los duendes que les acompañaban, lo que provocó el debilitamiento del Feudo. Por su parte, las hadas que permanecieron en el antiguo emplazamiento de Betanzos prosperaron al alejarse la Banalidad humana.
Los conflictos entre hadas y duendes terminaron con la Ruptura. El Conde Andrés y sus partidarios se retiraron a Arcadia, y en el vacío que quedó se asentaron otras hadas de origen más humilde, que se convirtieron en los señores del lugar. Hubo enfrentamientos por hacerse con el poder, pero finalmente una alianza de Trasnos asumió el control del Feudo del Castelo da Auga. Durante esta época se produjo una división entre las hadas de Betanzos “nuevo” y Betanzos “viejo”, que formaron el bando de “As da Cidade” y “As do Monte”, cada una controlando su propio Feudo.
Pasaron los siglos, y salvo algunos momentos de tensión y enfrentamientos puntuales, eran más habituales los períodos de paz entre los Kithain de Betanzos. Durante este tiempo, los gobernantes feéricos se unieron a algunos linajes, que alcanzarían gran importancia con el tiempo. De hecho, en la primera mitad del siglo XX, las hadas de Betanzos colaboraron juntas para mantener en pie varios edificios históricos, y proteger los dos Feudos de la zona.
La llegada del Resurgimiento, como ocurrió en otros lugares, vio el regreso de los Sidhe, y Betanzos no fue una excepción. El Conde Andrés ap Liam fue uno de los primeros en regresar, y pronto reclamó el dominio del Feudo del Castelo da Auga. Sin embargo, dos linajes de Boggans y Nockers habían asumido su control, los García y los Naveira. En la Batalla da Ponte Vella, las hadas de Betanzos fueron derrotadas por el Conde Andrés y sus partidarios, que avanzaron sobre el Castelo da Auga. Sin embargo, la llegada de “As do Monte”, las hadas de Betanzos Vello, que tampoco estaban dispuestas a sufrir el abuso de la nobleza, decantó el enfrentamiento a favor de los Plebeyos, forzando un acuerdo para poner fin al conflicto.
El Conde Andrés fue reconocido como señor del Castelo da Auga, pero al mismo tiempo se formó el Consello Pechado, una asamblea formada por los líderes más destacados de los Plebeyos de Betanzos.
Pareció que la paz había regresado al Feudo, y durante unos años fue así. Sin embargo, a la altura de 1990, las tensiones entre Nobles y Plebeyos estaban resurgiendo, y el Conde amenazó con disolver el Consello Pechado. La verdad es que el gobernante del Castelo da Auga en gran parte actuaba a su antojo, situando en posiciones de poder a varios Nobles Sidhe que le prestaban su apoyo y daban un aire de legitimidad a sus decisiones. Los Linajes Plebeyos veían cómo su influencia en el Feudo se debilitaba ante sus propios ojos.
Y tal como amenazaba, el Conde Andrés terminó disolviendo el Consello Pechado en 1993, poco después del nacimiento de su hija María Cristina. Comenzó entonces una revuelta, y aunque parecía que la Nobleza de los Sidhe tenía las de ganar, el Conde Andrés y su esposa Elvira fueron asesinados, descabezando el liderazgo de los Nobles.