
TYSOYAHA, LA HIJA DEL SOL
Una pariente lejana del famoso Media Luna Atrapalanzas, Tysoyaha era una Sin Luna Miccosukee que igualmente defendió la inclusión de los esclavos liberados y otras personas de descendencia africana en la gran tribu Uktena. Su Parentela humana tenía un largo historial de orgullo y pensamiento independiente, y Tysoyaha, la Hija del Sol, había heredado esos rasgos.
Descendientes de los Creek, los Miccosukee habían terminado por asentarse en la mayor parte del sur de la moderna Florida, especialmente en torno a los pantanos de los Everglades. No fue una elección voluntaria, pues el propósito de los Portadores del Wyrm por trasladar a todos los pueblos indios al oeste obligaron a los Miccosukee a emigrar en varios momentos a principios y mediados del siglo XIX. Sólo unos pocos Miccosukee sobrevivían en el sur de Florida, junto con algunos de sus hermanos y hermanas cambiaformas. Tuvieron que hacer muchos cambios en su estilo de vida, siendo el más difícil la renuncia al cultivo de maíz. Sin embargo, la caza era abundante. Los Miccosukee recordaban de las historias de su creación, que habían caído de los cielos en un gran lago. Cambiaformas como Tysoyaha se preguntaban si de alguna manera, no habrían regresado al lugar de sus inicios, seguros en el sur de los Portadores del Wyrm.
Los Miccosukee no eran los únicos que consideraban las tierras tropicales como un lugar perfecto para permanecer ocultos de los Portadores del Wyrm. Con el tiempo, muchos esclavos habían huido a los pantanos; la mayoría descendían de los cautivos africanos, vendidos y trasladados encadenados al Nuevo Mundo. Algunos eran de sangre mezclada, en parte blancos, en parte indios y en parte africanos. Tysoyaha fue una de los primeros que dieron la bienvenida a los recién llegados a los pantanos, y escuchó gustosa sus historias sobre lugares lejanos y las crueldades que rivalizaban con las que había sufrido su propio pueblo. Pero lo que más la intrigó fueron la historias sobre pueblos cambiaformas extraños y maravillosos, que llevaban las pieles de felinos gigantes e incluso de arañas. Haciendo oídos sordos a las dudas de su clan, Tysoyaha y sus dos compañeros de manada, Lokcha y Wewasicataw, pidieron ayuda a su tótem, Cocodrilo, para que les mostrara un camino al hogar ancestral de los recién llegados en África. Y el tótem encontró su petición tan sincera, que en la siguiente ocasión que viajaron al mundo del espíritu vieron una senda de plata abierta junto a un gran río.
La manada siguió la senda durante muchas lunas, hasta que una noche, el río se convirtió en un arroyo. Tysoyaha y sus amigos llegaron a una tierra que nunca habían visto, tan cálida y soleada como su hogar, pero con árboles, pájaros y estrellas que desconocían. No muy lejos encontraron un gran río, muy parecido al que habían seguido en la Umbra, y sentada junto a su orilla se encontraba una mujer de piel oscura, de largos miembros y ojos brillantes. Sus lenguas eran diferentes, pero Lokcha era una Pacificadora, y ella le mostró a la extraña mediante sus gestos y dibujos en el barro de la orilla, que venían en son de paz. Wewasicataw era un Danzante de la Luna y le cantó a la extraña una hermosa canción, hablándole del lejano hogar de la manada. Finalmente, Tysoyaha tocó una flauta hecha de hueso para la mujer de piel oscura, y cuando la canción terminó, la extraña cambió de forma. Sus manos y pies se cubrieron de finos pelos, y los dedos y pies se estiraron hasta convertirse en ocho patas. La frente de la mujer se abrió y sus dos ojos se convirtieron en muchos orbes de luz. Ante la manada se encontraba una araña, más grande que los osos que merodeaban cerca de los pantanos del hogar de Tysoyaha. La araña no los atacó, sino que comenzó a tejer entre dos árboles cercanos, y su telaraña era una historia de cómo algunos de los Parientes de los cambiaformas habían caído presas de la avaricia de otros humanos, buscando riqueza del pueblo de piel blanca.
Estos Parientes habían sido tomados cautivos y nadie sabía a dónde los habían enviado. En la telaraña había imágenes de los grandes felinos de los que había oído hablar la manada, pero había otras muchas criaturas que nunca habían visto antes. Comprendieron que la historia de la araña hablaba de los Parientes que habían sido llevados al hogar de la manada. Fue suficiente para que Tysoyaha se diera cuenta de que había un vínculo entre los recién llegados de los pantanos y el pueblo cambiante de la tierra de la araña. La manada le dio las gracias y le mostró sus propias formas de cuatro patas. Entonces se fueron, regresando sobre su rastro por la larga ruta de regreso al pantano.
El clan recibió a la manada de regreso al hogar, y los Uktena se sorprendieron con la historia que Wewasicataw cantó para ellos. Cantó ante el Gran Consejo de los Uktena, y Atrapalanzas comprendió que Tysoyaha y su manada le habían dado a la tribu razones más que suficientes para dar la bienvenida a los esclavos fugitivos como su Parentela.
Así que aunque la batalla de Atrapalanzas y Pelo Amarillo es lo que más recuerdan los Danzantes de la Luna sobre la historia del Debate de la Parentela, fue el extraño viaje de Tysoyaha, Hija del Sol, y su manada, lo que inspiró a su pariente a reclamar la aceptación de nueva Parentela en la tribu Uktena. Como una Sin Luna, ella mostró a los Uktena un nuevo camino, dando la bienvenida a extraños que habían sufrido tanto como los Puros, al haber perdido su hogar, libertad y familia.