ARNAGUATSAAQ “FRÍO QUE AGUARDA”Arnaguatsaaq Frío que Aguarda vivió en los días antiguos, poco después de que los Wendigo llegaran a las Tierras Puras. Era una mujer Inuit; pasó su infancia viajando entre los territorios de caza del verano y los campamentos invernales de su pueblo. Incluso cuando era niña rompió las reglas de su tribu siguiendo a sus hermanos cuando iban a cazar y pescar en el hielo. Mostró una habilidad sorprendente y pronto se convirtió en la mejor cazadora de su clan. Cuando la caza era mala, Frío que Aguarda era quien conseguía carne para la tribu.
Inquietos con su actitud masculina, los hombres de su clan presionaron a la madre de Arnaguatsaaq para que la casara rápidamente, para que tuviera que quedarse en el campamento de las mujeres como era lo apropiado. Pronto tendría varios hijos y no tendría tiempo para dejar el campamento. Entonces llegó un día, en un año en el que la caza ya había sido mala, cuando los cazadores no regresaron. Frío que Aguarda les dijo a las demás mujeres que ella iría en busca de los cazadores si ellas cuidaban de sus hijos mientras estaba fuera. Ellas aceptaron y Frío que Aguarda comenzó a buscar por el hielo. Encontró a unos pocos supervivientes. Le dijeron que el hielo se había hundido repentinamente debajo de ellos; la mayoría cayeron al mar y los supervivientes se agarraron a las rocas. Frío que Aguarda llevó a los hombres de regreso al campamento, pero no fue recibida como esperaba. Las demás mujeres habían echado a sus hijos del campamento tan pronto Arnaguatsaaq se había marchado. La comida era muy valiosa y no habían esperado que regresara. Algunos dicen que en aquel momento todavía no era Garou, sino una Pariente y que en aquel momento algo en su interior fue tocado por el dolor de sus hijos muertos. Fuera como fuese, la pérdida de su familia provocó su Primer Cambio, y mató a las mujeres que la habían traicionado.
Después de aprender las costumbres de los Wendigo, emprendió una búsqueda para descubrir qué había espantado a las presas y había roto el hielo endurecido del invierno. Frío que Aguarda descubrió que otros clanes habían perdido partidas de caza de la misma manera, lo que había provocado una gran hambruna en el Ártico. Nadie, Inuit ni Wendigo, conocía la causa de este infortunio, así que Arnaguatsaaq viajó lejos en busca de una presa desconocida. Tras una larga cacería una noche soñó que un rayo de luna le mostraba a un calamar monstruoso en el fondo del océano. Era el monstruo que buscaba, Luumajuup o Rompehielos, cuyos tentáculos rompían el hielo y cuya tinta corrosiva lo fundía incluso en el día más frío de invierno. Cuando despertó, encontró un cuchillo tallado en un hueso tan blanco que parecía un rayo de luna en el agua. Con esta nueva arma buscó la guarida del monstruo y lo encontró en el lugar que había soñado. La batalla de Frío que Aguarda con el calamar gigante duró días enteros y lucharon bajo el hielo, sobre las rocas y entre la nieve. Algunos dicen que cuando Arnaguatsaaq lo mató, la sangre del calamar se derramó tan alto que llegó hasta el cielo y dio un matiz rosado a la Aurora Boreal.
Tras la batalla con Rompehielos, Frío que Aguarda dirigió a los Wendigo y derrotó a muchos servidores del Wyrm, entre ellos el pájaro gigante llamado Aipaloovik, y encerró a otros debajo del hielo. Algunos afirman que el espíritu de Arnaguatsaaq es un protector especial de los Inuit y aconseja a los líderes de Nunavut. Su cuchillo de hueso, que según se dice fue un don de Luna, se ha perdido para nosotros, aunque muchas manadas lo han buscado.
