SECCIÓN ESCENAS

[Dava]

Rocardo asintio con respeto las palabras del principe guardando un silencio sepulcral hasta que le dio la palabra.

—Como deseis, mi principe. Pero he de seros franco. Juntar a tantos poderes con intereses tan dispares aun al amparo del Eliseo, es como darle un palo a una niño y pedirle que no golpee la piñata, señor...

Una vez el regente se alejo puso la mano en el hombro de Mateo y le susurro al oido con discreccion.

—Tengo que pedirte un favor, hermano. Esto es omp darle una caja de nitroglicerina a un portoe con Parkinson—Le miro a los ojos—. Si las cosas se tuercen, si tengo que sacar las garras, necesito a alguien de confianza que ponga a salvo al principe mientras la guardia del elyseo gana algo de tiempo. Ademas Aurora anda cerca. La huelo —lo miro de nuevo—. Confio en ti.

Paseo su mirada por la sala ontentado identificar a la escolta personal del Baron y del señor X. Dio un paseo por la sala dejandose ver junto a su compañero, presentandose ante los recien llegados, y dando indicacines a la Guardia del Elyseo. Tras esto le dedico a Mateo una palmada en el hombro.

—Y ahora es cuando me dices alguien más de tu confianza que pudiera sacar sano y salvo ao Baron de aqui en caso de peligro.

[Baudelaire]

Si hay lugares que amerita el infierno, una gasolinera es clave. Me dirijo oculto entre las sombras tras la zona de lavado y, tras encaramarme al techo con todo el sigilo posible, elevo mi vista a los rincones del inframundo. Elijo un punto caliente, en que pueda cambiar algo de este orden brutal, para dirigirme hacia allá sin dudar un instante.

[Soiberg]

-Entiendo. Eres libre de tomar las medidas oportunas que consideres entonces para garantizar la seguridad de la reunión y que se pueda realizar, mi buen y leal Sheriff. Sin restricciones.

-Por supuesto, puedes contar conmigo, hermano--dijo Mateo ante la petición de Ricardo cargada de preocupación. ¿Aurora?--mierda, anda tras nosotros, seguro. Sobre todo va por ti claro. Mira, sé que nunca te he preguntado por ello y....hizo una pausa, tampoco lo haré ahora, pero sea lo que sea que pasó entre vosotros, lleváis siglos con ello, ¿tan grave fue?--no hace falta que me digas nada concreto, tranquilo, dijo Mateo susurrando.

Tras ello, calló durante un rato, mientras pensaba, ojeando minuciosamente a todos los presentes en el gran Salón.

-La presencia del humano hoy ha sido sin duda una extraña y extravagante ocurrencia del Conde. Estos Antiguos...pueden ser muy caprichosos. Ahora hablan de una llamada o algo y que deben de marcharse a una guerra en Oriente. No sé bien de qué va la cosa. ¿Has oído tú algo de ello?.

Tras meditarlo bien, Mateo escribió unos nombres en una hoja. Eran 8 nombres, 2 vampiresas y 6 vampiros de clanes variados, todos por supuesto simpatizantes de la Camarilla. Mateo tapo con los dedos los nombres, para asegurarse de que solamente Ricardo los vería y nadie salvo ellos dos, supiera de ellos.

-Sin duda, estos son de confianza---dijo a Ricardo. El Conde me dio esta pequeña libreta antes, dijo, entregándole a Ricardo una liberta con anotaciones, donde había un calendario dibujado, con múltiples anotaciones de fechas, horas y estando todos los meses, era raro, se trataba de un calendario copiado de uno de 1898. Había citas y descripciones a modo de relatos de hechos del pasado, se nombraba al Nosferatu amigo de Ricardo, Amant Polidor. Al lado de cada mes, donde los días estaban marcados, había también anotaciones de horas y los nombres de Williams y Amant Polidor.

--Dice que debes de mandarle uno de tus pajarracos a Amant, junto con esta libreta y este reloj de bolsillo, para que se oriente y pueda hablarte con la ayuda de ambos. También esta nota con las siguientes instrucciones para luego: "Para Amant: Infíltrate como espía en la reunión, mantente oculto, vigila que no haya incidentes, Williams. Recuerda tus días como Cabo, soldado americano, recuerda tus misiones para la gloriosa República, Cabo español, recuerda ".

Mateo volvió a mirar minuciosamente a los asistentes a la reunión.

-Iré a echar un vistazo a la planta de arriba, dijo finalmente sonriendo, mientras se dirigía a las escaleras.



Sin duda, un lugar muy caliente eran la zona de los bajos del Casino, que a esas horas debían estar repletos de gente y donde muchos transeuntes podrían tener altercados entre sí, tras haber bebido en alguno de los locales de la zona o bien tras salir del propio Casino. Lugar muy propicio para las intenciones de Amant de aplacar tensiones y resolver conflictos existentes.

[Dava]

Ricardo suspiro hastiado antes de despedirse de su viejo amigo, tras tomar la libreta. Acto seguido se acerco a uno de los balcones y llamo a uno de sus "pajaros" al que, al le entrego la libreta, que la to.o entre sus garras, para luego salie volando rumbo a su mision. La escena no duro apenas unos segundos, pero aquel gran muercielago no paso en absoluto desapercibido.

El Sheriff continuo paseandose por el salon en direccion a la comitiva del baron. No hizo ademan de pasar desapercibido, ni dio rodeo ninguno. En el momento que estuvo ante el Barón le dedico una reverencia, solo superada por la que le habia deficado al Príncipe. Era su manera de reconocerle su estatus en el Eliseo.

—Permitame presentarme. Mi nombre es Ricardo y como Sheriff soy el responsable directo de la seguridad de todos los asistentes —tras hacer especial enfasis en el TODOS, hizo una pausa por si querian intervenir—. Me gustaria ultimar unos puntos con usted y su escolta personal si no les es demasiada molestia. Motivos de seguridad, Barón.

[Baudelaire]

Sonrío ante la visión de aquel lugar de mala reputación, incluso el infierno cuenta con zonas peores y pésimas. Saltando de techo en techo, avanzo siempre oculto por las sombras. Me ubico sobre alguna de las peleas que se están desarrollando en ese momento, para hacer mi entrada dramática saltando junto en medio y girando como un torbellino.

Paro con facilidad la algarabía y me pongo a declamar el monólogo habitual que va a unir a la multitud en pos de terminar con el antro. Tan pronto habré formado mi pequeña célula, será hora de entrar al casino y comenzar a sacar a la gente. Luego, deberá arder.

[Soiberg]

Todos los del salón, en especial Reverte, se fijaron en el Sheriff, andando a través de los pasillos y tablados del salón, hasta que llegó al Barón. Estaran intrigados. El gran tamaño de Ricardo por otra parte, que había estado también hablando con el incñuso aún mayor, Mateo, ambos dos casi gigantes de entre los presentes en la reunión, imponía.


Varios transeuntes de la calle se pararon a ver al enorme Murciélago de la calle, cuando lo vieron salir volando con la libreta, buscando a su destinatario.



-Encantado de recibirlo y conocerlo en persona, Sheriff, dijo el Barón, alagado por la reverencia recibida por parte de Ricardo, sonriéndole. ¿Qué se le ofrece? --Oh, entiendo, la seguridad.

-Le agradecemos que cuide de nosotros, Sheriff--dijeron a la vez la Guajona, Fraskey y el Vidente, dedicándole una cordial sonrisa respetuosa.

-Por supuesto, Sheriff--le respondió el Barón, mirando al Príncipe, quien hizo a su vez un gesto con la cabeza de asentimiento. Vayamos los dos a tratar tranquilamente el tema a solas a aquel apartado sofá, dijo señalando uno del rincón opuesto de donde se encontraban.

No había nadie cerca en esos momentos. Un piano de cola clásico, grande y de color rojo, estaba frente al sofá.

--Bueno, Sheriff, cuénteme, qué le preocupa, ¿en qué puntos y cómo podemos mejorar la seguridad esta noche? En breve comenzaremos la reunión propiamente dicha.


El Gigantesco Murciélago llegó en esos momentos, a cierta distancia de alli, no muy lejana, ante Amant, entorno al cual se estaba congregando un grupo numeroso de gente en la plaza, para escucharlo. Luego le entregó la libreta y las anotaciones, junto al reloj de bolsillo, posándose en su brazo y se marchó tras ello, para evitar llamar demasiado la atención por su enorme aspecto. No es que hubiera pasado desapercibido después de todo.

[Dava]

Una vez se hubo asegurado cierta discreccion, le invitó a tomar asiento y se puso a su lado mirando hacia la ventana.

—Tengo motivos para sospechar que existe la posibilidad de que alguien intente perturbar la Pax Vampirica de este Eliseo —Le dedicó una mirada fugaz para volver a vigilar los alrededores—. Por eso mismo puede que mi persona se vea impedida en el desepeño de mis funciones para con vos.

Le tendió la lista que le habia dado Mateo unos momentos antes al tiempo que le mantenía la mirada de un modo fraternal.

—Para mi es muy importante que la reunion de hoy llegue a buen puerto, Baron, por eso mismo y en una plena demostracion de confianza, le permito que escoja a dos nombres de esta lista —mientras el Barón leía, siguio hablando—. Son de mi plena confianza y velaran por usted y los suyos en caso de que todo vaya realmente mal y yo este impedido para actuar...

Ricardo espero una respuesta sin prisa alguna, le bastaba con que señalase a los elegidos con la yema del dedo, mientras vigilaba los alrededores en busca del detonante que lo mandaria todo al carajo.

[Baudelaire]

Guardo rápidamente la libreta y el reloj, para volver a concentrar la atención de la muchedumbre sobre mí. Regreso al discurso inicial sobre entrar al casino y sacar a la gente. Con la arenga terminada, pasamos a la acción.

[Soiberg]

-Entiendo, bueno tome entonces las medidas oportunas para poder mantener la Paz, como le he comentado, Sheriff. Entiendo si no puede encontrarse al 100 por cien en sus funciones debido a ello.

El Barón miró detenidamente la lista y le señaló con el dedo sin hablar 2 nombres, poniéndolo sobre ambos, el de una vampira, del clan Gangrel, y el de un vampiro de los Ventrue, de bombres Sabina y Andrew.

-De acuerdo, tiene a su gente entonces, Sheriff.


Varias personas, cautivadas o inspiradas por Amant, se unieron a él, siguiéndolo, en su camino a lo alto del Casino.

[Dava]

—una elección acertada, Barón no le defraudarán.

Ricardo asintió a la decisión del Barón y dedicandole un leve cabeceo a modo de despedida. A continuación buscó a los seleccionados y les indicó discretamente que la acompañasen fuera de la sala. Una vez ganó algo de intimidad se dirigió a ellos.

—Bien chicos no sé qué órdenes tenías hasta el momento pero —osciló la mirada sobre ellos—, a partir de ahora ni trabajáis no para mí, ni para el príncipe.

Sabía que sus palabras debían haberse sentido como un revés en la cara. esperó pacientemente ve sonreír a su compañera de clan y las presiones asombrada del Ventrue antes de continuar.

—Durante la noche de hoy vuestra única labor será velar por la seguridad e integridad del Barón —alzó el dedo índice anticipándose en esa interrupciones que se iban a llevar a cabo—, si yo me veo impedido de para hacerlo. Si eso ocurre vuestra única misión será mantenerle sano y salvo hasta que consigáis contactar con Mateo, y con nadie más. Así pues, él es el único responsable de mantener a salvo al Príncipe llegado el momento. ¿Alguna pregunta?