El piso de Montecristo es poco más que una especie de sótano con muebles. Tiene lo justo para que el sol no os lleve por delante, pero todos lo consideráis un tanto indigno. En todo caso es lo que hay, y el Tremere ha sido generoso. Melinda se ha ido hace un rato a su propio apartamento, un minúsculo estudio heredado de su familia situado a la suficiente distancia para que no sea un peligro para vuestro refugio y a la suficiente poca como para acudir pronto si es necesario.
Cuanto termináis de hablar y de contaros las peripecias de las últimas noches se impone un denso silencio apenas roto por el sonido lejano de algún grifo abierto o de una viga en la que gotea el agua de la lluvia de los últimos días.
Los Tremere, los perseguidos Sangre Débil, la lucha por el territorio cada vez más cerca de vuestro escondite, la oferta de los Shelby. Todas las cartas sobre la mesa tienen pros y contras. Y a eso sumáis la repentina cuenta atrás que parece haberse puesto en marcha.
Pagliacci ha traído un periódico subrayado. El diario llega mediante una suscripción a casa de Melinda, y la Crepuscular lo guarda para la Caitiff, que aún mantiene la vieja costumbre de leer la prensa. El New York Times dedica una buena cantidad de páginas a la cumbre de la OTAN que va a acoger la ciudad de Nueva York. No obstante, lo que ha subrayado no es tan evidente a simple vista como la información general sobre un encuentro de tal calibre internacional. Son pequeñas advertencias diseminadas aquí y allá y que su olfato periodístico detecta rápidamente equilibrando quizá su falta de experiencia nocturna. De aquí a un mes que se celebre la cumbre se van a ir reforzando los controles policiales y, por lo que cuenta el periódico, se va a proceder a un endurecimiento de la vigilancia y tratamiento de quienes residan en Nueva York de modo ilegal.
Para Pagliacci, en las páginas del diario se esconden las advertencias de Vástagos de mayor poder hacia los vampiros que, como vosotros, no tenéis reconocimiento. Los preparativos de la cumbre van a ser una excusa para "limpiar" la ciudad. Montecristo y Nyx se quedaron algo dubitativos, temiendo que quizá su compañera estuviera siendo demasiado paranoica. No obstante, otros datos y rumores cuadraban con la teoría. Liam le había contado a Nyx cómo se había incrementado la presencia policial en su barrio y cómo en las comunidades de vecinos se habían puesto carteles indicando determinadas normas de seguridad para las próximas semanas.
Montecristo, por su parte, había visto con sus propios ojos lo que parecía avecinarse. Hace apenas tres noches, mientras fumaba no demasiado lejos del almacén en el que os escondéis, había visto una redada del FBI, nada más y nada menos. Nunca había visto a los federales en el barrio, y menos para aplastar contra los capós de dos coches las cabezas de unos adolescentes miembros de una banda latina de origen centroamericano. A alguno de esos chicos lo conocía, pero otros eran caras nuevas. El Tremere apuró el cigarrillo inquieto, pensando si eran los que andaban también marcando territorio tan cerca de donde descansabais durante el día.
La cumbre de la OTAN se celebraba en apenas un mes. Nadie lo dice en voz alta, pero los tres pensáis lo mismo. ¿Es ese el tiempo que tenéis antes de que dejéis de ser murciélagos escondidos en una cueva urbana?
OFF: Un control de Enardecimiento cada uno por el inicio de la noche, please
