"Countdown" 1

[Nyxe]

Me planteo por un segundo la opcion de echarnos a un lado, pero la descarto rápidamente.

-No, creo que eso sería más sospechoso todavía.

Además, ahora mismo no me quedaba otra opción que ir a aquel hotel.

-¿Que? No, no es nada... -digo cuando me pregunta por si me ocurre algo, y trato de obligarme a tranquilizarme-. Es que ya he tenido un encontronazo con la ese i, y no paro de verles en cada esquina.

Estoy cerca de decirle que me tenían fichada, pero no llego a atreverme. No confiaba en ella él, y no creía que saberlo o no fuese a cambiar nada.

No puedo evitar reirme para mis adentros ante las dos propuestas de Tindalos. Sí, definitivamente era un chico.

-Me vale novia -digo sonriendo mientras me pongo las gafas ahumadas-, creo que con la edad que aparentamos colará mejor.

Me echo a un costado para fingir que me he quedado dormida. Un par de segundos después, recuerdo que debería respirar para parecer dormida y no muerta, asi que comienzo a llenar y vaciar mis pulmones con suavidad.

[Voivoda]

Tadd observa con nerviosismo creciente que no sólo hay agentes de la policía de Nueva York en el improvisado control, sino también un par de chaquetas con las siglas HSI, que se corresponden con el Servicio de Seguridad Nacional, desplegado generalmente cuando se ha determinado la máxima alerta antiterrorista. De hecho, para ralentizar la velocidad de los coches, directamente se han dispuesto alambres de espino y conos luminosos en zig-zag, lo que da la sensación a la Brujah de estar entrando en una ratonera.

Nicole puede notar la ansiedad creciendo en su interior al tiempo que simula estar dormida. Agradece por una vez no estar viva y poder controlar a voluntad las reacciones de su propio cuerpo, ya que piensa que de respirar de manera natural y tener latido en el corazón, ahora mismo estaría visiblemente temerosa.

Un agente de policía os ordena detener el vehículo totalmente y os da las buenas noches, a lo que Tadd contesta educadamente. El agente pide la documentación del coche y la comprueba con detenimiento. Con demasiado detenimiento. Después apunta con una pequeña linterna a Tadd y segundos después a Nicole, que simula estar algo molesta entre sueños.

- Espere un segundo - le indica a Tadd, lo que hace que la mente de los dos comience a funcionar a toda velocidad al tiempo que vuestras Bestias se revuelven inquietas. Mal momento para que se descontrole vuestra naturaleza primitiva.

Apenas un instante después, el agente saca una tablet y parece descender en la pantalla con movimientos de su mano derecha en unos segundos que se hacen insoportablemente largos para los dos.

Finalmente, vuelve a apuntar con la linterna a Nicole.

- Por favor, señorita, baje del coche si es tan amable.

Nicole nota el empuje de su Bestia, ansiosa, iracunda y temerosa al mismo tiempo. Aún no está descontrolada, pero su nerviosismo empieza a ser difícil de gestionar...

[Nyxe]

A traves de miradas fugaces, puedo distinguir las siglas de la Homeland Security Investigations. Quiero pensar que eso significa que ha pasado algo más importante, que no tiene nada que ver con nosotros. Que me estoy pasando de paranoica. Pero las dos ultimas siglas me parecen un signo aciago.

Mantengo los ojos cerrados cuando la policía nos detiene. Siento a Tindalos coger la documentacion de la guantera, y puedo escuchar que el policía tarda en devolversela. Casi me planteo abrir los ojos un segundo para comprobar qué está pasando hasta que escucho el "Espere un segundo".

No se me detiene el corazón porque no estaba latiendo, pero siento como mi sangre se convierte en un torbellino en mis venas y mis colmillos se extienden dentro de mi boca, que por suerte tenía cerrada. Me esfuerzo en mantenerme quieta y en mantener el mismo ritmo de respiración que tenía hace un momento, como si no estuviese enterándome de nada de lo que ocurriese. Y realmente siento que no sé lo que está ocurriendo. Casi agradezco que el policía me apunte con la linterna, pero la alegría me dura poco en cuanto me pide que baje del coche.

Me levanto poniendo una mano entre mis ojos y la linterna, como si realmente acabasen de despertarme. Consigo distinguir la tablet en la mano del policía, y comprendo que me acaban de reconocer.

-¿Uh? -digo en el tono más somnoliento que soy capaz de imitar- Si... claro... ¿pasa algo? -pregunto, mientras bajo la cabeza y hago como que no consigo encontrar el boton para desabrochar el cinturón de seguridad.

Por debajo de las gafas, siento cómo se me cubren los ojos de lágrimas rojas. No de miedo, sino de rabia. Todo lo que había intentado, lo lejos que había llegado, y no había servido de nada. Por confiar en quien no debía, por no confiar en mí misma, y por no querer ver que estaba en una situación mucho peor de lo que podía procesar. No nos buscaban. Me buscaban, a mi específicamente, y tenían mi nombre y mi cara.

Por suerte, no le había escuchado encender el walkie. Así que él era el único que sabía que estaba allí. Sólo me quedaba una posibilidad de poder salir de esta situación de forma no violenta. Si no, tendría que ceder a mi Bestia y confiar en que ella sería más capaz que yo de mantenernos vivas a salvo.

-Avanza- le susurro a Tindalos en cuanto "encuentro" la forma de desabrocharme el cinturón. Acto seguido, levanto la cabeza y me bajo las gafas de sol para mirar al policía directamemte a los ojos.

-Olvida.

[Dava]

No aparto las manos del volante mientras asiento al agente con mi mejor sonrisa. Mis ojos destellean para llamar su atención sobre mí mientras intento ver que programa esta consultando en la tablet con discrección obviando los susurros de la Bestia en mi interior.

—Sin problema, agente

Digo con un tono encantador más que ensayado a la par me dispongo a abrir la puerta del conductor. Había visto algo en su nueva compañera que le puso en alerta y si encontraba un arma de fuego por sorpresa en el registro del vehiculo la cosa podia explotar. Si saliamos de esta tocaba tener una charla como minimo.

No puedo evitar sorprenderme al verle compeler al agente con esa facilidad, incluso me cuesta reaccionar a tiempo a su imperativo de que avancemos. La presion me puede. La bestia me axuza para que salgamos de esa ratonera. No puedo evitar aceptar la invitacion de Nicole y continuar hacia delante, de cabeza a la ratonera, dejando atras el problema actual.

—¿Hay alguna otra sorpresa que nos pueda estallar en la cara?—susurro.

Sarcasmo, era mi ultimo recurso para no liarme a oxtias con todo lo que habia a mi paso para desahogarme. Agarre el volante con fuerza y la mire fugazmente esperando una respuesta.

—Sea lo que sea que necesites, dimelo antes de que terminemos tomando el sol juntas, ¿no?

[Nyxe]

Trato de calmarme mientras vuelvo a abrocharme el cinturón. Eso ha estado cerca.

-No tenía ni idea de que pudieran estar buscándome -me defiendo, aunque es una verdad a medias. Sabía que me tenían fichada, debería habérmelo imaginado. -Yo no he tenido nada que ver con... esto -digo, refiriéndome a lo que quiera que haya hecho aparecer a la policía.

Estoy ansiosa, estoy hambrienta y estoy viendo enemigos en cada esquina. Y lo peor que le puedes hacer a un paranoico es demostrarle que tiene razón. Cuando Tindalos me pregunta qué necesito, el torbellino que tengo en mi interior hace que se me escape la respuesta antes de poder plantearme siquiera guardármela para mí.

-Sangre... -musito, mirando hacia mis rodillas, sin atreverme a pronunciarlo más que con un hilo de voz. Me ardía la garganta como si tuviese una plancha de hierro clavada en ella. -Estoy famélica... -le explico, antes de dirigirle la mirada de nuevo.

[Voivoda]

Tadd condujo sin mediar palabra después de dar media vuelta aprovechando la confusión temporal del agente de Seguridad Nacional. El corazón de Manhattan y el dichoso hotel W deberían esperar. La noche avanzaba y era peligroso jugársela a ver el sol. Un torbellino de pensamientos se cruzaban por la mente de la Brujah mientras conducía hacia el Lower East Side. La deba la sensación de atravesar una jungla de edificios que bien podían ser el Dominio de cualquier otro Vampiro y eso la ponía aún más ansiosa.

En su mente se mezclaban las posibilidades. Había podido mirar de reojo cómo el agente buscaba en una lista de nombres y cómo había maximizado una imagen. No había llegado a distinguir más, pero era evidente que lo que había visto ahí le había hecho sospechar de la vampira que era ahora su copiloto. Tadd se preguntó por un instante si merecía la pena correr tanto riesgo por alguien a quien acababa de conocer. Seguramente no, pero por un lado necesitaba saber la verdad sobre ella y, por otra parte, si era una vampira perseguida tendía a pensar que sería una víctima del sistema. Y eso le incitaba a protegerla.

Y, al fin y al cabo, para jugarse la no-vida por la petición de Yahaira era mejor tener algo de ayuda. Aún así, la capacidad de convicción con una sola palabra que había mostrado Nicole le había puesto en guardia. Ese tipo de Vampiros eran peligrosos.

Al final el puto Miki la iba a llevar a la ruina incluso estando encadenado en un almacén del puto Bronx.

Tadd aparca en un párking al aire libre donde hay grupos dispersos de jóvenes bebiendo apoyados en sus coches. Es una zona residencial tranquila, cerca de los muelles del sur de Manhattan. Botellones de chavales que conducen Mercedes.

Nicole siente la punzada de la angustia y del hambre. No podía esconderle a su nueva compañera que la buscaban directamente a ella. Se sentía observada, perseguida, rastreada. Temía que cualquier movimiento la expusiera a un final doloroso y agónico. En su fuero interno deseaba que Tindalos no la abandonara. No quedarse sola. No podría proteger a Ruth, crearse una nueva identidad y ganarse el favor de Sowiek y de sus compañeros de Clan por sí sola. No para de pensar por un momento que si hubiera pasado por un control policial estando sola, quizá sus nervios hubieran disparado sus instintos más animales y seguramente el remedio hubiera sido peor que la enfermedad.

Necesitaba alimentarse. Necesitaba tener aliados. Necesitaba tener algo a lo que aferrarse o el miedo y la paranoia acabarían consumiéndola.

Agradeció el silencio de los últimos minutos, aunque podía notar en el ambiente que Tindalos iba a exigir respuestas. Y estaba en su derecho. Observó cómo el cielo dejaba poco a poco de estar completamente negro. Vio a los chicos y chicas divirtiéndose a su alrededor, ignorantes de ser un rebaño en medio de lobos. Tenía hambre, pero no era capaz de alimentarse de gente que estuviera consciente. Le hacía sentirse... sucia, como una alimaña.

El recuerdo del final de Anna acudió a su mente. Tenía que sobrevivir.

OFF: Os queda tiempo para una escena corta... y tenéis que pensar dónde dormir. Los dos sois personajes que yo me imagino que habrán podido irse escondiendo aquí y allí para pasar el día, ya que no tenéis refugio, dominio ni reconocimiento. Es decir, no os voy a dejar a la intemperie, pero sería interesante para la narración que contarais dónde pasáis el día.

[Dava]

Acabábamos de salvar el culo por los pelos, gracias Nicole y lamentaba habérselo echado en cara, pero es que, ¡Joder! Ya le valía.
Golpeé el volante con las palmas momentáneamente mientras la escuchaba darme unas explicaciones que jamás debí haberla pedido. Había dejado hablar a esa parte impetuosa de mí que mantenía a raya noche tras noche y la había cagado.

— Pues el pitufo de turno se puso tieso como un palo al verte… ¿No habrás jodido a alguien sin querer?

A mí sí que me había jodido sin querer. Le había borrado la memoria reciente, pero cuando se recuperase y mirase las últimas búsquedas en ese jodido dispositivo electrónico de mierda la iban a relacionar conmigo y con la matrícula de mi vehículo. Su mierda, fuera la que fuese, me había salpicado de arriba a abajo.

—Voy a necesitar “cambiar” después de nuestro pequeño accidente. ¿Necesitas hacerlo tú tambien?



Me giro hacia ella para intentar quitarle hierro al asunto y me encuentro una escena que me trae recuerdos no muy agradables de cuando conocí a MIKI, esos ojos y esa mirada no auguraban nada bueno. Oigo de su propia boca lo que llevo un rato sospechando. Toca cambio de planes y no nos queda mucho tiempo

Simplemente, asiento y busco una calle poco iluminada o con alguna farola fundida para estacionar el vehículo sin apagar el motor. Cojo mi arma de la guantera y le pongo el silenciador antes de meterla en la cartuchera interior a la altura del sobaco. Hago lo mismo con el móvil y la batería.

—Pues entonces, a cenar se ha dicho —la dedico una sonrisilla cómplice—. Hazlo como tú quieras, pero rápido, que aún tenemos que buscar un sitio para pasar el día.

Ver los botellones en el parque hace que se me ilumine el rostro con el mar de posibilidades que ofrece: Vehículos de repuesto, matrículas para intercambiar, pisos de jóvenes fácilmente influenciables, recientemente independizados y, en el peor de los casos, siempre podría llamar a Antoni… Aunque eso le iba a costar un ojo de la cara.

[Nyxe]

Niego con la cabeza cuando Tindalos me pregunta si me he cargado a alguien.

-No -por un momento me planteo si merece la pena guardármelo, pero decido que no. A estas alturas bastantes Vástagos se habrían enterado, y era facil que a Tindalos se le ocurriesen precauciones que a mí se me pudieran escapar. -Cuando la ese i atacó Chicago había demasiada gente que nos conocía a mi sire y a mí. Así que nos encontraron. Yo... -la voz se me quiebra ligeramente, y noto cómo los ojos se me humedecen -...yo conseguí escapar, pero supongo que me habrán metido en una lista de criminales buscados, o algo así.

-"O algo peor, más bien" -pienso con amargura-. "Estarás en una lista de terroristas". -Dejo escapar un suspiro mientras la mirada se me pierde en la carretera. No era algo fácil de procesar.

En cuanto Tindalos menciona que va a necesitar una identidad nueva, se me iluminan los ojos.

-¿Sábes cómo hacerlo? Porque sí, ahora mismo creo que es la mejor idea.

Cuando Tindalos aparca, no puedo evitar mirar en todas direcciones, buscando dos cosas.

La primera, inquisidores. Tengo miedo de que no cualquier policía, cualquier persona, pudiera ser un inquisidor escondido buscándonos. Ni siquiera sería estar tan paranoica, era la clase de situación en la que la policía podría aparecer en cualquier momento, y con tantas presas disponibles, era fácil adivinar que un Vástago como nosotras intentaría aprovechar la situación.

La segunda... presas. Hay montones de chavales y la Bestia me suplica que me lance hacia cualquiera de ellos. Pero cuando Tindalos propone que efectivamente echemos un trago, la parte de mi que todavía piensa con la cabeza pega un respingo.

-Esto... ¿no hay demasiada gente?

Realmente no quería dejar escapar la ultima oportunidad de la noche de saciar mi sed, pero no se me acaba de ocurrir la mejor manera. Si prefiero alimentarme de víctimas dormidas es porque puedes estar relativamente segura de que nadie te ve. Pero ponerme a colarme en uno de aquellos pisos me iba a llevar un tiempo que no tenía claro que tuviéramos. En aquel ambiente casi parecería más fácil intentar ligar con alguien, pero tampoco tenía tiempo de andar haciendo todo el paripé. Y el lugar no era lo bastante solitario como para intentar asaltar a alguien por la espalda.

Busco con la mirada si hay alguna persona sola. Ya sea con expresión triste, cansada, o somnolienta, alguien a quien pudiese apartar de los demás con una conversación rápida.

[Dava]

—¿Sobreviviste a una incursión de la 'Gestapo'? Eres una caja llena de sorpresas, Louise.

Bromeo quitandole hierro al asunto mientras busco con la mirada donde se apartan las parejas o van a vaciar la vejiga, con un poco de suerte en vez de ir a por un Big Mac, nos lo traian a casa. Al fin y al cabo eramos dos jovenes que acabambamos de llegar aun fiesta. No paso por alto la pregunta de Nicole.

—Claro que puedo hacerlo, es mi trabajo —sonrio con tranquilidad—. Puedo tardar mas o menos, pero a día de hoy nunca he fallado. Aunque la SI son palabras mayores, me gustan los retos. Eso si, no sera barato. Mas de uno va a celebrar que me endeude con él..

Si habia algo mas peligroso que intentar moverte de incognito junto a un vastago buscado, era que estuviera muerto de hambre. Así que habia prioridades que tratar antes de buscar un sitio para pasar el alba si no queria ser su picolapis a media mañana.

—No se cual es tu rollito, Nico, pero si quieres hacerlo en medio de la fiesta —Saco el arma de la guantera y le puso un silenciador—, yo soy tu Thelma—Espero unos segundos para ver si entendia la broma antes de puntualizar sus intenciones—. Pero mi idea era buscar a alguien que lleve una buena cogorza o que se aparte para hacer sus necesidades fisiologicas. No se si me explico...

En lo que Nico buscaba su objetivo, preparaba el petate con mis cosas paratenerlas listas y a mano en el peor de los casos. Debia deshacerme del vehiculo cuanto antes, o al menos cambiaiarle la matricula. Habia que quemar esa pista. Una vez que mi compañera saciara su sed, seria el momento de hacer una llamadita sl bueno de Anthoni.

[Voivoda]

Tadd vigila desde la distancia los movimientos de Nicole una vez que sale del coche. La Brujah no puede evitar sentir cierta preocupación al tiempo que también nota que cada vez tiene una mayor empatía por esa mujer que acaba de conocer. Parece un alma solitaria y temerosa, con un pasado impregnado de dolor... pero también era un bicho muerto al que movía la sed de sangre.

Nicole pasea entre los grupos de jóvenes que apuran la noche antes de la llegada del alba. Algunos están ya perjudicados por el alcohol, y ese estado de embriaguez iguala las clases sociales. Aunque lleven ropa de marca y estén junto a coches caros, son los mismos jóvenes que dicen tonterías, se envalentonan o se entristecen bajo los efectos de la bebida.

Su fino oído le permite escuchar un ligero sollozo. Una chica de unos veinte años se aleja del aparcamiento al aire libre con un móvil en la mano intentando ahogar las lágrimas. Nicole preferiría otras circunstancias, desearía no tener que mirarla a los ojos, no tener que doblegar su voluntad, no tener que forzarla a olvidar después. Pero su hambre domina sus pensamientos. Quizá no haya otra oportunidad esta noche y el despertar de la próxima podría ser agónico, y Nicole lo siente en sus entrañas. El aroma de la melancolía y la tristeza de la joven atrae a Nicole como la luz a los insectos.

Tadd piensa al verla en una especie de tábano que se acercara a un niño indefenso.



Minutos después

Nicole alza el rostro con los ojos cerrados y el sabor de la Sangre en la garganta. No tiene el aroma dulce de quien duerme, pero la tristeza se parece a ese sabor y añade otros matices. Sabe que ha estado cerca de perder el control, pero la oleada de sensaciones que llega como un tsunami a su cerebro muerto hace que merezca la pena correr el riesgo. Sin mirar hacia abajo deja a la joven semi-inconsciente en el suelo. Puede sentir todo el peso de su tristeza, el dolor por el mensaje que acaba de recibir y que supone el final de una larga relación. Nota la amargura de unos besos que no volverán, la sensación de soledad al sentirse abandonada e incomprendida, la vergüenza que teme sentir al contárselo a sus amigos. Saborea el aroma de una juventud con pocas esperanzas, de un trabajo que no le da para irse de casa al tiempo que intenta avanzar en sus estudios, el agrio sabor de viajes en pareja que jamás se harán realidad. Podría fortalecer su corazón no-muerto con esa desesperanza, podría esconderse para siempre de los ojos de quienes escudriñan, examinan y juzgan.

Entonces abre los ojos.

Tadd desde la distancia mira en la misma dirección que Nicole al comprobar el gesto de horror en el rostro de la vampira.

Una cámara de videovigilancia, con un solitario led rojo, apunta directamente hacia la Malkavian.

Nicole siente el pánico recorriendo como una inyección gélida y lenta su cuerpo muerto.

¿Cómo no he podido fijarme antes?

Todo ha quedado grabado. La Mascarada salta por los aires. Una imaginaria guillotina cae con un sonido seco. Tadd se debate entre su propio temor al que acompaña el deseo de huir corriendo... y la llamada casi visceral de proteger a esa vampira a la que parece rodear la mala suerte y que sólo desea tener donde refugiarse y sobrevivir.

OFF: El Ansia de Nicole baja a 2