"Countdown" 1

[Nyxe]

La sangre era una droga... una a la que no me dolía estar enganchada.

Anna y yo conocíamos bien los efectos de las emociones en la sangre, nos habíamos hecho un hueco en Chicago gracias a ello. La tristeza y la depresión eran un colocón maravilloso. Casi te anestesiaban. Siento cómo mi corazón late al mismo ritmo que el de esa chica, y su calor se extiende a través de mis venas desde mi pecho y mi vientre hasta la punta de los dedos de mis manos y pies. Me doy cuenta de que no tenía tantos motivos para estar preocupada. Tindalos es una tia un tio en el que se podía confiar. Sabía que en el hotel W iba a encontrar una manera de contactar con Emily. Y puede que la Segunda Inquisición supiera que estaba en Nueva York, ¿pero eso que mas daba? Entre veinticuatro millones de habitantes, eso no les iba a servir de mucho. Probablememente estuviese más segura aquí que en cualquier lugar al que pudiese ocurrírseme escapar.

Me duele tener que separarme de aquella muchacha, pero es algo que he hecho tantas veces, a lo que estoy tan acostumbrada, que simplemente no considero una posibilidad no hacerlo. Lo bueno de aceptar que eras una adicta y lo ibas a ser siempre, es que podías negociar las líneas que no ibas a cruzar. Con los ojos cerrados, lamo la herida del cuello, como quien rebaña su plato favorito con pan hasta dejarlo limpio.

Hasta que no quede rastro.

Al abrir los ojos y ver la cámara el corazón me da un vuelco.

-"La mierda"

Giro la cabeza de golpe para evitar que me siga grabando la cara, aunque sin duda es demasiado tarde para que sirva de algo. Si no fuese por la calma que me ha dado la sangre de aquella joven, probablemente habría salido corriendo. En su lugar me quedo quieta como una estatua tratando de pensar en qué hacer ahora. Sólo muevo un momento la mano para hacerle a Tindalos un gesto de que no se acerque. Ya que me habían grabado a mí, al menos que no salieramos las dos juntas juntos.

Quiero gritar. Quiero llorar. Quiero rabiar y patalear. No puede ser. No puede estar saliéndome todo tan mal. No es... justo. Había intentado ayudar a Emily y me había acabado metiendo en este lío. Anna me había ofrecido la inmortalidad, y no iba a llegar ni a los cuarenta. Por no hablar de dónde había quedado ella.

No, no debo pensar en eso ahora. No es momento de dejar que mis emociones puedan conmigo. Por desgracia, nunca se me ha dado demasiado bien evitarlo.

Ayudada por la sangre que todavía estaba cálida en mis venas, consigo apartar esos pensamientos y centrarme en la situación. Podía asumir que no había nadie que me acabase de ver ahora mismo -o al menos tener esa esperanza-. Me costaba creer que esa clase de cámaras tuviesen a alguien revisándolas las veinticuatro horas, o siquiera que alguien en algun momento fuese a revisarlas todas. Así que se me ocurrían tres maneras en las que alguien podía encontrarse con ese momento. Por casualidad; si alguien me estaba buscando, o si alguien revisaba ese momento. Quien me buscara ya sabía lo que era y que estaba en la ciudad, y estaba lo bastante lejos de mi Refugio como para no preocuparme de que me pudiesen localizar. Pero una si una chica se despertaba tirada en la acera, sin recordar nada, en las proximidades de una fiesta, podía asustarse y sospechar de un asalto. Lo suficiente como para abrir una investigación y que la policía decidiera revisar las cámaras de esa calle.

-"Y por esto" -me reprendo a mí misma- "no merece la pena alimentarse de gente despierta".

Sujeto a la chica para evitar que se caiga al suelo, y mirandola a los ojos le susurro -Olvida-. Unos segundos después, como si me hubiese asustado, exclamo -¡Tia, tia, tia, cuidado! ¡Que te caes!

Fingiendo más dificultad de la que realmente me supone, llevo a la chica hasta el banco o bordillo mas cercano -fuera del campo visual de la camara- y le agito un poco el hombro, tratando de que recobre el conocimiento.

-Hey, despierta -le digo tocandole suavemente la mejilla-. Te ha dado un chungo y te has ido al suelo.

Dejo que se acerque cualquiera que venga con intencion de ayudar. Aunque era exponerme más de lo que me gustaría -que alguien me viese ya era exponerme bastante más de lo que me gustaría- que a alguien le diese un bajonazo a esas horas de la noche era demasiado normal como para que alguien llamase a la policía. Quizá a una ambulancia, pero nadie iba a levantar una ceja porque una chica llegase con la tension baja o anemia a aquellas horas, sobretodo despues de un golpe emocional así.

-¿Tienes a alguna amiga que te pueda llevar a casa? ¿O llamamos a un taxi?

Con esto sólo quedaría un cabo suelto, que es que alguien pudiese encontrarse con el vídeo sin estar buscándolo. Era más importante que contactar con Emily, porque con la Segunda Inquisición detrás podían pedirme que me fuese de Nueva York, pero un vídeo así podía hacer que me persiguieran fuera de la ciudad. Si estuviese en Chicago, sabría a quien recurrir. Pero ahora... iba a tener que recorrer la Urdimbre. Sólo se me ocurría tirar de sus hilos con la esperanza de encontrar a alguien que pudiese ayudarme.

Y deberle un favor.

[Dava]

Nicole se comporta extraño. No es que supiera cómo era su noche a noche pero sin duda le pillaba de nuevas lo que estaba pasando.Quizás fuera porque no cazaba con normalidad, quizas fuese uno de esos vastagos que se alimentaban de bolsas, animales, o moribundos.Daba igual, lo importante era acabar cuanto antes.

¿Qué cojones le pasa a esta tia...?

Iba a bajar del coche cuando la veo que me hace señas para que no me acerque. No puede significar nada bueno. Me aseguro de que el arma esta lista y el cargador lleno.con mi diestra la empuño bajo la chaqueta cual sicario antes de entrar en accion.

Arranco el coche, quito el seguro de ambas puertas y me preparo para lo que sea. Evaluo las posibles amenazas hasta que la veo empezar a montar un nimerito de tal calibre que me planteo darle los tiros a ella y huir del lugar. Entonces es cuando reparo en el leve parpadeo rojo de la cámara de vigilancia.

Estamos jodidas. Si. Pero no completamente perdidas. Benditos sean mis reflejos e instinto de investigador y periodista. Pongo el seguro al arma, tomo un boli de la guantera y anoto el numero de la camara de vigilancia o su ubicacion por las calles las que apunta.

Vuelvo a mirar a Nicole, buscando contacto visual para intentar darla a entender de que se apresure. Jugar demasiado con el ganado nunca es bueno, tarde o temprano huelen al depredador. Aun puedo solucionar todo esto Creo.pero debemos de desaparecer ya.

¡Venga vamos! ¡Joder!

Dejo el boli en la guantera de nuevo y vuelvo a meter la mano bajo la chaqueta, empiñando wl arma de nuevo. Encuanto se suba al coche nos vamos a ir de alli cagando ostias. Y si puede conducir ella mejor. Ahora si que iba a deberle un par de cadaveres a Antonni