[Edad Romana] Dacia

[Alexander Weiss]

EDAD ROMANA: DACIA
Por Magus [email protected] En la antigüedad, la Dacia era el país habitado por los dacios. Los griegos se referían a ellos como getas (un pueblo del este de la Dacia), y los romanos los llamaron dacios.
El límite sur de la Dacia estaba marcado por el río Danubio (Istros en griego), o en su momento de mayor expansión por los montes Hemos (los actuales Balcanes). La Moesia inferior, al sudeste del Danubio, era el lugar donde vivían los getas e interactuaban con los antiguos griegos. Al este el límite estaba marcado por el Ponto Euxino (El mar Negro) y el río Danastris (Dniester), que los griegos conocían como el Tyras. Sin embargo, algunos asentamientos dacios se extendían más allá de estas fronteras, hacia el este y el oeste.
El siguiente suplemento se centrará en torno a la provincia romana de Dacia, pero también el reino de los dacios que precedió a la conquista romana.

[Alexander Weiss]

HISTORIA

LOS GETAS
Los registros arqueológicos más antiguos parecen indicar que los humanos habitaron el territorio de la Dacia al menos desde hace 45.000 años, asentándose sucesivas culturas de cazadores y recolectores cada vez más complejas, que se desarrollaron con los contactos comerciales con sus vecinos. Las menciones escritas más antiguas proceden del historiador Herodoto, en torno al siglo V a.C., que habla de una alianza de las tribus getas que fueron derrotadas por Darío el Grande, emperador de los persas, durante su campaña contra los escitas, en el siglo VI a.C.
Habitualmente se considera que los getas o dacios, estaban estrechamente emparentados con los tracios del sur. Las tribus dacias alternaban las relaciones pacíficas y las guerras con otros pueblos vecinos, como celtas, germanos, sármatas y escitas.
Durante la expedición del rey Filipo II de Macedonia en Tracia en el siglo V a.C., los dacios habían sido desplazados por los celtas, provocando un movimiento de pueblos hacia el sur. Gran parte de la zona se encontraba bajo la influencia de los escitas, que fueron derrotados por el rey Filipo. Los getas quedaron así libres de los escitas. Alejandro Magno, en el 335 a.C., se enfrentó a los getas, cruzando el río Ister de noche para sorprenderlos, y tras derrotarlos, conquistó su capital.
Tras la muerte de Alejandro Magno, el general Lisímaco de Tracia declaró la guerra a los getas en el 292 a.C. e invadió su país, pero fue derrotado y tuvo que rendirse. Lisímaco conservó la vida y la libertad gracias a la generosidad del rey Dromíquetes, que consiguió un botín importante con el saqueo del campamento griego y el rescate por sus prisioneros.
Sin embargo, poco tiempo después, durante el siglo III a.C., los getas se enfrentaron a la invasión de pueblos galos procedentes del este. Tras una serie de batallas, fueron derrotados, y miles de getas fueron vendidos como esclavos. Los supervivientes se mezclaron con los invasores galos, adoptando elementos de su cultura.

Existen muchos mitos y leyendas en torno a la Dacia, y como no podía ser de otra forma, los Vástagos dacios tienen muchas historias que hunden sus raíces en los orígenes legendarios de la tierra.
El Clan de los Dragones traza sus raíces hasta aquí. Según cuentan su fundador era un gigantesco dragón o serpiente al que llaman el Más Viejo o la Más Anciana. Procedente de las tierras desconocidas del este. Este dragón llegó a la Dacia y allí encontró a una diosa de la tierra encadenada por un dios lobo. El dragón luchó contra los lobos y terminó liberando a la diosa, y con su ayuda engendró una progenie de dragones con los que derrotó a sus enemigos en una serie de batallas que derribaron las montañas y alzaron otras nuevas.
La guerra terminó con la victoria del Más Viejo y con su esposa se convirtió en señor de la tierra, dotado de una magia poderosa. Sus descendientes se extendieron, y así surgió el Clan de los Dragones.
Pero la paz no podía durar para siempre, y tiempo después comenzó una nueva guerra entre los Dragones y los dioses de las ciudades griegas del sur. De sus enfrentamientos surgieron las leyendas sobre las batallas entre titanes, gigantes y dioses, pues los Dragones engendraron horribles monstruos para la guerra.
Pero finalmente, un dios de la luz llegó del sur en busca del Dragón Más Viejo. Algunos dicen que era Helios, otros que era Apolo, pero el enfrentamientos final entre los dos adversarios fue devastador. Las montañas temblaron y se derrumbaron de nuevo, pero finalmente el Dragón fue abatido, aunque consiguió arrastrar a su enemigo en su caída.
Los hijos del Dragón se reunieron en la Dacia. Persiguieron a quienes habían traicionado al Más Viejo y los expulsaron de la tierra sagrada. El anciano -o anciana- Yorak fue elegido para custodiar el santuario de la diosa de la tierra en las profundidades de las montañas y la guerra contra los dioses de la luz terminó. No obstante, los llamados Salubri todavía no son bienvenidos en las tierras de los dacios.
En los siglos posteriores hubo nuevas guerras e invasores que llegaron procedentes del sur. Los Dragones les hicieron saber quienes eran los verdaderos amos de la tierra, y los dioses extranjeros aprendieron a temer su ira. No obstante, con el tiempo, otros dioses acudieron a las salvajes y místicas de la tierra, los descendientes de Gangrel, Malkavian y Nosferatu, pero todos respetaban el poder de los Dragones, que dominaban la magia de las raíces de la tierra y las artes de la carne y el hueso. Muchos pueblos les hacían sacrificios y obedecían su voluntad simplemente para evitar la muerte y la destrucción a manos de los terribles dioses.

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BUREBISTA
No está claro por qué motivo los getas pasaron a ser denominados dacios. El historiador Estrabón los considera dos pueblos diferentes, con los getas viviendo en el este y los dacios en el oeste. Sin embargo, hacia el siglo I a.C., los romanos llamaban a la zona Dacia, posiblemente indicando que durante este período los dacios habían alcanzado la hegemonía.
El rey Burebista consiguió expulsar a los galos hacia el año 60 a.C. y unir a las tribus de los dacios mediante la diplomacia y la guerra, extendiendo su reino desde el Ponto Euxino hasta la fuente del río Tisa. Derrotó a los pueblos boyos, tauriscos y bastarnos, y realizó incursiones en Tracia, Macedonia e Iliria. Hacia el año 55 a.C. Burebista se anexionó las ciudades griegas de la costa del Mar Negro, así como toda la llanura del río Danubio hasta los Balcanes.
Inevitablemente, la expansión del reino de los dacios y las incursiones de Burebista llevaron al conflicto con Roma. Durante la guerra civil romana del año 49 a.C. el general Pompeyo se alió con el rey de los dacios y reconoció sus conquistas. Sin embargo, tras la batalla de Farsalia, Julio César acabó con la alianza entre Roma y los dacios, consciente de su poder y la amenaza que suponían. Sin embargo, antes de que estallara la guerra entre Roma y Dacia, Julio César fue asesinado en Roma, y Burebista era también asesinado durante una rebelión militar en el año 44 a.C. llevada a cabo por varios nobles dacios.
Después de la muerte del rey Burebista, el reino se fragmentó en cuatro partes, a menudo enfrentadas entre sí, y los dacios se mantuvieron a la defensiva frente a sus vecinos. El poder de los dacios resurgiría en el año 68, con el ascenso al poder del rey Duras, y con su sucesor Decébalo, que en el año 85 consiguió reunificar el reino de los dacios y de nuevo presentaba una amenaza para Roma.

Los Dragones de la Dacia a menudo disputaban entre sí. El anciano Yorak pocas veces interfería en sus enfrentamientos, dedicado a sus estudios místicos sobre la metamorfosis. Anhelaba no sólo mejorar su forma, sino trascenderla. Con el tiempo tomó aprendices, que extendieron sus enseñanzas, creando templos subterráneos adornados con piel, carne, huesos y sangre.
Otros hijos del Más Viejo a veces acudían a Yorak en busca de consejo, pero las reuniones del clan eran cada vez más espaciadas. Sin embargo, Triglav, un hermano de Yorak, advirtió de la amenaza que se estaba gestando en el oeste, donde estaba surgiendo un nuevo imperio. Cuando los romanos llegaron a las fronteras de la Dacia, Yorak ordenó compartir la sangre con varios guerreros y jefes dacios, buscando crear un poderoso reino que pudiera hacer frente a los romanos.
De entre las filas de los Dragones surgió Rebus, un chiquillo de Yorak, un caudillo tan poderoso en las artes de la guerra como en la magia. Rebus derrotó a sus adversarios y pronto se convirtió en el jefe visible de la mayoría de los Dragones de la Dacia. Otros clanes aceptaron su supremacía, y desde las sombras Yorak le dio su bendición. Bajo la influencia de Rebus, los dioses de la Dacia unieron sus fuerzas, limaron las asperezas y reunieron fuerzas para soportar la tormenta que se avecinaba procedente del oeste.

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DECÉBALO
En el año 85 los dacios comenzaron a realizar incursiones contra la provincia romana de Moesia, situada al sur del Danubio. Los dacios derrotaron y mataron a Opio Sabino, el gobernador romano, obligando al emperador Domiciano a enviar más tropas a la zona. Marco Cornelio Nigrino sustituyó a Sabino, y el propio emperador tomó el mando, consiguiendo expulsar a los dacios y dejando al general Cornelio Fusco a cargo de la defensa de la provincia.
El general Fusco lanzó un ataque contra la Dacia, pero sus legiones sufrieron una grave derrota en el paso montañoso de Tapae (Las Puertas de Hierro de Transilvania). Fusco murió, y Decébalo fue coronado rey después de que el viejo rey Duras abdicara.
El general Fusco fue reemplazado por Tettio Juliano en el año 88, dirigiendo un nuevo ejército romano contra los dacios. Consiguió detenerlos, pero al mismo tiempo, los romanos estaban sufriendo ataques en la frontera con Germania por parte de los pueblos marcomanos y sármatas. Ante esta nueva amenaza, el emperador Domiciano decidió hacer la paz con el rey Decébalo, pagando un tributo de ocho millones de sestercios para mantener la paz.
El reconocimiento de Decébalo como rey de los dacios por parte del emperador romano incrementó su prestigio. Y durante los años siguientes se dedicó a construir fortificaciones y máquinas de guerra, utilizando ingenieros romanos, y recibiendo a descontentos y desertores del ejército romano en su corte. También buscó establecer alianzas con otros pueblos, como los bastarnos de Germania y los roxolanos de Sarmatia, además de conseguir que otros de sus vecinos no interfirieran en sus planes.

En principio, los no muertos que parasitaban el Imperio Romano no estaban especialmente interesados por los territorios al norte del río Danubio. Por supuesto, entre ellos circulaban historias sobre el reino de los terribles Dragones, sus oscuras hechicerías y muchas leyendas exageradas. En ocasiones algún Dragón llegaba como embajador o viajero a los dominios romanos, donde era recibido con cortesía, pero poco más.
Cuando el Imperio Romano se extendió por los Balcanes, los Vástagos romanos incorporaron a algunos Dragones en su territorio. Hubo algunas batallas y conflictos, pero otros aceptaron el orden romano mientras no interfiriera con sus asuntos. Otros fueron reconocidos como Principes, aunque fuera nominalmente, lo mejor para evitar guerras. La mayoría de estos Dragones eran descendientes del antiguo dios Triglav, el de las Tres Cabezas, que dormía en letargo bajo las montañas.
Tres antiguos romanos conocidos como los Tres Césares, dirigieron la expansión del Senado Eterno de Roma hacia el este, derrotando enemigos, reclutando aliados y negociando pactos. Hacia finales del siglo I d.C. los dominios del Senado Eterno había llegado a las puertas del reino de los dacios. Más allá de los problemas y enfrentamientos entre los mortales, los Vástagos de Roma comenzaron a ambicionar los territorios de la Dacia. Rumores sobre fabulosas minas de oro y un poder a disposición de quien fuera lo bastante osado como para tomarlo comenzaron a circular entre la Estirpe romana.
Los Tres Césares se reunieron en el año 98 en Istria para decidir cómo debían actuar en la Dacia. Marco Sexto del clan Malkavian estaba interesado en los secretos de los Dragones, Lucina Camila de los Ventrue ambicionaba gobernar su propio dominio, y Cayo Emilio Sereno de los Lasombra estaba dispuesto a poner a prueba a los legionarios de Roma contra los guerreros dacios.
Los Dragones se encontraban a la espera. Nadie está seguro de qué provocó su ataque, pero a principios del año 101 un dominio de Moesia fue atacado, sus habitantes salvajemente torturados y convertidos en una monstruosidad de multitud de miembros. El triunvirato de vampiros que habitaban el lugar habían sido colgados de los árboles y expuestos al amanecer. Una nota desafiante firmada por el caudillo Rebus advertía al Senado Eterno que no se atreviera a cruzar el Danubio.

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LA PRIMERA GUERRA DACIA
En el año 101 el emperador Trajano obtuvo el apoyo del Senado para enfrentarse al rey Decébalo, considerado una amenaza. La ofensiva romana fue precedida por dos columnas de legionarios, que se dirigieron hacia el corazón de la Dacia, arrasando las poblaciones que encontraban a su paso. Los dacios reaccionaron atrincherándose en las montañas y evitando las batallas en campo abierto. Al año siguiente el emperador Trajano trasladó su ejército descendiendo por el río Danubio hasta la ciudad de Oescus en la provincia de Moesia.
En Oescus los ejércitos romanos se reunieron para un ataque final contra los dacios, que fueron derrotados en la Batalla de Tapae, en un paso de montaña. Después de la batalla, el emperador, preocupado por la llegada del invierno, y teniendo en cuenta que su victoria no había sido definitiva, decidió establecer un tratado de paz.
Por el tratado, Decébalo se convertía en un monarca reconocido y aliado de Roma, recibiendo refuerzos técnicos y militares contra otros pueblos de la zona. Sin embargo, Decébalo utilizó estos recursos para asegurar la independencia del reino de la Dacia, preparándose para una eventual rebelión contra el dominio romano.

Junto a las legiones romanas reunidas por el emperador Trajano partieron Marco Sexto, Lucina Camila y Cayo Emilio. Estos tres Vástagos eran apoyados por sus sires y representaban los intereses del Senado Eterno. Habían entrenado a varios cuerpos de legionarios y ghouls para buscar y cazar vampiros, y se adentraron en el territorio de la Dacia.
Los resultados fueron mixtos. Varios Dragones fueron descubiertos y destruidos bajo la luz del sol, pero la utilización de ghouls durante el día no fue tan eficaz como los vampiros romanos pretendían. Los Dragones tenían sus propios cultos y servidores, que se sacrificaban gustosamente por sus amos. Lucina Camila fue secuestrada y utilizada como rehén, y los vampiros romanos se vieron obligados a negociar.
La retirada del emperador Trajano y sus tropas fue acompañada por los vampiros. La campaña de los no muertos podía considerarse un fracaso, ya que no habían conseguido apoderarse de ningún dominio, y habían sufrido varias pérdidas importantes. Lucina Camila había sido Juramentada por Sangre por el caudillo Rebus y anunció que no volvería a pisar la Dacia.
En los Balcanes, los Tres Césares se reunieron. Sin embargo, sus chiquillos no fueron castigados demasiado severamente. Al menos, la guerra había servido para tantear las defensas de los Dragones, y prepararse para el siguiente ataque. Los antiguos romanos enviaron mensajes al Senado Eterno y desde sus catacumbas los vampiros romanos se aseguraron de que una nueva guerra contra los dacios fuese inevitable.

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LA SEGUNDA GUERRA DACIA
Durante un tiempo, Decébalo cumplió las condiciones de Roma, pero pronto comenzó a fomentar la revuelta de las tribus dacias contra los romanos y a saquear las colonias romanas a lo largo del Danubio. Viendo que la guerra era inevitable, el emperador Trajano comenzó a reunir sus legiones hacia el año 105.
Como ocurrió en la primera guerra, el conflicto resultó costoso para el ejército romano, hostigado por los dacios que evitaban el combate en campo abierto, atrincherándose en bosques y montañas. La victoria decisiva resultaba complicada, y finalmente se estableció una segunda paz temporal, que fue repetidamente rota por Decébalo.
El emperador Trajanó recluto refuerzos y al año siguiente poco a poco comenzó a conquistar las fortalezas montañosas que rodeaban Sarmizegetusa, la capital de los dacios, obligando a sus enemigos a presentar batalla en torno a la ciudad en el verano del año 106, con la participación de las legiones II Adiutrix y IV Flavia Felix, y un destacamento de la VI Ferrata.
Los dacios consiguieron rechazar el primer asalto de los romanos, pero la traición de Bicilis, un noble local permitió que el ejército de Trajano descubriera y destruyera los canales que surtían de agua a la capital dacia. Cercada y asediada, la ciudad se quedó sin agua ni comida y terminó arrasada. El rey Decébalo consiguió huir, pero fue perseguido por la caballería romana y se suicidó antes de ser capturado. Bicilis reveló a los romanos dónde se encontraba el tesoro del rey en el río Sargesia -una fortuna que Carcopino estimó en 165.500 kg de oro y 330.000 kg de plata.
A pesar de la caída de Sarmizegetusa, la guerra continuó hasta el año siguiente. La última batalla tuvo lugar en Porolissum. El final fue marcado por un triunfo para Roma y sus ejércitos. El emperador Trajano anunció 123 días de celebraciones en todo el imperio. Cien mil esclavos dacios fueron enviados a Roma para desanimar futuras revueltas.

Cuando estalló la Segunda Guerra Dacia, los Vástagos romanos estaban preparados. No sólo fue la estrategia del emperador Trajano y de las legiones. En esta ocasión acudió el Cuerpo de la Victoria, un grupo de ghouls de élite, especialmente preparados para luchar contra los no muertos. Cayo Emilio los dirigía con eficacia, y en esta ocasión los Dragones se vieron obligados a ceder terreno. Lanzaron sus maldiciones contra los romanos y varios asesinos trataron de descabezar el ejército Roma yendo a por el emperador.
Pero Trajano estaba bien protegido de noche y de día por las propias sombras. Una voluntad implacable acompañaba al ejército romano. Y cuando el sol se eclipsó, permitiendo que los Vástagos romanos atacaran a los vampiros dacios, la oscuridad se cernió sobre Dacia. El poderoso Rebus, que había dirigido la resistencia contra los invasores, fue derrotado y destruido, y sus ejércitos de ghouls y no muertos se dispersaron.
Los Días sin Sol han provocado numerosos debates entre los Vástagos. Se ha dicho que el Dios del Río de la Oscuridad, el padre de los Lasombra, acompañaba a Trajano, o quizás uno de sus hijos más poderosos, como Montano o Boukephos, y el poder de los dioses de la sombra era tal que fueron capaces de oscurecer el sol.
En cualquier caso, el poder de los Vástagos romanos impidió que los Dragones interfirieran en el avance de las legiones. Para los Vástagos dacios fue como si el dios Tchernobog hubiera cubierto el sol con sus manos. Privados del poder de sus propios dioses, los dacios flaquearon, y terminaron siendo derrotados, y las legiones romanas marcharon sobre Sarmizegetusa.

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ESTABLECIMIENTO DE LA DACIA TRAJANA
Las legiones XIII Gemina y V Macedónica fueron desplegadas de forma permanente en la Dacia. El territorio del sur fue anexionado y convertido en provincia y otros territorios fueron añadidos a las provincias limítrofes, y aunque varias tribus dacias permanecieron libres en el norte, nunca volvieron a crear un estado fuerte, aunque realizaron ocasionales incursiones en territorio romano aliados con los sármatas.
Oficialmente la provincia romana de Dacia fue establecida el 11 de agosto del año 106. Para su gobierno se nombró un legado imperial con rango de cónsul, apoyado por dos legados legionarios a cargo de las legiones establecidas en la provincia. El procurador augusto era el responsable de los impuestos y gastos del ejército.
Al este y sur de la Dacia se encontraba la provincia de Moesia, dividida en tiempos de Domiciano en Moesia Superior, con capital en Singidunum y Moesia Inferior con capital en Tomis. En la frontera occidental de Dacia se encontraba la llanura panonia, donde habitaban los yacigios, una tribu sármata. Al nordeste de Dacia se encontraba el país de los bastarnos, roxolanos y carpios, mientras que al norte se encontraba una sección de Transilvania habitaba por los dacios no romanizados, entre los que destacaban los costobocios.
Los romanos dedicaron gran esfuerzo a la romanización de la nueva provincia, creando una infraestructura urbana de colonias para los soldados retirados con baños romanos, foros y templos, unidas con calzadas, que unían el norte de la provincia con el Mar Negro. También se fomentó la llegada de colonos procedentes de las provincias existentes.
Tras la conquista romana, la población dacia había quedado reducida. Crito escribió que unos 500.000 dacios fueron esclavizados, y 100.000 fueron deportados a Roma como parte de las celebraciones del triunfo del emperador. De todas formas, los dacios permanecieron en los asentamientos rurales, y varios nobles dacios se unieron a la administración provincial.
El emperador Trajano estableció la capital de la provincia en Ulpia Traiana Sarmizegetusa, a unos 40 km al oeste de la destruida capital de los dacios, que en un principio sirvió como base para la legión IV Flavia Felix, y que pronto fue colonizada por los veteranos retirados de la guerra.

Un embajador de los Dragones dacios acudió para hacer la paz con los romanos. Se trataba de Damek, quien aceptó las condiciones del Senado Eterno. La Dacia pasaría a ser un dominio reconocido, y los Dragones que así lo decidieran, podrían participar en el nuevo orden. Se pagó un enorme tributo en oro y esclavos y se intercambiaron rehenes para mantener el pacto, y el propio Damek tomó como esposa a Lucina Camila, aunque la consorte Ventrue no aceptó de buen grado.
Una de las condiciones de la paz fue que los santuarios y lugares sagrados de los Dragones serían respetados. Por esta razón la capital de Ulpia Trajana Sarmizegetusa fue construida lejos de Sarmizegetusa, que se convirtió en una ciudad abandonada y habitada sólo por los no muertos.
Los Vástagos romanos habían añadido una nueva conquista a su imperio. Sin embargo, no todos estaban conformes. Hubo Dragones dacios que se retiraron más allá de las fronteras de la Dacia Trajana, para curar sus heridas y aguardar el momento de volver a atacar, y con ellos también había vampiros de otros clanes, principalmente Gangrel y Nosferatu, que se resentían ante la llegada de los invasores romanos y la matanza y esclavización de los dacios.

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REORGANIZACIÓN Y CONSOLIDACIÓN
Cuando el emperador Trajano murió en el año 117, su sucesor Adriano se encontraba en Antioquía, en Siria. No podía regresar a Roma, pues Trajano había ordenado que protegiera los nuevos territorios dacios al norte del Danubio. De hecho, a la muerte del emperador, los roxolanos se aliaron con los yacigios para rebelarse contra Roma. Por lo tanto, el nuevo emperador Adriano envió a sus ejércitos antes de seguirlos tan pronto como le fue posible.
Adriano se encontraba descontento con los territorios al norte del Danubio, y sopesó la posibilidad de retirarse de la Dacia. Como medida de seguridad, desmanteló el puente que el ingeniero Apolodoro había construido sobre el Danubio, preocupado por las incursiones bárbaras del norte.
En el año 118 Adriano había derrotado a los roxolanos y yacigios, estableciendo una paz, aunque decidió abandonar varios territorios conquistados por su predecesor, que fueron entregados a los roxolanos. La provincia fue reorganizada en una Dacia Superior y una Dacia Inferior. La legión IV Flavia Felix fue trasladada desde Sarmizegetusa hasta Moesia Superior.
En el año 124 fue creada una Dacia Porolissensis en los territorios al norte de la Dacia Superior, aproximadamente en el noroeste de Transilvania. La Dacia Superior pasó a ser administrada por un senador pretoriano y el legado imperial pasó a tener sólo una legión baso su mando, establecida en Apulon. La Dacia Inferior y la Dacia Porolissensis pasaron a ser gobernadas por procuradores.
El principal interés del emperador Adriano por los territorios dacios fue la explotación minera, monopolizando los ingresos de las minas. El propio Adriano visitó el asentamiento de Napoca y lo convirtió en un municipio romano.
Con la llegada del emperador Antonino Pío el gobierno romano de Dacia se consolidó. Mejoraron las defensas y la construcción de calzadas. El anfiteatro de Ulpia Traiana Sarmizegetusa fue completado. Los campamentos militares fueron fortificados en piedra y amurallados.
Sin embargo, en el año 158 los dacios se rebelaron nuevamente ante el pago de tributos. Una vez sofocada la revuelta la provincia fue reorganizada. La Dacia Porolissensis con capital en Porolissum permaneció como estaba, la Dacia Superior fue convertida en la Dacia Apulensis con capital en Apulon y la Dacia Inferior en Dacia Malvensis, con Romula como su capital. Cada zona pasó a ser gobernada por un procurador ecuestre, que respondía ante el gobernador senatorial en Apulon.

Mientras los mortales se dedicaban a organizar y construir en la nueva provincia romana, los Vástagos hacían lo propio en nombre del Senado Eterno. Cayo Emilio Sereno del clan Lasombra se convirtió en Princeps de Apulon, Séptima Silvana del clan Malkavian en Princeps de Romula y Sarmizegetusa quedó bajo la autoridad de Lucina Camila del clan Ventrue.
Sarmizegetusa merece una mención especial. Como parte del acuerdo entre los Vástagos romanos y dacios, la capital romana de la Dacia Trajana fue construida apartada de la antigua capital de los dacios. En principio Lucina Camila era la Princeps, pero como consorte de Damek de los Dragones, se veía obligada a pasar cada vez más tiempo con su esposo, por lo que sus chiquillos asumieron las labores del gobierno de la ciudad romana.
El dominio de los Vástagos romanos del Senado Eterno en la Dacia en gran parte se reducía a las ciudades y algunas colonias romanas. Los Dragones y otros Vástagos fuera del pacto seguían reinando a la sombra de las montañas y la espesura de los bosques. Hubo algunos intercambios corteses, entre vampiros romanos y dacios e incluso alguno acuerdo beneficioso para ambos, pero por lo general, preferían habitar separados. Los viejos temores y rencores eran demasiado fuertes como para que desaparecieran de la noche a la mañana.
Aunque en los dominios romanos se mantenía la división social de Patricios-Plebeyos-Peregrini, la presencia de los Dragones en la Dacia era demasiado importante como para que fueran ignorados. Cuando se presentaban en un dominio romano solían ser tratados con cortesía y respeto, especialmente la prole de Damek, considerado un aliado. Estos Dragones “romanizados” a menudo fomentaron los matrimonios entre la aristocracia dacia y las élites romanas, creando así un linaje de servidores ghouls.

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LA GUERRA DE LOS MARCOMANOS
Poco después de la llegada del emperador Marco Aurelio al poder en el año 161, las fronteras de la Dacia comenzaron a ser presionadas por las tribus bárbaras del norte. En el año 166 se reorganizó la provincia de nuevo, fusionando las tres provincias dacias en una llamada Tres Daciae. Dos legiones fueron desplegadas dentro de la provincia: la XIII Gemina en Apulon y la V Macedónica en Potaissa. El emperador nombró gobernador a Sexto Calpurnio Agrícola con el título de legado imperial con rango de cónsul. Los procuradores romanos en Dacia mantuvieron sus posiciones.
Las defensas de la provincia comenzaron a ser presionadas por las incursiones de las tribus de cuados y marcomanos, que atravesaron la Dacia hasta llegar a Moesia. Los yacigios aprovecharon la invasión para apoderarse de las minas de oro de Alburnus Maior en el año 167. Las villas romanas de Ulpia Traiana Sarmizegetusa fueron arrasadas y el campamento militar destruido por los marcomanos. Cuando el emperador Marco Aurelio llegó en el año 168, los yacigios habían tomado más de 100.000 cautivos romanos y destruido varias fortificaciones.
En el año 169 Sexto Calpurnio Agrícola fue sustituido -se cree que había muerto debido a una enfermedad o en batalla, y el emperador dividió de nuevo la provincia en tres, encargando a Marco Claudio Fronto, el legado de Moesia Superior, que asumiera el mando de las tres provincias de Dacia en el año 170. No duró mucho tiempo; a finales de año fue derrotado y muerto en batalla contra los yacigios. Su sucesor fue Sexto Cornelio Clemente.
En el año 170 los costobocios invadieron la Dacia, y el imperio romano se encontraba tan debilitado en su frontera norte que no pudo impedirlo. El emperador Marco Aurelio inició negociaciones diplomáticas para acabar con las alianzas de los bárbaros. En el año 171 los astingos, dirigidos por sus jefes Raüs y Raptus, invadieron la Dacia tras derrotar a los costobocios, y tras negociar con los romanos aceptaron abandonar la provincia y asentarse en las tierras de los costobocios. También se repartieron terrenos entre unos 12.000 bárbaros nómadas, con la intención de que se asentaran y se aliaran con los romanos para hacer frente a los invasores. Otros pueblos, como los roxolanos, se convirtieron en clientes de los romanos a cambio de sucesivos pagos.
En el año 173 los romanos habían derrotado a los marcomanos; sin embargo, continuaba la guerra contra los yazigios y cuados. El emperador Marco Aurelio dirigió su atención hacia ellos y derrotó a los cuados en el año 174, en una batalla sobre el hielo del Danubio, obligándolos a aceptar la paz. En el año 175 derrotó a los yacigios y los expulsó de la Dacia, por lo que el senado romano le concedió el título de Sarmático Máximo. Consciente de la necesidad de una solución estable a los problemas de la frontera norte del imperio, Marco Aurelio se mostró flexible con los marcomanos y yacigios, permitiéndoles comerciar en la Dacia con el permiso del gobernador. También planeaba anexionarse sus territorios y convertirlos en nuevas provincias, pero el plan se vio frustrado por la revuelta de Avidio Casio.
Con el emperador ocupado en otro lugar, Roma restableció de nuevo un sistema de alianzas con las tribus bárbaras, pero los germanos regresaron y comenzaron a establecerse en el norte de la Dacia. Marco Aurelio nombró gobernador a Pertinax y en el año 179 emprendió una nueva campaña militar al norte del Danubio contra los cuados y los burios. Tras su victoria, Marco Aurelio decidió convertir los territorios al noroeste de la Dacia en nuevas provincias, pero murió en el año 180. Fue sucedido por su hijo Cómodo, que lo acompañaba. El joven concluyó una paz rápida con los bárbaros antes de volver a Roma.
La guerra continuó en la Dacia durante el reinado de Cómodo. Hacia el año 185 se produjeron nuevas revueltas e insurrecciones. Los legados romanos de Cómodo derrotaron a las tribus dacias que vivían más allá de la provincia y devastaron el territorio fronterizo con la esperanza de desanimar nuevas incursiones.

Pero no todos los vampiros dacios habían aceptado la Pax romana. Algunos Dragones se negaban a aceptar la autoridad del Senado Eterno, y muchos de ellos se habían marchado de la Dacia, cruzando los Cárpatos y asentándose en las fronteras. Un guerrero llamado Noriz se convirtió en el líder de estos Dragones descontentos.
Y el clan de los Dragones no estaba solo en su odio a Roma. Un antiguo Gangrel conocido como Pardo, disgustado con el tratamiento de las tierras dacias y la expansión de la civilización romana en los viejos bosques, reunió a su progenie entre los germanos y pastoreó a los mortales para que realizaran incursiones contra los asentamientos y colonias. Primero debilitaban las fronteras y después atacaban en el interior de la provincia. Y no sólo los mortales se convertían en sus presas. Algunos Vástagos romanos y dacios también fueron destruidos y diabolizados en los ataques.
El enfrentamiento entre germanos y romanos derivó en una guerra a gran escala en la que los no muertos no resultaron ajenos. De nuevo los Vástagos romanos movieron a sus peones y dirigieron a las legiones contra los bárbaros, mientras al mismo tiempo buscaban a sus enemigos. Algunos Dragones, resentidos con el dominio de Roma, se regocijaron en secreto viendo cómo sus enemigos sufrían, y al mismo tiempo aprendieron para el futuro.
Cayo Emilio Sereno de los Lasombra, Princeps de Apulon, se convirtió en el principal líder de la defensa de la Dacia. Varios Lasombra y Ventrue cayeron en los dominios atacados por los bárbaros Gangrel, pero las represalias fueron terribles. Aparte de masacrar tribus germanas enteras, los Vástagos romanos prendieron fuego a los bosques donde se refugiaban sus enemigos. Los Gangrel de la Dacia se convirtieron en objetivo de una purga implacable. El propio Pardo, a pesar de su poder, estuvo a punto de sucumbir a manos de cazadores que lo buscaban de noche y de día, por lo que se retiró a las tierras del norte, aguardando el momento de volver a atacar. Muchos de sus chiquillos no fueron tan afortunados.
A pesar de las victorias de Roma, la situación entre los vampiros germanos y dacios terminó en una tensa tregua. Hubo algunos acuerdos territoriales, fijando las fronteras de varios dominios. Cayo Emilio Sereno acordó con varios caudillos Gangrel que no extendería las fronteras de la Dacia al norte, y que dejaría de perseguirlos dentro de la provincia mientras respetaran las leyes del Senado Eterno.

[Alexander Weiss]

EL REINADO DE LOS SEVEROS
El asesinato del emperador Cómodo en el año 192, provocó una serie de conflictos y guerras sucesorias hasta el ascenso del general Septimio Severo, que ocupó el trono y derrotó a sus rivales en 197. Durante su reinado la paz se asentó en la Dacia, y las incursiones bárbaras cesaron. Las fortificaciones destruidas fueron reconstruidas y la frontera de la provincia extendida hacia el este, construyendo una muralla, el Limes Transalutanus. La muralla se extendía unos 225 km con una serie de 14 campamentos y fuertes militares. Los municipios romanos también se multiplicaron en la provincia con el asentamiento de soldados retirados y veteranos, y Ulpia Traiana Sarmizegetusa y Apulon pasaron a gobernarse con el derecho itálico.
Septimio Severo fue sucedido por sus hijos Caracalla y Geta en el año 211, pero Caracalla asesinó a su hermano para gobernar como emperador en solitario. En el año 213 el emperador atravesó la Dacia en su camino hacia oriente para luchar contra los partos. Mientras estuvo en Dacia, estableció una serie de maniobras diplomáticas para mantener a los bárbaros del norte divididos, especialmente a los marcomanos y a los cuados. En Porolissum hizo asesinar a Gaiobomaro, el rey de los cuados. También ordenó extender el Limes Transalutanus y la frontera al este.
En el año 218 Caracalla fue asesinado y sucedido por Macrino, quien devolvió a varios rehenes dacios para tranquilizar a las tribus, inquietas tras la muerte de su predecesor. Bajo el reinado de Alejandro Severo, representantes de las tres Dacias se reunieron en consejo en Ulpia Traiana Sarmizegetusa, y varios fuertes fueron reconstruidos.

Nuevos Vástagos romanos acudieron para ocupar el espacio vacío que habían dejado sus predecesores en la Dacia. Sin embargo, muchos de ellos eran simples oportunistas, sin otro lugar a donde ir, o desterrados a un lugar considerado peligroso. Cayo Emilio Sereno del clan Lasombra y Princeps de Apulon era el más veterano de los vampiros que habían llegado con la conquista. Lucina Camila cada vez pasaba más tiempo junto a su esposo Damek en Sarmigezetusa, mientras que Séptima Silvana se despreocupaba cada vez más del gobierno, dedicada a la veneración de los antiguos dioses dacios, creando un culto de sangre.
La llegada de nuevos vampiros romanos provocó algunos roces con los Dragones. Más de uno de los recién llegados tuvo que “ser puesto en su lugar.” Los antiguos dioses de la tierra se resentían ante las intromisiones cada vez más frecuentes en sus dominios. El propio Cayo Emilio tuvo que ejecutar a varios infractores, siendo consciente de que el dominio del Senado Eterno sobre la Dacia dependía de la alianza con los Dragones. Desde Sarmizegetusa, Damek se mostraba comprensivo con sus aliados, y trataba de contener a sus compañeros más belicosos.
Sin embargo, los propios Dragones dacios conspiraban para deshacerse del yugo romano. Desde las profundidades de los Cárpatos, el anciano Yorak hacía mucho más que dedicarse a sus estudios en el aislamiento. Los ocasionales discípulos que acudían para disfrutar de sus enseñanzas eran enviados con mensajes al este y el norte, manipulando a las tribus bárbaras y preparándolas para nuevos ataques. Durante el siglo III varios caudillos Brujah, Gangrel y Nosferatu surgieron en los límites de la Dacia, deseosos de acabar con el dominio de Roma.
Entre los Dragones que no habían aceptado la autoridad romana, Noriz era el más beligerante, estableciendo su dominio al este de la Dacia. Comenzó Abrazando progenie y enviándola contra los dominios dacios, no sólo contra los vampiros romanos, sino contra los Dragones “traidores”. Durante el siglo III se convirtió en el principal adversario de los Vástagos de la Dacia. Entre sus adversarios se encontraban Damek y Yorak, lo que permitía que justificaran su aparente lealtad a Roma.